Klopp, una rama del pensamiento | Ecos del Balón

Klopp, una rama del pensamiento


Ningún jugador y ninguno de los dos entrenadores que se dan cita esta noche en Madrid saben lo que es ganar la Copa de Europa. La mitad de todos ellos, más Alderweireld, sí saben lo que es jugar la final más anhelada por un futbolista profesional del continente europeo, pero seguramente, quién más deudas tenga con las finales sea Jürgen Klopp, quien ha perdido las seis últimas que ha disputado, un dato importante pero puede que no tan relevante si se tiene en cuenta que ha mostrado todo tipo de habilidades y ambiciones con tal de hacer mejorar todo su alrededor. Como quien purga radiadores o instala antenas parabólicas, Klopp cumple con su cometido cada día. Es el legado de un entrenador que levanta el ánimo al mismo tiempo que mueve masas. Su personalidad y su lectura de las situaciones para reactivar temporada tras temporada las particularidades de cada proyecto le han convertido en el coach referencial.

«Mi tarea es convertir a mis jugadores en los mejores futbolistas del mundo. El 80% ya lo tienen, y el último 20% es decisivo. Ese es mi trabajo»

Desde que el técnico germano apareció en la Bundesliga para revolucionar no sólo el ‘status quo’ sino el patrón de juego que lideraba la vanguardia estilística del momento y el lugar, el fútbol europeo ha encontrado una tercera vía que hoy es una rama del pensamiento continental en cuanto a propuestas futbolísticas. Antaño, entre 2010 y 2014, la respuesta que encontró el juego combinativo a todo campo, y sus múltiples ventajas, tácticas y emocionales, derivadas del dominio del juego a través del pase y la asociación, fue la defensa posicional exhaustiva y milimetrada, la del Inter de Jose Mourinho o la del Atlético de Diego Pablo Simeone, el modelo a seguir; la falsilla a comprar. Extremando la concentración, las ayudas, la ocupación perfecta del espacio, la paciencia por proteger las líneas de pase y condicionar la posesión del oponente, aquella idea surgió como el antídoto.

Pero Klopp pensaba de otra manera. Su arquitectura mental del fútbol actual encontraba una oportunidad en la salida de balón del rival. Mientras la primera respuesta al dominio extremo en fases con balón, que estaba encontrando aliados más allá de las ideas de Guardiola, pensaba en cerrar espacios atrás, invirtiendo las energías de los diez futbolistas de campo, Klopp construyó y dio forma a su pensamiento: un pressing coral que arrinconaba los movimientos posteriores a la entrega de la pelota, organizado como un reguero de hormigas, una marabunta, y lo más importante, como razón de ser de su sistema de juego. El inicio de sus principios con respecto al juego del fútbol. Porque todos los equipos presionan arriba y logran robar con presiones altas, no deja de ser una fase más en la que momentáneamente se crea incertidumbre. Pero Klopp creó un método, relacionándolo con la combinación vertiginosa, llevando su pressing a los entrenamientos; el pressing era una cualidad propia del futbolista. Su éxito se fraguó porque la idea táctica iba revestida de un cambio de mentalidad.

Klopp: «Somos mucho más maduros. El año pasado no conseguimos ser tan consistentes como ahora. Es algo que tuvimos que aprender y mejorar. También en lo táctico, para actuar ante diferentes situaciones. Pero sin acabar con nuestras principales fortalezas. Tuvimos un tramo de temporada en el que se dijo que ya no jugábamos igual. La gente ha necesitado algo de tiempo para acostumbrarse. Pero tuvimos que dar el paso, y los chicos lo han dado. Es la razón que explica nuestros 97 puntos. Hemos sido más consistentes».

En esta Liga de Campeones 2018-19, Jürgen Klopp tuvo un plan muy adaptado y consciente de las particularidades de la competición. En un grupo mortal, con Napoli y PSG, el técnico alemán varió su dibujo más utilizado en los primeros meses en Premier -un 4-2-3-1 con Salah de ‘9’ y Firmino de ’10’-, por un 4-3-3 más arquetípico, dándole absoluta relevancia a su trío ofensivo, fortaleciendo el centro del campo y focalizando el sistema en la figura de Mo Salah. Así, con los laterales ganando dos cuerpos en relevancia y explosividad, el Liverpool vio como Salah sumaba más disparos por partidos en Champions que Firmino y Mané juntos, una apuesta clara por reforzar el estatus de su estrella, el jugador con más capacidad para inspirarse en noches puntuales.

Trasladado a las exigencias de hoy, y conviviendo con un entrenador que impone las reglas a cumplir cuando el botín se logra tras 38 fechas, Klopp ha completado su obra sin dejar de lado todo lo que, puede decirse, en exclusiva, le ha llevado a distinguirse de los demás y a pasar por encima de los equipos más técnicamente dotados. Hoy, ante el Tottenham de Mauricio Pochettino, tiene la oportunidad de poner en metal lo que le ha llevado a matizar su camino para ser mejor equipo. Puede que la irrupción de su Borussia Dortmund, y los rasgos de aquel equipo amarillo, pervivan en la memoria tanto como su propia figura, pero el paso del tiempo siempre prevalece como el algodón de quien tiene la experiencia para ser mejor que ayer.


2 comentarios

  • Fernandojb 1 junio, 2019

    P@arroyo
    Enhorabuena , extraordinario texto.Kloop fe , determinacion, por fin de tu a tu , por dinero contra los grandes.
    A mi me parece que hoy solo hay un dios , solo un diablo Kloop, su sonrisa.

    Enorme , hoy podemos estar ante una revolucion del statu quo del futbol.
    Reiterar , otra champion con ecos, es dos veces champion.

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  • Autor 1 junio, 2019

    Qué tan fantásticos dos entrenadores…

    Ojalà pudieran ganar ambos

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