Encontrando a Florin Andone

Al igual que el resto del Deportivo de la Coruña, Andone comenzó la temporada peleado con todo lo que se le cruzara por delante, en especial si esto era el balón, sus piernas o su mismísima sombra. El rumano había llegado para acompañar a Lucas, pero la salida del gallego rumbo a Londres y la temprana lesión de Joselu le dejó solo en punta con la responsabilidad de no solo ser el goleador de un equipo sin gol, sino también de ser la profundidad y el desequilibrio de un conjunto con problemas de velocidad y creatividad. Todo el mundo sabía que Florin no era Lucas, pero por las circunstancias el rumano se tuvo que poner su traje. Y le quedó demasiado grande.

0-0-0-1-0-2-0-1-1. Ésta fue la racha goleadora del Deportivo de la Coruña desde el último gol de Lucas (vs Eibar) hasta el primero de Florin Andone (vs Granada). Entre medias, el nuevo ariete de Riazor lo intentó de todas las maneras posibles, pero cuando no pasaba desapercibido terminaba equivocándose, fallando o marrando. La sensación es que, además de sufrir un bloqueo mental evidente, Andone se encontraba bastnate solo y a la vez muy marcado. En realidad él es uno de esos delanteros intensos que suelen sacar ventaja de las guerras de guerrillas, pero en estos primeros partidos estaba en clara desventaja cuantitativa y cualitativa. Ni los envíos eran de calidad ni encontraba apoyos cercanos. Y Florin Andone, en vez de atrapar a ambos centrales, quedaba atrapado entre ellos.

A Andone no le salía nada en sus primeros partidos.

Florin es un tipo muy particular. Cuando era la mejor noticia de un Córdoba al que todo le había salido mal en su regreso a Primera División, el delantero rumano dijo que «era malísimo», que no sabía «ni dar un puto pase bien» y que estaba «hasta los cojones de todo». Esto además de sorprendente era incierto, pero el hecho es que su reacción le definía perfectamente. Andone es exigente, competitivo e intenso, pero la falta de acierto parecía frustrarle en exceso.

No cuesta entender, por tanto, cómo le estaba afectando ser el islote ofensivo de un equipo para el que todavía no había marcado un solo gol. Andone estaba tocado. Confundido. Pero entonces, en su peor partido del curso y tras su peor definición de la temporada, un rebote le favoreció contra el Granada. Y su dinámica cambió.

El gol ha desbloqueado el juego y acierto de Florin Andone.

1-2-3-5. Ésta es la racha goleadora del Dépor desde que Florin Andone ha roto a marcar. Pero la cuestión no queda aquí, en un simple tema de acierto de cara a portería, pues sus goles no están siendo más que la consecuencia lógica de su buen juego. Tras aquel gol en Granada, Florin se ha liberado. Ahora tortura a los centrales con su movilidad, cae a las bandas para desahogar el juego, rellena el área con éxito y no para de ganar duelos a todos los defensores, sean estos centrales o laterales, pues el rumano cada vez está cayendo más a banda. Los golazos ante Sevilla y Real, ambos partiendo por fuera, uno resolviéndose por insistencia y otro por pura potencia, describen a un delantero centro que está comenzando a ofrecer cosas parecidas a las que ofrecía Lucas.

Porque aunque es cierto que Emre Çolak le está comenzando a encontrar con bastante frecuencia, es en realidad el propio Florin el que está obligando al resto a que le encuentren. El pasado lunes, ante el conjunto de Eusebio, fuera por orden de Garitano o por decisión propia, Florin comenzó a buscar el espacio Carlos Martínez y Navas hasta conseguir que éste fuera un pase definitivo, pues si recibía con acierto ningún txuri-urdin le iba a poder alcanzar. Y así sucedió, de manera que Andone no sólo fue una amenaza de gol constante, sino también una forma permanente de girar a toda la defensa, ganar metros y asentarse así en los últimos veinte metros.

A su traje todavía hay que arreglarle un poco los bajos y encontrarle un par de botones nuevos, pero Riazor ya ha encontrado a su nuevo nueve. Y el Deportivo de Garitano se está beneficiando de ello.

Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images