A Lorenzo Insigne en Italia se le suele conocer como «o’ scugnizzo», una forma muy napolitana de denominar a esos niños que pasan gran parte de su infancia por sus calles. Estos, aunque a menudo resultan impertinentes y demasiado hábiles, son percibidos como una figura agradable por parte del cine, de la literatura y también del propio Insigne, quien no sólo no se ofende por dicho término, sino que se siente muy orgulloso de haber crecido con ellos comiendo «pizzetas con salsa» en la plaza. En realidad, era lo que le tocaba. Una vez la crisis afectó a su familia, Lorenzo tuvo que dedicar sus mañanas a ser vendedor ambulante, algo que, según cuentan sus más cercanos, se le daba tan bien como lo que hacía por las tardes.
Con Sarri está completando su mejor cursoPorque para Lorenzo Insigne lo del fútbol siempre ha parecido algo casi innato. Pequeño y liviano, no cuesta mucho imaginarle inventando trucos con paredes, farolas y bancos para tratar de sortear a los mayores, en edad y físico, que trataban de robarle el caliz napolitano. Y tampoco cuesta demasiado imaginar como a lo lejos, impertérrito, sin moverse nada más que para soltar el humo de su enésimo cigarro, pudo haberle visto jugar su ahora entrenador, Maurizio Sarri, otro hijo de Nápoles con pinta de haber visto más fútbol de calle que de estadio. Quizás por eso, Sarri ha entendido tan bien y tan rápido al que él mismo considera «uno de los mejores talentos de Italia», del cual además también destaca como «siempre está preparado para sacrificarse por el equipo». Y aunque esto por supuesto es cierto, más lo es el hecho de que el técnico está dispuesto a sacrificarse por él. Porque el nuevo 4-3-3 del Nápoles, además de mantenerle cerca de Hamsik e Higuaín, a Insigne le da su propio espacio de autonomía para que pueda hacer lo que él crea conveniente en cada momento, sea esto encarar por fuera, recibir en zonas interiores o incluso pisar con regularidad el área, lo cual está desembocando en que en la actual temporada lleve cifras de estrella (11 goles y 10 asistencias en 26 partidos).
Nunca había tenido un nivel tan alto de forma continua.
Pero para el chico que admira a Alessandro del Piero (!) y que es comparado con Gianfranco Zola, ganarse el cariño de San Paolo no ha sido tan fácil como uno podría suponer. Mismamente, el año pasado, antes de romperse el ligamento cruzado, era muy habitual que los suyos premiasen sus actuaciones son el sonido del viento. “Son silbidos de amor. Soy hijo de esta ciudad y esta ciudad espera mucho de mí. Aquí somos muy orgullosos y queremos que los que nos representan hagan un buen trabajo”, comentaba Lorenzo en lo que bien podría ser un análisis sociológico del napolitano futbolero, valga la obvia redundancia. Sea como fuere, tanto la lesión como la llegada de Sarri supusieron un nuevo punto de inicio para Insigne, similar al que había tenido cuando el Nápoles lo recuperó de su fructífera cesión al Pescara de Zeman, Marco Verratti e Immobile.
Ahora, sin tapón en la mediapunta que le prive de la libertad que todo «scugnizzo» necesita para no ahogarse, Lorenzo Insigne la está rompiendo con la rotundidad, vehemencia y furor con la que sólo un napolitano –o un argentino– puede conseguir enamorar a Nápoles.
@Javi15195 1 marzo, 2016
Las dos temporadas de Benítez fueron para borrarlas de la memoria. Lavezzi ya se había ido, Cavani hacía las maletas ese mismo verano (2013) y Lorenzo era el señalado para llevar la bandera del Napoli y sin embargo, cayó en el olvido del panorama futbolístico y en la frustración de su público. Rafa nunca pudo rescatarlo y eso habla mal del español. Es reincidente en cuanto a problemas con el trato con estrellas y eso en parte le perjudicó allí.
En cambio, ha llegado Sarri y la visión es muy diferente. Ha arropado a Insigne, respeta su figura e incluso le guarda un sitio clave dentro de su sistema. Recordemos que al inicio, ubicó a Lorenzo como un '10' con libertad detrás de dos puntas (4-3-1-2). Eso habla de la confianza que se tiene hacia el jugador: se le pide respuesta en el césped y asume responsabilidades, no se esconde y resulta muy productivo. También parece haber dejado atrás su versión rebelde y díscola que a veces le hizo enfrentarse a la grada.
Por cierto, ¿creéis que le beneficia al Napoli jugar con Mertens e Insigne juntos? Lo digo sobretodo porque la entrada del belga obliga al italiano a jugar a perfil natural y le resta peso e impacto en el ataque partenopei. Sumas calidad pero pierdes determinación.