La Real Sociedad busca un nuevo giro a su presente. Y lo hace de la mano de Asier Garitano, un técnico que se ha ganado la admiración de la Liga española tras ascender al Leganés y asentarlo en el fútbol más competitivo del mundo, en base a unos conceptos más reactivos que protagonistas en su relación con la pelota, asumiendo en su llegada a la Real Sociedad el reto personal de matizar la esencia de la plantilla realista así como la oportunidad de no desligarse en demasía de lo que se sigue buscando en Anoeta. Entre el pase corto y la búsqueda del espacio sólo está el uso del factor tiempo. Y para entender la partitura, para que eso sea posible, club y entrenador deseaban la llegada de un jugador así, acopio de rasgos tan elaborados como agresivos. La Real quería a Merino. Garitano siempre quiso a Merino. Por algo será.
Cabe decir que el camino competitivo y personal que ha llevado a Mikel Merino hasta San Sebastián no es sencillo pero sí que productivo en cuanto a las dificultades que ha encontrado para encajar en lo que podría ser su posición y su rol en el proyecto txuriurdin. El centrocampista navarro emergió en El Sadar, y en las categorías inferiores de la selección española, como un centrocampista de mucho despliegue, un concepto que poco a poco fue matizando hacia el centrocampista descolgado y vertical que incluso ha abanderado siendo mediocentro. En esos primeros compases, Merino no era un futbolista (exclusivamente) posicional, sino mucho más dinámico. Su movilidad para tocar e ir ocupando espacios o para llegar a la portería rival entre conducciones, lo hicieron ser apto para el plan que tenía Thomas Tuchel para el BVB.
Merino es un gran pasador con gusto por el pase más vertical
Si bien no terminó cuajando ni siendo pieza importante, el movimiento tenía todo el sentido. El BVB post-Klopp seguía acumulando jugadores muy agresivos y Tuchel buscaba templar la salida para acelerar en campo contrario en unos años en los que la hegemonía del campeonato alemán correspondía a la búsqueda del dominio del juego que el propio Tuchel o el ‘bávaro’ Pep Guardiola anhelaban construir. En dicho contexto, el BVB se movía entre la juventud y el descaro de Weigl, Mor, Dembélé o Pulisic. Un fútbol basado en el pase pero por encima de todo, un fútbol concebido para atacar. A Tuchel no le salió redonda la receta pero sirve como punto de partida para poder entender por qué fue allí Mikel Merino y por qué Mikel Merino puede ser lo que necesitaban Garitano y la Real en estos momentos de sus respectivas trayectorias.
A pesar de no contar con demasiadas oportunidades, e incluso pasando a tenerlas de central en los pocos minutos de los que disponía en Dortmund, Merino sí fue importante para las diferentes selecciones inferiores de España de las que ha formado parte, y además de muchas maneras, pues, en diferentes momentos, ha sido el mediocentro de Óliver Torres y Denis Suárez; el de Dani Ceballos y Fabián Ruiz o, junto al propio Ceballos, el interior de Rodrigo Hernández. De ahí destaca, primero, su positiva capacidad para asimilar la posición de interior con la de mediocentro, siendo la primera en la que mejor se ha movido para entender el fútbol más representativo de su nuevo entrenador. Porque el pase que bate línea, el más agresivo que tiene un centrocampista pasador, tiene en Merino uno de sus más fervientes defensores.
Garitano parece un técnico idóneo para el jugador
Desde el interior, Merino es capaz de acelerar jugadas, de encontrar socios en un escalón posterior. Lleva de serie y dentro la agresividad que también tienen Illarramendi o que tenía Xabi Alonso. Filtra y supera líneas con facilidad. Sabe posicionarse para recibir orientado y perfilado para pasar de la fluidez al cambio de ritmo. Y es algo que, de algún modo, puede trasladar al mediocentro. En la España de Albert Celadés que jugó el Europeo de Polonia, Merino era un ‘5’ poco convencional, pues no era un mediocentro puro desde lo posicional. Moviéndose horizontalmente, también abandonaba el centro en salida y circulación para que un compañero viniera a recibir o agilizar la posesión. Por tanto, Merino es un pasador que se siente cómodo moviéndose.
Ni que decir tiene que técnicamente es un jugador de muchas posibilidades y es por lo que encaja potencialmente muy bien con el escenario que suele decorar los partidos de la Real Sociedad. Sus controles, sus pases, sus envíos en largo y sus recursos para desbordar con dos pasos multiplican los recursos de un centro del campo que ha sido parte fundamental de los años recientes de Eusebio. Compartiendo medular con Zurutuza e Illarra pero repartiéndose alturas diferentes, favoreciendo un ritmo alto y agresivo en las transiciones, como querrá Garitano, Merino está ante una gran oportunidad de dotar de realidad a sus condiciones.
Javier Cordero 17 julio, 2018
Me parece un movimiento acertadísimo. El mediocampo txuri urdin se iba quedando oxidado y hacía falta más pase vertical tras irse Canales y también Xabi Prieto. Quiero ver sobre todo cómo puede relacionarse con los atacantes, podría haber algun problema de reparto de espacios a cortolo plazo.