La Champions no se guardó nada especial para la noche de ayer en el Allianz Arena. Si bien Bayern y Sevilla se midieron, en todo momento, entre lo posible, nadie pudo imponerse. Lo cierto es que la falta de inspiración fue una constante en una contienda de mucha ida y vuelta pero de muy pocas luces. Moviéndose en esa paradójica sensación de que todo se agitaba para que el marcador siguiera igual, la vuelta de estos cuartos de final no nadó precisamente en la abundancia. El Sevilla capituló en Munich sin aclarar su actual presente; separado, disperso y sin certezas en las áreas, el tiempo fue pasando sin un momento para soñar. Esta vez no tuvo que lamentar fallos consecuentes con su gran volumen ofensivo. Los de Montella se quedaron sin su principal razón.
Montella eligió a Ben Yedder en lugar de Muriel
El técnico italiano apostó por su columna vertebral, la que configuran sus hombres de confianza, con la inclusión de Ben Yedder en el ‘XI’ titular. Necesitado de pegada, el Sevilla saltó al temible estadio bávaro con más intención que convicción, sobre todo porque mandó a sus laterales tan arriba como le permitiera la jugada y la línea del balón, pero encontrada la altura para cambiar de marcha, generó muy poco entre Navas y Escudero. Como el tercer apoyo debía venir del ‘9’ y Ben Yedder no aporta esa movilidad para dinamizar las posesiones, todo se quedo a medio camino. Fue cuando la pelota cambiaba de dueño cuando aparecían espacios en las bandas.
Las medulares de ambos equipos estuvieran desasistidas
Fue ahí, en los costados por donde todo comenzó a abrirse. Las estructuras de ambos equipos no prestaron la atención suficiente a la medular. El equipo bávaro formaba con Javi Martínez y James Rodríguez, el Sevilla con Banega y Nzonzi. Y los cuatros estuvieron casi siempre solos. Por dos motivos. El primero nació de la verticalidad ya consabida de ‘Robbery’, quienes cogían la pelota muy abiertos y se iban a portería. No sólo no esperaban a sus medios ni juntaban al equipo arriba, sino que tampoco miraban si el lateral acompañaba. Si éste lo hacía, se apoyaban para profundizar en el 2vs1, pero no fue la norma en la mayoría de ocasiones.
Robben y sobre todo Ribery, ganaban mucha línea de fondo
El segundo motivo estribó en que ningún equipo tomó conciencia de defender acumulando gente y reforzando las bandas. Sarabia y Correa desconectaban en el retorno defensivo y el partido se configuró sin un punto de apoyo cristalino. En esta tesitura no puede destacarse ningún arreón o sacudida intimidatoria que repelieran los porteros. En el Bayern quizás porque no se tuvo la necesidad o la claridad para castigar y en el Sevilla porque se constató que su presente tiene un problema con el que no ha podido seguir soñando: su falta de eficacia y peligro en el área no le ha permitido sentir que el pase a las semifinales de la Copa de Europa era posible.
AlanAlberdi 12 abril, 2018
Es una lástima el poco poder que tiene Sevilla para intimidar en área rival, porque desde el discurso, a mí me gustó bastante su primera mitad. Hubo personalidad y recursos para tener la pelota en el Allianz Arena, que no es poca cosa. Pero claro, esa posesión casi que se sabía inofensiva a sí misma; y al mismo tiempo, el Bayern tampoco renegaba mucho de esa situación al abrirse espacios para Robbery.
En el segundo tiempo el Bayern optó por defender más con la pelota y Sevilla se aferró a mantenerse en eliminatoria y esperar algún momento favorable que nunca llegó.
Desde lo individual, se me quedó muy corto Mudo Vázquez, que en la Ida me había sorprendido. Lo veo como un jugador necesario pero de control y poco desequilibrio; por sí sólo no me dice mucho, pero en la Ida sí que había tenido iniciativa. Esta vez tocó muy poco la pelota… y es que Sarabia, Correa, Ben Yedder, necesitan apoyos.
Aún así, el crecimiento de Sevilla con la llegada de Montella ha sido sorprendente. Era un buen plantel; ahora es un buen equipo con un reconocible plan de juego al que deberá agregar más plantel…