
La “r” al comienzo de las palabras en italiano me provoca la misma sensación que una mezcla entre la espuma de un capuccino cuando acercas la boca a la taza y se te queda un poquito en la nariz, el cuello de una chica guapa que va con coleta, y lo que dicen las plantas de mis pies cuando en la playa llegas a pisar la sombra. Es como un cóctel entre el cosquilleo y el alivio, que deja por el medio una sonrisilla. Más o menos eso me transmite empezar a escuchar el himno de la Roma. “Roma, Roma, Roma, core de ‘sta Città”. La “r” simple va haciendo eco entre las cosquillas y la sonrisa, y le deja un hueco al alivio, porque cuando en el Olímpico la megafonía presume de canción, la gente o calla para que escuches, o canta para que sientas. Ahora, y al menos durante una semana, será, además de una composición preciosa, el himno del líder del campeonato italiano.
En las seis primeras jornadas, la AS Roma ha marcado 17 goles y sólo ha concedido 1.
La llegada de Rudi Garcia, si tenemos en cuenta que en los dos últimos años los nuevos entrenadores a principio de curso hicieron sonar la alarma en el reloj de la ilusión, se veía con cierto recelo. Luis Enrique era nada más y nada menos que el transportador del sello Masía. El asunto no funcionó, pero los pajarillos seguían sobrevolando en la zona giallorossa de la capital en la época post Sensi y, para el siguiente curso, el banquillo romano llegó a las manos de Zdenek Zeman. Es decir, las dos etapas exitosas recientes de ambos entrenadores habían sido en segunda división -Barcelona B y Pescara-, pero eso no fue un argumento para considerar que Rudi Garcia venía más curtido después de, dos años atrás, haber ganado de manera sorprendente la Ligue 1 con el Lille.
El Lille de Rudi García era un equipo muy bien trabajado tácticamente¿Un técnico no demasiado imaginativo a los mandos de un equipo en el que Totti y De Rossi debían ser piedras angulares? Lo cierto es que chocaba un poco. Aunque, quizá, la amalgama de conceptos e ideas que venía siendo la AS Roma necesitaba, simplemente, un poco de cordura. Su Lille era precisamente eso: un equipo diseñado desde la lógica y la especificación de labores, que atacaba rápido y se juntaba con la misma premura para defender. Una pareja de centrales equilibrada capaz de defender el área o espacios más largos -Chedjou y Rami-, dos laterales profundos que le daban amplitud al equipo y libertad a los extremos para jugar por dentro -Debuchy y Bèria-, un mediocentro más posicional -Mavuba-, dos interiores de perfil distinto -Cabaye, más organizador, y Balmont, con mucho más recorrido-, dos extremos capaces de transitar con fugacidad, pero con soltura para jugar por dentro y regatear –Hazard y Gervinho- y un nueve de área -Sow-. A Rudi se le desmembró el equipo, como no podía ser de otra manera, pero en Roma ha encontrado un club con potencial económico para retener figuras y comprar recambios.
El mercado de traspasos se llevaría a varios jugadores importantes de la plantilla.
Nada más llegar, ha repartido roles y ha asentado su 4-3-3Su llegada a Roma ha significado la época reciente de más estabilidad en cuanto a planteamientos y alineaciones con bastante diferencia. Al igual que ocurrió en su Lille campeón, Rudi Garcia ha organizado roles, separado funciones y, lo más importante, lo ha hecho con un rigor que no ha amenazado el área de influencia de los dos nombres que, a día de hoy, maman de la teta de la loba capitolina: Totti y De Rossi. Llamémosle un pragmatismo inteligente, ha hecho las cosas con simpleza pero con cordura. El esquema base de esta nueva Roma es el mismo de aquel Lille: un 4-3-3. La pareja de centrales que se está asentando es la que forman Benatia y Castan -la llegada del marroquí es una excelente noticia-, mientras que los laterales ofrecen exactamente lo que necesita el equipo: mucha altura. Maicon y Balzaretti tienen total libertad para llegar a campo rival, y la sensación es que además están en un momento de forma dulce. El centro lateral encuentra en ellos la pierna buena, aunque es un recurso que, a no ser que esté Borriello en el campo, resulta poco útil.
El medio campo se ha construido a partir de Daniele De Rossi. El internacional italiano ha vuelto a un rol de pivote, lugar donde quizá no ha demostrado el mejor fútbol de su carrera, pero que en el contexto de este equipo está sacando su mejor versión. De Rossi tiene un buen primer pase -tanto en corto como en largo-, sabe recibir cerca de los centrales y, además, ejerce un rol corrector imprescindible teniendo en cuenta que Maicon y Balzaretti son largos cuando el equipo tiene la pelota. Él sabe cruzarse, recuperar o tirarla fuera y que el equipo se coloque. Aunque, quizá, lo más interesante de ese centro del campo sean sus acompañantes. Miralem Pjanic está teniendo, por primera vez, continuidad real. El bosnio es capaz de ofrecer ayuda para sacarla desde atrás, pero sobre todo da ese punto de técnica entre líneas para esclarecer los ataques y que Totti pueda recibir. La llegada de Strootman es otra de las sorpresas positivas. Desordenado como mediocentro, su aclimatación al interior zurdo del esquema romano es sublime. Ayuda a De Rossi, a Pjanic y hasta a Totti, y su recorrido y pie izquierdo son sus mejores armas.
Con la velocidad de los extremos, se compensa la figura de TottiYa acoplado De Rossi, Rudi debía darle manga ancha a la bandera de la plantilla, y Francesco Totti no es precisamente un ‘9’ al estilo Moussa Sow. El capitán sigue en su línea anárquica: el único por delante de pelota cuando el equipo defiende, y total libertad para moverse cuando se ataca. El problema de profundidad lo ha resuelto el galo, un poquito con las rupturas de interiores, un poquito con los laterales, y otro poquito con la profundidad de sus extremos. Florenzi, de puesto indeterminado con Zeman, se ha quedado con el extremo derecho, y tiene toda la lógica del mundo. Su juego es romper, romper y romper, y la posición del 9 con Totti campando por el verde siempre queda libre. Gervinho la quiere más al pie, pero cuando la tiene corre como alma que lleva el diablo, así que la pelota se acerca al arco rival, lo que, al fin y al cabo, Garcia le pide a sus extremos. Precisamente ahí queda en tierra de nadie el mejor fichaje, por potencial, del club en este curso: Adem Ljajic. Quizá hasta que el ataque posicional romano no se pose con más enjundia en campo rival, el serbio no tendrá el papel protagonista que se merece: formar una sociedad con Francesco Totti que puede alcanzar la brillantez.
En las siguientes jornadas, la Roma juega ante Inter, Nápoles y Udinese. Duros retos.
La Roma de Rudi Garcia ha hecho el mejor arranque de su historia -18 puntos de 18 posibles, 17 goles a favor y 1 en contra-, y de momento ya se mira con mucho respeto a un equipo que además cuenta con el extra de oxígeno que supone no jugar competición europea. ¿Candidato a qué? El Scudetto debería aún quedar algo lejos por un simple tema de rotación, donde atrás y en medio campo una baja puntual podría derrumbar el preciso castillo de naipes levantado por Garcia. La primera prueba de fuego será este fin de semana, frente a un Internazionale que también ha empezado el curso de manera eficaz. Los enfrentamientos contra los cocos llevarán la balanza hacia uno y otro lado, pero de momento Rudi ha caído de pie. Y lo ha hecho como pronunciar Roma, como su himno, y como en la capital dicen su nombre: con “r” simple.
Abel Rojas 4 octubre, 2013
Dos cosas para empezar:
1. Rudi García sonó para varios banquillos este verano y personalmente no quería verlo en ninguno ^^ Su equipo me ha parecido algo más simplón y menos emocionante que a la mayoría, no le veía la gracia. Es decir, erré.
2. Aprovecho el texto de De la Peña para hacer la jugada de la cabra y sacar al PSG de Marquinhos, a quien vi ayer por la tarde. Junto al City-Bayern y, sobre todo, el Arsenal-Napoli, es el partido que debéis ver de la segunda jornada de la Champions.
Extraordinario Verratti. Que a su vez es la pieza por la que morirán Roma, Juve, Milan, Inter y Napoli cuando llegue el momento. Si es que los que de verdad tienen dinero les dejan acceder a él.
Volviendo a la Roma, me alegra la aclimatación y explosión de Strootman. Sinceramente tenía dudas con el futbolista. Calidad innegable, sí, pero no creo que hubiera triunfado en cualquier parte. Y yo de ese tipo de jugadores no suelo esperar demasiado en un club como la Roma…