La llegada de Gaizka Garitano se ha traducido en un clima de tranquilidad desde el primer momento. Consciente de las urgencias de puntuación del equipo y de las particularidades de la plantilla, el técnico vasco ha debutado en el primer equipo simplificando las cosas, centrándose en lo más inmediato, en lo que tenga el impacto más productivo en el más corto plazo. En sus cuatro partidos, el Athletic ha encontrado refugio en contextos más precavidos, con ataques directos, con dos hombres fijos en mediocampo -Beñat y Dani García-, y con un cuarteto atacante rotatorio, en el que Iñaki Williams venía siendo extremo. Ayer, en la victoria en Balaídos, Iñaki actuó como ‘9’. Y su actuación sigue abriendo el debate.
Ante el Celta, Iñaki fue absolutamente imparable
Basta con ver el tipo de equipo que es el Celta y ritmo al que se juega en Balaídos, y por supuesto echar un vistazo a los dos goles de Williams, para actualizar los argumentos que pueden defenderse desde la opción de Iñaki como extremo o de Iñaki como ‘9’. Seguramente su evolución, una que se entienda sin cambios de posición ni minutos compartidos, ahora no pueda ser por una cuestión de configuración de plantilla y compañeros de ataque, pero el futuro del Athletic, sin duda, pasa por sus condiciones físicas y técnicas. Y seguramente todo pase por el tiempo y el espacio que su equipo le pueda dar con continuidad. Por eso, su fútbol, demoledor y explosivo a la contra, y aún impreciso en lo táctico cuando ejerce como delantero centro en ritmos más bajos y con rivales más pasivos, no responde con claridad a un rol definitivo.
Fuera de casa, Iñaki es uno de esos jugadores que condiciona por completo el juego del rival. Se pudo ver en el Wanda Metropolitano y también ayer, ante el Celta de Vigo de Miguel Cardoso, donde su fútbol como ‘9’ le sale muy natural para armar un contragolpe. Ahí, con el manual en la mano, Iñaki ofreció todo lo que puede dar un ‘9’ a un equipo que recupera abajo y puede castigar a un equipo desordenado en el balance defensivo. En el primer tanto, un toque en apoyo y posterior movimiento, primero a espaldas del pivote rival y después, en desmarque explosivo, abriendo una línea de pase a la espalda del lateral/interior. Con tiempo, Iñaki se sirve de todo el ancho y todo el largo para hacer posibles muchísimas cosas. En aclarado, en el último tramo de la jugada, inspirado para desbordar y poner en bandeja el gol.
Como extremo, Iñaki no tiene demasiada libertad pero, ¿de dársele, tiene fútbol para aprovecharla
La cuestión, no obstante, no ha variado apenas. Sí parece evidente que su fútbol tiene un recorrido muy justo como extremo derecho, donde sólo un desmarque preciso a portería, siendo él el lado débil del ataque, puede producir, pero desde un punto de vista y un techo competitivo mucho más bajo para él. Por otro lado, en el extremo izquierdo tiene más salida interior, pero su diagonal no es la de un extremo que tiene el balón pegado y la cintura y el tobillo dispuestos para la improvisación. Por eso, la valoración, una vez se entiende que jugando fuera de casa es un futbolista determinante al máximo nivel jugando de ‘9’, habrá que seguir preguntándose si la idea de darle esa libertad en espacios reducidos tiene como prestación un Iñaki fluido y generador. Ahí hay más dudas. ¿Sigue Iñaki siendo ese jugador que deba circunscribirse a un rol de ‘9’ fuera de casa y extremo abierto, sin libertad, cuando ya no hay tantos espacios?
AArroyer 8 enero, 2019
El diagnóstico puede ser más o menos compartido pero le darías a Iñaki el '9'… ¿en todo tipo de contextos? Es que no sé si va a ser ese '9'. Yo tengo muchas dudas. Pero es evidente que como '9' al contragolpe es impresionante.