El FC Barcelona derrotó al Athletic Club por 3-0 en una de esas tardes en las que retumba la idea de que sus delanteros pueden con casi todo. A título estructural, los culés fueron superados por los leones en no pocas fases del encuentro, destacando sobremanera, y de modo preocupante, la tendencia al error de su salida de pelota.
Valverde se jugó cada carta a la presión alzada y diseñó su once titular en virtud de ese concepto: sacrificó a Aduriz y dispuso a Iñaki Williams como delantero centro, con Raúl García como mediapunta -y no en derecha como en varios momentos recientes-. Iñaki y Raúl, delanteros defensivos constantes, físicos e intuitivos, impulsaron un acoso muy eficaz que primero cerraba la línea de pase clara, luego forzaba el apoyo con ter Stegen y después hacía la persecución. El naufragio de André Gomes, Turan y Rafinha -medular improvisada- resultó contrastado, Leo Messi, como frente a la Real o el Betis, no pudo compensar el déficit a nivel juego y los destinatarios del marrón, Umtiti y Piqué, alternaban fallos con pelotazos que recogían Laporte, San José y un Yeray Álvarez de retorno prometedor. Tan prometedor que rindió como antes de su enfermedad: destacando.
Se impone matizar que la mención a Messi no es crítica. Se alude al tema porque, desde que Luis Enrique tomó el cargo, depositó sobre el «10» un peso creativo y organizativo teóricamente inasumible y, desde luego, en absoluto exigible al que el genio supo responder facilitando cinco títulos de seis posibles. Así pues, el hecho de que no iguale ese aporte en esa materia en algún partido, como en el de ayer, influye muchísimo en el juego del mismo, y hay que exponerlo. No se critica su nivel, siempre resolutivo y razón principal de que el Barça siga vivo en Liga y Copa; sólo se constata una circunstancia que afecta al fútbol de los azulgranas como ninguna otra, porque así está construido este proyecto: estructuralmente, es un equipo con déficits moderados que sólo su hombre milagro en estado de gracia sabe compensar. Para el Barça, debido a las (ganadoras) decisiones de su técnico, es muy difícil jugar bien si Messi no es… como Dios.
Iñaki Williams creó muchísimos problemas a Aleix Vidal y Piqué.
El cero en la portería azulgrana se explicó a partir de ter Stegen, que continúa su línea ascendente, mientras que también es inesquivable destacar el fantástico choque que completó Neymar en términos de desequilibrio. De Marcos fue un títere en manos del imaginativo astro brasileño, que en el ámbito físico está desatado -y ello implica ser el futbolista más dominante del mundo en dicha parcela- y lo está aprovechando para brillar en todo lo que no ocurre dentro del área, donde necesita, casi seguro, un mero golpe de suerte, pues a lo largo de su carrera ya ha contrastado de sobra tanto su instinto goleador como su don para definir. Sus variables y variados regates, absolutamente condicionantes, compensaron y giraron la inercia del partido hasta el punto de que la victoria del Barça, pese a la derrota nítida desde un prisma táctico, pareciera tan justa como coherente.
Alex Caparros/Getty Images
Porco Rosso 5 febrero, 2017
Quiero hablar sobre un hecho que determina multitud de circunstancias en el fútbol y en concreto en el Barcelona y Real Madrid: las sensaciones.
Bajo mi punto de vista el Barcelona ayer firma un partido típico del Real Madrid de Zidane y podría decir que del de los últimos años, a excepción del de Mourinho. Un partido en el que durante un tramo del encuentro el rival es superior en varias cuestiones tácticas y en creación de ocasiones, pero que finalmente la calidad superior de los jugadores propios determina el resultado y esto, al hundir al rival, genera que se decante también el juego y se arregle o maquille todo al terminar el partido.
Lo que pasa es que en el Camp Nou han vivido en la élite de la cultura y el disfrute técnico-táctico, han sido referencia universal y escuela de otras a nivel mundial, por lo que, aunque se siga compitiendo por ser el mejor equipo del mundo, alejarse de todo aquello cuesta mucho al aficionado culé e incluso a los espectadores neutrales que lo que quieren cuando ponen un partido del Barcelona es el mejor fútbol posible que puedan ver.
El Real Madrid tiene acostumbrado a otra cosa a su aficionado y puede firmar partidos de este estilo, multitud diría yo, incluso durante rachas de records históricos de victorias o ganando los títulos más importantes, y ser todos un poco mas condescendientes con ello, porque el Real Madrid pocas veces, últimamente, nos ha obsequiado otras cosas. A Zidane no se le compara o se le pone como referencia a llegar ningún entrenador insignia en el club, en cambio para Luis Enrique la sombra de Guardiola y su fútbol es alargada. Por eso, ante victorias así del Barça se ven mas claramente las imperfecciones de su fútbol, en cambio en el Real Madrid, aunque se puedan ver, se asumen como mas normales. Todo esto por supuesto teniendo en cuenta que los dos equipos y sus cuerpos técnicos buscan siempre lo mismo: ganar y jugar lo mejor posible al fútbol.
@Abel Rojas
Los entrenadores se hartan de decir que "el fútbol es de los futbolistas", y por su puesto que encierra una gran verdad, aunque haya que matizarla para incluir a los entrenadores y su función y trascendencia, y teniendo en cuenta esta frase con la que creo que la mayoría estamos de acuerdo, y volviendo al Barcelona y al Real Madrid y a sus respectivos técnicos, creo Abel, si se permite un comentario a tu forma de analizar, que hay un desequilibrio en tus análisis – los mejores, los leo siempre, amo esta web- en cuanto a Zidane y Luis Enrique. Tengo la sensación de que, con plantillas diferentes pero parecidas en cuanto a nivel de calidad, a Luis Enrique, seguramente por lo que he escrito en los primeros párrafos, le exiges mucho más o eres más crítico, en cambio a Zidane he visto que le has sacado muchas mas virtudes de las que creo realmente que tiene en cuestiones tácticas. Simplificando mucho, creo que han sido sus jugadores los que le han sacado las castañas del fuego muchísimas veces para ganar los partidos y no tanto sus acciones tácticas, que por supuesto que también influyen.
Dicho esto, yo también soy muy crítico en el anáisis del fútbol de Luis Enrique – no sé qué haría sin Messi -. Pero es que a Zidane también le veo las costuras por todos los lados.
Finalmente, bajo mi punto de vista, Real Madrid y Barcelona ganan porque tienen a los mejores, y a veces se obvia esto en los análisis que hacemos sobre los partidos y nos metemos demasiado a diseccionar las tácticas.