La primera noticia positiva que dejó el Villarreal esta temporada fue la productiva conexión que existía entre su nueva pareja atacante, conformada por el potente Cédric Bakambu y el renovado Roberto Soldado, quien se mostraba más pausado, reflexivo e inteligente que nunca. Esta suma de perfiles, además, encajaba a la perfección con lo que suele buscar Marcelino García Toral en la delantera de su eterno 4-4-2. El punta con más chispa y movilidad (Gio dos Santos / Luciano Vietto) siempre debe estar complementado por un futbolista más hábil entre líneas y en lo concerniente al área (Gerard Moreno / Ikechukwu Uche), pues así los espacios, las alturas y desmarques nunca resultan redundantes. Y tanto Bakambu con Soldado como Baptistao con Adrián cumplían a la perfección con esta condición.
En otoño el dúo era muy exigidoConforme avanzó el curso, la buena nueva comenzó a tener un importante asterisco: este Villarreal dependía en exceso de ellos, más incluso de lo que lo había hecho de Vietto y Cheryshev doce meses antes. Sobre todo porque no lo hacían sólo de cara al gol, que también, pues parecía que éste únicamente podía llegar con pase de Soldado a la carrera de Bakambu, sino también porque el equipo no estaba tan lúcido ni era tan mágico como otras temporadas. Trigueros no arrancaba, los Samus no sumaban nada y Denis Suárez o Nahuel Leiva siempre insinuaban mucho más de lo que hacían. Es decir, a Marcelino le estaban fallando sus hombres de fuera y su centrocampista más ofensivo, lo que no hacía sino ahondar en la gigantesca cantidad de metros que debía abarcar Bakambu y en la necesidad imperiosa que tenía el equipo de encontrar a Soldado para poder avanzar.
Poco a poco, Marcelino ha corregido este desajuste.
Denis Suárez en derecha matiza su importanciaY lo hicieron bien. Muy bien. Hasta que no pudieron sostener más una tendencia que amenazaba con techar por lo bajo las opciones del Villarreal una vez llegase la primavera. A partir de entonces, Marcelino comenzó a probar… Y acertar. Primero colocó a Jonathan dos Santos en banda derecha, algo que ya había hecho antes, lo cual le vino bien al equipo para profundizar a través del pase y no de la genialidad de Soldado. No fue sobresaliente, pero sumó. Al igual que la mejora, lento pero progresiva, de Denis Suárez y Manu Trigueros. Más tarde, apareció el nombre de Adrián López. Desde el banquillo o por rotación, pero el punta asturiano podía calcar muy bien el rol de Soldado e incluso darle nuevos matices, lo que a la hora de compatibilizar Europa League + Liga ha sido fundamental. Y por último y más importante, el cambio clave: Denis Suárez a la derecha, dando entrada a Samu en la izquierda y ayudando a activar del todo a Trigueros. Una fórmula que ha potenciado tanto la creación de ocasiones rápidas con Denis como sorprendente lanzador a pie natural, como su ataque posicional al juntar sobre dicho costado a Mario, Trigueros, Denis y Soldado.
Desde entonces Bakambu hace rupturas más cortas y Soldado parece menos genial, pero sus intervenciones no han perdido ni un ápice de determinación. Ambos son letales. Con una fórmula más simple, pero todavía muy eficaz. Una descripción que sirve para explicar la mitad de la verdad sobre el Villarreal: aunque su juego no es el más creativo y elaborado de la historia del club, sí es uno de los más eficaces y competitivos. En parte por la habilidad de su dúo atacante, pero también de la silenciosa evolución que ha vivido el equipo en los últimos meses. Marcelino lo ha conseguido: el gol a favor del Villarreal siempre está bastante más próximo de lo que parece. Y eso, teniendo en cuenta el nivel de su sistema defensivo, significa lo que significa: Jurgen Klopp tiene un doble problema.
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Segundo Asalto – 34 – El último paso del Villarreal
@DavidLeonRon 28 abril, 2016
No voy a decir que el partido de esta noche es el más importante de la historia del club porque rozaron una final de Champions, pero el segundo… puede ser.
Tras el descenso, el Villarreal consolidaría muchas cosas si logra acceder a una final europea tan prestigiosa. Ojalá.