No siempre ha ganado, muchas veces ni siquiera fue el mejor, pero la hegemonía del Bayern Munich en Alemania ha sido firme e incuestionable desde que el fútbol cambió. Mientras sus vitrinas recibían la llegada de un nuevo trofeo con el formalismo propio de lo rutinario, la dirección deportiva se encargaba de contratar a lo más llamativo del mercado nacional. Como si de una práctica meramente capitalista se tratara, el Bayern se reforzaba debilitando al rival de turno. De esta manera, desde 1996 no han pasado dos primaveras sin que la entidad bávara festejara la consecución de un nuevo título nacional por las calles de Munich.
Con un proyecto alegre e ilusionante, pero sobre todo sólido y convincente por haber impedido que Nuri Sahin, Mats Hummels o Mario Gotze se convirtieran en los nuevos Michael Ballack, Lucio o Ze Roberto de aquel cuasi glorioso Bayer Leverkusen, el Borussia Dortmund de Jürgen Klopp tiene hoy la oportunidad de romper esta tiránica racha, confirmando así el jaque a la hegemonía alemana que lleva trazando durante las dos últimas temporadas. Desde luego, una utopía no es: los últimos cuatro enfrentamientos entre ambos equipos han caído del lado borusser.
Jupp Heynckes: «Personalmente, estoy obsesionado con esta final, quiero la Copa».
El equipo de Klopp acostumbra a tener el balón, pero no lo necesita. De esta paradójica premisa inicial surge la génesis de los planteamientos de ambos equipos: el Borussia DortmundEl Dortmund sólo ha tenido un 35% de posesión ante el Bayern. no discute el discurso al Bayern, con lo que este no se ve desnaturalizado. No es una cuestión de valentía, pues el BVB ya nació adaptado al equipo muniqués. La sobrecarga de actividad en los costados o el dominio de una transición vertical y cuantiosa en la llegada son dos argumentos competitivos que los borussers utilizan en el día a día, pero que encuentran en su enfrentamiento ante el Bayern Munich su mejor lienzo. Por la extrema comodidad de unos y la falsa tranquilidad de otros se explica que «el gigante de Baviera» haya rematado cuatro veces menos que su rival habiendo promediado un 65% de posesión, se entiende que haya marcado únicamente un gol encajando siete y se confirma que Jupp Heynckes debe reflexionar.
De su última gran victoria, el Bayern Munich puede haber encontrado soluciones para tomarse la revancha de su última gran derrota. El Dortmund repliega en un 4-4-1-1 que siempre orienta la posesión del rival a los costados. Como el 4-2-3-1 del Bayern padece de una lentitud crónicaRetrasar a Toni Kroos y mutar al 4-3-3 puede ser la medida ganadora. que le impide bascular o girar a su oponente, Robbery encara sin espacio y sin ventaja un enfrentamiento desigual ante los triángulos de Klopp. El lateral achica, el extremo retorna (tremenda labor de Grosskreutz) y el centrocampista de su perfil cierra la salida por dentro, como otrora hiciera Dunga con Melo. Lo que podría suponer una concesión en el carril central ante Mario Gómez -y Muller/Kroos- no lo es por su mejor marcador posible: Mats Hummels. Lidera, vence, limpia la frontal y sale. Un movimiento a cuatro tiempos que supone un regalo al colectivo y una base argumental sólida para quienes piensan que ya es uno de los mejores centrales del mundo. Ante este sistema, parece lógico pensar que el tercer centrocampista puede ser la pieza que requería el tablero bávaro. El primer pase será de más calidad, existirá una superioridad numérica evidente por dentro, Robbery tendrá un apoyo interior más cercano y el reparto espacial en defensa será más lógico, impidiendo así que el interior del BVB se convierta en el jugador dominante del partido como ya hicieron Sahin y el propio Gündogan. Con este movimiento, el Borussia Dortmund puede perder la superioridad posicional que ostentaba.
Manuel Neuer: “De esta victoria o derrota, depende nuestro estado de ánimo para la final de la Champions League”.
Al contexto de la final de la DFB Pokal hay que añadirle un hecho tan evidente como importante: una semana más tarde el Bayern se estará jugando la gloria en su estadio. Cabe la posibilidad de que Jupp alinee el once titular del día 19, teniendo así en cuenta las bajas de Badstuber, Alaba y Luiz Gustavo. Este hecho lastraría sobremanera la defensa y el posible paso al 4-3-3, pues Tymoschuk se encuentra en una inevitable cuesta abajo. En el otro rincón, el del aspirante, su jugador más talentoso ha llegado pero no se sabe si está. La entrada de Mario Götze llevaría previsiblemente al banquillo a Blaszczykowski, jugador netamente inferior aunque de alto valor estratégico por su recorrido. El Borussia Dortmund pide la oportunidad de discutir la hegemonía bávara; al Bayern Munich le encanta el simple hecho de evitar entrar en estas cuestiones… y, encima, tiene asuntos pendientes.
Uli Hoeness: «Para nosotros es tan importante como la final de la Champions. Tenemos que tratar de detener al Dortmund, porque nos ha ganado en las cuatro últimas ocasiones. Hay algunos asuntos pendientes”
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@TomasMartinez23 12 mayo, 2012
Lo de este Dortmund ya es algo muy serio. Lo es porque han ganado dos ligas de manera consecutiva. Y lo han hecho ante un Bayern muy competitivo. Bien lo indican sus 2 finales Champions en las 3 últimas temporadas.
Se puede discutir si el Bayern and distraído porque juega la final de Champions en casa y ése era el objetivo real del conjunto bávaro. De acuerdo, porque en parte es así. Pero el Dortmund no pierde un partido de liga desde el mes de septiembre. Empezó mal y ha remontado, arollando en el tramo final de temporada. Y sin Götze durante los últimos 5/6 meses. Su muestra de madurez sin Götze, su buen juego, el crecimiento de Lewandowski y los últimos meses de Gündogan… hay tantas cosas buenas en el equipo de Klopp.
Esta final de Copa me parece muy estimulante por esta razón. Por lo que es el Dortmund y por lo que se juega el Bayern. Se juega derrotar a su mayor rival en estos últimos 24 meses y con la final de Champions en el horizonte. La motivación que les provoca jugar esta final tiene que ser enorme. Para ambos, de hecho.