
Stadium of Light, el pasado 8 de diciembre de 2012. El Chelsea visitaba al Sunderland como último partido antes de jugar el Mundialito de Clubes, adelantándose con gol de Torres. Cinco minutos después, y gracias a la extraordinaria retransmisión inglesa (innegable talento para la narrativa), se ve y se escucha a los aficionados blues desplazados entonando, en el ya esperado minuto 16, el reivindicativo cántico a favor del ex entrenador italiano: «¡One Di Matteo, There´s only one Di Matteo!» Todo tiene un principio, y el de Rafa Benítez como manager de Stamford Bridge empieza así.
En su partido ante el City, debut de Rafa, el césped fue lo de menos. Multitud de pancartas y cánticos recordaron al exjugador y mister, que llevó a los de Abramovich a su primera y única Copa de Europa.Benítez aterriza en un equipo de poca base. El reto era reconstruirlo por completo En la ficha oficial del partido, además, Benítez aparecía en la web del club como “técnico interino”. Determinados tabloides hacían hincapié en la circunstancia titulando los inicios del español de semejante forma. Firmado por el magnate ruso hasta el 30 de junio y en un clima constante de desaprobación hacia su figura, Benítez coge al Chelsea con innumerables retos por afrontar: tiempo sin entrenar, la Premier como objetivo, una afición molesta (Rafa llegó a decir que jamás entrenaría a los blues)… Estímulos suficientes para que la implicación en el proyecto sea total. Una cuestión personal.
Es cierto que la andadura del equipo quizás no era tan alarmante para que Di Matteo cayera, pero Abramovich, tras el 3-0 de Turín y la consiguiente eliminación del equipo, fulminó al italiano. El caso es que, sobre el césped, Benítez no partió de cero. Todas las decisiones y cambios con respecto a la era Di Matteo las ha ido realizando desde el conocimiento previo del plantel. Rafa conoce su plantilla. Ha detectado rápidamente los problemas que presentaba el último tramo de juego del equipo. Tras los doce primeros partidos del madrileño como manager, así es el Chelsea de Rafa Benítez.
El gran debe de Rafa en su paso por Liverpool y en menor medida en Milán (escaso tiempo y bagaje), es su capacidad para dotar de aspectos creativos y sostenibles a la hora de ganar un campeonato regular. Su día a día, su asignatura pendiente. Olvidadas las eliminatorias de Europa League hasta febrero y con el Mundialito mediante, Rafa puso el contador a funcionar con la misión de no encajar. ¿Resultado? Dos empates a cero como campo base. Es de sobra conocido que el sello que caracteriza al español ha sido su capacidad para controlar el azar, de ahí el recelo que genera en una parte del aficionado al fútbol. Un equipo de Benítez intentará que cuantas menos cosas pasen, mejor.
El mayor problema que presentó el Chelsea entre agosto y noviembre fue su incoherencia táctica sobre el ancho y el largo del terreno. El 6+4 permanente, sus problemas de amplitud, una sobrevaloración a la hora de mantener la posición defensiva de sus seis retrasadosPara solucionar los problemas del 6+4, se eliminó el doble pivote y finalmente un doble pivote cuanto menos escaso. Titulamos que el Chelsea no tenía puentes para dominar el campo rival y que no colocaba elementos de equilibrio exterior para que sus mediapuntas gestionaran la pelota con espacio y referencias en banda. La solución más evidente es la de equipo más junto, con una mayor implicación de los mediapuntas y la eliminación de un sistemático doble pivote por un mediocentro y un interior con mayor presencia en línea posterior para acudir a la presión sobre la salida rival. En esas, hasta su lesión, Romeu dio un notable nivel. Brillante negando transiciones rivales, una defensa más agresiva y hacia delante y un dominio de la pelota más versátil y amplio. La plantilla eso sí, está totalmente estructurada sobre un 4-2-3-1 inamovible, pero Rafa ha intentado conjugar un Tetris de piezas variables.
La razón de ser de cualquier equipo entrenado por Benitez siempre fueron las rotaciones. Existe una mayor optimización del grueso de la plantilla y rara vez repite once. Importantísima y significativa ha sido la escasa coincidencia de Oscar, Hazard y Mata en línea de mediapuntas, foco principal donde Benítez ha localizado los problemas de amplitud y profundidad. Dos jugadores que cuentan con su plena confianza: César Azpilicueta y Victor Moses. El británico, usado en la mayoría de partidos en banda derecha, resulta francamente interesante. Sus movimientos son potentes y agresivos y con balón busca el fondo con mayor reincidencia que a un compañero. Así, Benítez maneja dos variantes en bandas: Hazard y Moses a pierna cambiada, con Cole y Azpilicueta (lectura soberbia en el arrastre) poniendo el espejo y la segunda, con un Azpilicueta estando y no llegando y un Moses (o en menor medida, Bertrand) en banda izquierda (Norwich), como elemento autónomo (extremo + lateral, sin carrilero).
Tras las lesiones de Oriol Romeu (la pareja titularísima venía siendo Romeu-Ramires) y Frank Lampard, más la sanción de Obi Mikel, Benítez miró al banquillo. Ante el Sunderland, se la jugó a Oscar, pero fue un espejismo. De ahí nació la opción más utilizada en los últimos cinco/seis partidos: David Luiz. El brasileño está alternando el mediocentro posicional (Aston Villa, Everton) con la posición de interior (Norwich, Monterrey). En la sala de máquinas, el español también rota, y maneja parejas complementarias. El Lampard-Luiz se desarrolla indistintamente con Frank en la base y David Luiz de interior y viceversa. Obi Mikel-Ramires, siempre con el nigeriano de 5 y el brasileño de avanzado. Cuatro mediocentros: Romeu, Mikel, Lampard, Luiz. Tres interiores: Luiz, Lampard y Ramires. No hay doble pivote permanente; más en fase defensiva, sí, pero con un interior de mucho vuelo, negada la llegada por Di Matteo a cualquiera que ocupara la medular. Roles muy claros.
En los tres párrafos anteriores se resume la principal transformación del once. Más sensación de equipo, de unidad. El conjunto no brilla, sin duda. No tiene creatividad en su medular y Benítez tampoco pinta cuadros. Pero funciona, es sólido. La optimización de la plantilla en busca de la versatilidad táctica, el equilibrio lateral, una menor rigidez en zona de medios y una mayor solidaridad de las piezas para trasladarse hacia ambas áreas con más eficiencia, están dando con un equipo que va cerrando fisuras. Con la excepción de un Fernando Torres tremendamente irregular y muy improductivo fuera del área, esto redunda en las piezas que más lo reclamaban, las que dependen algo más del colectivo.
No hay que olvidar que el actual Chelsea cuenta con tres jugadores de un valor futbolístico y humano realmente sobresaliente. Obviando la ascendencia de Lampard, Terry y Petr Cech, hay que resaltar a Branislav Ivanovic. El serbio es un impagable garante en multitud de situaciones, con un portentoso nivel físico y una madurez competitiva que nace en la sombra y termina a medio plazo por resultar capital en el equipo. Y los dos elementos más independientes de estados anímicos o extradeportivos. Gary Cahill y Juan Mata. Padre y madre del equipo cuando el partido pide auxilio en las áreas. Uno de los centrales del momento y una de las grandes figuras de la Premier League actual, sus momentos de forma están cercano a su techo. Casi imprescindibles.
Tras una docena de encuentros, el Chelsea afronta 2013 con plenas garantías para luchar por el campeonato. Superado el umbral de confianza, los números marchan y el corto plazo ha cumplido su cometido: sentar las bases de un plantel adaptado a su modelo de juego y con una estructura táctica más sostenible. Rafael Benítez quiere quedarse.
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Abel Rojas 2 enero, 2013
La verdad es que es una pena que el Chelsea haya caído en Champions, pero bueno, Shakhtar y Juventus no van a dar menos juego.
Coincido en la reivindicación de Cahill e Ivanovic. El segundo me parece actualmente el nº 1 cuando juega de lateral; al primero se le achacan algunos errores puntuales, pero haber fallado un par de veces con la exigencia que ha llegado a tener ese hombre no me parece como para dudar ni como para restarle méritos. Para mí, sinceramente, es el central de la Premier.
También debo decir que estoy sorprendido con el manejo de la plantilla de Benítez. Esperaba algo más chocante, un centrocampista más o algo así, pero como control no es lo que le está faltando, no lo necesita.
Hubiera hecho quizás más hincapié en la figura de Torres que Arroyo. Me parece un tema bastante importante. Estoy viendo al peor Torres de su carrera. Peor que el que ha sido tan criticado en los últimos 2 años.