
Leo Messi es la derrota del cronista. Mejor dicho, Leo Messi es una derrota paradójica, pues es la solución para empezar y titular todo texto, un truquito para no frustrarse y poder arrancar, que no ha quedado obsoleto ni facilón, pero también es la perdición de quien empieza pisando terreno seguro y termina en un callejón sin salida: no hay argumento ni estilo que logre condensar su figura. Como ocurre con otros grandes fenómenos del deporte mundial, de este siglo y a nivel histórico, como puede ocurrir con Roger Federer o Muhammad Ali, Messi está por encima de la propia capacidad humana de alcanzar su altura desde la palabra; la literatura o el periodismo no puede glosar ni hacer honor, por más que Foster Wallace lo intentara. Pero aún peor, Leo Messi está por encima de la capacidad crítica y analítica de cualquier teclado, de la mayor inspiración de una crónica y un análisis. Messi es una trampa que contiene la razón más importante y la sinrazón más evidente. Y así lo sintió Klopp, durante 90′.
Klopp no pudo contar con Firmino, ubicando a Wijnaldum en su lugar
Fue una noche de muchísimo valor. Por muchas razones. El fútbol de la Copa de Europa hizo brotar la enésima oportunidad de ofrecer imágenes no preestablecidas. La correlación de fuerzas no terminó siendo lo más imaginado, haciendo del Liverpool el equipo más propositivo y al Barça el más capacitado para esperar un momento demoledor mientras activaba su propio campo, plagado de intensidad, presión y cambios de ritmo por parte del rival, con una defensa posicional preparada para resistir, no conceder un sólo segundo de freno ni desconcentración y mantener una continuidad defensiva, entre lance y lance, propias de un campeón. El escenario, por más que no se lograra revertir para el Barça, fue el que le permitió mandarle el mensaje a Messi de que su aparición sería doblemente ganadora. De entrada, Klopp y Valverde se midieron las hechuras. Esto fue lo que pasó.
La cita arrancó con la confirmación de una ausencia fundamental, la del brasileño Roberto Firmino, un jugador insustituible para su equipo, abanderado y transformador del juego colectivo abonado por su técnico, relevado por un Wijnaldum alejado de todas las posibilidades que ofrece el sudamericano. Para completar una inesperada previa, Valverde decidió sentar a Arthur Melo y a Nelson Semedo, habilitando un 4-4-2 muy marcado, con Vidal y Roberto ocupando el sector derecho. Así, arrancaron y se vislumbraron las primeras hostilidades, basadas en una presencia ‘red’ en los primeros y/o segundos pases del cuadro culé. Klopp fue más fiel que negociador con su idea y propuso una defensa en campo contrario que alternaba ahogo sobre centrales con acoso sobre centrocampistas. Esta idea, una vez Arthur esperaba su turno desde la banca, estiraba al Barcelona, medio condenando a no poder construir una fase posicional prolongada que pusiera un valor sus jugadas más clásicas, difícilmente reproducibles, en tiempo y forma, sin Melo sobre el césped. El partido, por tanto, en clave Barça, sería muy diferente, sí, pero esa distinción acabó concediéndole oportunidades de máximo valor.
El Liverpool dominó en presencia y presión durante gran parte del partido
Valverde imaginó un encuentro de muchísima concentración, de ayudas ante las combinaciones veloces. El extremeño entendió en todo momento que su equipo no podía medirse en el cuerpo a cuerpo sin estar preparado para sentirse inferior, necesitando piezas y conceptos mucho más prosaicos, medidos por la capacidad mental y técnica en lo defensivo de muchos de sus jugadores a la hora de tomar una decisión e inmediatamente reiniciar su mente y prepararse para desbaratar una acción límite, aunque la pelota estuviera todavía lejos de Ter Stegen o con varios jugadores por superar. El Liverpool, además, encontró momentos de gran inspiración de la mano de Mané y Salah, quienes, sin Firmino, entendieron que no podían apoyarse en nadie ni frenar el ataque; debían recibir al pie y agredir en el uno contra uno para forzar en ritmo a un Barça que genera ventajas defensivas más por la posición del bloque y la experiencia y talento de sus defensores que por despliegue y carrocería.
Más latente fue toda esta sensación en la segunda mitad, donde al Barça le costó un mundo poder revertir la dinámica desde lo colectivo. El Liverpool seguía percutiendo con pases y recuperaciones, fruto de su impresionante nivel como equipo y sistema, acordonando a un Barcelona que no hincaba la rodilla por más que fuera forzado en las caderas de sus centrales o en la concentración de Alba y Vidal, absolutamente inconmensurables en términos de continuidad, cuidado y responsabilidad por impedir, frenar, tapar y disputar. Fue por eso que la noche sólo pudo revertirse desde el concurso de un Messi que dio síntomas tan preclaros de dureza e intención como de imposibilidad en las arrancadas.
Messi obró un último tramo prodigioso, coronado con un gol para la historia
El Liverpool, que hizo casi todo bien en su plan de partido, no dejó de mirar a Messi en lo táctico, pero sí lo hizo en la concesión de nuevas oportunidades. Klopp obró y encontró un plan que buscó derrotar mentalmente al Barça en su casa. Una vez no consiguió la razón principal para articularlo, respondiendo Valverde con su esencia como constructor de equipos, la puntería y el paso del tiempo es por donde el Liverpool se olvidó de Messi. Lionel, que sólo completó bien el 51 % de sus pases, sigue estando muy por encima de cualquier acierto estratégico del oponente porque él es para los demás la constante derrota en un juego de errores. La razón última que nada puede explicar.
fernandojb 2 mayo, 2019
Para mi el Liverpool cometió un importante error y fué el primer gol, que fue una mala defensa y el componente suerte.
Conceder el primer gol ha siginificado gran parte del sentido del partido, sin ese primer gol es dificil que se hubiera dado todo el contexto.
También a nivel pone en contexto los presuntos analisis de jugadores, muy señalado Sergi roberto, Lenglet, arthur , coutinho y Dembele y pone en contexto la premier , su nivel de los equipos en todos los aspectos, fisico, tactico y técnico.
También la incorporacion de henderson le quito un tanto de agilidad y juego constructivo al Liverpool y no se si por la flata de Firmino o por tactica se quitó una de las bazas principales del liverpool, que es su contraataque, bien soportado por el barca.
Los últimso 15 o 20 minutos el barca controló mejor, en una noche que al liverpool no le salio nada.
al final para mi ese primer gol, es basico en estas eliminatorias.
la vuelta pues lo mismo, el primer gol es basico.