En el fútbol todo puede pasar pero la lucha por la Premier League ya no entra en el terreno de lo probable, sino de lo posible: el campeonato ha quedado visto para sentencia, pues pendía de un hilo y éste se rompió ayer con la visita del Liverpool al King Power Stadium. La victoria, el desarrollo y el resultado han separado la realidad del conjunto de Klopp de la de Brendan Rodgers, dos equipos que compiten por objetivos muy diferentes, porque muy diferentes son sus niveles de calidad, maduración de proyecto y capacidades competitivas. El ‘Boxing Day’ de 2019 sirvió para constatar justamente todo eso, que el líder y segundo clasificado de la Premier no aspiran al mismo trono, y así se lo hizo ver el campeón de Europa a un Leicester City incapaz de competir sobre la marcha cuando el partido iba exigiéndole cosas que ahora mismo no puede alcanzar. En un duelo de resistencia mental y futbolística, la noche nació como se preveía: el Liverpool defendiendo en campo contrario, Leicester sin renunciar a su salida en corto pero con intención de atacar vertiginosamente, con un plan particular que no tuvo el rendimiento esperado para los locales.
El Leicester City planteó una salida de balón muy particular, sin extremo izquierdo y dos puntas
Para lograr generar espacio para tus puntas a espalda de la última línea defensiva es necesario atraer y distraer a las primeras líneas para lograr separarlas. Y a ello se dedicó Brendan Rodgers con su planteamiento. El técnico norirlandés activó una salida de balón asimétrica, en la que Maddison, extremo izquierdo, haría de segundo mediapunta junto a Praet, a espaldas de Henderson, con Tielemans y Ndidi a espaldas del trío atacante, en una ocupación del campo que, como se ve en la foto, dejaba la banda izquierda sin extremo y sobrecargaba la contraria para después atacar con cierta ventaja el último batallón ‘red’. Con Schmeichel como primer pasador en línea de tres con los centrales, las intenciones del Leicester pasaban por tener dos receptores a espaldas de cada línea, con el objetivo de sujetar las líneas defensivas del rival y crear dudas en quien se atreviera a saltar y anticipar. La escapatoria se dibujaría a través de Pereira, con Barnes, falso extremo derecho, como segundo delantero. Un 4-2-2-2 que no logró el efecto deseado, al menos en dominio y creación de ocasiones.
Lo que sí logró esta idea fue mantener sujetas las posiciones con las que el Liverpool defiende en campo contrario y pasa de defender a presionar. Un termómetro de esa primera media hora estuvo en cómo Alexander-Arnold y Andy Robertson apenas podían ir a buscar a sus pares arriba, atados por la amenaza de los puntas a su espalda y de los mediapuntas entre líneas. Así, el Liverpool tuvo que esperar y centrarse en el segundo escalón, el de Ndidi y Tielemans, si Schmeichel decidía superar línea por dentro en lugar de salir por fuera. Ahí, Wijnaldum y Henderson tratarían de acosar a quien recibiera de espaldas. Lo cierto es que poco trabajo tuvo Allison, como casi siempre, y el Liverpool comenzó a entrar en un terreno de dominio psicológico que hizo ver la diferencia de calidad individual y competitiva en la mayoría de sus piezas. Si los de Klopp habían salido inmaculados del plan más vertical y desbordante del Leicester, el tiempo jugaba a su favor, porque en el paso del tiempo aparecen las variables, los registros y la toma de decisiones.
El Liverpool castigó por pura resistencia y jerarquía, demoliendo en la segunda parte a través de sus laterales
Ocurre en el 100% de los partidos de este Liverpool ya histórico en el que va llevar al límite a su rival. Hay un componente boxístico en su manera de interpretar la defensa, el ataque, el ritmo y el partido. Reconociendo el lenguaje que le transmite su presa, se va a por ella, más todavía si es con 1-0 a favor, después de que Alexander-Arnold pusiera un centro calculado a la cabeza de Roberto Firmino. Tras la reanudación, llegó el K.O. Agotado mentalmente, el Leicester, que ha encadenado dos test ante los dos grandes, hincó la rodilla en todo sentido. El Liverpool, que ni había gastado un 20% del tanque, aprovechó el abanico y abrió una escapada en la que el Leicester claudicó. Con los puntas por dentro para entregar un espacio infinito para sus laterales, Klopp juntó a seis hombres en área.
Una fotografía que explica su dominio insólito en la Premier League.
Javi 27 diciembre, 2019
Se está dando por muerto al City y estamos olvidando que la temporada anterior lo ganó todo en Inglaterra, cuando Guardiola tenga los fichajes de invierno y empiece a recuperar gente va a dar mucha batalla en Inglaterra y en Europa.