Hace tiempo leí que en algunas guías turísticas de Buenos Aires, el Boca-River ocupa una de las plazas preferentes en cuanto a eventos dignos de visitar en la ciudad. Sin haber estado, ni en Buenos Aires ni en La Bombonera, podemos imaginar la justicia del asunto. Sevilla, se sabe, es preciosa y va sobrada de rincones a los que mirar, pero en una hipotética lista de maravillas, el derbi y su semana previa habrían de situarse muy arriba. El duelo de anoche justifica la afirmación. Al choque no le faltaron los ingredientes más habituales; los que hacen de este partido uno de los más afamados de La Liga dentro y fuera de nuestras fronteras.
El primer cuarto de hora del encuentro no se lo contaremos, no es necesario. Al menos no desde un punto de vista táctico o de pizarra. Los arranques de derbi son otra cosa. El Betis saltó al campoEl arranque, un homenaje a los derbis locales con el recuerdo del partido de ida (que tuvo otro arranque memorable por cierto) grabado a fuego en sus memorias. “No lo pudimos olvidar, nos lo han recordado todos los días”, decía Mel, explicando en una frase la esencia de que te goleen en esta cita. Con Beñat lanzando y Campbell y Juan Carlos –banda izquierda– bien abiertos en los extremos, el Betis forzó dos córners nada más pitar el árbitro. Contra eso el rival no puede hacer nada. Es algo cultural, como la patada de Paulao a Negredo a los 20 segundos. Así funciona este gran espectáculo. A los cinco minutos parecían haberse disputado cuarenta de tanto que pisó el Betis la frontal. Y entonces va el Sevilla y marca. El autor, Rakitic. El causante; Reyes. Con el utrerano abrimos la parte táctica del análisis. Él tiene la llave.
Exactamente igual que pasara en el Pizjuán, la posición de Reyes fue el quebradero de cabeza para el Betis de Mel. José Antonio lo único que no tiene es físico, y como no lo tiene raciona sus esfuerzosA.Negredo hacia Rakitic, el plan de Unai Emery a voluntad. En el derbi no se guarda nada y claro, te la lía. Entre líneas recibe como uno más de nuestros cracks españoles y encima su zurda tiene el golpeo que tienen muy pocos. Lo mismo te la pone a 40 metros que a dos. Como Beñat ha adquirido una tendencia cada vez más ofensiva y adelantada, la misión de salir al costado recae en Cañas. Y claro, el pivote defensivo bético no huele a Reyes. No lo descifra, no lo anticipa. Emery lo sabe y busca formar una doble mediapunta junto a Rakitic con la misión de hacer explotar al melenudo centrocampista. En el croata estuvo el segundo mecanismo clave del Sevilla: su lectura de la segunda jugada que dejaba Negredo (fabuloso bajando balones) fue sublime. Siempre bien situado para dar continuidad a las acciones, los de Unai tenían muy fácil plantarse en los últimos metros. Tan bestia fue la cosa que el 0-2 y el 0-3 siguieron este procedimiento: Negredo la descuelga, Rakitic la aprovecha.
José Antonio Reyes, Jesús Navas y Rakitic martirizaron a Cañas
La tercera vía la tenemos tan vista que solo la valoraremos cuando ya no esté. Sin querer comparar, A Navas le pasa un poco como a Messi: lo hace tan sencillo que no te apetece darle mérito. Jesús se pegó a su carril de toda la vida y desde ahí se fue cuando quiso, literalmente. Gracias al gran trabajo de sus atacantes, el Sevilla necesitaba poco balón para tener claridad ofensiva. El 0-3 (que se unía sin quererlo al 5-1 de noviembre) metió al Betis en un espiral de mala presión y peores decisiones con la pelota. Resultaba excesivo el marcador, cierto es, pero tampoco inexplicable o basado en la fortuna. Los sevillistas estaban haciendo cosas bien. Tantas que a Medel le dio por compensar y hacer una muy mal. Estaba claro que el gol de Pabón sería mucho más que un simple 1-3…
Un detalle de entrenador: Juan Carlos, extremo izquierda del Betis, tiende a buscar el desborde siempre hacia fuera, es decir, en línea recta. Rara vez tira hacia el centro. En uno de los manosLa roja no tuvo efecto positivo para el Betis a mano frente a Coke, el lateral diestro sevillista cedió descaradamente el hueco hacia dentro, sabiendo por dónde no sale su oponente. Juankar probó su regate más común, contra el que Coke estaba más que preparado. Mel lo vio y entendió que de esa confrontación no iba a sacar nada, así que optó por Jorge Molina, cuya fiabilidad suele ser alta. El Betis se recomponía, mandando a Rubén Castro a la derecha y a Campbell a la banda contraria. Mejoró el ataque estático local con el canario huyendo de la cal y pegándose a Pabón. El colombiano mostró todo lo bueno que tiene en este periodo del partido: recogió entre líneas, abrió y cayó al espacio y generó inseguridad a la zaga de rojo. En un minuto, dos lances llevaban la contienda hacia la locura: el Betis hacía el 2-3 y Medel se iba expulsado. Escenario nuevo.
Rubén Castro entró más en juego cuando pasó a la derecha
Emery recompuso el dibujo retrasando la ubicación de Rakitic, una muestra de la confianza que ahora mismo siente por el rubio. Menos confianza tuvo Mel en Joel Campbell después de que este viera una tarjeta amarilla en medio del jaleo. Por si las moscas, fuera el costarricense, al césped Vadillo, que como es típico en él, no se tapa en ninguna plaza: fue descarado como acostumbra. El culebreo del chaval y la presencia de Jorge Molina en el punto de penalti no acabaron en triunfo por el empaque de Fazio. Qué decir del argentino en esas; si pudiera acamparía en el área chica y no saldría jamás de allí. El Sevilla resistía agarrado al central y a un peleón Alberto Moreno, notable esta vez sin el balón. Eso sí, hay que decir que el Betis lo ponía fácil. Con uno más, los del Villamarín atacaron mal, sin pausa. Los extremos quedaban muy lejos de Beñat, demasiado obsesionados con abrir el campo y ser profundos. Mel se dio cuenta e introdujo a Nosa, al que colocó muy cerquita de la estrella bética. Fue otro buen cambio, sobre todo porque sobre la hora el nigeriano se marcó un cabezazo impresionante, desatando la enajenación en la grada y lo que no es la grada. Al derbi no le faltó de nada y acabó como acaban la mayoría: en empate y con mucho por jugar todavía, en las paradas del bus o en la plaza del mercado.
@J_Garcia_7 13 abril, 2013
No puedo estar mas de acuerdo.
En la 1° parte Reyes-Rakitic recibían a la espaldas del doble pivote muy fácilmente. Dije en la previa que Cañas debía dejar a un lado lo de ir a la presión y juntarse con Beñat para tapar esas líneas de pase e impedir la recepción de lod mediapuntas.
Con la expulsión todo cambió. El Sevilla solo conseguía sacar el balón casi desde su área a base de pelotazos. Muchos los cogía Megredo, pero a lo que llegaba un compañero ya tenía 3 encima. Esa banda derecha bética causo un peligro terrible con Chica + Castro y eso que Alberto Moreno estuvo bien. Después el recital de pases de Beñat, cambios de orientacion al pie, al espacio. Metiendo balones rasos a la frontal…. Un recital
No quería terminar sin comentar lo que le aporta Pabón a este Betis: juego directo, potencia, verticalidad, presión, disparo lejano… Cuando ayer se quedó solo ante Beto creo que todos imaginabamos que le pegaria fuerte y cerca del larguero. Cuando ví esa definición pege un bote del sillón
Que grandes son los derbis sevillanos.