La escalera real | Ecos del Balón

La escalera real


El primer Madrid de Mourinho fue, en todos los sentidos, el equipo de Ronaldo. Era su mejor futbolista, el más determinante y el rey del sistema. Éste quedaba enfocado a la creación de ventajas en el frente ofensivo, zona que el portugués administraba de orilla a orilla, telegrafiando con sus movimientos los desmarques reactivos que debían realizar sus compañeros. Xabi Alonso, desde atrás, elegía la mejor de las alternativas surgidas y lanzaba. Algo diferente pero parecido a lo del último Manchester United dominador. Se alcanzó un nivel de juego notable con picos sobresalientes, pero el entrenador ha decidido reeditar la base táctica del equipo, respetando la personalidad colectiva y partiendo de las relaciones cultivadas. El nuevo Real Madrid se adapta más a las particularidades de la Liga BBVA. Busca crear la ventaja ya en la base de la jugada, para dominar sin interferencias. Es el equipo de Xabi Alonso: La escalera Real.

Como introdujimos en anteriores análisis, el Madrid organiza su salida desde un 3-3-1-3. Los dos conceptos básicos son la posición de Alonso entre centrales y la doble banda de tres que dibuja el sistema: Pepe-Arbeloa-Di María en derecha y Ramos-Marcelo-Ronaldo en izquierda. Nótese que los laterales ocupan el escalón posterior al de Xabi. Además, siempre descansan sobre el mismo eje horizontal. El reto que plantea Mourinho a los entrenadores rivales es complicado. Por un lado, el Madrid ocupa todo el ancho del terreno, eliminando así la opción de bascular para achicar sobre un perfil. Por otro, crea tres líneas de pase distintas en cada costado, a diferentes alturas, y todas activas por la calidad del pase largo de Alonso. ¿Qué sistema defensivo destina tres hombres a la línea de cal? La superioridad numérica del Real en las zonas laterales es casi constante. Y para terminar juega con la posición del mediapunta. Si el contrario queda intimidado por la salida exterior -el lado fuerte del Real es el izquierdo- y se vence a un lado, el 10 se descuelga al segundo escalón y permite salida por el medio, con la desplazada zaga desnuda ante la diagonal de Di María –¿por qué tantos pases interiores?-. Si el contrario espera a que Alonso decida el carril de escape, el 10 se escora hacia el mismo en busca de la superioridad numérica. El circuito de salida es alternativo, sostenible y agresivo. Aunque aún carece de la regularidad absoluta.

¡Ojo a la posición de Ronaldo e Higuaín!

Alonso decide cuándo la pelota ha alcanzado la altura deseable, y transforma, subiendo un escalón, el sistema del equipo. Esto es crucial: es Alonso, y no Ronaldo, quien determina la posición de sus compañeros. Especialmente vistosa es su relación con los laterales, que, como dijimos, siempre ocupan el mismo eje horizontal, y siempre un escalón más arriba que el mediocentro. Es tal la precisión del automatismo que conociendo la localización de uno de los tres elementos se conoce la de los otros dos. A la incorporación de Alonso al medio y los laterales a la delantera se unen tres movimientos más: Los centrales se unen a espaldas de Xabi, el mediapunta se pone a su altura y los extremos se cierran. Si se piensa, es como si Xabi Alonso fuese un gigante de brazos enormes (Pepe-Arbeloa-Di María y Ramos-Marcelo-Ronaldo): Durante la gestación, los extiende; para cambiar el ritmo, los flexiona. De resultado, un 2-3-5 que aplasta al contrario sobre su portería. Eso sí, sólo los equipos que defienden muy bien tienen ocasión de verlo formado, porque lo que sucede durante el proceso ya es letal de por sí. De pronto, el Madrid deja de tener delantero centro -¿explosión de Benzema?- y pasa a tener un doble falso 9. Una doble falsa referencia que jamás busca la división entre centrales, sino entre lateral y central. O sea, Ronaldo rompe la línea entre el lateral y el central derecho, y Benzema hace lo propio con los homónimos del sector izquierdo. El doble falso nueve es un movimiento obsesivo, presente tanto en transición como en fases organizadas, que otorga a los blancos ventajas demoledoras.


Vamos a empezar con el análisis de tres transiciones, centrándonos en el papel y contexto de los laterales del Real. En la primera imagen vemos a Higuaín entre el central y el lateral izquierdo del Betis, que es arrastrado hacia dentro por su posición. Arbeloa se suma libre y por carril limpio. Nótese que Xabi está sin marca. En la segunda, es Ronaldo quien prepara el terreno para la subida de Marcelo. ¿Quién marca a Xabi?, ¿Cómo se le puede marcar sin dejar atrás un latifundio? En la tercera, la más bonita y compleja, tenemos al doble falso 9 en su máximo esplendor, reproduciendo al mismo tiempo las dos circunstancias anteriores. De nuevo, el emisor tiene tiempo y espacio para decidir y ejecutar. En un presente táctico en el que el espacio es el bien más preciado y girar al contrario el camino más corto para crearlo, el Madrid, por sistema, tiene al contrario moviendo el cuello constantemente.

Las situaciones posicionales (u organizadas) restan espacio, de ahí que fuesen un punto débil del equipo el año pasado, pero en este curso nota mucho menos la diferencia. Porque la ventaja inicial se origina en la base, y porque el comportamiento sin balón del colectivo se rige por principios calcados. En la primera imagen vemos a Marcelo tras una recepción libre, exigiendo el repliegue del extremo hasta el primer tercio y con espacio para encarar. En la segunda, observamos cómo Xabi, desmarcado, habilita a un Arbeloa que tiene vía libre incluso hasta la portería. En la tercera, vemos al doble falso 9 dejando listos a los laterales para hacer de receptores de un Lass sin hombre que le encimase. Todo eso, recordamos, en posicional. Y en la cuarta, observamos cómo ni siquiera con una cantidad abusiva de activos defensivos el Betis es capaz de cubrir al mejor lateral del mundo, un elemento que genera pavor en los entrenadores contrarios. Aún así, la tendencia evidente del rival es bajar a los extremos hasta la primera línea para cubrir todo el ancho, circunstancia que favorece el asentamiento sin riesgos del 2-3-5 antes descrito. Un aplastamiento sin peaje.

También por dentro es domingo en zona de aceleración, tal y como ocurría en la base de la jugada. El efecto de arrastre que el doble falso 9 ejerce sobre el lateral hacia dentro es calcado al que sufre el central hacia fuera, y por ahí genera un conflicto de solución complicada que aprovechan Özil, Kaká y Di María. Es decir, el mediapunta y el extremo derecho, a quien dejamos aparcado en este análisis mientras se cerraba en el paso del 3-3-1-3 al 2-3-5.

Vamos a empezar notando cómo todo está relacionado. En la primera imagen, recordamos el golazo de Benzema al Villarreal. Di María cierra su posición -en este caso sólo un poquito- para participar en la gestión y detecta una superioridad inmediata creada por la posición de Karim entre lateral y central. Castiga directamente y el 2-3-5 no requiere asentamiento. Observemos con detenimiento la segunda imagen, cómo Ronaldo y Benzema ejecutan el doble falso 9 y Kaká, a la izquierda de la fotografía, inicia la ruptura, pese a que hay multitud de defensores, escalonados en dos líneas, entre él y la portería. 18 segundos después, el brasileño está encarando a Diego López. Sirva también de ejemplo el siguiente vídeo. El doble falso 9 del Madrid torpedea de nuevo entre laterales y centrales, y Kaká va a llegar a zona de remate sin atención sobre él. Gonzalo, por posición, podría reaccionar, pero Benzema, que es pura sensibilidad y se aprovecha de todo el trabajo previo que ya hizo con él durante el partido, le engaña y le grita con su desmarque que le mire. El talento al servicio del sistema. Golazo del mediapunta.

Lógicamente, tal despliegue ofensivo y la confusión de la zaga por el movimiento del doble falso 9 acaban retrasando a los mediocentros en demasía, coyuntura que explica la liberación de Xabi Alonso y sus compinches en la medular y el extraordinario dominio de la segunda jugada que está exhibiendo el Madrid. La transición defensiva es un paseo. El rival está aplastado, el posicionamiento del Real es equilibrado y ante una salida prodigiosa en lo técnico y lo táctico del contrario, quedan por delante 60 metros infernales corriendo contra Pepe y Sergio Ramos. Sirvan como ejemplos esta imagen del Real Madrid-Olympique de Lyon y ésta otra del Real Madrid-Villarreal. Un detalle destacable en este sentido es la posición del lateral blanco opuesto al lado del ataque, pues, cuando entiende que el balón no volverá a pasar por sus pies, tiende a cerrarse sobre el pico del área para controlar posibles segundas jugadas en esa zona.

Otro tema importante es el cambio de la rutina de movimientos entre Marcelo y Ronaldo. Uno de los talentos diferenciales del lateral es su influencia interior, su capacidad para tirar la diagonal hacia el medio y eliminar rivales o buscar el pase filtrado. El año pasado, Ronaldo fijaba la marca muy abierta y permitía a Marcelo percutir por dentro. Este curso, los papeles se han invertido. Entre las consecuencias tácticas del doble falso 9 está un papel mucho más exterior del genio brasileño, que hace de su jugada fetiche un recurso en lugar de un discurso. Su ejecución viene precedida de situaciones en las que Di María ha aposentado el ataque sobre posición de extremo derecho, llevándose para allá a Özil y Benzema y arrastrando a Ronaldo. Así se genera el espacio que Marcelo usa para buscar la frontal.

Hay que decir, no obstante, que el sistema del Real Madrid es muy flexible. En realidad, los nombres propios mencionados en el análisis deben interpretarse más como conceptos que como futbolistas en sí -salvo en el caso de Xabi Alonso-, porque el intercambio posicional es permanente. No resulta extraño ver a Khedira y Özil por fuera con Marcelo, Di María e incluso Arbeloa ocupando su teórico rol interior. Semejante rasgo techa más alto el potencial del equipo, si bien puede constituir también una de las razones que explican la irregularidad del sistema. El Madrid es reconocible, pero aún cae en despistes y desajustes que entorpecen su naturalidad. No es un equipo de perfecto. De momento, sólo es una contundente y bella expresión futbolística que patenta dos conceptos prodigiosos: Los brazos del gigante Xabi Alonso, relajados o flexionados según su voluntad, y la genial ocurrencia del doble falso 9.


7 comentarios

  • DBEcos 25 marzo, 2012

    Si quieres consultar los comentarios de esta entrada en su versión anterior, puedes hacerlo en: http://www.ecosdelbalon.com/ecos/2011/11/24/escal

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  • jjj 22 enero, 2013

    Quién ha escrito esta maravilla?

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  • AntonioBS 20 mayo, 2013

    Que lástima la forma en la que el entorno y jugadores del propio vestuario han destruído estre proyecto. Ya se que hay sólo se habla de fútbol pero el contexto siempre es importante.

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  • invitado 20 mayo, 2013

    Esa variedad táctica la tienen todos los equipos con el agravante de menos medios. Si vemos el partido con el Atletico el planteamiento de Mourinho es bueno, genera superioridad por dentro al Atletico que no sabe a quien presionar con el doble pivote, encuentra situaciones por dentro fácilmente, pero ahí se nubla la vista, todo queda sometido al talento de Ozil o al empuje de Cristiano. Cuando la bola llegaa COentrao o a Essien tiran hacia dentro, el Atletico se da cuenta de que por fuera no hay peligro, y el Madrid convierte la superioridad en horizontalidad sin profundidad, las ocasiones llegan a balón parado o en rechace. Hay miedo al doble pivote a romper el equilibrio y en definitiva romper el partido. Ese miedo que se vislumbró en Dortmund o la vuelta del Bayern. Los sistemas son mejores con mejores jugadores

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  • Gabriel 21 mayo, 2013

    gran analisis,espectacular. tengo la duda de saber cual es el papel y las funciones tacticas del mediocentro que acompaña a alonso que suele ser Khedira?

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  • Pablo 4 junio, 2013

    Vaya pedazo de analisis que te has marcado! Buenisimo poder leerlo e intentar aprender algo de futbol! Lo que no acabo de entender bien; es porque si Xabi era tan "gigante" la solucion era/fue tan obvia (tapar a Xabi) y dejar que el madrid muriese de posesion. En los partidos contra el Dortmund esta Champions se ha visto (ademas que quiza Xabi no debia estar ni para jugar).

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  • […] y la dominación de partidos mediante la conocida como formación Tortuga o de la denominada “Escalera Real”. La duda que corroe la mente de muchos aficionados al fútbol y al Madrid es “¿a qué juega […]

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