Si hay un entrenador que se prestaría, por personalidad y carisma, a un hangout o experiencia similar, ese es Jurgen Klopp. De celebrarse tal acontecimiento nada podría descartarse. Jurgen abriría espontáneamente una bolsa de pistachos, recomendaría películas de acción, grupos musicales de los 80 de los que le hubiera gustado ser frontman y daría consejos de cocina que serían un éxito mundial. Nada de esto se debe poner en duda. También le harían muchas preguntas de fútbol, del Dortmund, de sus alabados relevos tras las consiguientes ventas. Quizás alguien le recordaría a Kagawa y a Götze, pérdidas muy importantes en el crecimiento de un club que se ha colado en el imaginario balompédico de medio mundo de manera imborrable.
El fútbol de Lewandowski siempre pareció insustituible en el BVB
Uno revisa videos del fútbol practicado por el Borussia Dortmund en los últimos tres años y reconoce estar viendo al mejor equipo del mundo. La marmita de Jurgen, responsable de cultivar un exquisito caldo para todoEl armazón del BVB, muy sólido tipo de paladares, es la más genuina que Europa atesora actualmente. Klopp, básicamente, es el Dortmund. Su equipo, sus jugadores y su metodología son piezas del mismo puzzle que ya formaban afición, equipación y estadio. En este último año, inmerso el plantel en una plaga de lesiones como no se recuerda, compitió con más garantías de las pensadas en un principio, demostrando que su idea está tan anclada que todo contratiempo rebota en el escudo del BVB.
Pero volvamos al hangout de Klopp e imaginemos que sale la pregunta de Robert Lewandowski. Jurgen se rasca la barba y hace un gesto parecido a un tic mientras mira un segundo por la ventana, como evadiéndose de la pregunta. Klopp sonríe y responde corporativamente sobre la identidad del club. Pero Jurgen sabe que ha entrenado a un genio inigualable. Tener a Lewandowski ha supuesto para el Dortmund sentirse capaz de acercarse a repetir lo ya realizado: el bicampeonato, la final de Wembley, la igualdad ante el Bayern. La baja de Lewandowski para el Borussia Dortmund tiene el mismo calado y relevancia que la ausencia de Wayne Rooney, Xabi Alonso o Thibaut Courtois. Ellos son la gravedad. Sin ellos, todo es más vulnerable, enrevesado y nostálgico.
Klopp es fugaz en todo. También en crear nuevas sinergias
Definitivamente, el fútbol del polaco dio sentido al tiralíneas que Klopp construyó con su look de Príncipe de Westfal-air. Su calidad técnica para orientar contragolpes a insana velocidad mientras Gundogan, Reus, Götze, Aubameyang, Mkitharyan o Kuba trazaban diagonales fugaces será imposible de relevar. Es cierto que el Dortmund tiene asimilada su apuesta por las energías renovables, pero la marcha de Lewandowski casi traspasa la frontera entre lo considerado oportunidad y lo conocido como desazón. El verano es largo y a lo ya anunciado llegarán nuevos ingredientes al recetario de Klopp. El polaco se va con Pep -sudores fríos- pero el Dortmund tiene a su cocinillas; frontman, artesano y melómano de un equipo incomparable.
Mark 21 mayo, 2014
Una autentica pena que se vaya. Mira que Gotze fue una baja gorda, pero esta mas aun. En fin, a confiar en el buen ojo que tiene el director deportivo del Borussia.