El fútbol en ocasiones es una cuestión de fe. Casualidad o no, los duelos entre Real Madrid y Manchester han tenido hasta su propio Área 51, un Old Trafford que fue testigo de dos gestas extraterrestres capturadas por la emoción de cada uno. No necesitamos las imágenes para volver a verlas, están en nuestra cabeza. El ruido de admiración que deja un taconazo entre la grada. El silencio tras el golpeo de un balón que se aloja en las redes del equipo que juega en casa. Qué queréis que os diga, son cosa de otro planeta.
Esta noche volverá a rodar la pelota como si fuera la primera y la última vez que lo haga. Todo lo que suceda desde el pitido inicial pasará a formar parte del asombro colectivo, de la ilusión por volver a presenciar una aparición como aquellas, un instante grabado para la historia. Pegados de nuevo frente al televisor, los alienígenas que invaden la tierra tendrán nombres y apellidos, se los pusimos nosotros para camuflar su existencia. Hoy, como en la vuelta, los Rooney, Cristiano, Ozil o Van Persie se convertirán en lo que siempre han sido, extraterrestres esperando un choque entre satélites para aterrizar con toda su fuerza en esta fantasía a la que llamábamos Champions League. A partir de mañana, no lo sé.
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Referencias:
Revista Magnolia
Antonio M. Arenas




@Peter_Crvenka 13 febrero, 2013
Magnífico Joaquin Phoenix