El Barça ganó en el Benito Villamarín un partido que Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ afrontó desde la sorpresa. Fue un encuentro de mucho poso táctico pero también de talentos naturales, entre los que destacó un Nabil Fekir al que en noches inspiradas le es indiferente arrancar de un lado o de otro, desde atrás o desde más adelante. Un futbolista que dicta sus propias reglas. Por su parte, Quique Setién se imaginó otro choque bien diferente y saltó al césped bético con una nueva disposición: un rombo en mediocampo con el que intentaría arrebatar la iniciativa desde la presión y no tanto desde la elaboración. Lo segundo como derivado de lo primero. Una circunstancia que abre la puerta a la posibilidad de que el Barcelona no pueda aspirar a un control totalitario del juego en determinados partidos, o al menos enfoque su posicionamiento inicial desde otro punto de vista, seguramente porque quizás su plantilla no esté configurada para ello.
Setién optó por un rombo, con Vidal como hombre más avanzado
La principal novedad introducida por el técnico cántabro junto al rombo en el que Vidal ejercería de avanzado en la presión radicó en la ausencia de un extremo en uno de los dos costados. Ansu Fati, el único disponible en estos momentos, no tuvo minutos, lo que cambió por completo algunas de las consideraciones que se le atribuyen al nuevo Barça. Como añadido, el Betis basó su plan ofensivo en poder correr, estrechando mucho sus líneas y otorgando a Fekir el mando de toda la ofensiva, con un centro del campo en el que Guido Rodriguez y William Carvalho resaltaban por encima de los demás en lo referente a la alineación. Así, el Barça sobrecargó el carril central, sujetó al Betis desde lo posicional e intentó compensar desde la movilidad lo que la pizarra había eliminado: amplitud y desborde exterior.
Un futbolista y una idea van a protagonizar los próximos dos párrafos y, por ende, lo más importante del partido que finalmente se llevó el Barça. Nabil Fekir es uno de esos futbolistas a los que tienes que controlar desde lo colectivo. El futbolista francés no necesita prácticamente nada para constar; un jugador descontextualizado, que hace jugadas una detrás de otra y que no demanda, aunque pueda pensarse algo concreto, nada determinado. Rubi dejó a Joaquín en el banco pensando que el equipo no le daría altura de juego ante un Barça que siempre lleva la iniciativa, y se encomendó a una individualidad que crea ventajas de un nivel superior, principalmente porque junta la triple amenaza -pase, tiro, regate- y sale por ambos perfiles hasta el punto de ser enormemente decisivo cuando arma el disparo. Por eso no fue casualidad que tanto en el Camp Nou como en el Villamarín marcara goles tan similares, dejando un cúmulo de acciones individuales prácticamente indefendibles para el tipo de defensor del que dispone el Barça en su transición hacia Ter Stegen.
Nabil Fekir fue una de las grandes individualidades de la noche
La idea que cierra el partido es la que enlaza necesidades tácticas con plantilla en el seno blaugrana. El encuentro en Sevilla fue otro claro ejemplo de lo que necesita Messi, más aún sin estar Luis Suárez, y lo que significa solucionar esa necesidad. El argentino viene demandando referencias por delante desde hace ya mucho tiempo para que su recepción no dependa de marcharse de varios hombres que se escalonan cuando al Barça le faltan jugadores fijando la última línea. Esta particularidad, sobre todo al no haber delantero centro en estos momentos, lleva a los interiores o laterales, si no son ambos a la vez, a superar la posición de Messi cuando este recibe entre líneas, solucionando el problema de profundidad pero desguarneciendo los lados de Busquets y restando efectivos en la presión tras pérdida de manera escalonada. ¿Están la plantilla y el juego del Barça preparados para cuidar el balón, cuidar a Messi y cuidar a Busquets? Es una gran pregunta.
_RaTiO_ 10 febrero, 2020
La verdad es que la llegada de Setién le ha dado otro aire al equipo en ataque. Falta profundidad, entre otras cosas porque no hay un 9, pero por lo menos el balón se mueve más y mejor y hay momentos que uno puede disfrutar viendo el partido, cosa que personalmente no me ocurría prácticamente nunca en la era Valverde. Ahora bien, la transición defensiva sigue siendo horrible y no creo que el Barça pueda ganar la liga ni con Messi y Ter Stegen si en cada partido esta contra las cuerdas porque el rival sigue creando mucho peligro sin necesidad de brillar. No se puede entender la cesión de Todibo, pero Umtiti no puede jugar más partidos si no recupera la forma física, es hasta cómico verle arrancar como si fuera un coche diesel faltado de potencia. Pero no es el único problema y no creo que Setién pueda arreglar-lo este año, es increíble que el equipo con mayor presupuesto de La Liga (o el segundo) tenga un plantilla tan corta y luego ves equipos como el Getafe o la Real cuyos delanteros suplentes con la lesión de Suárez podrían estar perfectamente jugando ahora mismo en el Barcelona.
El Betis me decepcionó un poco, jugó bastante bien la primera parte pero creo que presionaron mal y llegaron muy cansados a la segunda parte. Fekir jugó ayer pareció un espejo de Messi, no trabajó como el resto pero cada vez que le caía un balón era peligro asegurado.