Simeone no encaja bien encajar goles. Y ayer puso todo su empeño en que un conjunto inferior se fuese de Madrid sin oler un disparo entre los tres palos. En dicha relación de superioridad, el técnico argentino tendría que minimizar todos los riesgos potenciales desde su trato con balón, sumando casi un 70% de posesión que utilizó y rodeó para que su oponente no contragolpeara. En resumen, siendo superior, Simeone jugó un partido de muchísimo control, jugando también el choque de vuelta, cuidando al extremo cualquier pensamiento que pudiera confundir a los suyos en pos de aumentar su ventaja. La prudencia que ambos conjuntos mostraron en la segunda mitad explicó con claridad qué significaba para ambos el resultado imperante. Como se preveía, el Cholo decidió que su mejor jugador fuese el discurso, por más que le costará perderlo en el remate.
Griezmann fue armador del juego como mediapunta del 4-2-3-1
Para controlar el contragolpe inglés, comandado por el velocísimo Vardy, el Atlético miro a la pelota y se ordenó en un 4-2-3-1 que diferenciaba el papel de Griezmann, que pasó de segundo punta a mediapunta fijo, predispuesto a poner en evidencia la falta de calidad táctica y orden que presenta el conjunto de Shakespeare en la zona central, con Drinkwater y, sobre todo, Ndidi desbordados. El crack galo sería el punto de apoyo de todos los hombres, compañeros, que le rodearían para conformar el doble de pases que su rival, alternando las triangulaciones más ofensivas con la suma de pases más sedantes. Con 0-0 se vio más de lo primero; lo segundo sucedió con el pasar de los minutos. Para ayudar a Antoine, Koke se tomó más libertades en la horizontal y Carrasco se abrió a la derecha hasta el 20′ con tal de ofrecer espacio interior.
En esa decisión, Griezmann tendría que estar siempre pendiente de recibir un posible pase una vez la pasaba él, es decir, su ubicación en el campo debía supeditarse a la idea de tener una posesión de calidad, de absoluta custodia, dejando el área a Fernando Torres, un delantero que en situaciones posicionales queda siempre muy lejos del gol. Producir y crear ocasiones claras no fue nunca la vocación, en parte porque acertar frente a Schmeichel pasaba por que el ‘7’ rematara, una misión que no le correspondía en el día de ayer, muy poco asomado a la finalización. Expuesto el plan, tuvo éxito, pues el Leicester desnudó sus carencias en defensa posicional, se preguntó cómo robar y cómo articular un contragolpe que también tuvo ajustes por parte de la zaga colchonera.
Entre Saúl y Savic desactivaron la contra del Leicester
Entre Saúl Ñíguez y Stefan Savic estuvo la explicación. El canterano fue el mediocentro elegido por Simeone y se impuso en la corrección ante Okazaki, enlace de Shakespeare que no enlazó nunca, tanto por alto como en el quite con el pie. Ante Vardy y Mahrez, las menos, también sumó aciertos. Lo del montenegrino fue más tras lo que sucedió en la primera acción del partido, con Vardy ganándole la espalda. La pareja de centrales rojiblanca comenzó a defender por detrás al británico. Al no tener el Leicester un nexo que pudiera lanzar a Vardy, éste no pudo dibujar ningún desmarque. Cuando su equipo, muy atrás, tenía la opción de salir, Savic se curó en salud partiendo desde más atrás para ver con tiempo qué decisión y dirección tomaba Vardy a la hora de echar a correr. La contra, desactivada.
Ganada esa seguridad, con 1-0 y el pitido del árbitro, Shakespeare ajustó tras la reanudación. La zona de Ndidi, agujereada por Griezmann, que llegó a desnortar al mediocentro nigeriano, fue reforzada con un cambio de sistema, pasando del 4-4-2 al 4-1-4-1, con un efectivo más por dentro, relevando a Okazaki por Andy King. El Atlético ya con Slimani en campo, tuvo que decidir con qué ímeptu y necesidad tendría la pelota ante un claro cerrojo por acumulación. Y si en el área no era posible el centro lateral, Simeone buscó, de nuevo con Correa y Thomas, la combinación más raseada… pero sin prisas. Quedó en el ambiente sensación de conformismo en los dos equipos, alejando cualquier susto y dando por bueno lo que la ofensiva puede ofrecerle a Simeone ahora mismo y lo que Shakespeare podía obtener de la visita a un estadio que no sabe lo que es recibir goles en UCL.
Foto: GERARD JULIEN/AFP/Getty Images
Pedro Lampert 13 abril, 2017
Me parece muy, muy, muy difícil que haya un partido de cuartos de Champions con menos nivel en los próximos años. De verdad. El Atlético ha jugado con las muchas limitaciones (pudo tener el balón sin perderle) y la única virtud del rival (buscó no ofrecer transiciones a Vardy). Dicho eso, solo me gustó los 15' iniciales de los Colchoneros. Sin ir más lejos, rematan siete veces en este período. Y otras siete en los posteriores 75'.
Del Leicester… Por dios, es imposible que alguien haga un plan de juego tan simple en los próximos 10 años de los cuartos de Champions. Es que su sistema era defender en campo propio (lo que hizo mal porque Ndidi no sabe cortar una línea de pase) y pegar un pelotazo desde ahí a Vardy (lo que hizo una vez en 90'). Ha tenido casi 15' (del 15' a la transición de Griezmann) que juega más arriba, pero nada más que esto. Ha sido infumable.