La fecha, un 2 de noviembre de 2010, y el escenario, el mejor de todos: la Champions League. Gareth Bale (16 de julio 1989, Cardiff) llevaba tiempo llamando la atención del aficionado británico. Su zancada y su potente zurda animaron a los Spurs a pagar, entre unas cosas y otras, más de 10 millones de euros al Southampton. Al norte de Londres, lo de Bale fue un proceso lento. Siempre hubo constancia de las capacidades del joven galés pero, quizás por la posición –comenzó como lateral izquierdo–, quizás por la juventud (aterrizó sin haber cumplido los 18), nos fuimos olvidando un poco de él. 5 goles en 62 partidos entre 2007 y 2010 tuvieron la culpa. Entonces llegó la campaña 2010-2011, con el Tottenham clasificado para disputar la Copa de Europa. La cita, decíamos, un 2 de noviembre. Delante, el Inter de Milán, ya sin Mourinho pero con el plantel tricampeón intacto. En aquellos días Gareth ya había abandonado casi por completo las obligaciones defensivas de la banda, pasando a ser extremo. Y como extremo hizo boom. Maicon, el mejor lateral derecho del mundo esa temporada, iba a sufrir uno de los repasos individuales más severos que se recuerdan. Dos semanas antes, Bale había anotado un hat-trick en San Siro en la derrota de su equipo por 4-3, pero esto sería mucho más gordo. Aplastar a un oponente tan grande dirigió los focos hacia él. El sorteo de Cuartos emparejó a los Spurs con el Real Madrid. España se preparaba para medir a Bale en el Bernabéu, pero una chiquillada de Crouch a poco de iniciarse el encuentro de ida nos dejó sin eliminatoria. Sin embargo, y aunque pocos lo resaltan hoy, fue en ese difícil contexto donde Gareth demostró de qué está hecho. El de Gales encaró (y superó) a Ramos, forzó tarjetas ante prodigios como Pepe y no se rindió ni cuando los suyos sacaron bandera blanca. Bale dejó claro que era diferente. 2011 fue el punto de partida de una explosión que tiene su culminación en estos días. Su mes de febrero nos obliga a detenernos ante una figura excitante con ligero aroma a historia ya vivida.
Para el mundo del fútbol, Gareth Bale nació ante Maicon un 2 de noviembre de 2010
Bale es un capullo, una crisálida en fase estacional. En cristiano: Bale está cambiando, pero todavía no alcanzó lo que quiere ser, no está definido. Villas Boas dirige desde hace meses su metamorfosis hacia un futbolista diferente, pero el desarrollo encuentra trabas a menudo. Cosa lógica. Aunque la mediapunta ocupará gran parte de este análisis, la banda izquierda, su antigua autopista, todavía es fundamental en su juego. Arrancamos mirando al Bale antiguo, aún vigente y determinante, pero distinto a aquel de 2011.
La línea lateral no tiene secretos para Gareth. Como fiel representante de la Cultura Premier, la banda es su cortijo. Allí hace y deshace, por condiciones naturales y también por sabiduría. Con balón controlado, la acción que le dio la fama es el “regate Maicon” (foto de la derecha): salida hacia fuera y duelo con el lateral. La distancia no importa, pues sostiene la máxima potencia los metros que desee. Ojo, aspecto clave en el análisis: si bien todavía disfruta de estas cualidades, cada vez le cuesta más intentarlo. Si le cuesta o más bien le disgusta, es pronto para saberlo; Bale probó las mieles de la pelota, el tocarla mucho y al pie y cuando se saborea eso es difícil regresar a las galopadas al hueco. Unas galopadas que, por cierto, acaban en los centros más precisos del fútbol mundial. Y es que ponerla en carrera como Bale es casi imposible. Sus centros en esas situaciones son impresionantes. A media altura o rasos, superan siempre a los centrales (foto de abajo a la izquierda). Es tan virtuoso en los centros que incluso con la pierna derecha mantiene una precisión altísima, algo inconcebible en un zurdo y un caramelo para los rematadores. Si, por el contrario, no tiene espacio para buscar el desborde o recibe de espaldas, su interpretación del juego es sensacional. Realiza de maravilla el “2 contra 2” con su lateral (Secuencia Completa), tanto devolviendo la pared como moviéndose hacia donde toca. Si le taparon la ayuda de su carrilero, técnicamente está dotado para soltarla con cualquier superficie de su pie (Foto) y si le presionan fuerte, conoce los recursos para no perderla (Foto). Por cierto, el lateral de Villas Boas (sea Vertonghen o Assou Ekotto) fue la primera pista del nacimiento del nuevo Bale. En estático, el entrenador portugués fijaba muy arriba a su “3” (Foto de abajo a la derecha), mandando a Gareth a coquetear con las zonas interiores.
Defensivamente es un jugador algo extraño. Si actúa por fuera es muy sacrificado corriendo detrás del lateral rival (Foto). Con el equipo replegado, sabe posicionarse y esperar mientras su equipo está retrasado. En ese sentido, se notan sus años como defensa. No obstante, es bastante relajado a la hora de encimar al poseedor del balón. Tampoco es demasiado bueno a la hora de ayudar en espacios centrados. Un problema defensivo del Tottenham 2011 era la enorme debilidad de sus dos estrellas (Modric y el propio Bale) en estos aspectos. Luka era limitado y Bale solo entendía de defender al que corría a su lado. Recibir cerquita del galés sigue siendo sencillo (Foto). Como punto final queda la estampida tras robo. Jugar pegado al costado le permitía estar de cara cuando sus compañeros recuperaban la bola. Así, siempre en línea recta (defecto que abordaremos más tarde), Bale enfilaba portería con esa maquinaria imparable que es su cuerpo (Secuencia Completa).
Gareth Bale ha sido un consumado especialista en todo lo relacionado con el juego por banda
Advertimos: la foto de la izquierda no es la realidad a marzo de 2013. Es posible que en toda la temporada esa instantánea solo se haya dado en ese momento capturado, pero sirve de perfecta introducción para ir desglosando al nuevo Gareth; al Bale mediapunta. Como habíamos explicado, Villas Boas inicio la reconversión del Expreso de Cardiff a partir de la posición adelantadísima de su lateral izquierdo. Eso empujó a Bale a entrar en contacto con la pelota en zonas más centradas (Foto). Salir hacia su perfil malo no resultó un problema, pues el exterior de su bota le ayudaba a abrir a banda (Foto). Más sorprendente resultaba comprobar el éxito de esos slaloms, cada vez más incisivos y capaces de meter al rival atrás (Foto). Agarrado a un notable primer control en espacios reducidos (con las dos piernas) y a la facilidad para hacerse un huequecito antes de arrancar (Foto) gracias a su salida por ambos lados, Bale fue ganando peso interior. Sus permutas ya no terminaban en Lennon (simple cambio de banda) sino que afectaban a los tres mediapuntas. Reconversión completada: Bale ya intenta esconderse en cualquier sector del campo, siendo “la zona Messi” su favorita (foto de abajo a la izquierda). La comparación con el argentino es injusta, claro. A pesar de ese primer control que ya definimos como muy destacado, Bale necesita pillar el cuero en una mínima superioridad posicional respecto a su marcador (foto de abajo a la derecha). Si eso ocurre, entonces sí: Gareth pone el turbo y finaliza siempre. El terror para el adversario ya es inevitable. De su pegada hablaremos en la parte final del análisis.
Ver recibir entre líneas a Bale ya no es el milagro de hace tres temporadas; no para de crecer sin balón
Aunque ha mejorado increíblemente, tampoco debemos tomar a Bale por un equilibrista del juego por dentro. No es Ozil ni similares. Todavía sufre fases de desconexión, sobre todo si la circulación del Tottenham se vuelve un poco larga (algo que no deja de ser el estilo de Villas Boas) y el galés no palpa balón. Para evitar el aburrimiento, el técnico lo saca a la banda de rato en rato, pero la solución que agrada a Bale es bajar a por el esférico por detrás de las dos líneas de cuatro del rival (foto de la derecha). Tiene sentido; ahí la presión es menor y su primer paso atrae contrarios. Aguanta la pelota dentro y envía fuera (foto de abajo a la izquierda). Su poder de intimidación empieza a notarse y eso genera el respeto y la atracción de las grandes figuras. Dembele, uno de los integrantes del habitual doble pivote de los Spurs, es quien suele flotar por delante para compensar la falta de referencia que deja Bale. Tampoco es esta circunstancia la más común. El ex del Southampton vive mucho más tiempo como delantero y es ahí donde pretende Villas Boas que reciba, donde hace la diferencia. No solo desde la pura definición; su pared rápida en una baldosa también desequilibra (foto de abajo a la derecha).
Como segundo punta, dos son los grandes defectos de Gareth Bale. En ataque organizado, con el rival encerrado, su participación de espaldas en insuficiente, más allá de los toques decisivos (y aislados) descritos antes. Interviene muy poco en los apoyos. O recibe y mata o baja y busca desequilibrar. Ha de encontrar el término medio, no solo en estático, sino también en transición. Esto es, sin duda, lo más curioso de un Bale al que todo el mundo relaciona con poderío al contragolpe. Lo tiene pero de manera incompleta. Como les ocurre a otros futbolistas como El Shaarawy, necesitan que la jugada sea recta y clara, no pensar durante el esfuerzo. En general, el galés tiene mucho margen de mejora en sus movimientos al espacio como atacante. Por ejemplo, su equipo jamás logra salir en base a una pelota directa sobre él; siempre son Defoe o Adebayor los que hacen respirar a sus compañeros en esas situaciones (Foto). Gareth ni retiene ni estira, entre otras cosas porque cada vez es menos frecuente verle correrla al claro (Foto).
Mejorar sus movimientos al espacio como segundo delantero, la clave para otro salto cualitativo
Para el final dejamos la materia goleadora, basada en una zurda devastadora. Su técnica de disparo es terrible y complicada de descifrar. Golpea con diferentes partes del pie y los efectos que consigue son impredecibles. Realmente en cada apartado relacionado con el golpeo tiene cositas alucinantes. Muy buen lanzador de corners, con mucha caída y muy potentes. Cambios de orientación excelsos, cruzan el ancho del terreno como un cohete. Delante del portero muestra una soltura tremenda (Foto). Prefiere chutar a regatear al meta, aunque sabe hacerlo. De cabeza también ha evolucionado. Su salto vertical es apreciable (Foto) y el pasar periodos más largos en el área le hará anotar aún más goles. Sus cifras aumentan sin parar y con ello se agiganta una personalidad especial. Su mes de febrero ha emocionado no solo por la espectacularidad de sus tantos, sino por el momento en que estos han llegado. Adora las coyunturas calientes, es un futbolista con alma, especial. A estas alturas del análisis, el lector se preguntará si toda esta historia no la ha vivido ya antes. Se parece, sí… pero no. Eso es decir demasiado.
Victor_Acosta 22 marzo, 2013
Hace poco vi decir a David Leon por twitter que con los artículos que más disfrutaba eran los que tenía que desgranar el fútbol de un jugador, conocerle en profundidad, pues bien, se nota que ha hecho los deberes y gracias a él nosotros nos beneficiamos, otro maravilloso artículo de la mano de David, gracias ^^
Antes de nada, que os parece Assou-Ekotto? A mi esque no me dice nada, es el primer jugador que echaría del Tottenham, tal vez solo son manías mías o que lo comparo con Kyle Walker que me encanta pero no puedo con él.
Bale es un jugador que me encanta, me encantaba antes verle cojer la pelota y correr la banda como un loco y lo adoro ahora que parece disfrutar enfocado a jugar contra el equipo rival, de sus detalles que más me gustan me quedo con su capacidad para manejar el exterior (enseñado por Luka tal vez? ) y el detalle final que apunta David, ese echarse el equipo a sus espaldas cuando lo necesitan.
Por último como supongo que se va a hablar por aquí del Real Madrid, lanzo la primera pregunta, ¿creéis que el Madrid necesita alguien más en la rotación de mediapuntas? Si es así, ¿véis a alguien mas apropiado que Bale euros aparte?