La confianza en El Nuevo Arcángel rara vez ha sido protagonista. Sus jugadores, que comienzan ahora a escuchar una tercera voz desde que arrancó el campeonato, vuelven a la casilla de salida a diez jornadas del final. Sin tiempo para dar tiempo a una nueva idea, José Antonio Romero recibió al Atlético tratando de probarse con la pelota pero sin la certidumbre de llevarlo bien a cabo. O cuanto menos, tener claro cómo protegerse y medir bien cada pase ante un reto tan exigente.
La jugada del primer gol fue la viva imagen del kloppismo. Separar las piezas del rival que quiere salir por bajo con una actitud no agresiva pero sí intimidatoria sobre los que están de espaldas, la que obliga a arriesgar en los pases o como mal menor, pegar el pelotazo, pero siempre con las piezas separadas. Koke fue el mejor visitanteQue la segunda línea visitante quedase a escasos 4-5 metros de la divisoria hizo dudar mucho a los blanquiverdes. Numéricamente eran más ante Griezmann y Mandzukic, así que el doble pivote podía escalonarse, teniendo a los laterales en horizontal y a los defensas por detrás. Francés y croata se colocaban para que los zagueros, principalmente Crespo, salieran por fuera; el Atlético basculaba, rodeaba bien a Fidel, que venía en apoyo con Edimar abierto. Con el mediapunta de espaldas, Saúl y Gabi esprintaban para que el poseedor tomara una decisión errónea, bien jugando a un toque o deshaciéndose de ella como mal menor. Con el mediocentro de cara a la pelota como apoyo central, Griezmann, el más alejado, encimaba su espalda para provocar la pérdida. Esto ocurrió con asiduidad cuando los hombres de Simeone optaban por esta opción defensiva y protagonista. Cuando replegaron, ganó el Córdoba.
El Córdoba mejoró con las entradas de Cartabia y Ghilas
Con Bebé como individualidad por la derecha y una buena movilidad en general, los andaluces lograban tenerla y recuperarla con rapidez. Fue la peor media hora del Atlético de Madrid, que volvió a preocupar en su capacidad para salir y trenzar jugadas, pues sin Arda, con Gámez frenado por ser diestro en izquierda, Juanfran bajo mínimos y Gabi y Tiago sin confianza en cada acción del juego, sólo Griezmann y Koke podían guardarla y esperar. Sólo ellos dos pudieron asociarse, pues buscar a un tercero era sinónimo de agonía. Así el Córdoba achicaba hacia delante, tenía tiempo para que Borja García pudiera pensar algún envío y competir sin ver atacado su balance defensivo. Fidel se juntaba con Borja o alternaban alturas entre líneas, Florin Andone caía a la banda de Juanfran y se ganaba profundidad. Con Giménez y Godín, siempre perfectos, el remate ya era obra de héroes que no atesora el Córdoba. Con esos problemas en ambos equipos, apareció Jesús Gámez para sacar de córner con la mano a un espacio atacado por Giménez, prolongado hacia Saúl. No es la primera, no será la última ni es la única razón por la que juega el malagueño. Ya que está, que saque de banda. Si lo necesitan por alguna urgencia, no se descarta que termine quitándole a Juanfran el balón que salió por su costado en cualquier minuto de descuento. Como un especialista.
A todo esto, Simeone había cambiado a Koke y Saúl de bandas alrededor del 30′ para que Resurrección hiciera jugar e involucrara a Gabi y Juanfran, la salida más natural de los suyos. No lo consiguió hasta el descanso, pero sí en la segunda parte. Los locales se soltaron ante la falta de tensión del choque, con Fede y Ghilas agitando los espacios. No debería de prescindir en este tramo final de sus dos futbolistas más autónomos. La tarea, en cualquier caso, pide muchas más cosas.
@migquintana 5 abril, 2015
Además de la buena noticia de recuperar a Saúl y del hecho de que es seguro que Jesús Gámez vaya a producir varios goles de saque de banda, que tiene tela el asunto, me gustaría comentar dos detalles:
1- Jan Oblak parece estar ganando en confianza. En ánimo. En seguridad. Amen del paradón que deja en el segundo tiempo, tiene un par de salidas bastante meritorias. Sigue sin imponerse por completo, pero es que realmente aún no es ese tipo de portero. Y ya van tres partidos imbatido.
2- La poca activación de Mario Mandzukic, que salta, corre y juega sin intensidad, va a ser un pequeño gran problema para Diego Pablo Simeone. Quizás no tanto el partido decisivo del año, donde tiene otras opciones, pero en el día a día contar con la versión gris y triste del croata es una mala noticia.