Fútbol Mulato: El tercer mulato (V) | Ecos del Balón

Fútbol Mulato: El tercer mulato (V)


«Una voz … la imaginación hizo el resto». Gisela Swetlana Ortriwano.

Durante aquel Mundial de 1938 varios jugadores del Brasil destacaron, pero solo dos alcanzaron la divinidad convirtiéndose en la enseña del mulatismo freyriano: Leônidas da Silva y Domingos Antônio da Guia. Sin embargo las crónicas suelen omitir a otro «artista de la emoción» que fue imprescindible para que aquella selección llegase a ser un fenómeno nacional. Este «tercer mulato» había estudiado económicas, estaba más bien rollizo y llevaba anteojos de grueso calibre. De hecho tampoco podía ser considerado étnicamente mulato aunque, metafóricamente, lo era. Se llamaba Leonardo Gagliano Neto y fue el locutor que realizó la primera retransmisión deportiva de una cadena nacional, directamente desde Europa (1938). Las transmisiones de las salidas internacionales por los países de América del Sur eran moneda común desde principios de los años 30. El propio Gagliano Neto había radiado desde Buenos Aires (Argentina) durante el Sudamericano de 1937. Y sin embargo el debut del Mundial europeo de 1938 obtuvo una dimensión mucho mayor.

El presidente Getúlio Vargas había decretado fiesta nacional y se instalaron altavoces en plazas y espacios públicos para facilitar el seguimiento del partido contra Polonia. Su gobiernoLa población debía ser partícipe del éxito acaba de dar un golpe de estado (10 de noviembre de 1937) y el «scratch» brasileño iba a servir como instrumento propagandístico de los valores que promulgaba el Estado Novo: armonía social y furor nacionalista. Al gobierno no le bastaba con el éxito deportivo. La población debía participar en el evento. Así que para facilitar lo primero se desbloqueo el conflicto entre paulistas y cariocas y para alentar lo segundo se confió en la poderosa acción de la radio. Durante la década de los treinta este medio de comunicación había ganado paulatinamente peso en la esfera privada de los brasileños, a la hora de construir sus opiniones, y el nuevo régimen pretendía que fuese ahora un instrumento de cohesión nacional a través de la gestión de aquellos prototipo culturales que caracterizaban a los brasileños como podía ser la samba, el carnaval, los malandros, el jeito… o el fútbol.

La radio se convirtió en el vehículo de emoción más potente que existía en los años treinta.

CDB (Confederación Brasileña de Deportes) y prensa orquestaron la campaña de apoyo al equipo nacional, promoviendo que los diferentes estratos de la sociedad se implicasen. Todas las autoridades públicas donaron dinero para la delegación, así como numerosos empresarios e incluso simples aficionados. La propia hija del presidente, Alzira Vargas, ofició de madrina del combinado. Un fenómeno nada espontáneo de unidad nacional articulado a través de la animadversión hacia un enemigo común y amparado en la esperanza de haber encontrado un terreno propicio para la victoria. Según Fátima Antunes los partidos representaban para los latinoamericanos una forma de resarcirse frente a la mayor pujanza industrial, economía y educativa del Viejo Continente.

Los cinco encuentros de la seleçao más la final del torneo fueron radiados por la «Cadena de Emisoras Buyngton», formada por las radios «Clube do Brasil» y «Cruzeiro do Sul» de Rio de Janeiro,Las condiciones para trabajar eran duras «Cosmos» y «Cruzeiro do Sul» de São Paulo, y «Radio Club» de Santos. También participaron los diarios «O Globo» y «Jornal dos Sports». Todo ello financiado por el patrocinio del entonces famosísimo Cassino da Urca. Gagliano Neto que estaba entonces a cargo del Departamento de Deportes «PRA-3 – Rádio Clube do Brasil» de Rio de Janeiro, sería el único locutor enviado desde Sudamérica. Las condiciones de su trabajo eran más bien precarias. Los locutores se veían obligados a retransmitir entre el público, en el borde del césped o, si tenían suerte, desde algún tejado de los alrededores. Sin embargo Neto no se quejaba. Las transmisiones llegaron a Brasil con eficacia y él se consideraba un profesional bastante bien pagado. Sin duda lo merecía porque su voz paralizó el país.

Incluso los que no seguían generalmente al fútbol se engancharon al evento. El que no disponía de radio en casa se dirigía hacia «Largo do Paissandu» en São Paulo, a la «Galeria Cruzeiro» de Rio de Janeiro o a cualquier otro espacio público en donde las emisoras hubiesen ubicado estratégicamente un altavoz. Desde allí la potente pero pausada voz de Gagliano Neto se imponía a los chillidos de fondo de los espectadores y al sonido de interferencias transoceánico. Obligado a hablar en solitario durante los teóricos 90 minutos y sin la ventaja de poder distinguir a los jugadores por la numeración de las camisetas -se debió esperar hasta el Mundial del ’50 para ello-, el locutor tuvo que recurrir a la raíz del estilo que sus compatriotas estaban mostrando en el torneo: el «jeitinho». Un modo característicamente brasileño de responder a situaciones inesperadas en base a soluciones intuitivas y creativas, aplicadas de modo improvisado y flexible. Gagliano conocía bien el rostro de sus paisanos, pero no el de sus rivales, y dado que no podía entorpecer el ritmo de los partido con titubeos recurrió a imaginárselos.

A su manera, Gagliano Neto también debía tirar de la intuición más creativa para salir del paso

La adrenalínica mezcla entre palabras, ambiente, imaginación y fútbol le convirtieron de la noche a la mañana en una estrella nacional y en el precursor de la escuela de narración «dramático-latina» brasileña. Netó marcó en Brasil un estilo muy particularSu nieto Zilando le considera el inventor de los apodos de Leónidas, «El Diamante Negro» y «El hombre de goma», así como de la o sostenida en «gooool» -al estilo latinoamericano- o de la traducción de vocablos de uso deportivo ingleses (corner, foul…) a portugueses (escanteio, falta…). Sin embargo lo que realmente le inmortaliza fue su don para la improvisación. Esa capacidad de superar obstáculos jugando con ellos, ya fuese la falta de información, de infraestructuras, la soledad del narrador o las presiones políticas, resolviendo siempre de modo sorpresivo, mañoso y ligero. El estilo característicamente mulato, que diría Freyre. Antes de la semifinal recibió dos telegramas del ministerio de exteriores solicitándole que no se mostrase excesivamente exaltado durante el partido contra la Italia del líder fascista Mussolini, a quien Vargas consideraba políticamente afín. Después de la derrota aun habría un tercer telegrama, pero en este caso de felicitación hacia el hombre que había emocionado al país.

Era la época romántica del fútbol y de la radio. Mario Fanucchi, luego reconocido profesional del medio, se enamoró del género con 11 años escuchando a Neto narrar el Brasil – Polonia mientras veraneaba con su tío en Rio Negrinho. Otro prestigioso, Luis Fernando Verissimo, confesó que la primera vez que fue a ver a un partido en directo le decepcionó un poco. El fútbol en el campo era emocionante pero no tanto como contado por un locutor brasileño. Las radios a galena, de fabricación casera y montadas en cajas de puros o de «Matte Leão», hicieron permeable el acceso a la radio a las clases populares. Mientras que locutores y técnicos se enfrentaban a las dificultades técnicas con coraje e iniciativa. Subirse a los tejados con prismáticos o a los postes del teléfono para piratear llamadas formaba parte de su cotidianidad. Por su parte los aficionados se prestaban amablemente al juego facilitando el acceso a sus casas para radiar el partido cuando tocaba cerca, a sabiendas de que el siguiente encuentro podrían escucharlo gracias al trabajo de aquellos hombres. En agradecimiento no les importaba cederles sus teléfonos, si disponían de ellos, y en cualquier caso agasajarlos con café, pastas y galletas caseras, pues aquellos hombres fueron los primeros en llevar el fútbol a sus casas.

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10 comentarios

  • @JavierAlberdi 2 mayo, 2014

    Ningún factor ha evolucionado el fútbol como los medios de comunicación. La televisión lo convirtió en un fenómeno global, priorizó su carácter de negocio y hasta influyó en el juego. En el fútbol previo a las retransmisiones televisivas la dureza y hasta la violencia no tenían comparación con la placidez del actual. Antaño los defensores no se cortaban al ir a romper al contrincante y las peleas y marrullerías estaban al orden del día. En la actualidad, resulta imposible cometer cualquier vileza sin la seguridad de que serás captado por alguna de las muchas cámaras que lo están grabando. Hasta se leen los labios.

    La radio a su vez supuso un elemento de consolidación definitivo del fútbol en la primera mitad del siglo XX. Como bien ha indicado David, la voz de aquellos locutores constituían "los ojos de los aficionados". Resulta impactante imaginar el poder que atesoraban esos narradores como fedatarios casi exclusivos de lo que allí estaba pasando. No solo transmitían el pálpito del momento, es que estaban escribiendo la historia de este deporte tal y como luego nos llegaría a nosotros.

    Cabe preguntarse ahora por el impacto que tendrá Internet en este deporte. No sé cuantificarlo, pero sin duda que algún reflejo de peso tendrá.

    Fantástico el artículo David.

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  • @David_Mata_Ecos 2 mayo, 2014

    Gracias Javier. Me gusta pensar que de igual modo que no hay Iliada sin Homero no puede haber mito futbol sin bardos de grada. Modestamente estamos en el negocio del gol contado y cantado.

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  • @migquintana 2 mayo, 2014

    Se ha perdido un poco de romanticismo por el camino. Mira que 1938 queda lejos, pero los tiempos de radio no tanto. Sí, estaba el partido en abierto, pero esos carruseles emocionantes que se compaginaban con la página de teletexto siempre quedarán clavados en nuestra memoria. Con ellos crecimos en esto.

    Por suerte, para recuperar parte de ese romanticismo tenemos a David. Grande tío! 😉

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  • @David_Mata_Ecos 2 mayo, 2014

    Gracias Miguel. Cada cual tiene interiorizada una voz del gol que siempre atruena en su cabeza cuando marca su equipo. En la mía, por ejemplo, grita Héctor del Mar.

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  • Renato. 3 mayo, 2014

    Mi abuelo se pasaba las tardes del domingo sentado religiosamente a la sombra oyendo las trasmisiones futbolísticas de la radio; y había algo de religioso en ello, seguramente. Cuando llegó el primer televisor a casa lo desdeñó sin remordimientos. Me imagino el mismo shock desmitificador que el que probaron los que se negaron a reconocer la llegada del hombre a la luna (que los hubo, al menos en mi pueblo). Creo que la narrativa sobre fútbol, tan arraigada en la literatura sudamericana, está ligada a la invención de esos relatores, capaces de duplicar la realidad magnificándola, intensificándola, convirtiéndolo todo en anécdota, en fábula, donde lo incomprobable era el lienzo donde creaba libremente el artista. Me acuerdo de un cuento de Osvaldo Soriano, "El penal más largo del mundo", que sólo pudo haber sido concebido por alguien que mamó directamente de las fuentes que manaban de esos prestidigitadores de la realidad.
    Gran artículo, realmente una joya. Este blog se supera constantemente.

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  • David Imaginauta 3 mayo, 2014

    @Renato

    Un bonito recuerdo. Los abuelos y la infancia siempre te vinculan de un modo especial al fútbol. Luego está el hecho de que este deporte se ha convertido en un género literario en si mismo. La mayoría lo seguimos por su capacidad para el drama. Como decía Muriel Rukeyser el mundo no está hecho de átomos si no de historias.

    Un abrazo. Gracias por tus bellas palabras

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  • @David_Mata_Ecos 3 mayo, 2014

    @Renato

    Un bonito recuerdo. Los abuelos y la infancia siempre te vinculan de un modo especial al fútbol. Luego está el hecho de que este deporte se ha convertido en un género literario en si mismo. La mayoría lo seguimos por su capacidad para el drama. Como decía Muriel Rukeyser el mundo no está hecho de átomos si no de historias.

    Un abrazo. Gracias por tus bellas palabras

    Respond
  • Abel Rojas 3 mayo, 2014

    @ Renato

    Brutal relato el tuyo, amigo. Muchas gracias por compartirlo.

    Respond
  • tutuytu 3 mayo, 2014

    La televisión fagocitó el relato,lo vació y lo convirtió en un espectáculo cada vez más truculento.

    Internet le está dando otra dimensión (mucho más rica). Ha puesto encima de la mesa el multirelato, los chascarrillos de bar y las tertulias de los ateneos, en tiempo real.

    Un multtirelato donde puedes encontrar análisis, humor e ironía. Una pluralidad liberadora si tenemos en cuenta a la manada de comentaristas homogeneizados que saturan con su bonismo y falta de rigor.

    Customizar el TL abrir el panorama y acabar con ese pensamiento único que tanto daño hace.

    Cada vez veo más gente pendiente con un ojo de twitter y con el otro de la pantalla de la televisión.

    (Y esto por no hablar de las previas, los post partidos o la capacidad para escuchar y hablar con los protagonistas de primera mano, sin filtros).

    Da para mucho este tema… sobre todo desde esta web (y las cuentas de twitter asociadas) que es un ejemplo estupendo.

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  • @David_Mata_Ecos 4 mayo, 2014

    @tutuytu

    Me parece que la televisión fijó la mitología de forma más persistente. Creo que el mito del Real Madrid "penta" no hubiese sido igual sin la retransmisión de la final de 1960, ni el Brasil "tri" sin ese Mundial en TV de color una década después. Sin embargo el fenómeno televisivo nos privó de la contribución de la imaginación. Como tú tan bien explicas ahora estamos en la tercera revolución. La de las redes sociales. Nos permite alcanzar voces que antes no llegaban, buscar interlocutores adecuados a nuestros intereses y convertir cada encuentro en una experiencia intelectualmente más estimulante e intensa.

    Muchas gracias por un mensaje tan sabroso en ideas y prosa.

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