1238. ¡Mil doscientos treinta y ocho! ¿que qué? ¡Sí! Ha leído bien usted, lector. 1238. Esa es la cifra que encierra el número de partidos que Rogério Ceni jugó para el Sao Paulo brasileño. El número te abruma, te recoge y te deja tirado como un control de Zidane. Lo hace, sobre todo, porque lo ha logrado en la época del fútbol mercantilista y las danzantes ofertas millonarias que seducen a la población brasileña que juega al fútbol. Ceni fue un Ulises que navega veinte años para volver a Itaca, obviando en su travesía cantos de inquietantes sirenas, cuya lucha no fue volver sino quedarse y cuyo mástil al que atarse fue un amor de locura a la idea de ser ‘Mr. São Paulo': el one club man definitivo. ¿Qué otra razón pudo haber tenido el portero récord para quedarse por siempre en Morumbi? Habrá a quien se le ocurran algunas, pero ninguna tan trascendental como el hecho de detener la historia alrededor de su nombre para que nadie lo olvide nunca: no hay fuerza más potente que el ansia de inmortalidad.
Rogério Ceni inmortalizó su nombre batiendo muchos récords
Como si el número de partidos jugados no fuese suficiente, a Ceni además se le dio por ganar títulos. Todo empezó en 1992, cuando todavía no había jugado su primer partido con el ‘tricolor’. Para esa época, no eran pocos los que consideraban al São Paulo como el mejor equipo del mundo. La última obra del genial Tele Santana dominaba Sudamérica con autoridad implacable y cada vez que le tocaba ir a Europa bailaba con pies de Fred Astaire a sus parejas europeas. En casa, sin embargo, no era del todo así y de todos los torneos domésticos que disputaron en Brasil entre 1990 y 1996, los años de Santana al mando, sólo levantaron tres: un Brasileirao en 1991 y dos Paulistas en 1991 y 1992. Fue en ese último el primero en el que el nombre de Ceni fue inscrito dentro de la primera plantilla del club y por tanto descansa en el museo personal de Rogério una medalla que lo certifica como campeón. Después de ese título de escritorio, Ceni no dejaría de ganar. Debutó en el año 93′ y se mantuvo como suplente de Zetti, su ídolo particular, hasta que este cambió de club, pero aun así Santana, seguramente consciente de sus cualidades, lo entretenía dándole partidos aquí y allá. De esa forma caerían la Libertadores y la Intercontinental de 1993, la Recopa Sudamerica de ese mismo año y del siguiente, la Supercopa Libertadores que se jugó también en 1993, la Copa CONMEBOL de 1994 y la copa Master de CONMEBOL de 1996 en las cuales fue el portero titular.
Es el portero más goleador de siempreUna vez Zetti se marchó, a ‘Mr. São Paulo’ además de atajar se le ocurrió que debía marcar goles y así un día se puso a tirar tiros libres y penaltis. Había que destacar. Vaya que lo hizo. Ceni dejó tan atrás al segundo portero con más goles en la historia del fútbol que la sola idea de que alguien pueda superar sus 132 anotaciones es sobrecogedora. Lo que empezó como la respuesta del país del fútbol a la movida de arqueros goleadores de los 90’s se convirtió no sólo en un símbolo del club y la liga, sino que llegó a ser una verdadera arma ofensiva para el club paulista. La mezcla entre el ambiente que envolvía el estadio cuando Rogério salía de portería para acercarse al lugar de ejecución de una pelota quieta, la precisión y soltura que alcanzó a tener desde diferentes distancias y ante retos disímiles, y, sí, el golpe anímico que resulta de que te marque un portero, hicieron de los golpes francos del ‘Sampa’ todo un espectáculo mundial. Las reproducciones en Youtube no mienten.
Y siguió ganando. Un inédito récord (¡otro!) de tres ligas brasileñas consecutivas entre 2006 y 2008, la Copa Libertadores de 2005, el Mundial de Clubes de ese año, los Paulistas de 1998, 2000 y 2005, el Superpaulista de 2002, el torneo Rio – Sao Paulo de 2001 y la Copa Sudamericana de 2012. En todos esos campeonatos Rogério Ceni fue un figuran fulgurante y casi omnipotente. Se erigió líder, ídolo, dios del club. Fue elegido por Placar como el mejor jugador de la liga en 2008 y por la CBF en 2006 y 2007. Asimismo, fue escogido hasta seis veces como el mejor portero de Brasil. De eso iba Rogério Ceni: de ser el mejor en la liga donde nacen los mejores. Y lo hizo hasta que quiso. Un ‘rockero’ que, a pesar de todo, dejó su partido más memorable el día que hizo sólo de guardameta: su actuación bajo palos ante el Liverpool en 2005 fue legendaria y le aseguró el Balón de Oro de esa edición.
Con la selección no tuvo tanto éxito
La única mancha en el historial mítico de Ceni es su relación con la selección brasileña. Aunque desde 1997 captó el interés de los seleccionadores, Rogério nunca pudo ser para una Brasil inestable lo que sí fue para su club. Sólo jugó dieciséis partidos con la ‘verdeamarela’. Claro, le bastó para ganar un mundial de fútbol… desde el banco. Quizá fue mejor así. Su nombre nunca debería separarse del club al que simboliza.
Abel Rojas 13 enero, 2016
La verdad es que estamos hablando de una auténtica institución del fútbol, ¿eh? En Europa desgraciadamente nos pilla lejos y no ha llegado la información suficiente, pero lo de este hombre no tiene paragón. Por fidelidad, por carácter, por liderazgo y por su particularísimo fútbol.
Merecidísimo relato de Kun para un hombre con quien, al otro lado del charco, somos injustos.