La Sampdoria visitaba al heptacampeón de Europa que tiene el fútbol italiano para abrir la temporada 2012/2013 en San Siro. Las cámaras buscaban en la grada los gestos de una hinchada que había visto vestir sus colores a Van Basten, a Gullit, a Weah, a Pirlo o a Shevchenko. Que había visto salir en verano a Thiago Silva y a Zlatan Ibrahimovic, perder a Seedorf y retirarse al Pippo. Los gestos, fríos, los mensajes, calientes. Una pancarta sobresalía entre las demás, por ser un grito de socorro, de mínima esperanza y de intangible ilusión. Esa tarde de domingo era día 26, y sobre la tela se podía leer: «31 de agosto, esperamos impacientes». Pero llegó septiembre, el 10 era Kevin Prince Boateng y el 7 Robinho. Berlusconi había dicho basta.
Mientras, sus vecinos viven su propia decadencia. La afición rossonera al menos ahoga sus penas en Champions, pero la Milan nerazzurri vio como el equipo a duras penas tocó este curso Europa League. Stramaccioni, con su Next Gen Series 2011/2012 en el palmarés, es la pequeña esperanza de un equipo que vivió recientes días de gloria con la Juve en penitencia y Mourinho en su banquillo. El éxito, tan pronto llegó como se fue, haciendo honor a cada mordaz calificativo que el Inter ha recibido a lo largo de su historia. El número de socios baja, San Siro ha dejado de rugir y la única ciudad del planeta con dos equipos campeones de Europa ya no es mirada con el respeto de antaño. Hoy será ganar, para no sentir perder.
@migquintana 7 octubre, 2012
El otro día leía la alineación que sacaba el AC Milan contra el Zenit y… se me caía el alma a los pies. Es cierto que se está en proceso de regeneración y que Berlusconi ha cerrado el puño porque los tiempos mandan, pero es que para un heptacampeón de Europa es realmente difícil conformar un colectivo tan poco atractivo. Al menos parece que El Shaarawy está en un gran estado de forma, cuando se cierra una puerta…
Y ojo, que como dice De la Peña lo del Inter es peor. Tuvieron a Ibrahimovic, fueron bicampeones de Italia, les entranaba Mourinho y finalmente volvieron a proclamarse campeones de Europa… pero luego… la nada. A un nivel tan brutal que Wesley Sneijder ha desaparecido del contexto internacional cuando en 2010 era uno de los jugadores que aspiraban a ganar el Balón de Oro.
En Milan no corren buenos tiempos para la lírica… ni para el fútbol. O eso parece.