En el fútbol, y en el deporte, nada, absolutamente nada corre a favor de nadie. Por muy esperanzador que se proyecte el horizonte, el mañana sí que puede morir, tanto como renacer en otro lugar. Hace cuatro días, como quien dice, Pione Sisto parecía el perfil y el jugador idóneos para ocupar y hacer crecer la banda izquierda del estadio de Balaídos. Su llegada se intuyó como la de un extremo diestro jugando a pie natural, y así fue en su mayor parte con Eduardo Berizzo, hace ahora cuatro temporadas. Después, con Unzué y en los inicios de la etapa de Mohamed, el danés arrancó en la izquierda, primero como extremo clásico, de aceleración paralela a la cal, a pesar de jugar a pie cambiado, para después ganar algunos movimientos interiores o de ruptura que parecían anticipar un nuevo Pione. Pero de aquello ya no nos acordamos.
Durante ese tiempo, el Celta ha renovado mucho su plantilla, con la ausencia de Sisto, la salida de Wass y Maxi o las lesiones e intermitencias de su único y último gran héroe, Iago Aspas, reclutando mucho regateador joven que, de algún modo, dejó al equipo sin la capacidad para dominar los partidos ni sacar provecho del talento disponible. Una salvación a tiempo por obra y gracia de su salvador permitió respirar a Vigo pero los hechos estaban ahí, de manera que Fran Escribá, que prioriza un 4-4-2 casi innegociable, que pasa el mismo tiempo tocando la pelota que dejándosela a sus rivales, quería a alguien diferente en una de sus bandas. Y en esas, llegó Denis Suárez, que parece haber encontrado lo que durante tiempo le costó encontrar: un rol definitivo.
Denis Suárez está encajando madurez personal, rol y ubicación en el campo y necesidades técnicas con expectativas competitivas
No se descubre nada nuevo hablando, desde la superficie hasta el subsuelo, de las posibilidades de Denis Suárez, pero entre sus necesidades y las del equipo del que formó parte, nunca se tuvo la sensación de que Denis era lo que se pensaba. Seguramente, nunca le llegó al gallego la oportunidad de desempeñar en tiempo, madurez y calidad el rol para el que estaba destinado a ocupar. Ni en Sevilla, ni en Barcelona y sólo en Villarreal de manera intermitente, dando a entender que entre las expectativas y su frenado talento no lograban hallar un rol de titular que además potenciara a su equipo, pudo confirmar su potencial. Esa fue, la intermitencia, lo que le llevó a ser visto como suplente habitual o un titular dependiente del sistema que formaran los más protagonistas.
A medio camino entre un fútbol de control y un enlace para la creación de ocasiones, y siempre más a gusto como jugador exterior y no tanto como centrocampista puro, y además no estando tan cómodo teniendo libertad para relacionarse con todos, Denis Suárez está encontrando la manera de sentirse protagonista en el 4-4-2 de Fran Escribá. Esta disposición sigue responsabilizando a Aspas como su principal generador y director de los ataques cuando éste recibe, y es ahí donde Denis se ubica en espacio y en importancia en el lugar justo. Sin tanto peso creativo en el origen de las jugadas, sin una vocación definida, a medio camino entre la construcción, el cambio de ritmo y la continuidad ofensiva, Denis Suárez se está acostando en la banda izquierda del Celta para facilitar la progresión, acomodar a su equipo arriba, sumar tiempo e imaginar cuando su posición llega hasta el área. Sus 95 toques ante el Real Madrid, cómodo tirando la diagonal, y sus 76 ante el Valencia, añadiendo 9 regates, el que más en este inicio de temporada, están dibujando el jugador que se merecía ser Denis.
AArroyer 28 agosto, 2019
Nunca he confiado del todo en Denis, me parecía que le costaba competir y hacer crecer el rol que le asignaban, además de no tener claro sus funciones y exigencias -¿interior?¿mediapunta clásico?¿mediapunta en banda?-, pero creo que en Vigo, sumados 25 años, muchas experiencias fallidas y el 4-4-2 de Escribá en el que Aspas asume toda la responsabilidad, creo que Denis se siente muy cómodo. El equipo tiene más continuidad, se complementa bien con Olaza y él no goza de una libertad que yo creo que no le beneficia.