El Manchester City de Manuel Pellegrini ha llegado a este punto de la Copa de Europa en base a aprovechar dos circunstancias muy particulares fundidas en una: jugar un fútbol simple gracias a su condición de inferior sobre el papel. Ese posicionamiento tanto a nivel teórico y previo como práctico y posterior ha ensamblado un plan estable en el equipo, adelantando su adecuación a determinados encuentros en fase de grupos y terminando de consolidarlo cuando tuvo que enfrentar al París Saint-Germain, de lustre superior, de esencia dominante y de mayor favoritismo. Gracias a ello, el equipo, tanto a nivel colectivo como individual, ha ganado en confianza. En la Premier ha acelerado hacia la tercera plaza cuando hasta hace pocas fechas se dudaba de su presencia en la Champions 2017, principalmente a través de los dos mejores jugadores del equipo. El Kun Agüero y Kevin de Bruyne son formidables y el Real Madrid deberá tenerlos en cuenta durante cada segundo del cruce que comienza hoy.
Más allá de la inspiración de sus figuras y de la gracilidad de sus atacantes durante todos estos años, el City define sus rasgos desde la posición y las características de Yaya Touré y de la libertad e intercambio posicional de sus cuatro jugadores ofensivos. Un equipo de ritmo alto, de incuestionable productividad ofensiva pero de escasa cintura y maniobras competitivas para entregar la pelota o aceptarla y quedarse con ella. Su ADN Premier y las vestimentas de sus centrocampistas han definido las carencias del conjunto. No es casualidad que sin Touré y sin balón, sus prestaciones crezcan, se potencie la libertad de los de arriba y se proteja la debilidad competitiva de algunas piezas defensivas. Con la pelota, su plantilla no está concebida para ritmos bajos y sucesiones de pases. Por eso el equipo, por encima de cualquiera, es de sus dos delanteros. El último matiz que ha dejado al City sin esa capacidad de mando es el descenso de brillo de Silva, el jugador que deberá de emerger para ser socio de los cracks.
La altura defensiva adoptada por el Manchester City puede hacer crecer a David Silva
No por obvio se debe dar por sentado en el análisis: Agüero y De Bruyne pasan por un momento personal muy importante. Cuando este tipo de talentos atraviesa un periodo de confianza, toda atención, respeto y valoración es poca. El argentino hace suyaDe Bruyne es el silencio aterrador del Man. City la frase de la inspiración y el trabajo pero aplicada a la grandeza y el juego. Agüero está jugando de maravilla, y busca que la grandeza le caiga mientras arranca. Por su parte, De Bruyne ya ha decidido la eliminatoria anterior, con gol en cada duelo, y llega a este cruce tras un largo parón, pero rodado a un ritmo perfecto para estas alturas de competición. Desde la divisoria hasta la posición de Keylor Navas, ambos pueden crear un gol. Tan simple y tan complejo. Aunque, matizando, y por ello haciendo más complementarias sus virtudes, uno se encarga de lo que no hace el otro.
Antes de desgranar cómo compaginan misiones y tareas argentino y belga, el City ha de tomar una decisión relacionada con su altura defensiva. La salida del balón del Real Madrid, si involucra a su portero y sus centrales, no está siendo fiable. Siendo el encuentro que nos atañe en el Etihad Stadium, es más que probable que el City busque subir las líneas y fuerce desconcierto, pérdidas e inestabilidad. Ese escenario de partido daría entrada a la tercera figura ofensiva de Manuel Pellegrini: David Silva. El canario jugaría cerca del área para bailar en el balcón de la misma y además, no tendría que defender durante mucho tiempo en banda, circunstancia, dada su debilidad en esos lances, que hizo crecer al PSG en sus pocas fases de dominio. Valorando el riesgo que supone abrir el partido hacia un posible ida y vuelta, lo que tiene por ganar el técnico chileno teniendo que buscar la victoria es una posibilidad más que probable.
Agüero sigue en la búsqueda de una noche grande y redonda. Su nivel es muy alto actualmente
La posición de Casemiro definirá la postura de Zinedine ZidaneEn situaciones de pocos contra pocos, el escenario es potentísimo para los skyblues. Con Navas siempre abierto, si las conducciones del Kun y el disparo de Kevin son bien defendidos, la descarga a banda es posible. Con ello sabido, la calidad florece en los últimos metros. Agüero la muestra, la esconde, dribla, engaña, juega con la cadera y se mete hasta la cocina. De Bruyne es más silencioso, pues acorta sus acciones, se base más en el pase que viste a los europeos y aparece para castigar las desatenciones. Si el belga arma la pierna pasarán cosas buenas para los suyos. Por su parte, si el Real asienta los ataques y abotona al City en su campo, cada crack va compartiendo movimientos dependiendo del costado en el que la pelota se recupere.
Agüero sigue teniendo dentro heroicidades en forma de arrancadas, cambios de ritmo y giros sobre sí mismo para proteger la pelota y favorecer la llegada sus compañeros cuando el equipo defiende muy atrás. Por su parte el belga mira más la combinación y la caída a banda derecha para parar la acción o acelerarla si hay ventaja y espacios. Cuando uno de los dos ha recibido en banda, el otro se acerca para romper por delante o combinar. Si uno de ellos, por lo general De Bruyne, tiene un apoyo de algún centrocampista, Agüero va preparándose para sacar a un central hacia alguna dirección. Esa confianza actual lleva consigo una actividad constante para forzar y generar jugadas. No se han olvidado que, ahora más que nunca, el ataque del City en transición se basa en la calidad de sus futbolistas. En su capacidad para jugar al fútbol. Para contrarrestar su volumen ofensivo, la posición de Casemiro será el absoluto termómetro del papel madridista. En salida, el brasileño viene dando un paso al costado y otro al frente para que Kroos y Modric gestionen la circulación. Dado que el ritmo del City será muy alto en determinadas fases, parece muy probable que Zidane vuelva a centrarlo por delante de la zaga para llegar a los costados y anticipar los apoyos del trío atacante citizen. Un Madrid sin la pelota y esperando sin agobios quitaría metros a los buenos y otorgaría espacio a la BBC, un escenario que puede darle a los blancos el timón del encuentro.
Sebatián Gutierrez 26 abril, 2016
Sinceramente despues de haber visto tanto, no me fiaria tanto a Aguero.Para mi es una moneda al aire, solo basta con decir que De Bruyne hizo en una temporada una eliminatoria de Champions que se suponia Aguero debio haber hecho hace mucho