
La lleva atada al pie con los ojos semicerrados. Toquecitos indetectables mientras avanza, se perfila y se prepara para la aceleración final, un arréon endiablado que quiebra cinturas y dibuja pensamientos obscenos. Luego va la estocada última. El ruso es un asesino. Cruel. Despiadado. Andrey Arshavin asombra a Europa con su fútbol fatalista y sigiloso, de espía de la KGB. Es frío. Quizá demasiado. Ya llevaba años asomando en competiciones secundarias y ese sería su gran año. La Eurocopa fue el gran escaparate, pero la atención ya la había conseguido en la antigua Copa Uefa, de la que había salido campeón con el Zenit. Siete años después otro atacante soviético repite sus pasos en la competición, pero Konoplyanka no responde al mismo perfil. Veamos.
El andar de Konoplyanka recuerda al de Arshavin 2008
El ucraniano es un futbolista enteramente diferente. Además de que en su corazón domina la pasión, Konoplyanka no tiene el gusto por destruir que sí tenía el ruso, y ahí es donde el primero empieza a desmarcarse del segundo en el mapa mental de nuestra memoria. Antes de adentrarnos más en la definición del futbolista, tengamos en cuenta el aspecto geoespacial. Konoplyanka juega en Dnipro como extremo izquierdo (foto de la izquierda) del 4-2-3-1 que alinea su entrenador. El equipo de Markevych es bastante irregular y eso marca las actuaciones del ’10’. Aunque se intuye en él un potencial para sumar de muchas formas, el hecho de que los suyos no lo activen ni lo busquen de forma sistemática, quizás por la falta misma de sistema, incide en su comportamiento. El Dnipro rifa de más el balón, no tiene un circuito de salida definido ni se adecua mucho a las características de su estrella. Konoplyanka seguro debe sufrir y quizá de ahí sus largos tramos de desconexión en cada partido. Al menos en los que competen a la Europa League, pues son los que han sido examinados para este artículo. El Dnipro no es el mejor escenario para que un futbolista como él brille.
Su equipo no le permite brillar todo lo que puede
Volviendo un poco sobre nuestros pasos, decíamos que Konoplyanka juega de extremo izquierdo. Aquí es necesario diferenciar entre la posición y el rol. Lo primero es espacial – dónde – y lo segundo es de función – qué -. Konoplyanka es un extremo de posición, pero un enganche de rol. No lo es al uso de los Iniesta o Silva que juegan en la banda ni mucho menos. Él prácticamente nunca abandona su posición (foto de arriba a la izquierda), se mueve poco en el carril interior (Foto) y su influencia por dentro es escasa. Casi siempre recibe pegado a la banda (foto de arriba a la derecha) donde espera como chincheta. Sin embargo, su juego no responde al del extremo tradicional: Konoplyanka pocas veces intenta desbordar y desde la banda lo que realmente hace es pausar el juego, esconder la pelota y dirigir el ataque. Y va en patines, claro. Su regate hace parte importantísima de su juego, pero lo usa para embaucar a los rivales y no para dejarlos atrás. De vez en cuando intenta irse, pero su instinto es el de juntarlos (Foto), eliminarlos con el regate y perfilarse para aprovechar las ventajas creadas (Foto). Si recibe en salida de balón lo suyo es descargar de primera (Foto) para el que viene de cara; si su encuentro con la pelota es más adelante, lo primero es juntar rivales para desordenar al rival, y luego pausarse para organizar a los suyos. Se comporta como un ’10’ de Sudamerica. El problema recae en su poco movimiento sin balón: Konoplyanka no la pide al espacio ni se mueve en el eje horizontal. Eso, sumado a lo anteriormente dicho sobre las características de su equipo, desembocan en un futbolista de poca presencia. Su diagonal es mortífera, pero lo intenta pocas veces, pues inicia las jugadas muy lejos y la zona de mediapunta casi nunca es desocupada para que pueda moverse hacia allí.
Párrafo aparte merece su aporte defensivo porque hace parte importante de su fútbol. No por calidad, pues no es un defensor excelso, sino por inclinación: Konoplyanka disfruta corriendo para atrás. Sabe armar la línea (foto de la derecha), aguanta bien cuando el rival tiene el balón, sin ir a morder por morder, y llega muy abajo a recuperarla (foto de abajo a la izquierda), incluso hasta área propia como contra el Napoli en la ida. Esto marca su juego porque al bajar tanto no se habilita así mismo para lanzar contragolpes (foto de abajo a la derecha), donde se le nota mucho potencial, y también porque representa muy bien su aproximación al fútbol: darlo todo. Y es que Konoplyanka no da un balón por perdido ni regateando ni corriendo tras él.
Konoplyanka además de calidad técnica posee esfuerzo defensivo
No hemos mencionado su disparo ni su actividad como pasador de forma consciente. Lo primero es su gran arma de cara a pasar de ser un buen jugador a ser un crack. Es la bomba. Por arriba o por abajo sabe darle con mucho veneno, muy encombado y con un efecto que hace recordar a las míticas caricaturas de Captain Tsubasa: el balón sube, sube y de repente va para abajo como si tuviera vida propia. Lo segundo es, en cambio, su gran defecto. Para un futbolista que quiere organizar, su pase es defectuoso. Muy irregular, suele ir flojo y no muy preciso. Hablando de su pase interior, claro. Pasando en corto se le nota cierta energía que habla de un futbolista capaz de adaptarse a ritmos muy superiores.
En resumen, hablamos de un futbolista con todo por demostrar, con un potencial de estrella en una gran liga, pero que ha de mejorar su juego un montón para llegar a ser lo que apunta. Comenzar por añadirle agresividad a su juego, aumentar el número de ataques que intenta y pulir su técnica de pase. Regateando ya tiene un master class. El Napoli deberá cuidarse.
hola 14 mayo, 2015
Que alguien fiche a Kono y lo disfrutamos en una liga "top" cada fin de semana. Uno de los deseos para el proximo mercado de fichajes, ojala salga de "su" Dnipro.