En el día en qué será recordado por el anuncio de la retirada de Sir Alex Ferguson, icono del Reino Unido y símbolo del Manchester United, hubo fútbol. Hubo partido de Premier League, más concretamente. Esa competición que ha tiranizado el maestro escocés casi en exclusividad; minuto a minuto, título a título, chicle a chicle. En el corazón de Londres, junto al río, Chelsea y Tottenham se jugaban un puesto en la próxima edición de la Copa de Europa. Para estar a la altura de la noticia del día y de lo importante que había en juego, el último derbi londinense de la temporada fue sensacional. Un empate que deja aún abiertas las dos plazas para los tres equipos capitalinos que las disputan.
Óscar, Mata y Hazard. Sin 4-2-3-1. La apuesta de los blues.
No ha sido habitual, más bien circunstancial, ver al Chelsea de Benítez formando con Óscar, Mata y Hazard en el once (cuestión imperativa en el Chelsea de Di Matteo) y elloEl Tottenham sobrecargó la banda derecha sobre Cole fue la primera sorpresa del once blue, acompañada por un 4-4-1-1 que formaba cuadrados defensivos tan del español, con el brasileño en banda derecha y el belga en la opuesta. Villas Boas no podía contar con Dembele y dispuso de Parker-Huddlestone, con Lennon y Bale a pierna natural y Holtby por dentro. Dominó el Chelsea la primera parte porque a día de hoy es un buen equipo, al que le ha sentado realmente bien sentir la adrenalina de los torneos eliminatorios para pasar de andante a allegro en el tramo final de campaña. Con ambos equipos mucho más a gusto partiendo del orden y la espera, los Spurs encontraron mejor acomodo en el sector derecho, sobrecargando con Walker, Lennon y Adebayor sobre Ashley Cole. Enfrente, Azpilicueta (¿defensivamente el Arbeloa de Rafa? César es buenísimo) estaba pegadito a Bale (tuvo que cambiar de banda con Lennon durante varios tramos del partido), hecho que estaba negando amenaza a los hombres de Villas-Boas.
El Chelsea salió con vértigo y continuidad, en base al complementario potencial de Hazard y Mata (¡qué jugador!) para desnudar por completo, con la ayuda de unos notablesHazard y Mata demostraron que el futuro blue es suyo Luiz y Ramires, el balance defensivo lilywhite. Un apunte: belga y español han de ser la bandera del Chelsea próximo. El primero es futbolista Premier. El segundo es un libro de bolsillo; de una gran inteligencia posicional. Y una reflexión: el futbolista brasileño rara vez triunfa en las islas; tres cariocas, Óscar (pura determinación), Luiz y Ramires comparten equipo y son parte importante del mismo. Sigamos diciendo que solamente un solitario pero soberbio golazo de Adebayor dejó abierta la segunda parte, que significó precisamente el despegue del africano, saliendo de vestuarios en estado de agitación. Fue receptor, conductor, regateador y asistente; él sólo equilibró el encuentro con el ímpetu que le ha faltado toda la temporada.
Gareth Bale le cedió el testigo a Adebayor.
El choque se abrió y del banquillo salieron Moses y Sigurdsson para jugar a conducir sin que el pase encontrara socios que unir. Los centrocampistas de ambos equipos estaban quedando separadísimos y donde Torres y Mata no sacaban a su tropa, sí pudo hacerlo el togolés. El Chelsea pudo sentenciar pero emergió siempre Vertonghen para taponar el área y dejar al Bridge en un repetido ¡oh!. Villas Boas mandó definitivamente a Bale a la derecha y fijó con Assou-Ekotto en la izquierda, mucho más tímido en la primera parte. En esas apareció un taco de Adebayor para que Sigurdsson dejara diez minutos finales a que Bale, falta mediante, pudiera seguir devorando marcadores. El galés no pudo y las tablas dejaron constancia de goles y mucho fútbol. Dos plazas y dos jornadas para ser Champions. Casi nada.
SharkGutierrez 9 mayo, 2013
Al respecto de Azpílicueta, la verdad es que puede ser el Arbeloa de Rafa, pero yo diría que es algo más, ya que éste si te aporta una profundidad casi más obligada con Álvaro. Por ahí tenemos rédito con él, al máximo nivel.
El Chelsea alcanza su punto de vértigo, ahora justo que termina. No deja de ser curioso que Benítez haya sabido recomponer a una plantilla que parecía partida en Noviembre; no obstante, todo su mérito. Rafa en eliminatorias y partidos decisivos, rara vez falla. Creo que si no ha conseguido esa regularidad liguera es por los partidos contra rivales donde tienen que llevar la voz cantante. Ahí, no se siente cómodo. Sin embargo, este Chelsea, ya se ha acostumbrado a que le pese más el pisante del acelerador y a solo frenar, metiendo el freno-mano para derrapar y salvar esa curva cerrada que parece a veces Standford Bridge.
Veremos que hace, aunque a priori, el Chelsea tras el resultado ante el United, lo tiene más cerca. Espera el sábado al mediodía un Aston Villa que busca certíficar la salvación. A priori, Chelsea favorito, pero ¡ojo! porque si algo se le da mal a Benítez son los equipos inferiores a él (como ya comentaba antes).