Alexander Isak es un futbolista con una sensibilidad distinta. A pesar de su estatura, el delantero sueco se mueve en todas direcciones con la misma naturalidad con la que la reina se desliza sobre el damero. De izquierda a derecha y de derecha a izquierda, de abajo arriba y de arriba abajo, Isak es un ‘9’ de guante blanco en sus desmarques por delante del balón. Una serie de movimientos muy constantes, fruto de una permanente activación con todo lo que ocurre a su alrededor, que le están permitiendo a la Real Sociedad de Martin Odegaard, Mikel Oyarzabal, Portu y Mikel Merino cambiar de marcha -entre la ‘tercera y la sexta’- con solo rozar el embrague.
Alexander Isak es un delantero bastante fino con balón al pie
La misma delicadeza con la que se mueve y se desmarca por detrás del central, o entre este y el lateral de turno, es la que Isak imprime sobre las cuatro esquinas de la portería. Con balón al pie, el delantero sueco es un futbolista con calidad para recibir, esconderlo, encarar, superar y devolverlo, todo ello muchas veces en una misma acción, producto de una calidad inusual en los atacantes de su talla. Y mucho más para los chicos que hayan irrumpido en la élite a la edad con la que él lo hizo. Porque no solo se trata de una cuestión meramente técnica, sino que el delantero de Solna confía en sí mismo más que nadie en este instante. Y eso es algo que se aprecia claramente cada vez que el sueco interviene.
Una entre las muchas diferencias que podríamos establecer entre el sueco y Willian José tiene que ver con la agresividad de sus acciones. Pero Alexander Isak ha sabido hacer de su delicadeza un valor diferencial para la Real Sociedad. El sueco es como una jeringuilla cargada con aire. Opera con el mismo sigilo. No deja huellas. Pero bien aplicada, en el punto exacto y con la precisa ligereza, tiene el efecto letal de una embolia en el corazón. Ese es el peligro de Alexander Isak cerca del área rival. De cara, en el mano a mano, o incluso ligeramente perfilado, corriendo en diagonal o en paralelo a la portería, y con uno o dos defensores de por medio, el sueco es de los buenos: y si tiene que rematar no solo remata a puerta sino que encima lo ajusta en una definición marca de la casa.
Pero el gran valor de Isak como futbolista, y no tanto de Isak como delantero, está en la gran cantidad de cosas que es capaz de darle (directa) o permitirle (indirectamente) a su equipo desde la última línea. En este sentido, Alexander Isak es una bendición para una Real Sociedad que puede atacar de forma posicional o correr al espacio en un mismo partido. Y sobre todo de una jugada a otra. Alejándose de la frontal para ensanchar y fijar, a través de un movimiento que le permite al sistema progresar de manera vertical y cargar el área con sus extremos o interiores, o quedándose en ella para perfilarse entre el apoyo y la ruptura, la cual domina con más o menos espacio, Isak, como ‘9’ de la Real, actúa como colaborador necesario cuando, tácitamente, no mete sus dos manos en la masa.
diezcilindros 6 febrero, 2020
Es llamativo cómo en una misma Liga pueden coincidir delanteros tan notablemente distintos y hacerlos todos bien. Del temperamento de Soldado y la pasión de Ávila al virtuosismo de Benzema o el guante blanco de Isak, pasando por los infinitos recursos de Suárez o De Tomás. Diría que de unos años a esta parte, igual que la Premier, la Eredivisie o la Serie A tienen sus idiosincrasias marcadas, La Liga ha perdido su carácter mediocampista-mediapuntista y es una de las que más propuestas diferentes presenta.
Por otra parte, menudo ojo este verano la dirección deportiva de la Real. A uno le gustaría pensar que un tal Abel Rojas ha tenido algo que ver ^^.