Desde México 86, hasta entonces su segunda participación en un Mundial, la selección de Corea del Sur no ha faltado a ninguna cita mundialista. También es cierto que no fue hasta el Mundial celebrado en su propio país cuando Corea del Sur superó por fin la primera ronda, alcanzando su mayor logro hasta la fecha, un cuarto puesto que se antoja francamente insuperable para los pupilos de Myung-Bo, mito del fútbol coreano probablemente mejor recordado por todos nosotros como aquel jugador que en 2002 anotó el penalti que eliminó a España en cuartos.
Su selección llegó a este mundial generando dudas, con diversos cambios de técnico y una clasificación final decidida por el goalaverage frente a Uzbekistán. Pero aún así, con la presente serán ya ocho ediciones consecutivas en el evento futbolístico más importante del planeta, un dato para nada intrascedente que la confirma como una agradable constante, aspirante cuanto menos a repetir los octavos de final de Sudáfrica, siempre y cuando la irregularidad e inexperiencia del plantel lo permitan.
De forma prácticamente paralela al ascenso del fútbol coreano a nivel internacional, la industria de cine coreana sufrió un avance gigantesco gracias al impulso de las chaebol, conglomerados empresariales que invirtieron en la industria cinematográfica, sentando así las bases de enormes éxitos de público, pero también exportando relevantes cineastas como Park Chan-wook (Oldboy, 2003) y Bong Joon-jo (The Host, 2006). Considerablemente apartado de ellos, Hong Sang-soo ha consolidado una carrera autoral personalísima, mínima y extensa a la vez, que se bifurca en numerosos títulos y se concentra en pequeñas ideas alrededor de las relaciones humanas. Su sencillez sin tapujos es su grandeza.
La única de sus películas estrenada comercialmente en España, «En otro país» (2012), puede servirnos como reflejo de la andadura de Corea en el Mundial. Tres relatos de tres mujeres distintas interpretadas por la misma actriz, Isabelle Huppert, que llegan de vacaciones al mismo rincón de una playa coreana. Un sugerente juego narrativo que ofrece tres posibilidades, tres encuentros, tres maneras de enamorarse, tres conversaciones, tres borracheras y tres paseos en busca de un faro, como tres partidos tendrá Corea para repetir la hazaña de llegar a octavos. ¿O al fin y al cabo no será lo mismo? El éxito y el fracaso, la felicidad y la infelicidad, el amor o la soledad, la plenitud o la decepción, en un Mundial como en la vida igual no están tanto de su lado como creen. Por suerte, lo que siempre están es por ver. Y a Corea del Sur no nos la perderemos.
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Artículos relacionados:
En otro país (In Another Country)
Referencias:
Revista Magnolia
Antonio M. Arenas
Arroyo 17 junio, 2014
Me la apunto. Bong Joon-Ho es de mis cinco directores favoritos, aunque me ha dejado así así 'Snowpiercer', me gusta Ki-Duk, pero me dice muy poco Chang-Wook. Y a este director no lo conozco.
En cualquier caso, viva el cine coreano.