Primer partido de la historia del Girona en Primera División. Enfrente, el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone. En el minuto 25, el conjunto entonces dirigido por Pablo Machín marcha 2-0 arriba. Dos centros perfectos y dos sendos cabezazos sacuden a uno de los grandes de Europa. No harían falta más de veinte minutos en la máxima categoría para entender cómo jugarían los de Montilivi. Su sistema incluiría más claves alrededor pero el gol iba a ser obra de Cristhian Stuani, un delantero que comenzaría a descubrir desde ese momento que estaba ante los mejores años de su carrera. Desde que el uruguayo se ha enfundado la elástica del Girona, todos le ven de otra forma. Poco a poco, el charrúa ha ido progresando como delantero y ya sin Machín ni el sistema de aquel aterrizaje, su presente habla por sí solo.
En aquel equipo, los carrileros eran buena parte del secreto. Machín contaba con Aday y Maffeo, dos jugadores que tenían mucho más peso en campo contrario que en el propio. Sus centros eran gran parte del caudal ofensivo del equipo, sobre todo en el ataque posicional. Envíos de gran precisión que Stuani convertía en remates, a veces francos, otras veces escorbados. La altura ofensiva de las dos bandas le permitía mantenerse en el área y cazar al vuelo lo que terminaría siendo una de las señas de identidad del equipo. Con el paso de la temporada, Granell nutriendo y Portu mezclando completarían las virtudes ofensivas del sistema, pero el área tenía dueño y suministro. No en vano, el Girona era el equipo que con más frecuencia remataba los centros enviados al área. Hasta un 44% de esos envíos eran rematados, a bastantes cuerpos de los equipos más cercanos en la estadística.
– Stuani lleva 8 de los 10 goles del Girona.
– Ha marcado 8 goles habiendo realizado 17 disparos en 7 part.
– Da 17 pases por partido, con un 66% de acierto en el pase.
Lo que está ocurriendo en la 2018-2019 guarda menos relación con esa circunstancia. El Girona está teniendo más problemas para atacar con continuidad. La posición media de sus extremos o carrileros es menos profunda y por tanto, el tipo de remate que efectúa Stuani dista mucho del de la temporada pasada. Sus 21 goles, con una efectividad altísima en tiros ejecutados de media por gol anotado, respondían a un estado inspiradísimo en el remate junto a un sistema que potenciaba y exprimía su presencia rematadora en el área. Pero meses después, con la temporada enfilando su primer tercio completado, el Girona puede decir que cuenta con un crack del campeonato. El uruguayo ha comenzado a marcar goles muy diferentes. Muchos, fabricados en inferioridad con los centrales y sin que un centro lateral active su olfato.
Sigue cabeceando como nadie -gol al Celta- pero su tremenda definición en el gol ante el Villarreal o sus goles en el Camp Nou van mucho más allá de lo que es un delantero efectivo, la cualidad que sigue explicando como ninguna otra su valor como ‘9’. Sus ocho goles (el 80% de goles de su equipo) han venido tras realizar 17 disparos, una auténtica anomalía estadística: prácticamente un gol cada dos chuts. A falta de que pueda sumar en otros contextos más asociativos (sólo da 17 pases por encuentro y no llega al 70% de acierto en el pase), no siendo ello una necesidad en su fútbol, Stuani se ha consagrado como un hombre gol, y no uno dependiente de un envío. Sino un delantero en toda la extensión de lo que significa marcar goles.
AArroyer 18 octubre, 2018
– Stuani lleva 8 de los 10 goles del Girona.
– Ha marcado 8 goles habiendo realizado 17 disparos en 7 part.
– Da 17 pases por partido, con un 66% de acierto en el pase
Es que es tremendo lo de este hombre. Es imposible estar tan desconectado del juego y mostrar tal efectividad en el remate. Es 'demencial'. Y luego ves sus goles al Barça o la picadita ante el Villarreal… El año pasado lo remataba todo de cabeza, creo que fueron 11 goles de cabeza de los 21 que marcó, pero este año está dejando todo tipo de goles.
Jugador que te garantiza la salvación.