El miedo escénico para Juan Fernando Quintero | Ecos del Balón

El miedo escénico para Juan Fernando Quintero


Entre Antonio Chenel ‘Antoñete’ y Gabriel García Márquez, conversando con el primero y leyendo al segundo, el argentino Jorge Valdano elaboró y acuñó, allá por los años 80, el término miedo escénico para asociarlo al Santiago Bernabéu, el estadio en el que River Plate se coronó ayer campeón de la Copa Libertadores de América al derrotar a Boca Juniors por tres goles a uno. El torero y el escritor hacían referencia al miedo que sentían, no tanto al toro y a la escritura, sino al público; a enfrentar el rumor, la vigilancia, el runrun, la crítica o el desdén. Ese miedo les llevaba a moverse hacia la dirección que cualquier otro entendería como un riesgo -el asta; la espesura ante el folio- y que por medio del miedo al público, alejándose de él, lograban enfrentar con la naturalidad que caracteriza al diferente lo que para otros era el auténtico pánico.

River y Boca saltaron presos del pánico, sin apenas intervenir ni acertar con balón

A lo desconocido, a la soledad, al futuro, a la enfermedad, a los demás, a la autoridad, al fracaso. A perder y a vivir después. El miedo no se cansa de manifestarse, principalmente porque su victoria nace de no enfrentarlo. En el fútbol, no muchas veces se han conocido los condicionantes y las connotaciones que esta inédita final, por los equipos, por las circunstancias, ha vivido y protagonizado. El fútbol, que conecta con lo social, y con lo mental, y que le vuelve todo de vuelta, se ve afectado por lo que sus actores traen en la mochila. Y así pasó. River y Boca saltaron al desconocido césped del Santiago Bernabéu, con la necesidad de un partido largo, en el que sólo el tiempo consumiéndose les obligaría a afrontar la carga que la posible derrota pesaba sobre la valentía de vencerla.

De entrada, una confirmación y alguna sorpresa: River alineaba cinco centrocampistas, con Ponzio, Enzo Pérez, Pity Martínez, Exequiel Palacios y Nacho Fernández, mientras Barros Schelotto dejaba a Wanchope Ábila en el banco para darle a Benedetto la recepción solitaria, la descarga en apoyo y la responsabilidad del gol. Las consideraciones de índole táctica, que podían constar con valor propio, pronto quedaron relegadas por las dificultades que encontraron ambos colectivos para sentirse con la libertad y la fluidez mental necesarias para hacer visible lo positivo que ambos planteamientos tenían dentro. Ocurrió que River tuvo constantemente la pelota, pero cualquier pase diferente, mezcla de riesgo y miedo en lugar de natural en toda circulación de balón, se vio como una locura. Y no sólo un pase, sino toda clase de movimiento que llevara al receptor a controlar de espaldas y a tomar decisiones, a darle temple al balón sintiendo el pie hecho un flan. El más sencillo de los envíos era entendido como una potencial pérdida. A poco que uno de los dos equipos hubiera actuado con la mente libre, todo hubiera sido completamente diferente.

Darío Benedetto fue, además del autor del gol, el más certero y preclaro de los xeneizes

Por su parte, Boca armó su 4-5-1 en campo propio, pero si bien le terminó saliendo a cuenta tener menos la pelota y esperar un fallo que generara aún más zozobra en los últimos zagueros millonarios, lo cierto es que también contribuyó a todo lo que el partido fue. Solo un vibrante y calibrado Nahitán Nández equilibró los excesos y la ansiedad de Barrios y Pablo Pérez, los dos perdiendo su sitio aún sin notar amenaza alguna a su espalda. La hubo momentáneamente, sí, pero fue más intermitente que otra cosa, pues activar ese espacio a los costados de Wilmar, pareció cosa de revolucionarios. Ni Pity, ni Exequiel ni Enzo se atrevían a perder la posición de partida, de darle una opción al balón y generar sosiego. El pasador, directamente, fuera quien fuera, se vio con los pies redondos. Pero llegó el gol. El que transformó la final y obligó a intervenir.

No es de extrañar que el futbolista que mejor comprendió el ritmo y el sentimiento generalizado fuera el siempre templado en el juego Darío Benedetto. Él y Buffarini fueron los únicos xeneizes que transmitieron un temple propicio para, simplemente, tratar de jugar y relacionarse con la pelota o el compañero. Cada toque del ‘Pipa’ tuvo sentido y completó con un soberbio gol una primera parte en la que las tres ocasiones más o menos claras llegaron a balón parado. Nadie filtró un pase, pocos se adaptaron al raso verde europeo, y pocos se movieron para generar dinámica y naturalidad en torno al balón. El miedo se lo estaba comiendo prácticamente todo. Con 1-0 se llegó al descanso. Y tras doce minutos de niebla, llegó el minuto 57.

En ese momento, a poco más de media hora para caer ante su eterno rival, Marcelo Gallardo dio entrada a Juan Fernando Quintero. El resto es historia y toca contarla.

El talentosísimo genio colombiano tuvo un impacto tan instantáneo como profundísimo en la dinámica del encuentro. El esqueleto táctico del mismo siguió siendo muy parecido, pero aquel cuadro fue abordado con la agresividad y la brocha que han caracterizado los pases que mismamente dio el de Medellín a las órdenes de José Pekerman en el pasado Mundial. A dos alturas, haciendo progresar el esférico, Quintero fue tensando pases como si fuera repasando con el dedo cada camiseta de River Plate sudada en la grada; desde el hombro izquierdo hasta la cintura, donde pone la mano cuando bota cada golpeo, y en rojo diagonal, Quintero inventó toques propios y originales, uniendo las piezas que ya se estaban moviendo. El jugador comenzó a fluir y a dominar el campo de Boca, cuyos miembros no llegaban a cada primer toque y a cada pase combinado. El ritmo y el garbo se transformaron y dieron la igualada a un River que había conectado con su versión más desbordante.

Juan Fernando Quintero se convirtió en una leyenda en 62 minutos de juego.

El encuentro llegó a una prórroga que iba a encontrar un desenlace aún más trascendental en la relevancia que el colombiano tuvo en el encuentro. Producto de su trance, fruto de su poder sobre la pelota y sobre el rival, Quintero coronó su hora de fútbol con un pelotazo, violento, visualizado medio segundo antes, rodeado por tres jugadores de Boca que sólo dieron tiempo a un disparo de corto armado que se estrelló con el larguero para acabar dentro de la portería. Basta ver el contacto previo suyo al tiro para comprender la mordiente agresividad que significó la sola presencia de Quintero en la psique de compañeros y rivales. Así, su incalculable inconsciencia le permitió dar 47 pases en una hora de juego, completar los nueve envíos largos intentados, dar una asistencia y meter el gol de su vida.

Torero como Antoñete, donde anoche nadie lo fue, y colombiano como Gabriel García Márquez, quien tenía terror al público cuando tocaba dar un discurso, incluso siendo leído, Juan Fernando Quintero ganó su final, derrotando a esa oscura nada que paralizó a todos, que amagó con dejar la gloria para los once metros y que encontró en su zurda una lección para los restos.


21 comentarios

  • Potrerito 10 diciembre, 2018

    Debo comenzar éste mensaje dirigiéndome al equipo redactor/editor/moderador de Ecos, disculpen mi offtopic, eliminen mi mensaje sin ningún tipo de reparos si así lo considerasen, pero les pido también permiso, porque al fin y al cabo voy a hablar de fútbol, de mi fútbol, del argentino… un fútbol tan absolutamente inexplicable que es imposible hablar de él sin no hablar de fútbol…
    El motivo por cual me tomo el trabajo de escribir éste offtopic aquí en Ecos es quizás porque estoy buscando la complicidad de una comunidad que me entienda, que comparta mi pasión y empatice con mi tristeza.
    Me crié con la pelota, amo a éste deporte, tanto como cualquier otro "Argentino futbolero". Pertenezco a un país que ha dado quizás a dos de los tres mejores jugadores de la historia, que tiene una de la selecciones más laureadas, que en su liga posee los equipos más ganadores del continente y que ha sido el origen de incontables e inolvidables envites que bien pueden ser capítulos de las grandes páginas del fútbol… pero éste mismo fútbol del que estoy hablando es el que me ha llevado, o mejor dicho evitado, de ir a la cancha sólo 3 veces en algo más de un lustro… primero como casi todo el mundo en mi infancia fuí con mi viejo, después mi interés casi indiscriminado por cualquier partido en cualquier estadio hizo que me acostumbre a ir solo, incluso en contra de las recomendaciones de amigos y familiares; hasta el día que a la salida del Gigante de Alberdi quedé literalmente en el medio de otro tipo de "envite", uno que emparejaba barras vs policías, la soliradidad de un vecino que empatizó conmigo al ver desde la ventana de su casa que el "partido" que se estaba jugando ahí no era mío y me permitió entrar y resguardarme, de eso hace ya más de un lustro, desde entonces han muerto barras en las canchas, se suspendió el fútbol por varios meses, se prohibieron las hinchadas visitantes y se dieron otras decenas de episodios similares… por todo ello hoy trato de disfrutar del fútbol casi exclusivamente desde el sillón de mi casa… porque no entiendo que tiene que ver la pasión con el fanatismo, ni el deporte con la violencia, yo así no lo disfruto, no lo vivo, no me alegra, de hecho me entristece ya no sólo por el fútbol sino por mi sociedad.
    Como Argentino casi que me siento en la obligación de pedir disculpas a la comunidad futbolera internacional, de alguna manera en realidad porque yo mismo no puedo disculparnos… "La pelota no se mancha", ¿que ironía no?, que tan bella frase haya sido firmada por un individuo que tanto (para bien como para mal) ha representado a una sociedad que demostró que no sólo que la pelota SI se mancha, sino que al menos para mi en lo personal con repecto a ésta final de Libertadores, una sino la más importante de todas… no sólo se manchó sino que hasta se desinfló… tristeza, vergüenza, pena, frustración, eso me da hoy el fútbol Argentino, yo así no lo entiendo, no es ese el deporte que amo y mucho menos la sociedad a la que aspiro. Un gran abrazo a todos.

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  • Potrerito 10 diciembre, 2018

    Había escrito otro mensaje mucho más "Ecos", hablando de lo que para mi fue el partido en sí mismo pero ya no está, se borró o lo envié mal, no sé, no importa. Si me es importante dejar bien explícitamente escrito que mis críticas o decepción son pura y exclusivamente con mi fútbol y mi sociedad, creo que tanto España como el Bernabéu son más que dignos escenarios para cualquier tipo de partido que uno pueda imaginar y mi deseo es que todos los amantes del fútbol hayan podido disfrutar sin más ni menos, como debería ser siempre y en todos lados, justamente para lo cual España (como muchos otros) a pulso propio han sabido construir escenarios social, política y deportivamente aptos; precisamente en lo que aquí hemos fracasado, he ahí mi imposibilidad de poder disfrutar y opinar sólo de lo que ha sucedido dentro del campo. Muchas gracias por el espacio, abrazo muy grande a toda la comunidad.

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  • José Luis 10 diciembre, 2018

    Excelente artículo y excelente primer comentario.
    Respecto al partido…. cuánta emoción concentrada en este espectáculo. Un partido de fútbol jugado por futbolistas de calidad intermedia que reunió en el templo blanco a lo más granado de este deporte. Ver a Messi, Dybala, Griezman o Icardi, ver a muchos campeones del mundo haciendo hueco en sus agendas para ver este partido es como si Houddini hubiese hecho lo imposible para ver el espectáculo de un trilero en una esquina de cualquier calle peatonal. Algo debía tener ese partido…
    Y lo tuvo. Nunca vi tanta energía desplegada por el césped del Bernabéu. Nunca. Lo de ayer se vendió como batalla, y lo fue. Otro fútbol, sí, pero mismo deporte. Y para hacer más grande la final, vimos 3 goles impropios del partido que se estaba viendo.
    En cuanto a fútbol en sí, me gustó más el partido de ida. Puede que el césped, las gradas, el aire bonaerense… Lo de ayer es como si discutiese con mi mujer en el Abu Dabhy hotel 6*… No es lo mismo, oye.
    Enhorabuena a los campeones… y a disfrutar en el Mundialito de Quintero y Martínez.

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  • Gonçalo 10 diciembre, 2018

    El gol de Quintero y esta crónica. Dos obras de arte.

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  • Ubriel 10 diciembre, 2018

    @Potrerito

    Entendiendo la tristeza que te deja todo lo sucedido, enlazo aquí una entrevista brillante que da la vuelta al discurso imperante que enfrenta al fútbol europeo civilizado vs fútbol sudamericano salvaje.

    Angel Cappa para El Salto, sobre el Superclásico, el fútbol sudamericano, el fútbol europeo y la deriva de la industria. No tiene desperdicio.
    https://www.elsaltodiario.com/deportes/angel-capp

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  • Albert Blaya Sensat 10 diciembre, 2018

    Los primeros párrafos son una maravilla, y es que la final debe entenderse y explicarse desde otro tipo de relato. La final fue el punto de erupción de toda una cultura, de todo un fútbol. Quintero puso el broche a una noche impactante.

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  • AArroyer 10 diciembre, 2018

    @Potrerito

    Absoluta empatía con quien nació y vive el fútbol desde allí y ve cada cierto tiempo cómo todo carece de sentido y resta mucho aliento, que confunde, que limita, que no deja disfrutar. La verdad es que entiendo perfectamente cómo os sentís viendo que una final de la Copa Libertadores termine jugándose donde se ha jugado, fuera de clima, de foco, de sentido. No es nada fácil sentir pertenencia ahora tras tanto tiempo afectado por lo que le ha ido pasando al fútbol argentino. Ojalá sea la última vez que la Libertadores tenga que afrontar un contexto así. Es todo muy muy extraño, amigo 😉

    @Albert

    Muchísimas gracias Albert, por tus palabras. Pero el mérito para Quintero 😀

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  • A.Anton 10 diciembre, 2018

    Literatura y análisis estratégico en mezcla perfecta. De las mejores crónicas de los últimos meses. Enhorabuena!

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  • JGA 10 diciembre, 2018

    El guión del partido lo escribió la tensión y lo remató el diferencial de calidad de River sobre Boca.

    Ahora bien, reconociendo que Quintero le da la vuelta al partido, si me pongo el traje de director deportivo de los 30 jugadores que participaron ayer echo el resto por Nahitan Nández. Qué derroche de energía, garra y amor propio. Qué barbaridad. Y juega. No sé cómo lo veréis por aquí pero me lo imagino vestido de azzurro, neroazzurro o bianconero en cualquier campo de Europa y no me extraña lo más mínimo.

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  • vi23 10 diciembre, 2018

    Espectacular artículo. Quisiera lanzar una pregunta. Hubiese tenido Quintero ese impacto si hubiese sido de la partida? Es una estrategia inteligente dejar al mejor jugador para el minuto 60? Si a veces si, por qué a usa tan poco?

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  • Fernandojb 10 diciembre, 2018

    Que grande es el futbol Argentino, ayer crearon de la nada un bellisimo espectaculo.

    Pero como un seguidor del futbol argentino, tambien que poco futbol, un pais que ha teniido y tiene jugadores que pueden mirar de frente a todos los paiaes.
    Hubo momentos de una belleza futbolistica enorme.
    Felicitar a los argentinos por lo de ayer.
    Yo tambien me.quedo con Nandez, un enorme partido en el aspecto de voluntad en un campo.

    .para mi con cavani en octavos en el mundial y modric contra el bayern las tres actuaciones individuales de este año.

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  • AArroyer 10 diciembre, 2018

    @vi23

    Muchas gracias, vi :)

    Lo hemos comentado hoy en Youtube, lo ha tirado David de la Peña. Quintero es un jugador que te lleva a cierto desorden, a cierta impaciencia, vértigo, incluso se puede usar el término creatividad en determinados contextos donde quieres continuidad, mesura, gestión de la posesión y no quieres inventiva. Por eso, en mi opinión, Quintero en Europa no ha cuajado como interior y su potencial iba a encaminado a ser mediapunta. Y cómo precipita ataques o alimenta un ritmo alto de juego, un ida y vuelta -lo vimos con Barrios en el Mundial, siendo él el segundo centrocampista, ante Inglaterra por ejemplo, creo recordar-, que quizás su entrenador no busca de entrada. Pero claro, para ganar un partido, para ir a la yugular del rival, Quintero es un genio maravilloso, alguien que no presta atención al miedo que se palpó ayer. Pasa/pasaba algo parecido con el tipo de fútbol que hace Ángel Correa o Dembélé.

    De todas formas, creo que si Quintero ayer sale de inicio, hubiese tenido el mismo impacto, entendido ese impacto como la capacidad para desbordar por completo a Boca. Impacto a 90 minutos, creo que no, porque Quintero también te puede llevar a bailar demasiado.

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  • AArroyer 10 diciembre, 2018

    @A. Anton

    Muchas gracias por tus palabras. Exageradas 😛

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  • AdrianBlanco_ 10 diciembre, 2018

    @Potrerito

    Qué palabras tan sinceras, amigo. Ayer disfrutamos aquí en Madrid de una fiesta del fútbol que en realidad, ojalá, no hubiese llegado, porque eso habría querido decir que todo se hubiese desarrollado sin problemas en el continente del que nunca debería haber salido ese trofeo. Como ya he dicho en el vídeo que hemos hecho en el canal de YouTube, ojalá esta sea la última vez que veamos una final de la Copa Libertadores lejos de América, porque eso querrá decir que el fútbol habrá vuelto a ganar.

    @JoséLuis

    Yo hubiese reservado la franja de cualquier competición única y exclusivamente para el partido. La ocasión merecía la pena. 😀

    @JGA

    No sé qué le deparará el futuro a Nández, pero lo de ayer fue tremendo. De hecho, no soy yo muy fan de estas cosas, pero por Twitter está circulando un vídeo con sus jugadas en el partido y es para verlo unas cuantas veces repetido. Qué derroche. Qué entrega. Qué todo.

    @vi23

    La percepción que yo tengo de Quintero es que es un crack mayúsculo. Capaz de dinamitar este tipo de encuentros o de ser el mejor de su selección en una Copa del Mundo. Pero hay que saber bien cuándo utilizarlo. Quintero es un futbolista que se mueve muchísimo, que necesita estar siempre cerca de la pelota y que tiene una condición muy particular: suelta todos los pases como si fuera el último. Su fútbol es así de atrevido y de anarquico, por eso es tan divertido. Y entiendo que, por las particularidades del contexto, Gallardo quisiera guardarse ese as bajo la manga.

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  • royce 10 diciembre, 2018

    Es interesante ver como un partido que estaba completamente finiquitado en la prórroga, en ese momento Boca tenia solo 9 jugadores sobre el campo, se puede palpar la sensación de que conseguirian empatarlo, por centimetros eso no paso. En Europa eso jamás pasaría, por eso es tan unico el fútbol suramericano.

    Respecto a Quintero, es un genio absoluto un media punta de los de antes, es una delicia para espectador neutral, se suele comentar cuando un jugador entiende bien el juego y es bueno que cada que la coje sabes que van a pasar cosas, con Quintero esto se lleva otra escala por que todo lo que puede pasar es ultragresivo, le duele dar un pasa de seguridad o seguir una cadena de pases sin que este pase no generé una ventaja diferencial. Una de sus mejores actuaciones fue con Colombia contra Polonia en el paso mundial, y nivel visual fue muy impactante un partido amistoso contra Venezuela este año, donde cada pase fue un pase al espacio, no se me ocurre ningún otro jugador con esta forma de etender el juego. No lo veo sostenible en europa, es demasiado vértigo para un equipo, no suma en contexto de mantener un resultado.

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  • Potrerito 10 diciembre, 2018

    @AArroyer @AdrianBlanco_
    Gracias Chicos, primero por las siempre geniales notas; hace años, de forma casi exclusiva, son para mi el mejor medio peridístico de fútbol, me es un placer enorme entrar a leerlos siempre. Gracias por la empatía. Más allá de los por qué, o cómos, me resulta sumamente agradable leerlos contentos, que hayan disfrutado de una "fiesta del fútbol"; que de eso se trata, y para eso estamos todos aquí; disfrutar y compartir un deporte tan bello.

    A todos muchas gracias por los mensajes, también por haberme permitido un Offtopic, soy viejo en Ecos y lo tomo como una exepción que no se repetirá, que acá se habla sólo de fútbol y es una de las genialidades del sitio. Y no pretendo ser yo quien venga a bajar el nivel jajajaj.

    Con respecto al partido pues sinceramente sobre todo el primer tiempo me he quedado sorprendido, madre mía, es que estaban "atados"; creo que como habíamos hablado anteriormente River sufrió muchísimo la ausencia de Borré; nadie atacaba los espacios, todos esparaban la pelota al pie y casi que tampoco ni se movían para que ello suceda, y cuando podía suceder el remitente del pase la tiraba al lateral… Tanto Martinez, como Nacho Fernandez y Palacios son jugadores de bastante mayor producción que lo que ayer se pudo ver, me parece les pesó muchśimo el contextoy la previa; me quedó el comentario de Pratto después del partido con respecto al entretiempo: "La cancha está justa para que hagamos lo que sabemos, tocando la pelota los metemos abajo del arco".
    Schelotto tomó nota del primer partido, hizo ancha la cancha con Villa y Pavón, más en funciones de doble laterales que de extremos, pero la recuperación de pelota para Boca se daba demasiado atrás, Pavón después del mundial ha bajado su nivel de forma alarmante y progresiva, pero aún estando al 100% la cancha se le hacía demasiado larga, demasiados metros para atrás y los mismos tantos hacía el otro lado para pretender sorprender post recuperación; comentario aparte para Benedetto, que de hecho para mi estaba haciendo una taréa más propia para Ávila que para él, de todas formas a la primera que le dieron en su zona y forma hizo lo que hizo, creo que en proporción minutos jugados/fútbol generado es el jugador que ha sido más determinante en todo el torneo.
    De hecho el contexto fue tan pesado que para mi el fondo físico ya no les pesaba sólo por lo corrido sino por lo mental, había jugadores que al min. 70 estaban literalmente fundidos; y un poco de ahí también vino el quiebre, Pavón ya no podía volver, le tocó lidiar durante el partido con otros ŕapidos también, Nacho Fernandez para mi de buen segundo tiempo emepezó a aprovechar ese espacio, pudo empezar a encarar al lateral "mano a mano", después la frescura mental y física de Juan Fer fueron determinantes en el mismo espacio, los dos primero goles llegaron por ahí.
    En lo global aunque en la final no haya podido demostrar toda su capacidad creo que terminó ganando el equipo que tenía más soltura y repertorio conjunto, éste River ha jugado a todo, se ha adaptado permanentemente, a tener la pelota, a construir, a ser directos, a "bartolear" como por éstos pagos se dice, es un equipo mucho más "coral" que Boca y sobre todo, tanto contra Independiente, como contra Gremio y finalmente contra Boca demostró aplomo mental, llegar al minuto 68 de ésta final 0-1 abajo y aún así seguir intentando su propio juego dice mucho de ellos.

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  • AdrianBlanco_ 10 diciembre, 2018

    @royce

    A mí también me llamó mucho la atención eso que comentas. De hecho, así lo he dicho en el vídeo que hemos publicado sobre el partido en el canal de YouTube. Creo que, entre el 1-2 y el 1-3 definitivo, River no consigue adueñarse por completo de esa ventaja aun con los evidentes problemas físicos que arrastraba Boca. Pero era una final. Y no una final cualquiera, claro. Así que por ahí he querido entender esa "gestión".

    Sobre Quintero: es un recurso diferencial para ciertos contextos, como comentas. Es buenísimo. Y súper determinante. Pero ni el propio Gallardo "se atrevió" a ponerlo de titular, y menos con el contexto tan palpable que existía en la primera mitad.

    @Potrerito

    La sensación que a mí me deja es que, evidentemente, River tiene un punto más de calidad a nivel global, línea por línea. Pero también que cuenta actualmente con uno de los entrenadores más ricos del fútbol sudamericano. Y eso también hay que remarcarlo en el análisis de la final; ya que tanto en la ida, con el esquema de los tres centrales y el posterior ajuste, como en la vuelta, con los cinco centrocampistas y la entrada de Quintero, su pizarra ha representado un argumento ganador en todo momento para los millonarios.

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  • Potrerito 10 diciembre, 2018

    @AdrianBlanco_

    Efectivamente Adrian, Gallardo ha hecho una campaña fantástica, no sólo contra Boca, River en casi todos los partidos salía con una pizarra "ventajosa" a veces incluso sorpresiva; es un entrenador que en la mayoría de los partidos supo acomodar fichas para ayudar a sus jugadores a generar ventajas, y si no lo hizo de entrada supo corregir sobre el paso, e incluso en ocasiones algunas decisiones no eran realmente correcciones reactivas sino acciones predertimandas y pre-evaluadas. Y no solo en lo puramente táctico, ya que la mentalidad y el aplomo que antes mencionaba muchísimo tiene que ver también con su dirección.

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  • Calas 11 diciembre, 2018

    Pues el partido nos dio más de lo que cabía esperar, y eso que se trata de una de las experiencias más raras que he tenido en este deporte. Algo no pegaba, no casaba. El tema ha sido más que comentado, así que no ahondaré mucho en ello. Sólo tuvo algo ventajoso, se jugó "a un partido" y con ambas aficiones en el campo, como debe ser una final, si bien no resultaba justo.
    En cuanto a lo que pasó en la hierba, no hubo fútbol de gran nivel, de hecho tampoco lo hubo de nivel medio para la élite, pero hubo fútbol grandioso. Lo de Benedetto con el gol importante, lo del crack que no es titular y gana una final, lo del portero que sube a rematar un corner a falta de 7 minutos para el final, la del palo -que cómo pudo irse al palo-, la calidad y el momento de los goles… la final nos dio mucho.
    No todo lo que debía, nos quitaron el ambiente argentino. Pero sí más de lo que cabía esperar.

    @Arroyo "…a cierto desorden, a cierta impaciencia, vértigo"

    Esto. De memoria, creo recordar que tuvo dos o tres en el partido donde se saltó el pase intermedio lógico. Pero claro, es que es genial. De hecho, cuando todo le sale, como ayer, es un genio. Y, la verdad, no es ventajismo: si Boca hubiera acabado ganando, si el larguero llega a escupir su disparo fuera, seguiría siendo el hombre del partido de largo, el único que parecía (y fue) capaz de cambiar el contexto.
    La maravillosa inconsciencia de Quintero fue su defensa a un ambiente, perfectamente comentado en el artículo, que vulgarizaba a los futbolistas presentes, incluidos los buenos.

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  • AArroyer 11 diciembre, 2018

    @Calas

    Tal cual, muy bien definido. La final tuvo su propia historia, que es la que le daba valor. Con sus peculiaridades, sus diferencias, pero fue una historia diferente y futbolísticamente propia. Con Quintero como héroe.

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  • Jose Luis Leal 11 diciembre, 2018

    Lo de la final del domingo fue puro fútbol argentino, la verdad esq hubo más corazón que cabeza en la mayoría del desarrollo del partido, pero los minutos de la prórroga con el Boca desatado con uno menos, con gago lesionado cuando iban 2-1, la pareja de centrales de river sufriendo en cada balón largo, los jugadores de boca literalmente tiesos, el palo en el 119, el apache Tevez intentando reactivar a su boca… Puro fútbol de garra y corazón, de espíritu y garra… Fútbol argentino en estado puro!!

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