Platinismo: El Ángel de la Bombonera (IV) | Ecos del Balón

Platinismo: El Ángel de la Bombonera (IV)


“La respuesta a esa pregunta es fácil, ¿Cómo no lo voy a querer a Boca si me dio de comer toda la vida?”, Angelito Labruna.

He aquí un caso paradigmático sobre los mecanismos del amor y el odio en el fútbol. Ángel Labruna, también conocido como el Feo o Anyulin, le profesaba a Boca Juniors tal desafección que rayaba en lo cómico. Uno de sus antiguos discípulos, Juan José López, explicaba que estando en Talleres como técnico llamó a los 8 o 9 ex jugadores de River que tenía en el plantel y les dijo: “Para nosotros esto no es un partido más, esto es un River-Boca, salgan a pisarlos”. Les ganaron por cuatro goles a cero y según López había que verlo a Angelito gritando “Gooool de River”.

Semejante desapego quizás pudiera entenderse a la luz de un temprano rechazo, como el que había sufrido su compañero Moreno. A los 15 años el futuro «Charro» se vio desestimado por las inferiores xeneizes con un lacónico «no sirve» que le hizo romper a llorar. Prefirieron a otro que según Moreno venía «recomendado» y él le juró venganza al delegado de la 5ª de Boca. Sin embargo, antes del final de su carrera se daría el gusto de ponerse la camiseta amarilla y azul (1950) sin el menor poso de rencor. Más bien al revés, la revista «Mundo Boquense» recogía en su edición de febrero unas eufóricas declaraciones suyas: «vuelvo al club del que nunca debí salir».

No olvidemos que la venganza es el placer de los dioses.

Su caso es distinto al de Angelito. José Manuel Moreno se fue a probar a River «por la bronca» y el buen tino de Tito Sánchez, un aficionado riverplatense que tras encontrarle llorandoSu padre esperaba que fuera también relojero de rabia le llevó a ver a dos de los delegados de River Plate (Busuro y Roldán). También porque en un intervalo de pocos días intentó debutar en el boxeo profesional y le rompieron la nariz de un cross de derecha que se la dejó la indeleblemente torcida. Irónicamente existen varios paralelismos y superposiciones entre las historias de ambos jugadores. Por ejemplo, ninguno de sus padres les quería futbolistas y los dos tuvieron que jugar a escondidas de sus progenitores. El de Moreno, policía de profesión, consideraba que el fútbol era «cosa de vagos», mientras que el de Ángel Labruna, relojero, esperaba que el hijo aprendiese su oficio y que no perdiese el tiempo jugando. También en sus dos trayectorias coincidió un rechazo de Boca, pero en el caso de Ángel no lo sufrió él directamente, como aquel que lloró su camarada Moreno, si no que el damnificado fue un muy buen amigo suyo.

Se llamaba Máximo Pistoletti y era un chico más mayor que Ángel Labruna. Una vez había ido a «probar en Boca y, después de hacerlo sufrir mucho, lo echaron». Como sucedió con Moreno, planeó su venganza, pero él optó por buscarse un ejecutor: «Ángel, mi mayor alegría es que le hagas muchos goles a Boca. Cada vez que le metas uno, me vas a hacer feliz…». Fue una venganza de libro. Servida en plato frío, pero con su acción extendida durante más de cuatro décadas.

Un jorobado que jugaba muy bien al baloncesto.

Labruna jugó primero en el Barrio Parque FC y hasta acabó convenciendo a su padre de que hiciese de delegado del conjunto. Luego casi todos sus integrantes terminarían en la sexta división de River, el equipo del que él era hincha. Durante su etapa formativa alternaba el conjunto de cadetes de baloncesto con las inferiores de fútbol hasta que en 1934 se le pidió que eligiese. «Si me consiguen un empleo, sigo con el básquet», dijo y luego se reiría con ganas recordándolo. «Menos mal que no me lo consiguieron», decía divertido y consciente de que, gracias a aquella decisión, cinco años después comenzaría la tortura a Boca.

A pesar de su buen hacer en las inferiores, al «Feo» Labruna le costó afianzarse. Jugaba de interior por la izquierda en la misma posición que ocupaba el ídolo de la afición: José Manuel Moreno.Ángel Labruna entró en el once por JM Moreno Él mismo dijo: «Sé que si Moreno no hubiera sido excluido del equipo, yo hubiera quedado para siempre jugando de suplente, porque ocupábamos el mismo puesto». Se refería a una suspensión administrativa del crack por «bajo rendimiento» (1939), que acarreó un plante de la mayor parte de la primera plantilla cuando aun quedaban nueve partidos para finalizar el campeonato. Las bajas forzaron a Cesarini a armar un equipo con numerosos elementos de las inferiores -al que acabaron apodando «Los Guerrilleros»– y en el que estaban Labruna y el futuro puntero derecho titular Juan Carlos Muñoz. Así pudo jugar su primer Superclásico la mañana del 5 de noviembre de 1939, en el estadio de San Lorenzo y con Boca como local. Victoria por 2-1 y «goool de Labruna» en la despedida de otro mito, Varallo.

Dos años después, en otro Clásico ante Boca saldado con 5 goles a 1, bautizaría definitivamente a aquel River como «La Máquina» y Labruna tendría el honor de abrir el marcador y una época de fútbol todocancha. Se había alcanzado en aquel partido una de las más altas cuotas de perfección futbolística y el escritor madrileño José Gabriel López Buisan, afincado en Argentina, escribiría en el diario «Crítica» que Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrosi «se parecieron a una maquinita».

La temporada siguiente, 1942, es comúnmente aceptada como la apoteosis de la Máquina. Su mejor iteración. Osvaldo Zubeldía diría en 1965 que era el equipo que más le había entusiasmado. A Boca vuelven a propinarle otra goleada, esta vez por 4-0, con sendos goles de Labruna. Huelga decir que a estas alturas Pistoletti estaba como «loco de contento». Luego llegaría la esperada revancha en la Bombonera durante la segunda ronda del campeonato y esta sería, si cabe, aun más dolorosa. Perdía River por 2 goles a 1 cuando en el minuto 71 se vieron obligados a evacuar al defensa derecho, Norberto Yácono, al haber sido este alcanzador por un proyectil en la cabeza. Diez minutos después Pedernera anotaría el tanto del empate y la Máquina viviría el momento considerado mayoritariamente como de mayor gloria del equipo: la celebración de la consecución del título dando su primera vuelta olímpica en la cancha de su máximo rival.

El único futbolista consignado en la biblioteca de Babel.

Una anécdota que quizás ilustre mejor la dimensión social de aquel River que cualquier tanda de datos [1], vendría a colación de un libro que se escribió en paralelo a dicha campaña (1942). El «Seis problemas para Don Isidro Parodi» de un tal H. Bustos Domecq, en realidadAquel histórico River era mucho más que un simple equipo de fútbol un seudónimo para la dupla de cuentistas bonaerenses formada por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. A modo de introducción para aquella serie de relatos detectivescos la señorita Adelma Badoglio, biógrafa inventada para la ocasión, ubicaba al también apócrifo Bustos Domecq comentando que «durante la intervención de Labruna fue nombrado, primero, Inspector de Enseñanza, y después Defensor de Pobres». Lo que supone una de las escasas menciones al deporte rey [2] en la obra del gran escritor argentino, puesto que es sabido que Borges detestaba el fútbol hasta el punto de haber impartido una conferencia sobre la inmortalidad a la misma hora en que Argentina debutaba en el Mundial de 1978. Eduardo Pérsico, uno de los autores del libro «Los que conocieron a Borges nos cuentan» le preguntó al propio Jorge Luis durante una entrevista por la mención al goleador de River. Borges se limitó a sonreír y dijo «esa fue una ocurrencia de Adolfito (Bioy)». Sin embargo Pérsico extrapola que si ellos escribían escuchando la radio es muy posible que lo recogieran de algún locutor diciendo «brillante intervención de Labruna». Con lo que Borges odiaría el fútbol pero hasta él escuchó jugar a la Máquina.

A estas alturas Labruna no solo era famoso si no que ya empezaba a estar indeleblemente ligado a su máximo rival. Esto era debido no solo a que se ensañaba deportivamente, que de hecho sigue siendo el máximo artillero de los Superclásicos, sino también por sus constantes desplantes y provocaciones. Cuando hubo que dar la vuelta olímpica a la cabeza estaba Labruna. Fue también el precursor de entrar en la Bombonera con la nariz apretada señalando el supuesto mal olor… del riachuelo cercano a la cancha. Había que tener valor puesto que ya hemos visto con la anterior anécdota de Yácono que la tribuna de la Bombonera era capaz de disparar a matar. Pinino Más comentó que, aun cuando hizo de técnico, entraba a la Bombonera y se tapaba la nariz, y el publico «lo escupía, lo puteaba y él se seguía tapando la nariz». Por que esta particular enemistad a parte de enconada era recíproca.

Lejos de atemperarse la relación con el final de su etapa como jugador el fastidio mutuo fue in crescendo. Uno de sus antiguos pupilos, Roberto Perfumo, lo resumió diciendo que «la gente de Boca le tenía un cagazo tremendo a Labruna, y él no le tenía miedo a nada. Manejaba todo, hacía lo que quería». Aunque hay que matizar que «hacía lo que quería» pese a los costes, porque cuando perdía un partido contra Boca perfectamente podían llegar aficionados boquenses con camiones de brea y carros de mierda a tirarlos frente a la casa de Labruna. Literalmente.

No repitas nunca lo que voy a decirte… rencor…. tengo miedo de que seas amor.

Aunque pueda resultar disparatado, Ángel se consideraba «bastante amigo de Alberto J. Armando, presidente de Boca, incluso le compraba los autos a él». Más a pesar de que en aquella época los xeneizes fueron entrenados en numerosas ocasiones por históricos integrantes de la Máquina [3], saliendo incluso campeones bajo su dirección técnica, Armando nunca osó ofertarle el puesto a su compadre. «Estoy seguro de que con Labruna saldríamos campeones, pero ni me animo a proponérselo. Ángel tiene la banda roja pintada en la piel, debajo de la camisa», diría don Armando a sus allegados.

La actitud de Armando daba pistas de que tras el envoltorio de rencor de grada existía un sentimiento de respeto boquense por el adversario. El propio Ángel no era ajeno a lasEn medio de la obsesión, había un respeto mutuo contradicciones de esta relación. Reconocía que ganarle a Boca era una «obsesión, mi idea fija», pero también existía un poso de gratitud a aquel enfrentamiento por más que lo revistiese de sarcasmo: «Miren si habrá sido importante Boca en mi carrera que gracias a ellos les pude hacer el primer regalo importante a mis viejos: un juego de muebles», en alusión a la prima que le dio River el 5 de noviembre de 1939 por vencer su primer clásico. Todo se explicaba desde su rivalidad con Boca. Incluso refiriéndose a su hijo Daniel, tristemente fallecido por un lupus, hallaba algo de consuelo explicando que «el último partido que jugó le gritó un gol a la tribuna de Boca».

Meses antes de morir Ángel Labruna le concedía una entrevista a «El Gráfico» y allí sorprendió a todos con una respuesta inesperada. «¿Usted iría a dirigir a Boca? Llegado el casi sí». Quizás fue despecho por el trato de la sociedad a la que había dedicado tantos años, pero por primera vez Ángel rompía su imagen de hincha acérrimo e incluso le lanzaba una flor a su némesis, la grada de Boca. «Creo que de local no pierdo un punto (…) Boca, con la presión de su gente, es la única cancha donde se siente la condición de local».

Una vez fallecido Labruna el autor Rodolfo Garavagno publicó «Un picado en el Cielo», bello poema dedicado al «Féo». Se daba la particularidad de que Garavagno era hincha de Boca y por influencia de su gesto nació el lema «Rivales siempre, enemigos nunca», como forma de campaña contra la violencia en el fútbol. Años después se publicaría dentro del libro “De fútbol somos”, el hermoso relato «Señor Labruna» de Rodolfo Braceli, articulado sobre la particular relación epistolar entre el Señor Labruna y un teórico aficionado de Boca, el maestro Estupor Corcuera, que paradójicamente era un gran admirador suyo. «Soy un convencido que usted tiene todas las características de un jugador típicamente boquense. Usted no arruga jamás (…) usted no le tiene miedo a nada», decía el señor Corcuera, dando así voz a un sentimiento seguro bastante extendido entre el aficionado xeneize. Una muestra de que odio y amor son los extremos de la misma línea, a veces solo a segundos y otras veces a décadas de distancia.

 

[1] Fue el conjunto menos goleado (37), pero también el más goleador (72) del campeonato.

[2] Bustos Domecq acabaría escribiendo su propio cuento de fútbol: «Esse est percipi» (1967).

[3] Renato Cesarini, José Manuel Moreno, Aristóbulo Deambrossi, Néstor Rául Rossi y Adolfo PederneraI. Así como otros históricos de River pero no componentes de la Máquina como Alfredo Di Stefano, José Varacka o Rogelio Antonio Domínguez.

 

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Artículos publicados:
1- ¿No te da vergüenza?
2- Felix Roldán y otros héroes anónimos
3- Mito y folklore de la escuela millonaria
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Próximos artículos:
5- Notas para la confección de un semillero estilo Máquina (14-11-2014)
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22 comentarios

  • @_H___H_ 7 noviembre, 2014

    Es difícil hablar sobre un tema por el que uno siente tanta pasión sin caer en tópicos que no se disfrutan tanto en el debate de ecos, debo decir que disfruté mucho la mención a Borges y la máquina, siempre emocionan las referencias literarias que haces en estas series.

    Con respecto a Labruna y Moreno creo que me cuesta un poco la comparación de la motivación de ambos en su rivalidad con boca, pues según lo que he leído, el "charro" era fanático de boca y por eso le dolió tanto su rechazo, mientras que Labruna definitivamente no lo era; en cuanto a la relativización de su enemistad con boca puede que aplique esa dualidad tan ambigüa que suele haber en Argentina (recuerdo también la mención del tema en el artículo de Kundera sobre el súperclásico), pero más probablemente con algo similar al despecho del Charro Moreno, pues como mencionas Labruna pasó momentos malos en River como técnico, y se fue mal, como pasan casi todos ellos especialmente en un medio tan difícil como el argentino, en el que fácilmente insultan a cualquiera.

    La mayor explicación para el "odio" casi caricaturesco que yo encuentro es que simplemente Labruna fuera muy fanático de River, pues ese tipo de pasión se puede entender desde ese punto de vista, desde algo que es imposible de explicar porque está hecho para sentirse y no explicarse y casos similares se han visto en la historia de esa rivalidad.

    Inevitablemente la de Labruna será siempre una historia única llena de anécdotas increíbles que, bien en la tónica de esta serie a veces parecieran rozar el mito, como la anécdota de cuando dirigiendo aTalleres y mientras vencían cómodamente a River Labruna empieza a alentar a los jugadores del rival, diciéndole al Beto Alonso, por ejemplo, que transpire la camiseta que él usó por 18 años, o también anécdotas sobre la presión que hizo para que algunos de sus dirigidos, como el pato Fillol, recalaran en River.

    Ese tipo de cosas son perlas del archivo, que en el caso de Labruna sobran, como cuando dirigió y triunfó en dos equipos a la vez, uno en primera y otro en la b (defensores de Belgrano y Platense), pero bueno, sobre Labruna hay material para horas y horas de charla.

    Como siempre, excelente, gracias por todo esto.

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  • @migquintana 7 noviembre, 2014

    Qué bien viene hoy este artículo tras confirmarse que Boca y River disputarán una de las semifinales de la Sudamericana. Por suerte para Boca ya no estará Labruna con la banda, pero Teo comienza a generar un respeto curioso…

    @_H___H_

    Desconociendo la historia, por lo que cuenta David entiendo que también es un odio que se retroalimenta de sus propias ganas de odiar. Siempre en clave deportiva, por supuesto. Pero la anécdota me recuerda a aquellas discusiones que comienzas con tu pareja o amigos y que, al poco rato, después de mucho tiempo discutiendo, prácticamente has olvidado el motivo inicial de la disputa. Y si encima era muy de River Plate, pues ni te cuento.

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  • Abel Rojas 7 noviembre, 2014

    Yo lo siento mucho pero estos artículos tan sublimes se me empiezan a quedar cortos. Creo que deberían venir acompañados, sin duda, de un making-off. Bien en radio bien en vídeo.

    Esto es descomunal.

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  • Abel Rojas 7 noviembre, 2014

    A propósito, yo creo que aquí tiene que haber una historia secundaria:

    "Meses antes de morir Ángel Labruna le concedía una entrevista a “El Gráfico” y allí sorprendió a todos con una respuesta inesperada. “¿Usted iría a dirigir a Boca? Llegado el casi sí”."

    No entiendo bien el cambio. Desde mi ignorancia, no me cuadra.

    Animo a David Mata a encontrar las razones exactas si es capaz. Aunque entendería que no lo fuese, porque esto debe ser de traca ^^

    Pero David Mata necesita un reto.

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  • Lutther Blisset 7 noviembre, 2014

    Magnifico artículo, como todos los de David Mata. :)
    Estas historias son las que hacen tan atractivo el fútbol argentino (sobre todo el de antes)

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  • Arroyo 7 noviembre, 2014

    @Abel

    Tras las comilas de "llegado el caso sí" viene esto -> …Quizás fue despecho por el trato de la sociedad a la que había dedicado tantos años…

    No se explica pero habría algún rechazo continuado en el tiempo con directivos/Presidentes de River que a lo mejor no le ofrecieron cargos dentro del club, ser entrenador y tal…

    Dicho esto y sin tener parecido, el párrafo de Borges y Bioy Casares y sus relatos detectivescos, me ha recordado a la famosa escena del bar en la peli de Campanella, con el hombre recitando nombres de jugadores de Racing presentes en las cartas del asesino.

    "… Y se me ocurrió pensar, Benjamin, en los tipos, en todos los tipos… en EL tipo… hay una cosa que no puede cambiar…"

    "Qué tal, Escribano… vamos con la primera carta: Te juro que con lo que llovió quedé peor que Oleñac la vez aquella…Escribano por favor"

    "Juan Carlos Oleñac, debuto en Racing en el 60, en el 62 pasó a Argentinos Junior…"

    La pasión delata a cualquiera. A David Mata también.

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  • @David_Mata_Ecos 7 noviembre, 2014

    @_H___H_ y @Abel Rojas

    En realidad _H___H_ lo explica bien en su comentario. Fue muy maltratado por la directiva y parte de la afición. El diario Clarín de 1981 recogía como durante una eliminatoria de River en Copa Libertadores, la tribuna coreó el nombre de otro entrenador, Juan Carlos "Toto" Lorenzo, incluso cuando el equipo aun tenían chance de superar la eliminatoria. Esto hirió muy profundamente a Labruna. Textualmente dijo: "Lo que me amargó fue que gritasen el nombre de un técnico. Nada menos que a mí". Luego fue sustituido por Di Stefano en una maniobra calificada de"política" y que él nunca perdonó. Más que nada porque no le dio tiempo. Falleció antes. Sin embargo no creo que hubiese sido irreconducible. También estuvo casi cuatro años sin hablar con un amigo periodista, Miguel Angel Bertolotto, y cuando al final hicieron las paces, merced a la mediación de un amigo común, le dijo: "¡Cuánto tiempo pasó, eh!… Es que soy un viejo chinchudo".

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  • @David_Mata_Ecos 7 noviembre, 2014

    @Lutther Blisset

    Bellísimo semillero de historias y personajes. Dan para demasiadas historias. Un microuniverso de cuentos.

    Abrazos

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  • @David_Mata_Ecos 7 noviembre, 2014

    @Arroyo

    Existe una modesta conexión entre este artículo y la película de Campanella a la que te refieres. Esta está basada en un trabajo de Eduardo Sacheri, habitual cuentista de futbol, y fan confeso del "Señor Labruna" de Braceli. Siempre sale mas de lo que proponemos ;p

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  • Cortázar 7 noviembre, 2014

    @David_mata_Ecos y @Abel Rojas

    El Toto Lorenzo no solo era otro entrenador argentino: era el máximo DT (por ese entonces, luego fue superado por Bianchi) de la historia de Boca. Dos Libertadores y una Intercontinental lo tenían en el podio. La Copa Libertadores era la envidia de los riverplatenses, que la conquistaron recién en 1986. El blog La Passucci, citado como fuente en el artículo (en «le lanzaba una flor»), no será de mi agrado pero tiene una excelente cantidad de material de época. El hincha de River insultó y menospreció a Labruna, lo silbó y lo humilló cada vez que el equipo no cumplía alguno de los 3 requisitos de la Triple G: Ganar, gustar, golear. La hinchada de River tenía (y tuvo hasta hace menos de una década) esa ideología: a veces llegaban a complotarse para jugar a cancha vacía. La de Boca, en cambio, en la gran mayoría de los casos alentaba hasta el final. Si le sumamos el hecho de que Boca solía jugar a cancha llena, y que arquitectónicamente la Bombonera vibra con los saltos (lo que atemoriza rivales), se explica la declaración de Labruna de que era el único estadio donde realmente se jugaba de local.

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  • @David_Mata_Ecos 7 noviembre, 2014

    @Cortázar

    Efectivamente a todo lo que comentas. Gracias por un mensaje tan rico. A mi me encanta Lapasucci, porque como dices, han rescatado, escaneado y hecho accesible un montón de material clásico. Además, leyéndoles uno cree poder ver el mecanismo de funcionamiento del corazón del hincha. Documentándome para el artículo encontré a aficionados de Boca que incluso culpaban a los de River de la muerte de Ángel. Extrapolaban el corazón roto por su marcha al paro cardíaco de su muerte. Algo a caballo entre el vudú y la metáfora. Parecería que hubiesen intuido que el odio es un sentimiento demasiado fuerte como para malgastarlo en alguien que no fuese importante para ellos y por esto, tras décadas de ejercer su rencor sobre Labruna, habían hecho de Ángel algo "suyo". Le defendían e imaginaban un final con Labruna dirigiendo a Boca. De ahí lo de los mecanismos del odio y el amor del principio del artículo.

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  • José 8 noviembre, 2014

    @David_Mata_Ecos

    Dudo mucho que un tipo como Labruna hubiese aceptado ese trabajo en Boca. No sé quienes fueron esos plateistas o fanáticos que le han faltado el respeto, pero justamente Labruna es lo que todo hincha de River debe ser, fiel hasta el final. Aún hoy se le tiene en muy alta estima, lo consideramos nuestro Ángel de la guarda, y ni Ramón Díaz puede sacarlo de ese trono.

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  • @David_Mata_Ecos 8 noviembre, 2014

    @José

    Sinceramente, si me preguntan yo tampoco creo que don Ángel hubiese acabado firmando por Boca y creo que tarde o temprano hubiese vuelto a River. No se si de entrenador o presidente. Lo que sucede es que creo que él mismo era muy consciente de que su dimensión social estaba intrínsecamente ligada a su relación con Boca. Un gran personaje de aventuras siempre necesita un gran antagonista para funcionar. La historia de Labruna funciona tan bien porque el adversario era de tronío.

    Respond
  • @_H___H_ 8 noviembre, 2014

    @Cortázar @David_Mata_Ecos
    El tema de La Pasucci es algo ya un poco desequilibrado, entiendo que se valore el rescate de archivos históricos pero no se puede olvidar que el transfondo está siempre dirigido a contar sólo un lado de la historia, La Pasucci es una página de propaganda dedicada a alimentar el mito alrededor de un equipo y a hablar mal de su eterno rival, evidentemente sólo van a recurrir a un archivo que les favorezca, aquí por ejemplo, les dejo un ejemplo de trabajo de refutación de un artículo de La Pasucci, hablando sobre el ascenso por decreto de Boca Juniors a la primera división.
    http://campeondelsiglo34.blogspot.com/search/labe….

    El señor Cortázar, aparte de agregar el famoso insulto de escribir el nombre de su rival (o en su caso, "los riverplatenses"), con b larga para burlarse por su descenso, recurre a la misma dinámica que La Pasucci, alimentar el eterno mito alrededor de su equipo para explicar las declaraciones de Labruna, lo que en realidad me parece un poco desatinado, porque siempre puede haber muchas caras de la moneda, en lo que he visto del fútbol argentino, los archivos pueden tener muchas versiones y casi siempre he encontrado refutaciones de una u otra vereda con fuentes de archivo sobre muchos temas.

    Decir que a Labruna lo silbaron y humillaron cada vez que no cumplió la "triple g" suena bastante exagerado (como decir que boca siempre llenó de local y casi siempre alienta hasta el final), aunque no resulta sorprendente viniendo de un hincha de boca. En general ese tipo de cosas han pasado en todos los equipos del fútbol argentino, que es un medio inmerso en la locura a la hora de juzgar algo tan pasional como el fútbol, allá ese tipo de cosas (los insultos y la humillación, propias o a rivales) son pan de cada domingo.

    Terminar debatiendo basándonos sólo en La Pasucci también resulta algo más propio para el foro "la mitad + 1" que para ecos del balón.

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  • @David_Mata_Ecos 8 noviembre, 2014

    @_H___H_

    Claro, La Pasucci está sesgada, pero no es algo que oculten. No es una página de aficionados al fútbol si no de Boca. Lo que me resulta interesante es que leyendo el material que ellos cuelgan uno puede hacer sus propias lecturas, descubrir retazos de historia y fomentar el debate histórico, porque como tú has explicado, su acción ha movilizado a otros aficionados a investigar y exponer otra versión, lo que al final va a enriquecer el debate.

    Lo que a mi me resulta interesante en este artículo es ver el funcionamiento del pensamiento del hincha en cuanto a afectos y desafectos, así como del propio jugador, que es lo que he intentado explicar tanto durante el artículo como en estos comentarios. Si lees los textos y las interpretaciones particulares que hacen sobre el tema en La Pasucci o en otros foros, se me antoja ver un corazón transparente que permite detenerte en el mecanismo de los engranajes. Ojo, no les estoy dando la razón en la interpretación, de hecho tu haces un comentario muy atinado: "siempre puede haber muchas caras de la moneda" y estoy de acuerdo. Fíjate que yo mismo en el artículo digo: "Quizás fue despecho por el trato de la sociedad a la que había dedicado tantos años". "Quizás fue…", porque soy muy consciente de que por más que investigues nunca tienes toda la información y las cosas siempre son multifactoriales. Al final te ves obligado a hacer literatura con lo que tienes. Construir una historia. A mi en este caso me interesa el amor y el desamor. Lo tuyo y lo mío. Tú y el rival. Lo que nos mueve y lo que nos identifica. Porque todo esto es lo que da pasión al fútbol. Por eso aguantamos tantos partidos malos. Y la pasión viene del placer estético sí, pero también de las emociones que nos despiertan las historias y las rivalidades.

    Tampoco esta particular psicología del hincha es un fenómeno particular argentino, si no más bien algo extendido en la cultura fútbol, al menos la que más conozco, la latina. Un amigo mío, muy hincha, del Barcelona se escandalizaba y aun hoy se escandaliza de que tras un pentacampeonato en España, la afición del Bernabeu saludase un empate con salva cerrada de almohadillas. Yo me abstengo de juzgar de modo maniqueista a aficiones con un "bien" o "mal" en posición de juez moral. Estoy más interesado en ver como funciona. Desde el reposo inspeccionar las tripas de la visceralidad.

    Por último decir que creo que es el debate que he sentido más intenso durante estas series de artículos históricos y es algo que me encanta. Por ejemplo el mensaje de Cortázar aportaba un contexto interesante al Toto Lorenzo. Lo que ha provocado que tú escribas un mensaje de respuesta reflexiva excelente, con muchos matices. Lo que no había captado en su momento fue lo de "con b larga". Ahí si que me detengo para recordaros a todos que esto es ecos del balón. Aquí ese tipo de bromas no tienen cabida. La página tiene una política de tolerancia cero con cualquier acción que interpretemos con insultos o faltas de respeto de cualquier tipo.

    Un abrazo @_H___H_

    Respond
  • Cortázar 8 noviembre, 2014

    @David_Mata_Ecos y @_H__H_

    Primero aclaremos lo de la B: fue, evidentemente, un error de tipeo. La V y la B están al lado en el teclado, después de todo. De hecho, después escribí River con V corta, lo sé porque me quedé 5 segundos atacando al automatismo muscular de tipeo. Estoy de acuerdo en mantener el debate dentro de lo que es Ecos.

    Acerca de mis "exageraciones de hincha de Boca", _H__H_, la verdad es que me ocupé de dejar en claro que incurría en generalizaciones: "En la gran MAYORÍA de los casos alentaban hasta el final", "Boca SOLÍA jugar a cancha llena". Es decir, a mí se me hace difícil creer en una hinchada atemporal, superlativa, sin errores, que haya comprendido la verdad del rol del espectador en la cancha (Que insultar desmoraliza y es antipráctico, en cambio, el aliento es pragmático), casi intelectual. Por eso no me gusta La Passucci, porque endiosa (pero reconozco su inmenso valor histórico en cuanto a fuentes). De ahí a negar que la histórica hinchada de Boca haya tenido las facetas que no nombré en innumerables casos, hay un tramo. Acerca del link que refuta el asunto del ascenso y descenso por decreto, me tira error. No sé si fue eliminada la entrada o qué.

    En definitiva, estoy totalmente de acuerdo con lo que plantea David de no caer en el maniqueismo. Como estudiante de Historia, no me gusta ponerme en un rol de juez que determina su agrado o desagrado por civilizaciones antiguas o movimientos sociales del siglo pasado solo por si lo que hacen es, a mis estándares, "bueno" o "malo". Mucho más interesante es la investigación apasionada, tratando de comprender por qué se hacía cada cosa. A River lo voy a odiar toda la vida, porque así funciona el mecanismo, pero, de haber sido River un equipo perteneciente a otra cultura futbolística, no voy a negar que me hubiera interesado y mucho todo universo simbólico. De hecho, disfruté mucho leyendo este artículo y me fascinó tanto la anécdota de apertura, con Labruna dirigiendo Talleres, como la anécdota del mismo _H__H_ acerca de Labruna increpando a los jugadores del propio River…siendo DT de Talleres. El fútbol está lleno de equipos culturalmente fascinantes, y de personajes carismáticos. Y eso resulta tan interesante como el partido, el deporte, en sí. La verdad está en todos lados, o no hay verdad. Y esto contradice una frase de Labruna, quizá indirectamente (porque la frase tiene otra finalidad): La verdad está en el verde cesped.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 8 noviembre, 2014

    Un detalle que me pareció curioso mientras escribía es el tema de la deformación profesional de los padres a la hora de preocuparse por sus hijos. El de Moreno temía que se convirtiera en un vago. No se como andaría la ley en Argentina pero aquí en España teníamos la ley contra vagos y maleantes. Un vago era un tipo de fuera de la ley. Luego el de Labruna, como un buen relojero, temía que su hijo perdiese el tiempo. Lo que hacen todos los malos relojes.

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  • @_H___H_ 8 noviembre, 2014

    @David_Mata_Ecos
    El tema del análisis de la dualidad de las hinchadas es un tema muy interesante, especialmente con el tema histórico, valoro y siempre valoraré tus perspectivas sobre estos temas porque siempre han conseguido resaltar aspectos sumamente interesantes de cada historia y darles una magia que casi que nos transporta en el tiempo, evidentemente tu postura es muy valiosa y es excelente y necesario que busques esa lectura de los dos bandos, en ese caso el archivo histórico de las páginas puede servir bastante, el tema del debate histórico en el fútbol argentino siempre me ha parecido muy interesante, por ejemplo en mi experiencia en los foros de River al leer tópicos donde algunas veces se ha instalado el debate con hinchas de Boca siempre me ha parecido fascinante como ante cada argumento histórico fuerte casi siempre ha aparecido uno del otro equipo a debatirlo con argumentos de peso, lo que te hace pensar que al final la historia siempre será algo fuertemente subjetivo, hasta en el caso de los diarios que muchas veces relatan verdades diferentes entre sí, o con muchos matices, incluso en la actualidad.

    En ese aspecto creo que se puede valorar los debates de los foros de los equipos, especialmente en las secciones históricas, porque siempre se encuentran aficionados con mucha experiencia y muy documentados en estos temas, o también con la gente de las páginas no oficiales, como la página millonaria, los del blog que cité "campeón del siglo" o una cuenta de twitter interesante como @RiverSuHistoria en el caso de River.

    Agradezco la consideración del tema de la "b" larga, es un poco molesto porque abunda en otros contextos y verlo aquí no es agradable.

    Un abrazo.

    @Cortázar
    Entiendo lo del error de typeo, pero luego de ver el contenido del comentario y también de ver que luego pusiste River con "v" me pareció que, o podía ser una insinuación tácita de la burla con el tema de la b (lo consideré más al ver que estaba precedido por comentarios sobre "envidias") que pensaste que no iba a ser evidente, o un automatismo por el propio hecho de utilizar demasiado la "b" para escribir River en todos los demás contextos, en todo caso, el comentario denotaba mucho tu marcada preferencia por Boca Juniors y eso me hizo inclinar por la primera hipótesis y señalarlo, el contenido del comentario y la redacción me hizo descartar que fuera un error casual.

    Siempre es agradable debatir, también es agradable encontrar puntos comunes en los discursos para encontrar los acuerdos y disensos, en el caso de tu primer comentario me fue imposible encontrarlos, porque era prácticamente la perspectiva de un hincha de Boca sobre las virtudes de su club y los defectos de su rival y en ese caso no pude hallar ningún consenso, es verdad que estás hablando de generalizaciones, pero también son generalizaciones que haría únicamente un hincha de Boca.

    En tu segundo comentario sí puedo encontrar consensos, en el sentido de lo fascinante de los temas históricos y la cultura futbolística de los países, así como las anécdotas de los personajes principales de esas "mitologías", en este caso nos ha tocado debatir de un hito de River y siempre las anécdotas son agradables, yo he disfrutado profundamente todas estas series de artículos, también siempre tratando de ver desde la perspectiva de un observador externo, aunque en este caso me sea mucho más difícil por el amor que le tengo a River, sin embargo cuando nos toque hablar de otros equipos del fútbol argentino trataré de encontrar una fascinación similar, aunque esté más que acostumbrado a no tener ningún interés por el presente de ellos. Estoy seguro de que siendo artículos de David será sencillo emocionarse, así como me han emocionado los de los anteriores.

    El link lo agregué mal, lo siento, este es el link correcto http://campeondelsiglo34.blogspot.com/2014/02/dec

    @David_Mata_Ecos

    El tema del fútbol profesional como profesión en esos tiempos es interesante, pues al faltar toda la esquematización (y el lucro) del presente parece un oficio casi bohemio, reservado a casos muy especiales de la sociedad, con respecto al "charro", leí que fue un futbolista extremadamente talentoso (algunos hasta decían que más que Maradona) y también extremadamente indisciplinado, en algún momento creo que leí que llegaba con resaca a jugar los partidos, creo que tuvo un serio problema de alcoholismo, aunque todo esto lo leí en el foro de River hace un buen tiempo, por lo que no estoy completamente seguro, en todo caso si el tema del alcoholismo fue cierto su padre tenía razones ciertas para preocuparse por el futuro de su hijo, aunque en parte el fútbol lo sacara de la posibilidad de la vagancia pero le permitiera no tener tan buenos hábitos.

    Lo del padre de Labruna sí es algo mucho más común, el tema del padre que busca siempre que su hijo siga sus pasos y muchas veces ve ciertas profesiones con mucho menos mérito que otras.

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  • Cortázar 8 noviembre, 2014

    @_H__H_

    Muy interesante la entrada. Pero, hay que decirlo, el artículo de La Passucci surge como defensa contra una acusación de deshonestidad: se habla del "decreto" como algo malicioso, indigno, una mano negra que subió a Boca de forma turbia. Y, la verdad, no tiene nada de malo: ¿lo "correcto" hubiera sido que la Primera se quede con una cantidad de equipos ínfima? Un ascenso de Independiente por el torneo de los 30 equipos sí hubiera sido algo más criticable, pues la fusión de las dos categorías que se está por realizar fue decidida post-descenso del rojo. Pero acá hay una fusión lógica.

    Lo que siempre va a ser rescatable es el trabajo de investigación, el no quedarse con la repetición de chicanas sin sentido. Más cuando esa investigación refiere a un tiempo tan lejano, tan difícil de hallar en los libros, y tan escondido debajo de la alfombra (por culpa de la dictadura del '76) como lo es el amateurismo del fútbol en Argentina. Dicho trabajo de investigación es realizado por ambos blogs, que terminan cayendo en la manipulación de información a favor de su cuadro. Gajes del oficio.

    Te mando un abrazo, nos estaremos viendo el 20N.

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  • @_H___H_ 8 noviembre, 2014

    @Cortázar
    Las chicanas serán siempre parte del fútbol, pero creo que coincidimos en que la historia del fútbol es un tema muy interesante y del que se puede hacer mucho estudio, como lo hemos visto en esta serie, sin conocer los pormenores del ambiente académico creo que podría formarse la futbología como carrera universitaria jaja, una especialización sería historiador del fútbol o hacer una especialización de la propia carrera de historia sobre historia del fútbol, eso sí mucho más probable que exista ya.

    Al respecto emulo a la disciplina de la musicología, que se dedica a estudiar a la música desde el punto de vista meramente analítico y no práctico, sería fascinante encontrar un paralelo así en el fútbol.

    Otra cosa que me fascina es las viejas historias de grandes equipos del fútbol argentino que no son muy conocidos y que quedaron en la memoria colectiva de los aficionados al deporte del siglo pasado, he notado que en el fútbol argentino muchos de los clubes tienen equipos que como la máquina se recuerdan al pasar el tiempo, algunos más conocidos que otros.

    Un abrazo, nos veremos el 20 N y disfrutaremos de la historia viva escribiéndose a cada segundo.

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  • Vilariño 10 noviembre, 2014

    Lo que está haciendo David Mata en esta serie es simplemente descomunal. La estoy disfrutando como un enano. No se deja de aprender con este hombre.

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  • Nicolás 25 febrero, 2015

    Labruna jamás hubiese ido a ese club. Armando lo tentó 3 veces, con muchísimo dinero, porque en palabras del ex Presidente: "Los DT que pasaron por River conocen la gloria". En una oportunidad le ofreció 2 coches, y una suma mensual que duplicaba a la mejor del país en ese momento. Quisiera conocer el contexto de esa respuesta, porque dos semanas antes de fallecer seguía hablando de River como el primer día. Hay algunos archivos interesantes en Youtube, saludos!

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