
En su competición, ganarle al Sevilla es muy difícil incluso cuando apenas hace cuatro cosas bien. Se demostró el año pasado. Por consiguiente, cuando se trata de uno de los mejores equipos del mundo, resulta prácticamente imposible. Así se vio en los triunfos de Alves y Kanouté, y anoche en Varsovia contra el FC Dnipro. La evidente superioridad futbolística hispalense, unida a esa supremacía espiritual que de algún modo adquirió hace tiempo en la UEFA Europa League, fueron escollos insalvables para un conjunto ucranio que no regaló más de lo debido y que tuvo a su favor la magia de las Finales; ese mecanismo del deporte que iguala, en la medida de lo posible, al fuerte con el débil para que haya emoción y podamos contar historias. Pero lo dicho, a esta hora, el juego y la mente del Sevilla FC son incorruptibles.
Kankava protagonizó una final «inolvidable»El encuentro comenzó con la noticia de que Reyes saldría de titular. Tal decisión situaría a Aleix Vidal como lateral derecho y ratificaría la intención más presumible en Unai: salía al ataque, a poner sobre la mesa el peso mayor de sus argumentos. Por su parte, el Dnipro enseñó los resultados de un scouting aceptable y planteó una defensa en 4-1-4-1 (no en 4-4-1-1) que le daba más respuesta táctica frente al hervidero principal del ataque andaluz: el triángulo que forman en la derecha Aleix, Ever y José Antonio. Lo de Kankava, el mediocentro, causó sensación. Kankava es un señor calvo con cara de muy enfadado que corre sin parar, corta el juego a cualquier precio y grita para celebrarlo. Se hinchó. Fedourchuk, como interior izquierdo, fue su esbirro principal. A modo de obsequio por la buena propuesta, un cúmulo de errores sevillistas derivó en el 1-0 que dio inicio a lo mejor.
M´Bia de lateral, Aleix de extremo, Banega de pivote y Reyes de interior. Esa era la gran jugada.
Krychowiak frenaba cada contraataqueLa táctica está muy bien; es un recurso que manejan los entrenadores para ayudar a sus hombres y debe emplearse con eficacia. Pero el fútbol es de los futbolistas. Y Banega y Reyes son y están fantásticos. Para aprovecharlos, el Sevilla ordenó sus primeros pases de la siguiente manera: Trémoulinas y Aleix subían a posiciones de extremos, M´Bia y Krychowiak se abrían para cubrir sus espaldas y Banega bajaba para articular la función. Astuto, el argentino se inclinaba sobre su derecha porque José Antonio juega de cine, y entre líneas conectaban para desatar el huracán. El ataque era profundo, agresivo, sorprendente y abrumador. Y el control defensivo, perfecto, por mucho que se moviera arriba Kalinic. Cabe destacar a Krychowiak, un titán atiborrado de epopeya, pero en general, hay pocos equipos capaces de rendir al nivel que exhibió el Sevilla desde el 1-0 al 1-2.
Tras el 1-2, Konoplianka apareció en el partido castigando los problemas atrás de Reyes y Aleix.
No obstante, el frío este encurte y once de sus muchachos estaban ante la noche de sus vidas. No podían dejar escapar la ocasión de por lo menos intentarlo. Y descubrieron una ranura, la que ya se conocía: Aleix y Reyes defendiendo. Konoplianka, quien demostró estar a años luz del resto de sus compañeros, se hizo fuerte en el sector, se pegó a Rotan y cedió al Dnipro sus momentos más optimistas. Sergio Rico, uno de esos internacionales de Del Bosque cuya llamada deja atónito al más pintado, colaboró con la causa ucraniana haciendo una cosa que en él no resultó nueva: encajar un gol que debe pararse sí o sí. Y lo peligroso, lo que desanima con respecto a su futuro, es que, a partir de su colocación y su lentitud de pies, encima lo disfrazó de imparable. Nada habla peor de un portero que que una cantada quizás no lo parezca.
Emery fue fiel a sí mismo cuando quitó a ReyesReyes llegó al descanso con una asistencia, mucho fútbol derramado y más opciones de quedarse en el banquillo. Emery se encuadra en ese grupo de entrenadores que prefiere intentar ganar un partido en la pizarra que desde el talento personal de una gran estrella; y el primer tiempo había evidenciado que, si bien al contraataque el Dnipro no hacía nada, cuando daba cinco pases y encontraba a Konoplianka sí que reforzaba su poder. Quitar a José Antonio, subir a Aleix Vidal y cerrar el lateral con un especialista era el ajuste que Unai hubiera realizado sin dudar si anoche hubiera sido un día como cualquiera. Pero se trataba de una Final, y aguantó 15 minutos extras por si el genio realizaba otro conjuro. Y en el 60, Emery fue Emery. Sin vacilaciones. Y le salió a pedir de boca.
Unai Emery ha entrado por la puerta grande en la historia más importante del Sevilla FC.
Sin Reyes, el Sevilla se espesó pastosamente y dejó de producir ocasiones. Banega, inspirado e hiperactivo, se ofrecía sin cesar buscando ayudar al equipo, pero nadie le hacía una pared y nadie se le desmarcaba al lugar indicado para que la posesión progresase con naturalidad. O Ever regateaba, o se creaba una superioridad de 2×1 en alguna de las bandas, o Bacca ni olía el balón. Eso sí, como prestación defensiva, Emery logró una consistencia atrás casi pétrea. Desde el cambio hasta el 90, Konoplianka apenas apareció una vez. El encuentro había invertido una dinámica de cuatro llegadas hispalenses y una de los ucranios por una de los hispalenses por ninguna del Dnipro. Y después de un par de rebotes, Vitolo asistió con seda a Bacca para que el cafetero hiciese lo que pocos saben. Extraordinaria definición. Bajo su empalme de zurda no se ocultó ni su técnica ni su calma. Fue puro instinto asesino. Se tiene o no se tiene.
Unai Emery se ha colado en la historia del Sevilla FC con una temporada de éxito triple. El alzamiento de un título adorado y la clasificación para la próxima Liga de Campeones se han visto acompañados por un fútbol que, por primera vez en mucho tiempo, ha seducido al Pizjuán y a quien se ha asomado a verlo. Los despejes de Fazio, las contras de Rakitic y las definiciones de Bacca allanaron el camino para que, doce meses más tarde, se haya podido asistir al nacimiento de un equipo de empaque y talla superior. Tildar al primer campeón continental de conjunto ilimitado implicaría sobradez, pero sí es justo y digno señalar algo que sólo se le puede asignar a los que aspiran a ganar la Champions: el Sevilla FC de hoy no tiene puntos débiles. No hay una receta para vencerle. No hay trucos que faciliten su derrocamiento. Para derrotarle, debe jugarse mejor que ellos. Y eso es dificilísimo. Casi nadie puede. En la UEFA Europa League, nadie.
hola 28 mayo, 2015
El cambio le salio bien a Unai, justo Vitolo en zona de mediapunta aprovecho el pequeño error de Kankava de no despejar el balon y le puso el gol a Bacca.
Fue una gran final que no decepciono, muy entretenido el partido. 5 equipos españoles en la proxima Champions y vaya equipazos los 5.