La primera España de Robert Moreno dejó bastante contenido para el análisis. En un 4-3-3, con un solo pivote y dos interiores con roles y funciones diferentes entre sí, además de un punta y dos extremos con la clara intención de participar por dentro, España dejó entrever ciertos detalles en el anterior parón por selecciones. Consciente de lo mucho que sufre el equipo en su transición defensiva cada vez que pierde el balón y no puede activar su presión tras pérdida, Robert Moreno decidió ante Rumania e Islas Feroe, en sus dos primeros compromisos oficiales como seleccionador, que el interior izquierdo, a nivel de sistema, permaneciese -con y sin balón- más cerca de su pivote que el interior del perfil derecho. Tratando de abrochar así una especie de cinturón en torno a Sergio Busquets, ofreciéndole un apoyo permanente en cada fase de iniciación y una cobertura instantánea en caso de pérdida, el 4-3-3 de Robert Moreno es un esquema en el que la intención es que la pelota, acumulando muchos jugadores por dentro, llegue fuera con ventaja.
Ante Rumanía e Islas Feroe los laterales perdieron muchos balones
No obstante, entre las muchas cosas que la Selección debe seguir ajustando de cara a la Eurocopa, se encuentra precisamente esta máxima. No tanto porque el esférico ‘llegue’, que también, obviamente, sino porque lo haga en una cierta posición de ventaja. Para que todo siga el guion previsto es importante que el sistema se encuentre en disposición de activar a sus laterales en una situación ciertamente favorable para ambos. Con los dos extremos a pie cambiado, más cerca del carril central que de la propia banda, España entendió en sus dos anteriores encuentros que es primordial para la buena salud -física y mental- del dibujo que estos dos futbolistas de fuera reciban con un mínimo de garantías. Pues en ello está la clave para que España consiga girar y rajar con la pelota.
Por todo ello, no es casualidad que ante Rumanía e Islas Feroe el lateral izquierdo -Jordi Alba, en el primer encuentro; Gayá, en el segundo- fuese una de las posiciones que más balones perdió en cada partido. El fenómeno puede explicarse a través de varias causas, pero dejando a un lado las que tienen que ver única y exclusivamente con la capacidad y las posibilidades de cada futbolista, el mismo es en realidad consecuencia de este debe dentro del sistema. España no consiguió alimentar bien a sus dos laterales, y este déficit es el que, de aquí al próximo mes de junio, urge que Robert Moreno logre reajustarlo a tiempo dentro del 4-3-3.
El interior izquierdo está muy pendiente de su pivote en el medio
Y más si el plan va a seguir tirando de este hilo. Con el interior izquierdo más pendiente de lo que hace el pivote que de lo que se cuece en la frontal del área, el comportamiento de dicho sector también ayuda a entender el porqué de tantas pérdidas de este lateral. Con el pivote, los dos interiores, el punta y los extremos por dentro, ocurre que el balón no está llegando con el suficiente tiempo y espacio para que el lateral consiga percutir en el último tercio. Algo que, obviamente, afectó a la cantidad y la calidad de los ataques de España. Y que conviene que Robert Moreno, en este caso, consiga corregirlo cuanto antes. Ya que entre pase y pase, con tanta bola al pie y tan poco espacio para la ruptura, España acusa(rá) este bajón técnico con una previsibilidad poco útil.
Juan Rodríguez 12 octubre, 2019
Un 4-3-3 de.extremos a pie cambiado exige proezas a los laterales. O bien imprimir un ritmo loco todo el tiempo. No me parece un sistema equilibrado.