El día que se oxidó La Plata | Ecos del Balón

El día que se oxidó La Plata


«Cada época ha conocido lamentaciones por la corrupción del gusto, la entronización de la mediocridad y la postergación del auténtico mérito». Fernando Savater en ‘Lo que Salgari comparte con Shakespeare’.

Un dato no excesivamente divulgado, aunque para nada un secreto, es que René Goscinny -guionista y creador de «Astérix el Galo»– había habitado durante su juventud en Buenos Aires durante el periodo comprendido entre 1928 y 1945. Ese mismo año en el que él llega a la Argentina, se empezaron a publicar en el país las aventuras de Patoruzú, un sensacional trabajo de Dante Quinterno que por fuerza había debido de leer el joven autor francés. La prensa argentina ha aludido en numerosas ocasiones a las semejanzas entre el archifamoso galo y el indio tehuelche Patoruzú, puesto que ambos tenían un compañero obeso e ingenuo y una fuerza sobrehumana vinculada al consumo de un caldo. El diario «La Nación» hablaba en su momento directamente de plagio y, si bien las influencias son palpables, articulistas menos sensacionalistas, como el bloguero Miguel Dao, han ofrecido una versión más plausible. El verdadero homenaje a Patoruzú lo realiza Goscinny en la historieta «Oum-pah-pah», obra menor en su producción que contaba las andanzas de un piel roja. Asterix en cambio es tan hijo de la influencia del último cacique de los Tehuelches Gigantes como de «Alix l’intrépide», una semiolvidada historieta de Jacques Martin sobre la resistencia al imperio romano de un joven esclavo galo.

A lo largo de una fantástica entrada titulada «Quinterno y Goscinny / Patoruzú y Um-Pa-Pça», Dao carga contra la eterna cantinela de la influencia del indio sobre el galo, no ya por lo que en ello puede haber de ofensivo para la memoria de Goscinny, sino porque lo es para la de Quinterno, quien parece que solo puede ser reivindicado a través del éxito de Asterix y no por la propia valía de su obra. Para Miguel Dao hay algo profundamente argentino en este modo de mirar: «Según mi entender, responde a otra tara argentina: creernos el centro del universo, pero validarnos sólo a través de la mirada del extranjero». Durante la exposición “Asterix en Buenos Aires!” (2015) Hugo Maradei, director del Museo del Humor de Buenos Aires, pareció ratificar al menos en parte el aserto cuando aseguró que «a nosotros, los argentinos, nos gusta decir que Patoruzú tuvo una influencia en Asterix».

El fenómeno de la búsqueda argentina de una validación de lo propio a través de un referente europeo también había sido ampliamente recogido por varios de los más eminentes pensadores del fútbol del Río de la Plata. Dante Panzeri, por ejemplo, solía ser especialmente ácido con este argumento, puesto que lo consideraba el pecado original que trajo todos los males. A él le causaba aprensión lo que denominaba el «fútbol mecanizado», que para la corriente panzerista es la expresión que deja en el campo el «fútbol industrial» o industrializado. Según su teoría, enunciada por ejemplo en «Dinámica de lo impensado», los que introdujeron las «normas de aparente ordenamiento técnico» europeo fueron aquellos futbolistas rioplatenses que habían participado en el campeonato italiano -durante la primera mitad del siglo XX-, y que ante la amenaza de la guerra mundial habían regresado a su tierra natal. El mítico periodista sostenía que estos jugadores, junto a varios técnicos europeos importados para la ocasión [1], procuraron introducir el modelo europeo como una forma de «seguir trabajando en el fútbol». Según Dante Panzeri la época feliz del fútbol argentino no había necesitado técnicos «en la medida de lo que hoy se supone necesario», pero la dinámica de la «escuela europea» fue asimilada y, desde entonces, el viejo continente empezó a ser el referente ideológico del fútbol sudamericano en cuanto a «estrategias de juego, tácticas y sistemas de preparación de jugadores».

«Entre las dos (selecciones) nacionales rioplatenses, las hormigas son los uruguayos, y las cigarras los argentinos». Gianni Brera en ‘Storia critica del calcio italiano’ (1975).

Brera siempre comentó que los argentinos se consideraban mejoresEl afamado periodista italiano Gianni Brera, que fue considerado en su tiempo como uno de los mejores exponentes de la interpretación crítica de un partido de fútbol, no tenía una buena opinión del balompié argentino. Hay que matizar que sí que la tenía de sus futbolistas, puesto que a algunos les llegó a dedicar preciosas piezas individuales, pero acostumbraba a deplorar su organización como conjunto. En su solvente «Storia critica del calcio italiano» se recoge la base fundamental de aquella desafección, la consideración de que, pese a jugar un fútbol fantasioso y elegante, la superioridad técnica argentina se veía perennemente lastrada por la «presunción táctica». Sus lecturas de las tres mayores derrotas albicelestes, aquellas dos finales de 1928 y 1930 -perdidas consecutivamente contra Uruguay-, y la catártica primera fase durante el Mundial de 1958 (aka «El desastre de Suecia»), fueron resumidas en el corpus breriano en un solo concepto: los argentinos eran presuntuosos y se consideraban a sí mismos superiores a todos, por lo tanto nunca se dignaron a estudiar «un módulo táctico adaptado a sus medios reales».

A Gianni Brera lo que realmente le emocionaba era la gran Uruguay, la epopeya de un pequeño país, por añadidura pobre y latino, esto es «una Italia en miniatura» -según la descripción del especialista breriano Massimo Raffaeli-, que vence a todos sus rivales gracias a un módulo de juego que resaltaba sus cualidades (astucia, prudencia) y minimizaba sus fragilidades (atleticismo). Un cuento muy en la línea de «Astérix el Galo» y que él, creyéndolo el modelo más compatible con el carácter nacional, se ocupó de teorizar y divulgar bajo el nombre de «difensivismo», dando lugar a un tipo de obra casi más filosófica que periodística.

La modernidad futbolística o la falta de ella la determinaba para Gianni Brera la aplicación o no de determinados sistemas de juego (módulo táctico) según las características técnica y étnicas de sus futbolistas. Algo así como «el fútbol de los pueblos». Por ejemplo, cuando conoció a Helenio Herrera le sugirió el uso del catenaccio, entonces ya practicado por las principales «squadre» italianas, y le expuso su teoría sobre la «deficiente calidad racial» de la estirpe itálica, algo que Helenio Herrera descartó diciendo que todo era «cuestión de entrenamiento». Aquella aseveración del técnico fue el inicio de la guerra, y la primera vez que Gianni Brera se encontró con el presidente interista Moratti le espetó que el técnico estaba «diez años rezagado respecto a los italianos» sin tener en cuenta que la «vetusta» propuesta futbolística del entrenador era la misma que había goleado un año antes a las dos principales escuadras milanesas.

Su discurso podía llegar a estar bastante polarizado en todo lo referido al núcleo duro de su tesis «étnicocultural», pese a haber sido generalmente un profesional riguroso, objetivo y algunas veces hasta autocrítico. A esto se le añade que Italia solía ser terreno abonado para debates dicotómicos, por ejemplo, metodistas contra sistemistas, defensivistas versus ofensivistas o riveristas contra mazzolistas, una especie de marketing del conflicto, que obligaba a verdaderas filigranas para defender la posición. Así que no puede extrañar que cuando Gianni Brera comparó el fútbol de Argentina con el de Uruguay, los considerase a ambos filosóficamente antagónicos, recurriendo para ilustrarlo a la fábula de la cigarra y la hormiga. Los uruguayos fueron presentados como las hacendosas y recolectoras hormigas, es decir, los estudiosos de un modulo; mientras que a los argentinos les tocó la parte de las despreocupadas y despilfarradoras cigarras. O sea, los que no habían estudiado un módulo adecuado.

La autopsia histórica es otra cosa. No puedo hacer una autopsia convencional porque no tengo el cuerpo, pero tengo fotografías que le sacaron al cadáver. Testimonios de unos y otros que dicen cómo lo mataron». Dr. Hugo Rodríguez en ‘La Brecha’ (2012).

El fútbol sudamericano tenía su cultura propiaLo que Gianni Brera sí le reconocía al fútbol sudamericano -y por extensión al argentino-, es que desde muy temprano había tenido su propia identidad. A su escuela la consideraba una de las tres grandes culturas futbolísticas, desarrollada de modo peculiar, pese a una base humana morfológicamente muy similar a la italiana, debido a las particulares condiciones climáticas de los tres países más representativos del modelo: Brasil, Uruguay y Argentina. La característica más definitoria de este juego era el malabarismo, lo que Brera llamaba «bailar fútbol», y que atribuía a que en aquellos países llovía poco y por lo tanto sus campos de juego rara vez se enfangaban, mientras que en Italia las heladas quemaban la hierba del césped y las lluvias enfangaban el terreno, propiciando un juego menos técnico. Añadía a su descripción un aspecto más, el sociológico. El espectador sudamericano exigía a sus futbolistas jugar con «virtuosismo». Algo que el periodista transalpino describió usando términos prestados del arte de la tauromaquia como el «ruedo», el «pase» o la «corrida». Un tipo de definición que parece sugerir que Gianni Brera consideraba a la interpretación sudamericana del fútbol como una adaptación del espíritu del toreo.

El episodio que marca el final de este estilo clásico de juego argentino es, según la opinión general, la abultada derrota (6-1) del conjunto nacional argentino contra el combinado checoslovaco durante el Mundial de 1958. Un gran especialista como Brian Glanville lo llamó «funesto punto de inflexión» y «herida profunda», además de señalar que supuso que el fútbol argentino renunciase a «sus viejas tradiciones de espectáculo y arte» para pasar a hacerse «mucho más destructivo». La importancia del suceso como eje de la transformación es indiscutible. Lo que si ofrece mayor discrepancia son las diversas interpretaciones que a lo largo de los años ha concitado el tema. Tanto las que aluden a las causas de aquella derrota como las que se ocupan de los factores sociopolíticos que pueden haber influido en la elaboración y difusión de una cierta mitología de la derrota.

La revista «Educación Física y Deportes», en su edición de febrero de 2004, afrontó el tema desde la perspectiva de las ciencias sociales. El artículo corría a cargo de Roberto Di Giano, quien ha escrito varios libros sobre la crisis de identidad de la sociedad argentina, por medio del estudio del modelo de relación entre los medios de comunicación, el deporte y el poder político. Desde el principio de la nota el autor deja clara su hipótesis de trabajo. El análisis del abandono del estilo de juego característico del Río de la Plata no puede separarse del clima cultural de la época en que ocurrió. Tres años antes del episodio sueco el general Perón había sido depuesto por medio de un levantamiento militar. Según Roberto Di Giano los «sectores liberales», en connivencia con los medios de comunicación, aprovecharon ese momento para organizar «una campaña de desvalorización cultural de lo propio», a la que contraponían un movimiento «modernizador» y «extranjerizante». Básicamente, antiperonista.

La derrota en Suecia se agigantó por políticaAsí que según este enfoque, la tradición futbolística habría sido víctima de una campaña de desacreditación a gran escala que habría incluido a todo tipo de expresiones culturales autóctonas, artistas populares y a aquellas manufacturas nacionales que estaban ligadas a políticas gubernamentales peronistas. Una prueba palpable para Di Giano de que todo el proceso había estado organizado, lo encuentra en la distinta gestión que hizo la prensa del fracaso en el siguiente Mundial. Aunque a Chile ’62 se acudió con un director técnico europeizado (Lorenzo), más una organización científica que incluía un ejercito de médicos, se volvió a caer en la primera fase del torneo. Un dato que hace pensar a Roberto Di Giano que el resultado del Mundial de 1958 había sido sobredimensionado por intereses sociopolíticos.

Si bien estas conclusiones quizás están minusvalorando el efecto que pudo tener una debacle tan llamativa como un 6 a 1, lo que es indiscutible es que el mito del desastre de Suecia fue organizado alrededor de una serie de suposiciones que pretendían ubicar las causas de aquellas derrotas ante Alemania Federal y Checoslovaquia. Un resumen de los argumentos más habituales sobre el tema lo podemos encontrar en el libro el «ABC de los Mundiales» (2002) del diario «Olé», donde se escribía a cuenta de la dirección técnica de Stábile durante el Mundial que este torneo había sido: «El final de las posiciones fijas, de la subestimación del rival y de creer que, si se tenía la pelota, no hacía falta correr». Esta acotación parece responsabilizar a la preparación del equipo nacional en tres tipos de ámbito: el táctico, el estratégico y el atlético. Aunque algunos críticos de la época, como Borocotó, así como futbolistas del equipo, lo hicieron extensivo al grueso del fútbol argentino.

«El partido terminó en el primer tiempo. Y no por el score 3 a 0 sino por la diferencia de planteamiento, individual y colectivo». Borocotó. No es cuestión de hombres. Revista ‘El Gráfico’ (1958)

La cuestión sobre si estas derrotas se debieron a un problema de competencia táctica, estructural en el fútbol argentino, que es lo que parece que plantea la teoría dominante descrita por «Olé» y otros, es algo que presenta pocos visos de credibilidad. Apenas un año antes de que se disputase el campeonato mundial de 1958, la selección nacional Argentina había vencido brillantemente el Sudamericano de Lima contra la que iba a ser la campeona del mundo. Basta con cotejar los conceptos manejados en el comentario de «Olé», que habían reseñado la actuación del combinado argentino en el exitoso Sudamericano de 1957, para darnos cuenta de que aquella referencia a un fútbol de «posiciones fijas» no cuadra.

Así tenemos que Humberto Bisi («Anuario futbolístico» 1957), había descrito la actuación de los llamados «Carasucia», como la mejor que jamás había realizado un seleccionado argentino en la historia del país. «Equipo perfecto, sincronización admirable», se podía leer. Además aquel Anuario era un documento que lejos de prestarse a la inmediatez, pretendía recopilar el fútbol realizado desde 1867 hasta 1957. Lo que Humberto Bisi si que reconocía era que habían existido en el país numerosas individualidades superiores a las de aquel conjunto. De hecho, ninguno de sus integrantes le parecía digno aspirante a ocupar el primer puesto en un ranking histórico por posiciones. No obstante, también consideraba que jamás en la historia de los torneos se había ganado «con tanta holgura». A la hora de describir el juego planteado el autor habla de «entendimiento, movilidad instintiva, temperamento e impecables virtudes técnicas», así como de «flexibilidad», lo que casa mal con el argumento de Olé sobre «posiciones fijas». Es decir, paradójicamente lo que estaba destacando en la albiceleste era su juego como equipo.

En su momento, lo que destacó en la Argentina del 1957 es la ausencia de posiciones fijasOtro escritor argentino, Alejandro Marti («Las grandes hazañas del deporte», 1971), consideró que aquella performance de 1957 fue «la última representación de un estilo de juego brillante, intuitivo, hábil, goleador, que fue característico de los argentinos antes que el mito de la planificación, el estudio, los esquemas y el trabajo lo invadieran todo». Sin embargo, a pesar de que aquel equipo acabó venciendo el campeonato «sin dudas, sin reparos», según definió Humberto Bissi, y con «todo el continente y los propios vencidos reconociendo la indiscutibilidad de la derrota», aquel seleccionado había despertado muchas suspicacias en Argentina. Incluso después de haberle endosado un 12 a 1 a la primera de Atalanta en un partido de preparación, seguía generando dudas [2]. Néstor Pipo Rossi lo describió diciendo que aquel era un equipo que había aparecido «casi de casualidad», pero que acabó siendo una apisonadora. A su vez cuando Alejandro Marti quiso dar a conocer a las nuevas generaciones «la mecánica del team», dibujó un equipo fundamentado «en la habilidad de la mayoría de sus integrantes y en la ausencia de puestos o misiones fijas». Es decir, otro autor contemporáneo de aquel periodo desacredita la leyenda de que el fútbol argentino hubiese adolecido de ser estático (posiciones fijas). Justamente su idiosincrasia había sido la contraria.

Y Brasil, precisamente, no había sido derrotada con un mal conjuntoAñadía quilates al asunto que los brasileños, pese a perder por 3 a 0, habían acudido a ese torneo con una selección muy relevante. La componían jugadores de primerísimo orden como el portero Gilmar, los laterales Djalma y Nilton Santos, el interior Didí, el ya veterano Zizinho, o los extremos Joel, Garrincha y Pepe. El propio Pipo Rossi dijo posteriormente que «al fin de cuentas tenían casi el mismo equipo que después ganó el Mundial, no eran ningunos mancos». Quizás por eso una buena forma de medir la dimensión de aquella hazaña de Lima la podríamos encontrar en los propios titulares que la prensa brasilera le dedicó al suceso. Así descubriríamos que la revista brasileña «Manchete Esportiva», en su número 73 (1957), catalogaba el varapalo sufrido contra Argentina como «o maior derrota do futebol brasileiro» y que su articulista estrella, Nelson Rodrigues, lo bautizó como «A tragédia de Lima». Otra gaceta del país, la revista «Mundo ilustrado» (17-07-1957), les ofreció a sus lectores, tres meses después del torneo, una entrevista a cuatro páginas con el seleccionador argentino Guillermo Stabile, en donde se le interrogaba por el estado del fútbol nacional. Stábile apuntó a que no creía que existiese una «superioridad» del fútbol argentino, sino que los sistemas impuestos por los técnicos «europeizantes» estaban estrangulando el juego brasileño.

Durante el campeonato de Lima, la selección brasileña, dirigida por Osvaldo Brandão, ya había utilizado la formación 4-2-4 con la que iba a conquistar el Mundial. Lo contó Carlos Peucelle, que fue testigo directo, en un artículo titulado «Táctica y estrategia», un trabajo en el que recogía y ejemplificaba todas las posibles maneras de jugar. A la hora de clarificar porqué dicho ordenamiento no había sido tan efectivo como luego resultaría en territorio sueco, Peucelle habló de un mal empleo del sistema. Aquel 4-2-4 se había ejecutado de manera estática, con rigidez, que es más que posiblemente a lo que se había referido Stábile cuando habló en «Mundo ilustrado» de excesiva disciplina táctica y corsé mental.

Llama la atención que exista una discrepancia notable entre este artículo y la versión que aportó Gianni Brera sobre el mismo torneo, en su «Storia critica del calcio italiano». Según el autor italiano aquella selección brasileña habría afrontado el campeonato de 1957 utilizando aún el módulo en WM, lo que él supuso que fue la principal causa de la derrota. Aquí sospechamos que la defensa ultranza de sus tesis le jugó una mala pasada a Brera, quien seguramente martilleó la información hasta darle una forma homogénea con su propia teoría. El corolario breriano para este episodio es que el Brasil consiguió alcanzar la victoria final gracias al liderazgo del futuro técnico, el oriundi salertiano don Vicente Feola, que habría conseguido implementar un módulo táctico más moderno y apropiado (italianizado), amén de librarse de elementos ya excesivamente gastados como Zizinho. La realidad es que el sistema en 4-2-4 llevaba años siendo popular en Brasil debido al éxito que le había reportado a sus supuesto creador, el técnico Martim Francisco. Sobre la supuesta «organización» atribuida a Feola, huelga decir que el Napoleón que creyó ver Gianni Brera fue descrito por periodistas argentinos y brasileños como un «gordito bonachón».

La desorganización incluía lo futbolístico. Nosotros no sabíamos nada de nada sobre nuestros rivales. Amadeo Carrizo. El Libro de Oro del Mundial. ‘Clarín’ (1998)

El diario «Olé» propuso un canon de causas para entender el fracaso del ’58. El desglose de su propuesta lo podemos resumir en: 1º) Los ocho años de aislamiento del fútbol mundial; 2º) La emigración de los jóvenes talentos como Sívori, Maschio y Angelillo; 3º) El seleccionador Guillermo Stábile, que solo jugaba torneos sudamericanos y que según «Olé» hizo lo de siempre: convocó a veteranos pasados de años y a algunos jóvenes. 4º) La improvisación organizativa y la preparación física inadecuada para aquella competencia. Los primeros que extendieron estas teorías fueron varios de los miembros del plantel del equipo nacional. Uno de los más activos en el turno de réplica fue el portero del equipo, Amadeo Carrizo, que directamente responsabilizó a los técnicos y a los dirigentes, pero que exculpó a los jugadores, puesto que según él simplemente les había tocado «hacer de conejitos de Indias». Algo similar ha contado Sanfilippo, que acusó al seleccionador de dejarse hacer el equipo por la prensa y también por el Pipo Rossi, aunque matiza que tampoco existía un buen ambiente por las habituales disputas entre la plantilla y el técnico. La anécdota estrella de Sanfilippo, cuando se trata de ilustrar el caos de expedición que había organizado la AFA, es que el dinero para los pasajes de regreso había salido del bolsillo de un amigo suyo, puesto que los directivos se había gastado toda la plata en el escaso tiempo que permanecieron en Europa.

Stábile no era ajeno a la evolución que estaba viviendo el fútbolSegún los diarios y estos jugadores, Stábile era parcialmente responsable de la falta de estrategia, puesto que «no le conocíamos ni el color de la camiseta a los rivales. Ni hablar de cómo jugaban», según dijo Sanfilippo. El dato es curioso porque Stábile había sido el espía de la selección italiana campeona del mundo en 1938. Así que aquel hombre que, supuestamente, no se preocupaba por recabar información, había sido escogido por Vittorio Pozzo precisamente para esa función. Además, gracias a una cita contenida en el «ABC de los Mundiales», a cuenta de una charla suya con Foni, deducimos que tenía competencias dentro del equipo nacional italiano. Y no solo eso, Stábile también había acudido como observador (espía) al Mundial de 1954 según recoge la revista «El Gráfico» en un especial dedicado al Mundial (Septiembre de 1977). A su regreso presentó un informe detallado sobre el fútbol observado, analizándolo comparativamente tanto respecto al de otros mundiales, como en relación con el fútbol argentino. Las conclusiones son similares a las que ofrecería tres años después en la revista brasileña «Mundo ilustrado». El juego estaba siendo excesivamente disciplinado con tácticas y sistemas, lo que él consideraba que no tenía sentido en Argentina por la abundancia de «elementos de extraordinarias condiciones». La opinión era bastante ricas en matices, porque también alude a defectos característicos del jugador platino (exhibicionismo), aunque se muestra predispuesto a no quitar al jugador la «libertad necesaria para mostrar personalidad y creación». Según Stábile «lo que se impone es insistir en que tales recursos sean empleados en la proporción justa (…) como un medio para llegar a un fin, que es el gol y nunca como fin exclusivamente».

El seleccionador por tanto estaba muy al tanto de lo que pasaba en el fútbol europeo. Además de aquel viaje de estudio de 1954, el equipo nacional había jugado, tras el Mundial de Brasil del ’50, varios encuentros tanto en América como en Europa con países del viejo continente de fuerte tradición como Inglaterra, Irlanda, España, Portugal o Italia. El intervalo de estos partidos va de 1951 a 1954 -aun bajo la presidencia de Perón- lo que empaña el tradicional argumento del aislacionismo peronista como causa del desconocimiento del nivel del fútbol europeo.

Stábile era consciente de lo difícil del retoLos verdaderos problemas para Stábile comenzaron a raíz del golpe militar de 1955. La AFA fue intervenida políticamente, los clubes depurados (Armando y Liberti) y, según el periodista Antonio Domínguez, se nombró una nefasta comisión técnica, con el presidente de River Enrique Pardo a la cabeza, que empezó a tomar decisiones sobre quien debía acudir a la selección. El último torneo en el que realmente el mítico director técnico pudo confeccionar el plantel a su gusto fue el exitoso Sudamericano de Lima. A partir de ahí llegaron las ventas multimillonarias de los mejores jugadores contra la opinión de Stábile que quería presentar aquel grupo en el Mundial. Un amigo suyo, Fioravanti, gran periodista radiofónico, defendió años después al seleccionador, que ya había fallecido, explicando que él había sido muy consciente de que el equipo de 1958 no estaba en condiciones de realizar un desempeño digno. A sus amigos les confesaba en privado su temor a fracasar, pero pese a que le fue aconsejado que abandonase la empresa, se negó. Quizás fuese por puro patriotismo y sentido de la responsabilidad, aunque Antonio Domínguez también ha apuntado a que en el contrato que el técnico tenía con la AFA se especificaba que el que rompiese la relación contractual debería indemnizar a la otra parte. Así que Stábile era además presa de un grillete económico.

Carlos Peucelle escribió una vez que la táctica es el arte que enseña a poner orden y la estrategia el arte de conducir. Lo que sucede es que el jugador de la década de las luces argentina, así como el futbolista «carasucia», saltaba a la cancha dotado de una serie de atributos, físicos y técnicos [3], que permitían que su «personalidad creadora» prevaleciese frente cualquier sistema. El equipo estaba capacitado no solo para jugar, sino para interpretar al adversario y adaptarse sobre la marcha.

Mientras se permitió a Stábile contar con su equipo de gala, el mismo país que luego iba a ser goleado en Suecia quedó con el arco invicto ante Italia, Brasil y ¡ante la propia Checoslovaquia!, que había perdido 1-0 en Buenos Aires el 19/08/1956. El desastre de Suecia se empezaría en realidad a fraguar cuando contraviniendo el deseo expreso del seleccionador, se dio permiso al traspaso con dirección a Europa de la tripleta central del equipo campeón en Lima, formada por Maschio, Angelillo y Sivori (los «Carasucias») [4]. A partir de este momento el equipo nacional pasó a estar intervenido por la comisión técnica, llegando a ser muy evidente el sesgo de sus decisiones. El equipo campeón fue desmontado de cabo a rabo, y si durante el Sudamericano de Lima la base de la convocatoria la habían formado jugadores de Racing, para las eliminatorias del Mundial pasaron a convocarse jugadores de River, que era el equipo del cual era dirigente el mismísimo líder de la «comisión técnica» don Enrique Pardo.

La conclusión que extrae el especialista Antonio Domínguez es que, visto el volumen de negocio que había significado el traspaso de los «Carasucias», se organizó una selección «escaparate» para tratar de revalorizar el producto que quedaba. Los jugadores que estaban en el extranjero no fueron citados ni para ese Mundial, ni para el siguiente, porque según Colombo, presidente de la AFA: «En la Argentina tenemos mejores jugadores que los que hay en Italia» (sic). Suecia en cambio consiguió alcanzar la final del Mundial tras recuperar para la ocasión a los jugadores que militaban en el campeonato transalpino.

Nadie nos sugirió la manera en que teníamos que salir a jugar, nadie nos advirtió que los europeos eran veloces. Amadeo Carrizo. Selecciones de Fútbol de Argentina. Revista ‘Siete Días Ilustrados’ (1974).

La victoriosa selección del Sudamericano de 1957 no llevaba preparador físico. Al llegar a Lima los jugadores se limitaron a repetir los ejercicios que acostumbraban a realizar en sus respectivos clubes, según una anécdota recogida en «Las grandes hazañas del deporte» (1971). Alejandro Marti lo resumió diciendo que hicieron «apenas (algo de) gimnasia, trotes y furibundos picados». Curiosamente el combinado que acude al Mundial de 1958 si llevaba consigo un prestigioso preparador físico, Jorge Borau, que venía precedido de gran fama por haber sido campeón mundial de basquetbol (1950) con la selección argentina, ejerciendo funciones de coordinador de la preparación física. Además el cuerpo técnico se había reforzado también con la presencia del kinesiólogo (fisioterapeuta) Ildefonso Martínez.

A priori esto puede resultar disparatado, puesto que teóricamente la preparación de aquel infausto torneo Mundial, aparentaba ser más «científica». A pesar de esto varios autores han confirmado que la forma física del combinado durante el torneo no era la más adecuada. A Brian Glanville, de hecho, le llamó poderosamente la atención que los argentinos pareciesen tan «lentos y obsoletos» jugando contra los checoslovacos. Le resultaba llamativo porque precisamente el combinado checo solía recibir críticas por ser un equipo «con talento pero lento». Además, aunque el torneo lo ganó un equipo «inmensamente distinguido», no consideraba que el torneo hubiese sido «una competición brillante». Lo que significa que él no había entendido que aquel Mundial supusiese, en su conjunto, un salto de calidad respecto al fútbol que habíamos podido ver hasta esa fecha.

Cabe además puntualizar que independientemente del estado físico que tuviese el equipo nacional que se presentó en el Mundial de 1958, afirmar que en el fútbol argentino de estilo tradicional «no hacía falta correr» carece de cualquier viso de credibilidad y se puede aportar una ingente cantidad de pruebas que lo demuestran. Sirva como ejemplo una edición de la revista «Racing» del año 1944 en donde el técnico del Corinthians brasileño, João Chiavone, quien tenía amplia experiencia internacional, dijo que «el fútbol que se practica en la Argentina es el más veloz del mundo». A esto podemos agregar que ya en aquellos años se había consolidado una escuela de preparación física nacional, que habría de dejar durante las décadas de los 50′ y los 60′ muchos grandes nombres. Sin animo de exhaustividad, citando solo algunos de los casos más relevantes, tenemos a los preparadores Pablo Amándola y Adolfo Mogilevsky, que fueron pioneros en la importación de las novedades que iban apareciendo en el fútbol italiano. Al recordado Jorge Everardo Kistenmacher, brazo armado de Osvaldo Zubeldia en Estudiantes de La Plata. O al doblemente campeón, como preparador físico y como director técnico, José D’Amico.

El defensor internacional Pedro Dellacha, que fue un protagonista destacado de la década de los ’50 y participó en aquel Mundial de Suecia, lo resumió en una entrevista diciendo: «Yo me acuerdo que tuve excelentes preparadores físicos que permanentemente nos hacían entrenar bien». Una vez leído esto quizás no nos quede más opción que plantearnos si Jean-François Revel tenía razón cuando dijo que la fuerza más importante de las que mueven el mundo es la mentira.

 

[1] Hirschl, Garay, Marinetti, Pascucci o Platko.
[2] No las generaba entre todo el mundo, claro. Renato Cesarini, por ejemplo, fue de los que predijo que «con este equipo, allá tienen que matar».
[3] Se citan «conocimiento del juego», «dominio del balón», «precisión en el pase», «ubicación», «acoplamiento», «sentido del desprendimiento de la pelota» y «estado atlético».
[4] También se traspasó ese mismo año a Ernesto Grillo y Ernesto Cucchiaroni, con destino a Milan, y a Rogelio Domínguez dirección Madrid. Los tres se encontraron en la final de Copa de Europa.


42 comentarios

  • Kundera 13 junio, 2015

    Tuve la oportunidad de leer de primera mano el artículo. Como le comenté por whatsapp a David, me parece uno de sus mejores artículos. Top 3 sin duda. Además de que tengo mucha envidia. A mi este tema me apasiona. Siempre he querido escribir sobre esto y David lo ha hecho de manera fenomenal.

    Qué curioso hubiera sido si Argentina hubiera llevado a Suecia el mejor equipo posible, con Sívori y Di Stéfano al mando. Habrían dado mucho de que hablar, sin duda.

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  • Ian 13 junio, 2015

    La verdad que es un trabajo estupendo el de David, al punto de que se complementa muy bien con sus series ''futbol mulato'' y ''platinismo''. Un auténtico genio.

    En lo que respecta a Suecia 58, fue un golpe durísimo para el futbol argentino. Se perdió la esencia del juego conocido ''como la nuestra'', y aparecieron, como dice la nota, técnicos mucho más ''europeizados'' que encontraron el espacio para expandir sus ideas. Obviamente, esto tuvo como punto álgido en las Intercontinentales que jugaron Racing y Estudiantes. Y a partir de ahí, comienza una dicotomía entre el juego ''lindo'' o uno más ''táctico''.

    Y si te digo que despues viene el bilardismo vs. menottismo, ufff, dejemoslo ahí. Qué dificil es ser argentino, ni nosotros sabemos que queremos…

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  • @_H___H_ 13 junio, 2015

    Es un artículo brillante, clásico ya de David, siempre es capaz de emocionar y sorprender con estas historias de otros tiempos. Fascinante esta visión de tal debacle, nunca pensé que hubiera habido un cisma tan marcado en el fútbol argentino, algo que definitivamente todavía está más que presente, las expresiones ideológicas complican bastante cada expresión futbolística allá.

    Otra vez el fútbol ficción que propone Kundera al imaginar una selección argentina con Sívori y Di Stéfano es un ejercicio muy interesante, difícil saber quién tendría más copas mundiales hoy por hoy si argentina hubiera mantenido una línea en su estilo.

    P.D. ¿Pablo Amándola? Vaya apellido para conquistar mujeres jajajaja.

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  • @migquintana 13 junio, 2015

    A veces la historia también la escriben los perdedores… Magnífico David.

    @Ian

    » Qué difícil es ser argentino, ni nosotros sabemos que queremos…».

    Dársela a Leo Messi, ¿no? Así se facilita bastante el tema respecto al pasado. 😀

    @_H___H_

    Me fascina lo mucho que se habla de juego, de táctica y de filosofía en Argentina. Al menos en comparación a lo que se ve en otros países. Cierto es que luego el tono del debate puede gustarnos más o menos, ser de nuestro gusto o no, pero los argumentos que se escriben suelen tener mucho con la táctica. Por eso, cuando un argentino viene a España, sea entrenador o jugador, más allá de sus dotes para la comunicación, destaca hablando de fútbol y exponiendo sus ideas porque para él es costumbre. Mismamente, es que sólo hay que ver a Javier Mascherano…

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  • @9LutherBlissett 13 junio, 2015

    En primer lugar hay que felicitar a David Mata porque cada vez se supera y el listón lo tiene puesto muy pero que muy alto.

    Sobre la magnificación de la derrota del 58 por causas políticas yo creo que aunque posible también hay que tener en cuenta otros factores como que es el primer mundial que juega Argentina desde 1934. La liga argentina había sido la más importante en los años 40 entre otras cosas porque la Guerra Mundial había detenido casi todas las ligas europeas entonces al terminar la guerra y empezar a hacerse comunes las giras de equipos argentinos en Europa descubrieron que eran mejores (solo hay que recordar la famosa gira de San Lorenzo por España); a esto se suma el triunfo de la selección en el Sudamericano de Lima para sentirse los mejores del mundo. Por tanto, la derrota en el 58 fue para ellos algo parecido que para Inglaterra la del 50. Te pegaron un batacazo cuando se creían muy superiores al resto y las derrotas imprevistas suelen ser las que más duelen.
    Otro factor que apoya a magnificar esta derrota es que, a pesar de faltar los principales Carasucias y Di Steffano, estaban algunos de los jugadores más míticos de los grandes argentinos como SanFilippo (San Lorenzo), Corbatta (Racing), Amadeo (River), Rossi (River), e incluso el veterano Angel Lambruna (con 39 años).

    Respond
  • @9LutherBlissett 13 junio, 2015

    Ahí os dejo un resumen del partido Checoslovaquia-Argentina por si alguien quiere comprobar si en verdad eran tan rápidos los Checoslovacos. (Las posiciones fijas o no de los argentinos no se puede percibir porque salen solo los goles) https://www.youtube.com/watch?v=gXVvUUEfJoo

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @Kundera

    La selección argentina había perdido una década antes cuatro o cinco selecciones nacionales. Habría que analizar en profundidad los motivos y si no era claramente evitable.

    @Ian

    Mi opinión tras la investigación es que se trató de un expolio de su tradición cultural-deportiva al pueblo argentino.

    @_H___H_

    Lo que ahí sucedió se ramifica claramente hasta el hoy. A veces con una continuidad inaudita tras más de medio siglo.

    @migquintana

    Los perdedores le habían ganado el anterior Sudamericano a Brasil y le ganan el siguiente. Aquí estamos en una modalidad sensacional. Los ganadores convertidos en perdedores.

    @9LutherBlissett

    No creo que fuese una derrota imprevisible, quizás era imprevisible perder por 6 goles un partido, pero que la actuación sería un fracaso era la crónica de una muerte anunciada. Lo sabía Stábile, confirmado por Fioravanti, lo dijo la prensa seria como Ardigo. Aporto articulo mio en el que reseñe que ya había debate entre esa prensa un año antes.
    http://www.ecosdelbalon.com/2014/10/platinismo-fu

    Aquella fue un sabotaje continuo por injerencias políticas desde que acabó el Sudamericano de Lima. No solo faltaban los Carasucias, R. Domínguez o Di Stefano. Tampoco estaban otros veteranos que militaban en Europa como Cucchiaroni, Grillo, y se me viene a la cabeza Rial. Pero es que además se quedan en tierra la base del conjunto que ganó en el 57 para llevarse a la base de River.

    Y lastima que por tiempo no haya podido meterme en profundidad en el tema de Carrizo. Llevarse a Amadeo a un torneo es otro acto de sabotaje. Había un sin fin de mejores porteros en la Argentina. Nunca Stábile se lo podía llevar si no era por presiones de la Comisión técnica.

    Respond
  • @9LutherBlissett 13 junio, 2015

    @David Mata
    La verdad que la actuación de Amadeo fue clave en el 6-1. Tuvo una actuación bastante pésima y el resto de la defensa tampoco ayudo.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @9LutherBlissett

    La misma defensa dos años antes no encaja ningún gol contra ese mismo equipo. Carrizo parece tener un serio problema de ansiedad. Da la sensación de que siempre falla en los grandes momentos. Su actuación es un horror. Por cierto, luego se ha dedicado siempre a exculparse así mismo y a los jugadores, pero Dellacha dijo: “Lo que hubo fue falta de responsabilidad de algunos muchachos. Quizá no sabían que estaban jugando un Mundial” (…) “La verdad es que nunca hubo disciplina”.

    Respond
  • @9LutherBlissett 13 junio, 2015

    @David Mata
    No dudo que tengas razón y que parte de la gente de fútbol supiese que se trataba de una muerte anunciada pero creo que hay declaraciones que indican que existía otra corriente de optimismo que pensaba que ya tenían ganado el mundial antes de jugarlo.
    Amadeo Carrizo declaró:

    "Había una confianza exagerada. Todos creían, y nosotros también, que íbamos a coronarnos campeones del mundo con facilidad. La gente y el periodismo estaban convencidos de que el fútbol argentino era invencible. éramos los mejores, lo decían todo el tiempo. Nosotros mismos sentíamos eso"

    El ensayista Rolando Martiña decía irónicamente:

    "Los aires triunfalistas son un clásico argentino…Sobre todo de los porteños. No hay mujeres como las argentinas, la mejor ciudad es la nuestra, tenemos la avenida más ancha, la más larga. El tango es la mejor música del planeta. Los argentinos somos ingeniosos, aventureros, capaces de improvisar. En el fútbol, el Sudamericano de 1957 afianzó esa idea de ser los mejores. .Armamos un equipo de apuro y salimos campeones. Nadie puede con nosotros"
    (http://weblogs.larazon.com.ar/futbol2-0/2009/01/10/argentina_en_el_mundial_58_desdn_y_canibalismo_por_alejandro_di_giacomo/)

    Incluso Dante Panzeri dice en "Dirigentes, Decadencia y wines: obra periodistica"
    "Cuestiones políticas internas y la Segunda Guerra Mundial hicieron que la Argentina tuviera escasa participación internacional hasta 1958. En estos años se generó el mito de nuestra imbatibilidad. La reentré fue en el mundial del 58. La experiencia fue nefasta. El Desastre de Suecia. La Nuestra quedaba derogada"

    (https://books.google.es/books?id=whwmAwAAQBAJ&pg=PT8&lpg=PT8&dq=Dirigentes,+decencia+y+wines:+Obra+period%C3%ADstica&source=bl&ots=3kWboZ-WUI&sig=4P9gWLx7_Pb4m96NAVPzJnY82WY&hl=es&sa=X&ved=0CDkQ6AEwBGoVChMIxvXM-dKMxgIVyMkUCh09egB8#v=onepage&q=mundial%2058&f=false)

    Respond
  • @migquintana 13 junio, 2015

    Vaya debate más interesante estáis montando. Cracks.

    Respond
  • @9LutherBlissett 13 junio, 2015

    Estoy seguro de David Mata tiene razón y Sstabile, y otros personajes del mundo de fútbol sabían lo que se venía encima. Con un equipo en gran parte impuesto con 9 jugadores de River pero en el "común ciudadano" este mundial quedó como el mayor batacazo.
    Otra opinión en este sentido es la del locutor de Radio Enrique Macaya que viajaba por primera vez a un Mundial:
    "Tenia 23 años cuando fue a aquel Mundial del 58, el primero que me tocó cubrir con Radio Belgrano (…) Fue tan grande el golpe de la goleada que aquella noche volví a fumar después de tres años. No lo podía creer. Estaba tan engañado como todos por los erroneos parámetros que se manejaban"

    Respond
  • Marcus 13 junio, 2015

    Gran artículo.
    Y escribo esto quedarme, destacar y también agradecer ese notable gesto de honestidad del autor, del que su texto solo habla muy bien.
    Siento que en nuestra mirada (la argentina) existe esa pulsión totalizadora y sintetizante. Para lo bueno y para lo malo que puede provocar. Todo volcado a un absoluto dominante que lo analiza y, quizás, lo explica. Posiblemente esto suceda en todos lados pero aquí se vive de forma descarnada y cruda. Trasparentar el artilugio es imperativo, porque ya todos sabemos que no hay realidad sin artilugio.
    Lógicamente hay otras miradas posibles, pero de hacernos cargo se trata ¿no?
    En definitiva, allí las pugnas que nos atraviesan, queriendo clausurar para avanzar hacia.
    También allí la política, que entonces lo es todo, y la estética, que es política llevada al arte. El Fútbol es una parte más de eso.
    Pienso en nuestro nacionalismo (y anti), nuestro peronismo, nuestros militares, nuestra burguesía, ricos y pobres; nuestra identidad, dentro y fuera de la cancha. Nuestra historia, en revisión permanente.
    El asidero a ciertos valores (y la imposibilidad de eludir el debate sobre ellos) que en definitiva transparentan ese conflicto latente de querer definirnos por nosotros mismos ante la definición hecha desde fuera. Por cierto, entre los bienpensantes allí no hay nada de malo.
    Es que en definición siempre hay tráfico de valoración. Y allí también hay estima (propia y ajena), para lo bueno y para lo malo, de nuevo :)

    Lo que es seguro es que nos gusta hablar de nosotros, que es lo que hacemos cuando escribimos. ¿Pero a quien no?
    Quizás puede decirse de otra forma: es se deseo de ver el mundo desde los propios ojos y apropiarse de él.
    Justo como el fútbol nuestro.

    Gracias por tu artículo.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @migquintana

    Hombre, es que Luther es una persona sensacionalmente informada y educada.

    @9LutherBlissett

    Humberto Bisi avisa en el 57 de que ya qué había equipo, que se hiciese el favor de no romperlo. Hay una anotación en el anuario del 57 comentando que sería deseable que se preparase el Mundial con tiempo y no improvisando como se acostumbraba. También solicitaba que no se autorizase el traspaso de los jóvenes talentos. Él mismo en la anotación aclara que, obviamente, no se hizo caso a estas advertencias.

    Panzeri también dijo sobre el episodio: "No caigamos en el snobismo – bastante remachado antes de ir a Suecia – de que el fútbol moderno exige atacantes de mucha estatura, mucho peso y mucho remate de larga distancia (…) allí esta Brasil (…) señalando que el fútbol bien jugado se realiza con habilidad y velocidad". (El Gráfico Nº 2026, 11/7/1958)

    Personalmente, no digo que no exista ese sentimiento de chovinismo, si no que incorporo el caso de la relación entre Asterix y la Argentina para hacer notar que no es ese chovinismo en estado puro, si no que a la vez necesita de la validación exterior

    “Según mi entender, responde a otra tara argentina: creernos el centro del universo, pero validarnos sólo a través de la mirada del extranjero”.

    La hipótesis que me parece más plausible es que este proceso se acrecienta debido a la corriente político-social contraria al peronismo

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @Marcus

    Gracias a ti por permitir a un extranjero hablar de lo que te es propio

    Respond
  • @9LutherBlissett 13 junio, 2015

    @David Mata

    Eres una verdadera enciclopedia viviente.

    "La hipótesis que me parece más plausible es que este proceso se acrecienta debido a la corriente político-social contraria al peronismo"
    Me parece muy interesante tu hipótesis. Realmente son pocos los casos en los que los políticos no pretenden aprovecharse de las victorias deportivas lo raro es aprovechar las derrotas. En este caso está la particularidad de señalar la "Argentinidad", el espíritu de "la Nuestra" como un atraso respecto a las ideas europeas como reflejo del fracaso de la "Argentinidad" del Peronismo que querían mostrar los dirigentes de la época.

    Realmente cuando se mezcla el fútbol y la política surgen historias fascinantes ( que no siempre agradables) que hace que yo personalmente me replanteé la importancia del fútbol en esta sociedad.

    Respond
  • gustavo 13 junio, 2015

    excelente artículo. excelente (tengo que decirlo dos veces)
     
    la particular historia de los mundiales es muy cruel con la historia del fútbol argentino, del que creo firmemente que es el único, por encima del alemán y el italiano, que se mira a los ojos como un igual con el brasileño. tener a 3 de los 5 mejores jugadores de la historia no es casualidad. es una escuela

    Respond
  • Renato 13 junio, 2015

    Felicitaciones a David Mata. Como se dice en Argentina, te fuiste al carajo che. Es un trabajo enorme.
    Después quería decir que el debate y los comentarios me cambiaron la mañana. Es de un nivel tremendo.
    Abrazos.

    Respond
  • @9LutherBlissett 13 junio, 2015

    gustavo

    Que me perdonen todos los argentino que lean estos pero Argentina, que es una de las grandes potencias del fútbol mundial, que como dices tú es de los pocos que puede mirar a los brasileros a los ojos como un igual, es posiblemente la mayor perdedora de la historia de los mundiales. Es un poco fuerte pero un país donde han nacido Alfredo Di Stéfano, Omar Sivorí, Kempes, Maradona, Messi, Tevez, Houseman, Batistuta, Redondo,… (y no hablo de los Moreno, Labruna, Pedernera,… por la Segunda Guerra Mundial) que solo haya ganado dos mundiales me parece muy desproporcionado el talento con el rédito.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @9LutherBlissett

    Se habla mucho del empleo de Perón del deporte, pero menos del que hizo el gobierno directamente posterior. No me atrevería a afirmar que en lo tocante a la gestión mediática del Mundial 58 fuese algo organizado, que entiendo que es lo que se plantea Roberto Di Giano en sus trabajos, pero si que creo que el discurso posterior al Mundial comparte una linea argumental con el de los sectores liberales. Imagino que un tipo de discurso puede acabar impregnándolo todo

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @gustavo

    Gracias Gustavo, aunque yo más que de escuela hablaría de ecosistema. El juego no se enseña, pero hay condiciones que favorecen la evolución de según que tipo de jugadores/juego

    @Renato

    Te lo agradecemos mucho

    Respond
  • @Lucianne_10 13 junio, 2015

    La primera impresión es la admiración. Básicamente porque cuando se trata de investigar, la hipótesis que guía nuestro trabajo es el eje que da sentido a la sistematización, y creo que el enfoque que presenta el artículo no solo es el correcto, sino habla de una seriedad sin igual, de esas que ya nos tiene acostumbrados David. Desde lo estético, además, impecable.
    Ahondando en la justificación teórica -y tomándome la licencia indebida de no citar los autores que lo rubrican- sabemos que en el plano político en Argentina se profundizó, a partir de 1955, el enfrentamiento entre el peronismo (en consonancia discursiva de lo "nacional y popular") y el antiperonismo, en todos los planos de la vida social. Y claro, el conflicto implicaba un modo determinado de entender la sociedad y concebir la cultura y la organización de la vida cotidiana. Había comenzado una "desperonización del país" con el derrocamiento de Perón; que obviamente debía trastocar concepciones hegemónicas de un deporte tan popular como es el fútbol en Argentina.
    Es interesantísimo el análisis histórico de diversos procesos en línea con las estrategias y proyectos futbolísticos, porque este deporte está inevitablemente trasversalizado y traspasado por dichos cambios.

    Por otra parte, siempre me resulta sumamente interesante el análisis de la mirada externa porque se aleja de los vicios de los que nos tratamos de desprender algunos, pero de los que estamos ineludiblemente impregnados por nacer , crecer y vivir en Argentina.

    ¡Felicitaciones David! Beso.

    Luciana

    PD: El título, exquisito.

    Respond
  • @_H___H_ 13 junio, 2015

    @Miguel Quintana
    No estoy seguro sí coincido contigo, pues no sé si es una tendencia generalizada o parcial de la cultura del fútbol en Argentina, yo suelo seguir bastante el fútbol de ese país y ver programas sobre él, leer periodistas e hinchas y creo que hablar del juego es una tendencia pero no la regla, de hecho creo que en los jugadores se nota, hay algunos muy claros y elocuentes a la hora de hablar del juego y otros no tanto.

    En el caso de los DT creo que es lógico que los que logren llegar a Europa sean muy claros y elocuentes con sus conceptos futbolísticos, casi siempre suelen ser los mejores del propio medio y los que buscan defender la tendencia a hablar más del juego que de otros temas.

    @David Mata
    Es cuando menos curioso que una derrota de tales ramificaciones no sea más conocida como el gran evento catalizador de cambio de la cultura futbolística, es cierto que no es una derrota con impacto inmediato tan grande como el maracanazo, pero es un impacto todavía vigente y casi siempre que he escuchado de ella la he oído mencionar como un evento aislado, sin hablar de repercusiones a largo plazo.

    Con respecto a la política creo que en un país tan fanático por el fútbol lo extraño sería que no se buscaran réditos de cualquier cosa relacionada a él, el fútbol es una parte esencial de la cultura argentina y evidentemente es un elemento clave para lograr identificaciones políticas, el fútbol mismo está sumamente politizado y muchas veces dentro de los clubes los climas políticos son caldeados, las derrotas y victorias se usan constantemente para buscar triunfos políticos.

    Lo que se me hace coherente es que se cubran ciertos eventos de los que se ha sacado rédito político (como es posiblemente este), si el proyecto político o la cultura que usó el evento todavía está vigente, o si simplemente el gobierno de turno ha sido menos estudiado o supo disfrazar mejor su ventajismo político.

    Hablando de goleadas históricas también es una fortuna que podamos ser espectadores de primer plano de las consecuencias y efectos de la goleada de Brasil, en su momento ya dijimos que es probable que se recuperen, pero hay que ver de qué manera lo consiguen y cómo marcará ese evento la posterior historia del fútbol brasileño.

    Por cierto, vaya palos se llevan los jugadores de River de todo esto.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @Lucianne_10

    Debo confesar que estaba esperando a Luciana porque intuía que este era su tema.

    Nadie es objetivo, pero como dijo Marcus más arriba podemos intentar ser honestos. He hecho mi mejor esfuerzo. No está todo lo que quería tocar, ni obviamente todo lo que se podría decir, pero si la base de lo que a mi me resulta la opción más sólida. Que ha habido un fútbol mágico y único en Argentina, sobretodo durante el periodo que va desde los años 30 hasta la diáspora de El Dorado colombiano. Un fútbol que no necesita al Mundial para ser reivindicado, ni que debe apelar al posterior éxito del Brasil como tarjeta de presentación, aunque a veces tengamos que utilizarlo en el debate porque no nos queda otra.

    Aquel fútbol mágico no fue el mito. El mito es que no haya existido.

    Gracias por tu precioso comentario. Recibe un fuerte abrazo

    David

    Respond
  • Vilariño 13 junio, 2015

    Impresionante artículo y todavía más si cabe el nivel de los comentarios. No se deja de aprender con vosotros, chicos.

    Por cierto, ¿hasta qué punto el aislamiento argentino (con respecto al fútbol europeo), fomenta esa falsa impresión de superioridad? Está claro que los 40 son la época dorada del fútbol argento, con seguramente el mejor campeonato liguero y una producción de talento sin igual. Pero cero roce con otros estilos del otro lado del charco. Eso influye, sin lugar a dudas. Para mí jugar cuatro o cinco partidos en 20 años no es "roce" significativo.

    Yo lo comparo mucho con el aislamiento autoimpuesto de los ingleses antes de 1953. Primero porque "eran sobradamente los mejores y todos lo sabían", "que el resto luchen por ser segundos", que les permitió decir no a los Mundiales de preguerra. Luego el "exceso de confianza" que llevó al fracaso en Brasil 50. Luego ya con el primer aperturismo, pero sólo con respecto a selecciones formadas por estrellas extranjeras (Europa, Resto del Mundo), que les permitiese mantener esa primacía ficticia (era imposible que un equipo de estrellas pudiese estar cohesionado. Si Inglaterra ganaba era una victoria sobre los mejores jugadores del mundo, y si perdía era justificable por tener que unirse todas las figuras para derrotarla). Luego las condiciones (un partido ideal se jugaba en Wembley, en noviembre, con clima húmedo), etc.

    Hasta que la realidad le golpeó en la cara y ya nunca pudieron negarla. Igual que a Argentina.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 13 junio, 2015

    @_H___H_

    Las huelgas, el final del amateurismo, la liga pirata argentina, las diásporas de futbolistas… todo tuvo su trasfondo político-económico. No digo que, por ejemplo, con Perón no sucediera. Solo que se ha sobredimensionado su uso del deporte en relación a una época de mucha mayor injerencia como es la posterior y que además ha dejado escuela en cuanto a, por ejemplo, convocatorias sospechas para revalorizar jugadores de cara a transacción.

    La caña a River es principalmente la caña a Enrique Pardo, que es el directivo que dirige la comisión técnica.

    Macaya, que antes lo nombraba Luther, explicó que el espía del seleccionado en Suecia era un dirigente de Boca. ¿Eso es culpa de Stábile? ¿Alguien se cree que Stábile elije a un directivo para hacer de espía? ¿Stábile es también quien les dice que se gasten el dinero de los pasajes más el destinado a gastos en lo que duró jugar la primera fase?

    Por cosas como estas me voy a tomar la defensa a Stábile como algo personal

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 14 junio, 2015

    @Vilariño

    No puedo hablar del caso inglés porque no lo conozco en profundidad. En lo que atañe a Argentina yo creo que lo del aislacionismo es también más leyenda que otra cosa

    Respond
  • @_H___H_ 14 junio, 2015

    @David Mata

    Entiendo, sin conocer las condiciones políticas específicas que mencionas me pareció que tal vez pueda tener que ver con ciertas prevalencias ideológicas que a veces algunas injerencias políticas históricas se resalten más históricamente que otras, puede que me equivoque.

    Con lo de river me refería a que siendo la base del equipo de River y quedando establecido que probablemente no era la elección idónea puede quedar como un gran lastre esa derrota para la carrera de futbolistas que en general tuvieron grandes carreras, como Amadeo, Pipo Rossi y Labruna, más si sumas lo que mencionas del problema de nervios de Carrizo.

    Evidentemente la crítica más grande la merece el dirigente de River, y toda la dirigencia en sí, aunque probablemente no estaban muy interesados en los triunfos deportivos.

    Tal vez lo más grave de la derrota es la repercusión y la falta de un análisis imparcial de las verdaderas causas, probablemente porque los verdaderos responsables eran los encargados de tomar las decisiones posteriores.

    Respond
  • @Lucianne_10 14 junio, 2015

    @David Mata

    "Un fútbol que no necesita al Mundial para ser reivindicado". Suena bonito. Al fin y al cabo de eso se trata porque -como dice Bielsa- el éxito es excepción.

    Saludos, David!

    Respond
  • @pittiseverini 14 junio, 2015

    Una joya esto. Las felicitaciones al autor.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 14 junio, 2015

    @pittiseverini

    Se lo agradezco, aunque aun no perdono el cierre de la-redo

    Respond
  • George 15 junio, 2015

    El resultado de Suecia 1958 fue el razonable, extrapolemos a la actualidad. Supongamos que a la selección argentina, le quitas a Messi, Di María, Agüero, Mascherano, Garay, Higuaín y alguno más. Luego la mandás a un mundial de solo 16 equipos en Europa. En un grupo con el campeón del mundo y 2 equipos europeos más.

    Perdió 3-1 con el campeón del mundo en un partido muy disputado, el tercer gol alemán llegó cerca del final y antes Argentina tuvo oportunidades para empatar. Luego le ganó a una seleccion de segundo orden 3-1 cosa que aún hoy con sus estrellas le cuesta.

    Lo inesperado o fuera de contexto es la goleada con Checoslovaquia, pero una derrota supongamos 2 o 3 a 1 no hubiera sido un disparate. En ese partido hubieron muy flojas respuestas de Carrizo y los jugadores del fondo y el medio argentino, se ve en los goles, errores en la salida, fallas en los cierres y por lo menos dos goles en los que Carrizo tiene responsabilidad. Eso explicaría en parte la diferencia entre una goleada y una derrota standard.

    La cuestión siempre pasó por los nombres. En 1930 y entre 1978 y 2014, Argentina concurrió a los mundiales con sus mejores jugadores. En ese lapso, sus resultados son comparables a los de Brasil, Alemania e Italia. Argentina pierde terreno en títulos mundiales entre 1934 y 1974, ya sea por no participar o por enviar selecciones sin sus mejores jugadores que estaban en el extranjero. Supongamos que en 1958 Argentina llevaba el equipo del '57 más Di Stefano, Vernazza y algún "europeo" más. Por otro lado imaginemos que Brasil vendía a Europa a Pelé, Garrincha, Vavá, Didí, Djalma Santos y Zagallo y no formaban parte de su selección. Es verosímil sostener que el 4-2-4 brasileño los hubiera llevado de todos modos al título y que Argentina con el 2-3-2-3 hubiera hecho una actuación tan espantosa?

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 15 junio, 2015

    @George

    En líneas generales estoy de acuerdo. El proceso de selección no es el óptimo, según parece por interferencias federativas. Aun así, la defensa es elegida por El Gráfico -aun con Panzeri- como lo mejor del equipo durante el torneo. Esto pese a haber recibido 10 goles en 3 partidos. Viendo el partido contra Checoslovaquia uno no puede dejar de plantearse si lo abultado del resultado no tiene un responsable directísimo y muchos subsidiarios. Amadeo Carrizo está pésimo. Se podía perder, pero la paliza creo sinceramente que distorsionó la evaluación no solo del torneo, si no del valor de campeonato y del estilo de fútbol. Huelga decir que hablo de responsable directo y no principal, porque el problema principal es la dinámica que lo instala en esa puerta. Un jugador que llega tarde al seleccionado y porque los mejores se habían ido o habían envejecido.

    Respond
  • Vilariño 15 junio, 2015

    @George

    Muy de acuerdo con el análisis. Si exceptuamos a Brasil, nadie podía presentar en Suecia un equipo mejor que Argentina, sin haber mediado la fuga de oriundos. Es una barbaridad pensar lo que se podría haber juntado en suelo sueco. Pero incluso con todos ellos, sin la preparación adecuada, quizá no hubieran sido competitivos. En este aspecto, la preparación de Brasil (intensiva, específica, minuciosa), para Suecia 58 contrasta muchísimo con la de Argentina.

    Otra cosa que es un poco inexplicable, con respecto a lo que dices, es que Argentina, cuando mejores equipos ha presentado (82 y 2002), hizo un ridículo bastante espantoso, mientras que con elementos más bien mediocres (pero cohesionados), plantó cara e incluso ganó torneos. A esto también ayuda la increíble capacidad del país para producir fueras de serie. No estoy hablando ya de Maradona o Messi, sino jugadores de un nivel algo inferior, generacionales, que son los que realmente marcan la diferencia entre un buen equipo y un gran equipo.

    Respond
  • @Gerrrrman 15 junio, 2015

    Muy interesante el artículo, principalmente por la cantidad de información y fuentes que recaba. Por supuesto, y como deja bien claro el autor, es difícir achacar una causa a lo sucedido con Argentina en el 58 -en realidad, como todo, es raro que la causa de un fracaso, o incluso de un éxito, sea una sola- pero considero que está muy bien rumbeado. En Argentina se suele "olvidar" el accionar de Pardo y el desmembramiento del equipo del 57, del que si la cuenta no me falla, apenas cuatro titulares fueron parte del plantel en Suecia. Lo de Pardo, decía, viene a cuento de que en Argentina, más allá del clásico peronismo vs antiperonismo, hay otros dos enfrentamientos, bien futbolísticos, que polarizan los debates: uno es el vetuste bilardismo vs menottismo, pero el otro, y que aquí concierne, es el más importante y que perdurará por siempre, y es el Boca vs River.

    Respond
  • @Gerrrrman 15 junio, 2015

    Muy interesante el artículo, principalmente por la cantidad de información y fuentes que recaba. Por supuesto, y como deja bien claro el autor, es difícir achacar una causa a lo sucedido con Argentina en el 58 -en realidad, como todo, es raro que la causa de un fracaso, o incluso de un éxito, sea una sola- pero considero que está muy bien rumbeado. En Argentina se suele "olvidar" el accionar de Pardo y el desmembramiento del equipo del 57, del que si la cuenta no me falla, apenas cuatro titulares fueron parte del plantel en Suecia. Lo de Pardo, decía, viene a cuento de que en Argentina, más allá del clásico peronismo vs antiperonismo, hay otros dos enfrentamientos, bien futbolísticos, que polarizan los debates: uno es el vetuste bilardismo vs menottismo, pero el otro, y que aquí concierne, es el más importante y que perdurará por siempre, y es el Boca vs River.

    Y acá hago un punto porque creo que es necesario aclarar que yo soy hincha de Boca, para que se entienda desde dónde doy la opinión, subjetiva como todas: soy periodista deportivo y me apasionan estas cuestiones, pero desde siempre he notado que la historia futbolística argentina es contada desde la pluma y el saber del hincha de River, tal como la historia argentina fue escrita por el mitrismo. River, club representante de la aristocracia desde siempre -hoy esta definición se confunde con una realidad social totalmente distinta a la de la primera mitad del siglo XX- ha sido siempre el club que ha tomado las riendas de la AFA, por lo menos hasta la llegada de Grondona. Y no es extraño que Pardo, presidente de River y antiperonista, haya sido el principal responsable de mutilar aquella Selección del 57 y en su lugar la haya reemplazado por la base del Millonario, con muchos jugadores exageradamente sobredimensionados en el ideal del fútbol argentino, como el caso del propio Amadeo Carrizo, quien ni siquiera era el mejor en su época, mucho menos uno de los mejores de la historia.

    Saludos y mis disculpas por la extención del comentario, pero realmente el artículo me movilizó y bueno, salió esto je.

    Acá va completo, no sé por qué se publicó por la mitad.

    Respond
  • George 15 junio, 2015

    Tampoco me parece bien caerle con todo a Carrizo, en el video se puede ver que de los 6 goles es responsable principalmente del tercero y el sexto en el último minuto de juego. En los otros 4 se ve una defensa y mediocampo de nivel de intercountries. Más allá de que eran jugadores de segundo nivel respecto de los que se fueron a Europa, cometen errores varias categorías por debajo de sus posibilidades. Más que una merma física o de lentitud, se ve muy mala respuesta individual en todas las jugadas. Está claro que no debía ser el nivel real de esos jugadores. Incluso Carrizo 6 años después y próximo a los 40, tuvo una excelente copa de las naciones. Ese partido fue claramente una anomalía en el rendimiento de esos jugadores.

    Respond
  • @_H___H_ 15 junio, 2015

    @George

    Coincido contigo, me parece excesivo el castigo a un solo jugador, de hecho si nos guiamos por los comentarios pareciera que el peor jugador de la selección fue él.

    Y si metemos los colores de por medio… Pues ya el ánimo de refutar las figuras y la historia del rival va a servir para comentar cualquier cosa.

    Sigo pensando en el 7-1 que presenciamos hace tan poco y al ver el video de los goles me hace pensar aún más en ello, son resultados que más allá de superioridades son excepcionales, no sé si ese 6-1 se repetiría en cada posible enfentamiento de esos dos equipos, sin conocerlos tan a fondo, yo veo los goles y los argentinos (todos, no solo el arquero) me recuerdan al típico jugador nublado al que no le sale una, sin ese estado mental las goleadas no suelen darse, por mucha superioridad que haya.

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  • @David_Mata_Ecos 16 junio, 2015

    @George

    Aclaro un tema de procedimiento. Normalmente no doy opiniones personales en los artículos sobre actuaciones futbolísticas. Aunque los haya visto actúo como si no. Las opiniones que doy son las de otros, que esas sí, subjetivamente me parecen las más adecuadas. La valoración sobre Carrizo esta basada en información recopilada previamente por Antonio Domínguez, que ha citado a las revistas Mundo Deportivo [1] (a punto de extinguirse) y a Goles como medios que desaprobaron su actuación. El gran periodista Enzo Ardigó directamente había hecho campaña para que no le convocaran porque le consideró siempre falto del equilibrio necesario para sobrellevar la presión de los grandes momentos (temple).

    Tampoco puedo estar de acuerdo es con que la actuación es una excepción en la carrera de Carrizo cuando el presidente de River dijo exactamente lo contrario en 1966, precisamente el día que nace el mito de los gallinas.

    Antonio Liberti: “Yo quisiera saber cuando nos ganó un partido de responsabilidad en los 20 años que lleva en el club”

    Acababan de perder la final de Libertadores contra Peñarol y la opinión fue compartida por el enviado de El Gráfico, Osvaldo Ardizzone, que está considerado como uno de los periodistas argentinos que mejor ha visto (y contado) el fútbol. Lo mismo que dijo Ardigó en 1958 que también estaba presente.

    Por cierto, en el Sudamericano de 1957 el arquero era Rogelio Domínguez y en el de 1959 Osvaldo Negri el remplazo de Rogelio en Racing. Ambos campeonatos se ganan y en el 59 se empata contra el Brasil campeón del mundo que formaba ese día su delantera con Garrincha, Didí, Paulo Valentim , Pelé, Chinesinho. Casi nada al aparato. La Copa Roca del 57 en cambio se pierde contra Brasil y ahí si estaba Carrizo que encaja dos goles y pide el cambio. Tuvo que entrar el veterano Musimessi

    [1] Aunque siendo honestos y dado que estamos valorando que hay cuestiones político-filosóficas de fondo, añadamos que Mundo Deportivo era un diario identificado con el peronismo.

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  • @David_Mata_Ecos 16 junio, 2015

    @Gerrrrman

    Yo creo que no tiene que ver tanto con los clubes como con lo político. A Liberti (River) que era peronista los de la Revolución Libertadora le investigan y llevan a juicio un sin fin de veces. Una persecución. A Armando (Boca) que no era peronista puro pero si se enriqueció en esa época y se autodenomina "justicialista" -que es algo así como ser de la idea pero no del hombre-, parece que le depuran de la presidencia de Boca tras el golpe militar.

    Lo que yo entiendo es que Raúl Horacio Colombo entra en la AFA en calidad de antiperonista, al igual que Pardo. De hecho en la comisión técnica también había gente de Boca. Por tanto no creo que se trate de un tema de cultura de equipos si no de cultura política.

    Muchas gracias por tu esfuerzo en repetir mensaje, me causa gran placer que te haya animado a comentar.

    Saludos

    Respond
  • George 16 junio, 2015

    Hola David, entiendo el valor de los testimonios de época de los protagonistas. Pero deberás comprender que disponiendo de videos de esos hechos, se permita revisar tales declaraciones o por lo menos contrastarlas con la evidencia. Por ejemplo la famosa final del '66 está disponible en youtube y se puede ver que aquello del pecho de Carrizo, el agrande de Peñarol y el desmoronamiento psicológico de Amadeo y que se come los goles no tiene tanto fundamento y corresponde más a la bronca de Liberti, así como otras fuentes lo culpan al dirigente de haber generado un clima de triunfalismo y relajación en el entretiempo al hablar de eventuales premios si derrotaban al Real en la final del mundo y otras fuentes hablan de Cesarini acusando a un jugador de traidor que nunca reveló y otros rumores señalaron a Matosas. Pero yendo a lo indiscutible que son las imágenes, la parada de pecho existió, tampoco parece nada del otro mundo y pasó casi desapercibida, no es que se armó un tumulto de jugadores de Peñarol increpando al arquero. Apenas se escuchan unos silbidos de la tribuna chilena unos momentos. Luego el partido transcurre en la medianía con River 2-0 y Peñarol sin ideas claras, hasta que como pasa de vez en cuando en el fútbol, un equipo sin rumbo ni esperanzas encuentra un gol. Hay un tiro de afuera del área que se desvía en la espalda de un defensor, descoloca a Carrizo y entra. Peñarol animado presiona un poco más, tampoco es que lo abruma a River, y llega a través de una pelota parada al empate. Después el partido es abierto, no es que River se cae sino que incluso lo va a buscar y lo pudo ganar sobre el final con un cabezazo de Onega que le sacan casi sobre la línea. Después en el alargue como el empate consagraba campeón a Peñarol, River empieza a arriesgar más y es embocado de contra.

    En cuanto al mundial de 1958, de los 9 goles que he visto (no encontré el del partido contra Irlanda), le puedo adjudicar de responsabilidad directa a Carrizo el 3ero de Alemania, el 3ero y el 6to de Checoslovaquia. Creo que si Stábile hubiera llevado a Fillol del '78, hubiera sido eliminado igual aunque sin goleada en contra.

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  • @David_Mata_Ecos 16 junio, 2015

    @George

    Estamos de acuerdo. Él convierte un partido que se puede perder en una debacle. Dellacha ya habló de la falta de responsabilidad de los muchachos y Sanfilippo confesó lo de las broncas con el técnico. Además era un equipo impuesto por la comisión. Una de las imposiciones, por cierto, parece que fue el propio Carrizo.

    Hemos visto los goles sí, y encaja tiros de larga distancia que parecen inadmisibles.

    Obviamente sobre esto hay siempre una cuota de fútbol ficción, pero insisto en hacer notar que en aquel periodo los buenos resultados de la Selección, exceptuando el torneo del 64, son con otros porteros siempre. ¿El partido contra Inglaterra de 1953? Con Musimessi en puerta. Lo mismo que el Sudamericano del 55. Ya hablé de los de 1957 y 1959. ¿La Copa Rosa Chevallier Boutell de 1956? Rogelio Domínguez también.

    ¿Injusto lo que estamos sugiriendo? Desde el momento en que teorizamos somos injustos. Que conste que no quiero expresar que haya sido un mal portero, creo que ningún crítico ha sugerido esto, si bien algunos si han sugerido por el contrario que era el mejor. Panzeri lo define como el mejor portero posible para jugar y sufrir. Pero ya sabes que se ha hablado innumerables veces de que era un jugador fácil de desquiciar y que se acobardaba. Ahí están las innumerables bromas sobre la paternidad de "Tim, Tim, gol de Valentim" que le endosó 10 goles en poquísimo tiempo.

    Un saludo

    Respond

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