En esta primera semifinal del Mundial de Brasil, se enfrentan los das selecciones más dispares de las restantes. Alemania, la que, pese a tener en su haber la plantilla de mayor calidad individual, más dificultades tiene para hallar mecanismos colectivos que confeccionen su identidad; Brasil, la personalidad futbolística más potente del campeonato. Alemania, lenta y fría, contra la emotividad y agresividad de la canarinha. Los primeros minutos, extensibles muy probablemente hasta el término de la primera mitad, estarán gobernados por el carácter dominante de los brasileños, por la asfixia a la que someten a los rivales, que es ya su seña de identidad más reconocible. Alemania necesitará alternativas en su salida de balón para escapar de la presión.
La agresividad brasileña condicionará la salida de balón alemana
En el partido disputado frente a Francia, Lahm pasó al lateral y la mejoría se apreció tanto en la confección del mediocampo como en la posibilidad brasil cambiará su estructura sin Neymarde diversificar la salida de balón por banda derecha. Es por ello probable que Löw dé continuidad a los cambios introducidos en el partido de cuartos, pese a que frente a Brasil estas opciones de salida no estarán disponibles para Alemania. Ante la baja de Neymar, Brasil puede optar por ajustar su mediocampo al alemán añadiendo otro pivote, y confeccionando un mediocampo que asegure no quedar nunca en inferioridad ante el 4-3-3 alemán y al tiempo optimizar e intensificar aún más su presión en la salida rival; un mediocampo integrado por Paulinho, Fernandinho y Luiz Gustavo. Brasil va a tratar de edificar su contragolpe sobre la base de la lentitud en el primer pase germano. Alemania necesita alternativas.
Conocida la voracidad brasileña, la selección alemana se va a sentir obligada a echar mano de balones largos para no comprometer a su línea defensiva. Mejor entonces que el juego directo se convierta en un plan a ejecutar que en un desahogo inerte. Los de Joachim deben recurrir al balón largoEl más indicado para llevar a cabo esos desplazamientos largos es Toni Kroos, que podría apoyar muy abajo la salida de centrales y buscar a unos Götze y Özil muy abiertos para dichas recepciones. Götze, pese a su suplencia frente a los franceses por el bajo rendimiento ofrecido en el torneo, volvería a entrar en el once porque fijando para asentar a Alemania arriba sí tiene utilidad. La confianza se depositaría en Müller, una vez más el chico para todo, tanto en los apoyos como en las rupturas. Así, Schweinsteiger y Khedira como interiores (cambiaría el orden del mediocampo por la necesidad de que Kroos encuentre la comodidad necesaria para lanzar más alejado de los tres titanes brasileños) quedarían como llegadores de segunda línea y, sobre todo, tendrían la función de tender la ayuda en el repliegue que los laterales alemanes no recibirán ni de Götze ni Özil.
El desplazamiento de Kroos será vital para que se asienten arriba
El balón frontal para que sea Müller quien baje también puede ser una vía, pero aparte de alejar a Thomas de la ejecución, también obliga a Alemania a juntar más jugadores por dentro: uno debe acudir en el desmarque de apoyo, y otro debe dar continuidad. El mecanismo colectivo es más complejo que lanzando a los costados, donde prima la simplicidad y reduce el éxito al acierto técnico. Además, la pérdida de la pelota se produciría en carril central, una zona del campo más comprometida y peligrosa para detener la transición brasileña. Y el repliegue alemán es débil. Los de Löw tienen un doble reto: cómo llegar y cómo hacer que no lleguen. O que lleguen peor.
Uruguayoafull 8 julio, 2014
Es el dia en que toda esa nueva escuela alemana va a tener que estar fina, a mi no me ha convencido el rendimiento general de esta Alemania, reconozco la calidad individual y colectiva pero va a tener en frente un equipo con 40 partidos invictos y que aun jugando mal por lo general gana en casa.