La Real Sociedad supo reaccionar tras Krasnodar y lo hizo en un marco que olía a quemado. En el minuto 10 de partido, con la grada de Anoeta sonoramente molesta, el campeón de Europa le ganaba por 0-2 y emitía vibraciones que intimidaban. Peor aún pintaba el asunto 10 minutos después, porque la diferencia en el juego, en lugar de menguar, crecía. Con todo, el equipo sacó coraje y, sin tener demasiado claro lo que debía hacer, basándose más en la calidad de sus hombres que en algún plan colectivo, provocó una hecatombe táctica en el Madrid y le marcó cuatro goles.
El Real Madrid optó por el 4-4-2El Real salió sin Ronaldo y con el 4-4-2 que solía formar el año pasado cada vez que faltaba un punta o no estaba Xabi Alonso. Es un esquema que aporta seguridad defensiva a los blancos y que los nuevos, Kroos y James, iban a interpretar con más facilidad que el 4-3-3. Sobre todo en el caso de Toni, que como pivote único palidece ante lo exigente. Y así tuvo el Madrid un inicio firme y potente, aunando a una solidez defensiva perfecta un ataque más individualista que grupal pero muy efectivo. La claridad de Kroos y la inspiración de Modric, Isco y Bale producían ocasiones casi sin despeinarse, para cabreo del público.
Prieto y Zurutuza castigaron el extraño miedo de la zaga blanca.
El buen hacer blanco, sin embargo, dejaba a su oponente una baza que a veces genera nerviosismo y otras autoestima: la pelota. Con el 4-4-2, como su propio entrenador ha reconocido en alguna rueda de prensa, defienden mejor pero defienden más tiempo, precio que pagan a gusto porque no suelen crearle peligro y encima encuentran espacios para correr a la contra. Pero ayer fue distinto. Ancelotti se topó con un problema: cada vez que la Real conducía el balón por una de las dos bandas, su defensa al completo (Carvajal, Pepe, Ramos y Marcelo) abandonaba el juego. Era muy raro. Los cuatro entraban en pánico, se daban la vuelta y corrían hacia su portería como si sus funciones fuesen las mismas que la de Casillas, que viene a ser sacarla bajo palos. Se generaba un espacio tan vasto y desatendido a la espalda de Kroos y Modric -cuya actitud táctica fue estándar- que el Madrid se partía sin remedio futbolístico posible. Si los cuatro defensas de un equipo se comportan así, haga lo que haga el resto no se puede controlar un partido de fútbol 90 minutos.
En lo estadístico y lo visual, el efecto más destacable fue la ingente suma de rebotes que la Real Sociedad capturó en el campo del Madrid, incluyendo para asombro especial el mismo área chica de los de Carletto, pero en general fue un factor que condicionó todo el juego. Quienes mejor lo leyeron fueron Xabi Prieto y Zurutuza, que tiraron de repertorio personal adaptándolo a las circunstancias. En el caso de Prieto, recibía en banda y esperaba la colaboración de Zaldua u otro para zafarse de su marca -Isco o Marcelo- y buscar situación de pase de la muerte, ya que ni Ramos ni Kroos protegían esa zona; mientras que Zurutuza entraba como una exhalación por el centro a un espacio mal defendido. ¿Error de Toni o Luka? Fijo que un doble pivote formado por Alonso y Luiz Gustavo hubiera salvado alguna, pero no, no era fallo suyo. Si una defensa con el nivel de la del Madrid está activa desde la calma, las inmediaciones del área pequeña no son un paraíso ni para Zurutuza ni para el Gullit del 88. Como el desajuste existía y el pelirrojo es notable, lo castigó.
Carlitos Vela y Canales terminaron de descabezar al Real Madrid.
Cuando un partido está roto de un lado y la importancia de los unos contra uno aumenta, Carlos Vela es un mago, así que su técnico lo puso en cuanto pudo. Robarle el balón sin ayudas y en campo abierto es complicadísimo. Supo dañar al Madrid tanto en ataque como en defensa -escondiendo el balón para evitar atacase-, si bien para esas alturas los de Ancelotti ya parecían bastante averiados. Su sistema no les permitía avanzar combinando y casi todo su plan de ataque consistía en la iniciativa personal de Isco, que tiene el poco común don de producir fútbol colectivo por si mismo, ya que su manera de jugar provoca movimientos buenos y pases fáciles en sus compañeros. En cualquier caso, algo insuficiente para derrocar a una Real Sociedad que había sudado sangre durante cuatro días para alcanzar la posición que tenía y que no la iba a dejar escapar ante un conjunto tan desdibujado. Ancelotti tiene dos semanas por delante y un trastorno de resolución obligatoria si quiere competir contra el Atlético de Madrid: descubrir y erradicar el motivo que llevó a Marcelo, Ramos, Pepe y Carvajal a eludir sus roles e intentar ser porteros sin manos. Si siguen así de asustados, dominará Simeone.
Ricardo 1 septiembre, 2014
Hola Abel. Primer que todo decir que buen partido la Real Sociedad vs Real Madrid y me ha gustado tu analisis pero no he terminado de entender una parte del mismo cuando te refieres a los defensas 'jugando de portero', ¿como así? ¿te refieres a que se cerraban demasiado hacía Iker..?