La prueba de San Mamés

La Real Sociedad llega a San Mamés con la certeza de haber encontrado su particular fórmula de la felicidad, pero también con la inquietante duda de si ésta la va a poder aplicar a cualquier contexto y escenario. Ya en su visita a Ipurúa, un campo que cuenta con sus propias reglas, Eusebio Sacristán decidió adaptarse y situar a Markel Bergara por detrás de Illarramendi y de Zurutuza. Es cierto que era la culminación de una semana con tres partidos, que Oyarzabal lo había jugado todo y que en el banquillo la Real no tiene forma de dar continuidad a su ilusionante plan, pero el hecho es que Eusebio cambió y que la Real jugó muy mal. Tuvo problemas en salida, no casó una secuencia de pases y recordó, otra vez, al equipo insustancial de meses anteriores.

Ahora, tras volver a gustar y ganar -al Betis- con todos los pasadores en el once, Eusebio parece dispuesto a afrontar la «prueba del algodón». O lo que es lo mismo, la prueba de San Mamés. El escenario no puede ser más hostil para mantener la apuesta: el Athletic es uno de los equipos más potentes a nivel físico de Europa, la presión de San Mamés puede alterar el control emocional de cualquiera y, además, es que los derbis vascos se vienen jugando por el cielo, no por el suelo. De hecho, el año pasado la Real asaltó San Mamés con Diego Reyes de mediocentro. El mexicano reforzó la zona en la que salta, gana y domina Raúl García -y Aritz Aduriz-. Es decir, la zona en la que hoy, previsiblemente, estarán Illarra y Zurutuza, dos pesos medios, siendo generosos. Así que si hoy la Real Sociedad mantiene la fórmula de este año y repite el resultado del anterior, Donosti habrá ganado algo mucho más valioso que tres puntos.