Inglaterra se enfrentaba a un equipo de estricto contragolpe y le hizo el 1-0 en el minuto cuatro. 13 después, ya perdía. Explicar la nueva caída de los inventores del juego sería imposible sin aludir a su surrealista carencia de competitividad, a su palpable desconocimiento de cómo funciona un partido, a la sensación de que acaban de llegar al fútbol. Pero hubo más. Muchísimo más.
Islandia, para empezar, es un equipo, y para continuar, uno de los que tiene su identidad más clara y definida. También su sistema. Cada futbolista de este 4-4-2 de futbolín ha interiorizado su misión y sabe desempeñarla sin que se rompa la unidad. En los torneos de selecciones, poseer semejantes virtudes colectivas supone una ventaja importantísima que, de por sí, permite ganar partidos. Sin embargo, Roy Hodgson, cuya Inglaterra anda muy lejos de ser una colectividad tan bien formada, no tomó ninguna decisión para adaptarse mínimamente a los islandeses. Fue lo mismo de siempre.
Es decir, Inglaterra saltó con ese 4-3-3 que empieza siendo un 4-1-5 hasta que Rooney se aburre, se pega a Dier y comienza a hacer de mediocentro.G. Sigurdsson jugó a placer Eso ya de por sí es malo, pero lo primero es peor. Mientras Rooney mantuvo una altura alta, equiparable a la de Dele Alli, Islandia salió contraatacando por el carril central sin necesidad de emplear los costados, o sea, sin la obligación de tomar vías indirectas. Era el cuarto encuentro que disputaba la selección de Lars Lagerbäck y Heimir Hallgrimsson, y el primero en el que su hombre más dotado, el segundo pivote Gylfi Sigurdsson, jugaba a placer. Para muestra, un botón: Islandia concluyó prescindiendo del recurso del balón directo a la cabeza de Sigthorsson. En parte, porque Cahill y Smalling lo defendieron muy bien, pero además, es que no había por qué. Por raso llegaba casi igual de rápido y con mayor precisión.
Ragnar Sigurdsson fue un auténtico coloso dentro de su área.
Por supuesto, Rooney terminó bajando, en lo que supuso el advenimiento de la segunda y más duradera etapa del choque. Como ha ocurrido en todos y cada uno de los partidos de Inglaterra, el equipo se quedó sin referencias útiles entre líneas, su tráfico se desvió hacia las bandas por completo y su principal acción ofensiva consistió en el centro al área (29). Ante dicho escenario, emergió la figura del central Ragnar Sigurdsson, quien quizá inspirado por anotar el gol más importante de su vida, completó una actuación en su área absolutamente dominante. Cortó, bloqueó y despejó cada cosa de lo habido y mucho de lo que pudo haber.
Islandia no se conformó con sobrevivir. Ni siquiera con sobrevivir sin pasar apuros, que fue su estatus real hasta que la entrada de Rashford en el 86 permitió a su rival profundizar tres veces seguidas. A pesar de ir venciendo 2-1 a alguien de una dimensión, en teoría, muy, muy superior a la suya, continuó atacando a su manera. Y como había dos tapones en el centro (primero Dier y Rooney, y Wilshere y Rooney tras el descanso), realizó su típico ajuste de mandar a un delantero a la orilla –casi siempre Bödvarsson– y alternar los apoyos del otro en el medio con esos pases rectos tan característicos que Gudmundsson por la derecha o Bjarnason por la izquierda pegan a Bödvarsson sobre la misma línea de banda. Dicho de otro modo: demasiado fútbol para los ingleses.
Foto: BERTRAND LANGLOIS/AFP/Getty Images
Invitado R 28 junio, 2016
lo de Rooney me recuerda a cuando a Ibra le daba por bajar a hacer de Messi en el Psg, tenia sus cositas, pero con todo en la balanza era algo negativo, o al menos, poco trabajado para sacar provecho de eso.
A mi me da la impresión de que Rooney tenia que jugar si o si, y en otras posiciones había un jugador mejor.
Salvo Cahill, creo que el resto de jugadores ha rendido por debajo de lo que ha hecho en su club (y cahill por la mala temporada del Chelsea), no me decía nada este equipo, los goles no creo que hayan sido fruto de un trabajo táctico.
Me parece que Hodgson hace bien en irse. Hacia bastante tiempo que no veía una plantilla como la de este año, y no ha sacado provecho. Me parece que con un entrenador con las ideas claras puede hacer competir a este equipo. Lo malo para la selección inglesa, así como para la Española y prácticamente todas las selecciones, es que los mejores entrenadores están en grandes clubes, y entrenadores como Marcelino, Valverde o Quique, no están en los mejores clubes de Europa, pero a día de hoy es mas fácil trabajar en esos equipos que en una selección