La importancia de Schweinsteiger en el ciclo de Löw no desmerece a la de ningún otro alemán. Neuer, Lahm, Khedira o Müller, cada uno con sus picos y sus valles, han estado en su escalón, pero no por encima. De ahí que su inexorable declive haya desquebrajado el blindaje de la Mannschaft.
Kroos giró el estilo alemánLöw entró en escena en 2010, con un equipo que, ordenado sobre un 4-2-3-1, brillaba cuando corría. Bastian y Sami, ambos en plenitud física, conformaban el doble pivote que sujetaba el intercambio de golpes. Era un equipazo, amén de divertido, pero carecía del control de juego necesario para competir contra los españoles. Y, de cara a 2012, no supo corregirse. Así que, dos años después, pensando en la cita de Brasil, reformuló su plan. Aprovechando el conocimiento que Guardiola había instalado en Baviera y el boom de un centrocampista de extraordinaria influencia sobre el fútbol de sus equipos, Toni Kroos, rebajó su ritmo, sacrificó un atacante, pasó a un 4-3-3 y se transformó en el equipo de posesión del último Mundial.
Schweinsteiger jugó partidos de enorme dimensión en Brasil.
La participación de Schweinsteiger fue clave en el equilibrio de aquel 4-3-3; hasta el punto de que el momento de inflexión de Alemania en la Copa del Mundo coincidió con su consolidación en la posición de pivote -puesto que, hasta ese instante, había ocupado Lahm-. El poso táctico de Bastian, así como su sobriedad en la circulación del balón, marcaron diferencias e incluso le convirtieron en uno de los hombres fundamentales de la Final de Maracaná, frente a la Argentina de Messi.
Tras la misma, Alemania entró en un periodo de relajación lógica de la que todavía no se ha curado y que hace difícil calibrar su fiabilidad actual. Ayer, sin ir más lejos, se dejó remontar un 2-0 en Berlín ante la fresca y nueva Inglaterra de Pochettino, y cuesta disociar el papelón de la falta de intensidad de la que adolece. Pero sí que es cierto que hay motivos para pensar que no ha encontrado el camino que debería para suceder a Schweinsteiger. Durante la fase de clasificación, el esquema ha sido un 4-2-3-1 con Kroos y sólo un centrocampista más -quien le acompañase en el doble pivote- en el once titular, y ha dado la sensación de que, lo que intentan construir desde atrás entre Neuer, Hummels y el propio madridista, no halla continuación de Özil hacia delante. Bastian era el elemento que ponía en comunión la Alemania de Sudáfrica con la Alemania de Brasil. Sin su concurso, parece 2014 de cintura para abajo y 2010 de cintura para arriba. Y eso no es bueno.
Cristián Pérez 27 marzo, 2016
Sin ánimo de desmerecer el ciclo de Löw, creo que este ya había comenzado su declive en la Euro 2012. Lo de Brasil, fueron más cojones que futbol, donde precisamente era Schweini quien hacía de motor para empujar adelante la maquinaria alemana.
Ahora el equipo carece de alma. Y para recuperarla, necesita volver a ser Alemania. Y sé que aquí no se gusta discutir sobre los técnicos, pero es que si no hay en la cancha un corazón que bombee sangre al equipo, entonces la misma debe fluir desde el banquillo, y Löw no cumple esa función.
Tristemente, el exitismo de ganar la copa en Brasil consiguió que le extendieran el contrato, y pareciera presagiarse un papelón en la Euro para que la DFB se de cuenta que el proceso ya había terminado.