Review: La caída de Saldanha | Ecos del Balón

Review: La caída de Saldanha


La historia fue así. El general Emilio Garrastazu Medici, presidente del gobierno de Brasil, necesitaba un vehículo de legitimidad popular y se fijó en ellos, en esos mulatos de magia infinita y pies de seda que ya habían inoculado el fútbol como un elemento de la identidad nacional. El fútbol como país. Un estilo de juego para una nación. El jogo bonito como máxima expresión de la cultura del Brasil, del malandro, del arte del engaño, de las felicidades redondas, de la irracional diversión. Dentro del programa político de la dictadura militar de Medici, la selección brasileña (ya dos veces campeona del mundo) componía un caramelo demasiado apetitoso como para no decorar los carteles propagandísticos y rellenar de dulces palabras los seriales radiofónicos. La selección jugaba para el pueblo y la dictadura quería al pueblo. Todo cuadraba, y en esa dirección corrieron los recursos: programas especiales de preparación física, controles alimenticios, tejidos modernos… Brasil crecía a un ritmo galopante. Se había creado una notable clase media, se expandieron las ciudades y se abrió una brecha social dentro de ellas. Así brotaron montañas de cartones, chapas y plásticos, las favelas, la hoguera perfecta para la combustión del talento salvaje. Después de la Copa del Mundo de 1966, el régimen militar que asaltó el poder en 1964 aún era demasiado incipiente, especialmente en su reconocimiento internacional. La selección de fútbol emergía como el cosmético perfecto.

Aquel equipo alcanzó la epifanía en el juego. El Brasil 70 fue la apoteosis del jogo bonito, con un juego de naturaleza viva, cuya composición y ensamblaje, sin embargo, nos deja una historia de héroes, villanos, sombras y olvidados. ¿Quién es el padre del Brasil 70? ¿Su entrenador Zagallo? ¿O João Saldanha? Posiblemente, ninguno de los dos por separado. O ambos juntos. La caída de Saldanha, los episodios de aquellos tres primeros meses de 1970, se han convertido con el tiempo en una fábula en sí misma. No faltan los mitos: la negativa de juntar a Tostao con Pelé o no apostar por Rivellino, su inestabilidad emocional, su incultura táctica… Saldanha, en realidad, tuvo más enemigos en las redacciones de los periódicos que en los cuarteles. Su caída fue un derrocamiento por la conjunción de varios factores envueltos en un mismo papel de celofán: las razones políticas e ideológicas.

La formación de Brasil 70 estuvo marcada por un conflictivo y tenso contexto político.

A Saldanha no lo echó Pelé, aunque tampoco se opuso y sus discrepancias eran notorias. A Saldanha no lo echaron por no convocar a Darío Maravilha, el ídolo en Atlético MG del general Medici, aunque aquello aceleró las cosas. A Saldanha no lo echaron por borracho, escandaloso o desequilibrado. Tampoco lo fulminó Havelange ni la Confederación Brasileña de Deportes, aunque eran resortes al servicio de la dictadura. Ni siquiera los ataques frontales de la prensa paulista (él era carioca) ni las férreas críticas de varios entrenadores, como Yustrich, que lo veían como un intruso, le catapultaron del puesto. Todos estos episodios y razones subyacen a los motivos políticos, y nos hacen una idea de cómo de trémulos fueron los 406 días que Saldanha permaneció en el cargo, tiempo suficiente para asentar los cimientos de un equipo maravilloso.

Saldanha estaba despedido prácticamente desde que se sentó en el banquillo. Lo eligió Havelange pese a su escasa experiencia como entrenador por una razón con tanta diplomacia que acabó mordiéndole las manos. El fútbol brasileño vivía días de fractura entre los centros de poder de Sao Paulo y Río de Janeiro.Pese a ser periodista, la prensa criticaba a João Saldanha por su origen y su ideología Esa fisura amenazaba la paz del camino hacia México 70. Saldanha era periodista y como tal, pensó Havelange, los colegas de las redacciones jamás lo azotarían a críticas. Havelange no iba mal, pero se quedó a medias. La prensa paulista afiló las plumas más que nunca. Y la prensa afín al régimen no tardaría en hacerlo. Saldanha había sido corresponsal en la Segunda Guerra Mundial, crítico deportivo, especialista en fútbol y era un personaje con una potente consideración popular. Había nacido en tierra de gauchos, al sur de Brasil. Su padre, Gaspar Saldanha, había sido un líder local del Partido Libertador y João asumió ese activismo político. Abrazó las doctrinas leninistas y marxistas, se adscribió al censurado Partido Comunista de Brasil, participó en huelgas, fue arrestado en 1946, recibió un balazo en 1949, operó desde la clandestinidad y, durante la dictadura, denunció torturas, desapariciones y represiones. Saldanha, pues, lo tenía todo para escocer en un gobierno militar de derechas y neofascista. Solo le faltaba el poder popular, y el poder se lo dio la selección.

Pelé había regresado a la canarinha después de dos años de ausencia y Saldanha comenzó a erigir su equipo. Llevaba 12 años sin entrenar, pero conocía mejor que nadie las esencias del futbolista brasileño. Fue un autodidacta que absorbió el legado de las principales corrientes del fútbol nacional: la influencia de ‘La Diagonal’ de Flavio Costa como paso hacia el 4-2-4 y la ‘zona’ de Zezé Moreira o Fleitas Solich, el impacto de Bela Guttman y la profesionalización impulsada por Vicente Feola… Su experiencia se limitaba al Botafogo de 1957, donde había jugado testimonialmente. Garrincha, Didí, Nilton Santos y Zagallo lideraban un equipo que conquistó el carioca a Flamengo y que alimentó de talento un año después al Brasil campeón del mundo en Suecia.

Saldanha levantó a Brasil del fracaso del 66 con su carisma, su fútbol y sus impolutos resultados.

La selección de Saldanha arrasó en aquel año 1969. Hizo pleno de victorias en la clasificación mundialista, marcando 23 goles y recibiendo solo 2. Saldanha era plenamente consciente del arsenal que manejaba. Bastaron esos meses para devolverle a Brasil la autoestima perdida en Inglaterra 66 y robustecer la selección con la idea de bloque. Para ello, estableció un modelo basado en tres equipos principales: Botafogo, Santos y Cruzeiro, algo que tampoco terminaba de convencer al régimen, quien prefería una selección más variada en representación popular, con futbolistas de clubes de todos los rincones del país. Su siguiente preocupación fue la preparación física. Saldanha conocía bien los emergentes métodos de trabajo de Europa, especialmente en Alemania, Italia y Holanda, y potenció el perfil atlético de sus futbolistas.

Brasil alcanzó un prestigio sobresaliente en ese camino hacia México 70. El carisma de Saldanha, el entusiasmo de sus discursos y su arrolladora personalidad le acercaron al pueblo, reavivaron el fervor popular y la gente tomó la selección como suya, bautizando a João como «Juan Sin Miedo». La popularidad de Saldanha ya era un problemaAsociar la victoria de Brasil al comunismo de Saldanha era algo que la dictadura militar no podía permitir para el régimen. Una intervención suya en la prensa europea acabó por alertar a los militares. Saldanha denunció los abusos, presos políticos y torturas de la tiranía brasileña y en los ministerios se activó el plan para demolerlo. Saldanha era un elemento incómodo. A los militares les aterraba que un comunista implacable pudiera regresar meses después a Brasil con la copa Jules Rimet en la mano y entregársela al pueblo. Desde fuera de Brasil sería interpretado como un triunfo de la oposición al régimen. En su libro «Quién derribó a João Saldanha», el periodista Carlos Ferreira Vilarinho profundiza en la historia: “Los militares tenían decidida desde la clasificación la caída de Saldanha. El Comité de Deportes del Ejército fue el encargado de prepararla”. Dicen que fue el ministro Jarbas Pasarinho el encargado de orquestar el plan de acoso y derribo. El objetivo era fustigar a Saldanha, arrinconarlo y dejarlo sin apoyos. Desde dentro de la selección, el jefe de la preparación física, capitán de artillería Claudio Coutinho, ejercería su papel estratégico. Y desde fuera, la prensa controlada por la dictadura desató una campaña contra Saldanha, acusándolo de inestable, depresivo… El asesinato de un amigo de João en noviembre de 1969 dejó la sombra de la sospecha. Y la CBD de Havelange comenzó a postular a sustitutos. Entre quienes codiciaban el puesto se encontraba Dorival Knipel, conocido como Yustrich, entrenador del Flamengo. Vanidoso y polémico, después de ganar en un entrenamiento a la selección, llamó incompetente, invasor y cobarde a Saldanha. João se presentó en la sede del Flamengo con su Colt 32 en busca de Yustrich. No era la primera vez que el ímpetu de Saldanha tomaba las armas. Ya había disparado al dueño de una farmacia por abusar de su empleada o al portero Manga, del Botafogo, por acusarlo de venderse. Yustrich declaró: “Que el ejército intervenga en la selección”. Por entonces, João ya sabía que estaba sentenciado.

El carácter y la ideología de Saldanha marcaron su camino, su relación con Pelé lo sentenció.

El desgaste de Saldanha lo acentuó su convulsa relación con Pelé. O Rei siempre fue un hombre apegado al poder, ya fuera económico, político o federativo, y le volvió la espalda al seleccionador. Había razones futbolísticas, pero también políticas. Lo cierto es que Pelé no alcanzaba su brillo con Saldanha.Pelé nunca alcanzó su mejor versión con Saldanha, quien dio el peso a Tostao Le exigía esfuerzos defensivos y prefería a Tostao, un chico humilde del sur y de ideología progresista que se había atrevido a no posicionarse con la dictadura. “Yo le dije un día que todos los entrenadores me veía únicamente como reserva de Pelé y él me dijo: ‘Se acabó. Usted es el primer nombre del equipo. Por delante de Pelé’”, cuenta Tostao en una entrevista en The Blizzard. Tostao fue el máximo goleador de esa fase de clasificación. Sin embargo, en agosto de 1969 en un amistoso en Colombia ante Millonarios sufrió un golpe en un ojo. Inicialmente, no pareció nada, pero, en noviembre, un nuevo impacto le causó un desprendimiento de retina que lo apartó del fútbol durante cinco meses, justo hasta antes de la Copa del Mundo. Los problemas con Pelé seguían. En una derrota ante Argentina en un amistoso, Pelé corrigió una observación táctica sobre un futbolista rival. Saldanha enfureció y comenzó a propagar la información de que Pelé era miope, que se estaba quedando tan ciego que no podría jugar. Cuenta Mario Zagallo en The Blizzard que ese es el origen de uno de los momentos célebres de la historia del fútbol: “El famoso disparo de Pelé desde el centro del campo en el saque inicial del primer partido de la Copa del Mundo ante Checoslovaquia fue la forma de Pelé de decirle a Saldanha y al mundo que su vista estaba perfecta”.

Entre septiembre de 1969 y marzo de 1970, la canarinha no jugó, pero la posición de Saldanha se había debilitado. Él era consciente de que cualquier error le serviría una justificación al régimen. El 4 de marzo, Garrastazu Medici le exige a Havelange que su futbolista favorito, el delantero Darío Maravilha (Atlético MG), sea el sustituto de Tostao en unos amistosos de preparación. Havelange se lo transmite a Saldanha, quien se niega, blindado ante las intromisiones gubernamentales: “El presidente cuida de sus ministerios, de la selección me encargo yo”. Con la desobediencia, las aguas se embravecieron y se llevaron por delante a Saldanha unos días después, el 14 de marzo, después de empatar a uno en un partido de entrenamiento contra el Bangú. Brito, uno de sus centrales, aglutinó a todo el equipo para impedir la destitución. Toda la plantilla se opuso y protestó, menos Pelé. Así cayó Saldanha.

Mario Zagallo juntaría a los cinco mejores futbolistas del país, todos portaban el «10» en su club.

De la terna de posibles sustitutos, Dino Sani y Otto Gloria no prosperaron. Quedaba quien más lo ambicionaba de los tres, tanto desde la misma fecha de la designación de Saldanha, también el más legendario, Mario Zagallo. El Lobo había sido futbolista del Botafogo de Saldanha, afín a su manual del fútbol. Nada más ser nombrado convocó a Dadá.Zagallo, una figura sin tintes políticos, fue el elegido para comandar a Brasil 70 en México Representaba una figura más dócil al régimen, sin adhesiones ideológicas públicas y con una estrecha relación con varios de los futbolistas de la selección, algunos de los cuales habían sido sus compañeros de vestuario. Quedaba establecido así otro de los puntales en la formación del Brasil 70: la autogestión. Pelé, Carlos Alberto y Gerson fueron voces de mando dentro de ese equipo. Zagallo optó por no generarse ninguno de los problemas que acabaron con Saldanha. Futbolísticamente, el equipo no terminaba de cuajar en aquella primavera. Aunque la base era la misma, le separaban de Saldanha algunos conceptos y prioridades. El mayor reconocimiento de Zagallo fue juntar a los cinco mejores futbolistas del país, cada uno de ellos portador del número «10» en sus equipos: Pelé (Santos), Jairzinho (Botafogo), Gerson (Sao Paulo), Tostao (Cruzeiro) y Rivellino (Corinthians). Todos ellos habían sido figuras capitales para Saldanha, excepto Rivellino. João proponía el talento libre, dio largo vuelo a los laterales, no fijaba posiciones, defendía la circulación interna de la pelota, pero prefería jugar con los extremos más abiertos, más puros, era más racional en la ocupación de espacios de lo que lo sería Zagallo. Pegaba a Jairzinho mucho más a la derecha de lo que se vería en México y en la izquierda insertaba un especialista de banda, Edu (Sao Paulo), más vertical, rápido y habilidoso que Rivellino. La mano de Zagallo se notó especialmente en su apuesta por «Patada Atómica», aunque en un principio el Lobo trató de encajar, como Saldanha, un hombre puro de banda, el puntero izquierdo del Botafogo, Paulo César Caju. Siete partidos tardó Zagallo en apostar por Rivellino, hasta un amistoso previo al Mundial contra Austria en abril.

Rivellino ya había jugado varios partidos como pareja de Gerson en el mediocampo en la época de Aymore Moreira, pero con Saldanha siempre fue un secundario. Zagallo le habilitó un lugar en la zona izquierda del ataque pensando en el mecanismo que él mismo había desempeñado en 1958 con Nilton Santos y Didí: un organizador creativo escorado a la izquierda, que apoyara la continuidad del juego cerca de Gerson y aireará la zona, pero que también diera amplitud y se desplegara por ese flanco. Gerson era un «10», pero solo desde hacía un año, tras su marcha a Sao Paulo desde Botafogo, donde hacía de 8, con Jairzinho delante, en la punta de lanza. La gran diferencia entre Saldanha y Zagallo residió en la apreciación de Tostao. Ni su recuperación, conforme se acercaba el Mundial, era una garantía, ni Zagallo terminaba de convencerse. Su idea original era jugar con un delantero más específico, Roberto Miranda, el goleador de Botafogo. Tenía a Darío en la recámara (aunque el protegido de Medici no jugaría ni un minuto en México). Otra pieza, muy usada por Saldanha mientras se recuperaba Tostao, era su compañero Dirceu Lopes, el verdadero artillero del Cruzeiro.

El proceso hacia el equipo definitivo fue una mezcla de decisiones de Zagallo y sucesos fortuitos. Primero, la apuesta definitiva por Rivellino. Segundo, ya con Tostao recuperado y fiable, la idea de un sistema para que ejerciera de falso delantero centro, dejándose caer al medio, al área de influencia en la media punta de Gerson y Pelé, quien basculaba muchas veces a la izquierda cuando Rivellino retrasaba. El espacio liberado por Tostao lo percutía desde la derecha Jairzinho, extremo sobre el plano, pero el futbolista del equipo con más presencia en la zona del delantero centro. Todos ellos, los cinco dieces, no jugaron juntos hasta dos semanas antes de debutar contra Checoslovaquia. Solo 16 días antes. Fue el 17 de mayo de 1970, ya en México, en un amistoso contra un combinado de la ciudad de León. Pero ni siquiera ese día jugó por primera vez al completo la selección de ensueño. Tambaleaba el lateral izquierdo. Marco Antonio (Fluminense), más ofensivo y brillante, perdió el puesto finalmente ante el quizá peor futbolista de la alineación mítica, Everaldo (Gremio), mejor defensor, justo la semana antes del Mundial. Antes, Zagallo había reajustado algunas de las herencias de Saldanha. La lesión del central Fontana (Cruzeiro) provocó que Piazza (Cruzeiro), compañero de Gerson en el mediocentro en la etapa de João, retrasara su posición. En su lugar, ya se había abierto un hueco el joven y eficiente Clodoaldo (Santos), la pareja perfecta para liberar a Gerson como cerebro principal gracias a su dominio del juego sin balón y la anchura de sus coberturas. Su papel defensivo fue vital, perdiendo cinco kilos en México. Zagallo terminó la obra: cuajó las asociaciones interiores acercando las distancias entre sus futbolistas, mantuvo la filosofía del movimiento inspirada por Saldanha y ordenó mejor el talento libre de sus cinco dieces con el ajuste del falso nueve de Tostao, la tecla de Rivellino como ventilador por la izquierda y el dibujo en la pizarra de la afilada diagonal desde la derecha de Jairzinho. Este sistema levantó una estatua al fútbol: el Brasil 70. Félix, Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo, Clodoaldo, Gerson, Jairzinho, Tostao, Pelé, Rivellino. Un equipo memorable en cuya construcción cayó un entrenador, pero en la que nació un monumento. ¿El padre? El padre. El padre fue Brasil. El arte. La magia. El fútbol infinito.


25 comentarios

  • letissier 18 octubre, 2012

    Me quito el sombrero, sin más. Felicidades al autor.

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  • Marcel 18 octubre, 2012

    Ya por ahí alguien preferirá a Brasil '82, y es normal incluso más "lógico", sin embargo, Brasil '70 es el cenit de la técnica individual, la el súmmum de la habilidad, el fútbol brasileño en su máxima expresión. Hasta ahí se puede llegar en ese sentido. Y lo digo porque luego de esa selección, campeonaron (o estuvieron cerca) equipos que priorizaron la construcción de juego por encima del imperio del tecnicismo simple: Alemania de Schön, Holanda de Michels, Argentina de Menotti, Brasil de Telê, Francia de Hidalgo, Argentina de Bilardo, Alemania de Beckenbauer, Brasil de Parreira, Italia de Sacchi… el 'Brasil de los cinco dieces' marca un nuevo enfoque en el fútbol. De ahí que se valore tanto, en mi opinión.

    Ahora bien, cuando leí el título del artículo sabía que era vinilo, por lo que intuí que lo había escrito Sergio, sin embargo, me olvidaba que Chema era otro (gran) historiador de Ecos. Falta David Mata y ya está ^^

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  • David_Leon 18 octubre, 2012

    @Chema

    "el periodista Carlos Ferreira Vilarinho"

    Ya es curiosidad el nombre del periodista también ^^

    "Sin embargo, en agosto de 1969 en un amistoso en Colombia ante Millonarios sufrió un golpe en un ojo. Inicialmente, no pareció nada, pero, en noviembre, un nuevo impacto le causó un desprendimiento de retina que lo apartó del fútbol durante cinco meses, justo hasta antes de la Copa del Mundo"

    Desconocía este dato. ¿Puede ser que Tostao llegara en malas condiciones al Mundial? Yo lo he dicho muchas veces: de los cinco cracks, es el que menos me convence de largo. Limitado físicamente y sin desequilibrio. Eso sí, es especial por jugar de falso 9, de lo poco diferente del equipo:p

    "Jairzinho, extremo sobre el plano, pero el futbolista del equipo con más presencia en la zona del delantero centro"

    Sí, aunque Jairzinho resulta fundamental por fuera. Brasil vive en muchos momentos de la amplitud del extremo y de su juego de uno contra uno. Creo que es ante Inglaterra donde da una exhibición. Tiene momentos en el Mundial que parece que es Garrincha. Mucho menos especial, sí, pero determinante en la cita de México.

    No es la primera vez que lo comento. A mí de Brasil 70, lo que me sorprendió fue ver su sobriedad. Se vende algo mágico y desenfadado, y tiene gotas de ello (Rivelino en la izquierda, Tostao de 9) pero no deja de ser un equipo moderno, con un sistema de doble pivote, 4-4-2 y un reparto espacial bastante simétrico, dentro de lo que cabe.

    Esto no es crítica. O sí, puesto que la historia los reconoce como una locura de juego ofensivo y desatado. Y lo fueron, pero desde el orden. Quizás por eso ganaron y sus compañeros de los 80 no rascaron ni siquiera una final.

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  • MigQuintana 18 octubre, 2012

    El artículo me parece apoteósico, Chema. Sin más. A la altura de la historia de Saldanha, vaya.

    Un asunto que me ha parecido muy interesante es como en los últimos párrafos explicas los movimientos de Jairzinho y Tostao, sobre todo, que imagino que eran casi indispensables para poder encajar espacialmente a los cinco ''10''. ¿Ha habido en los últimos diez años algún equipo con una nómina de jugadores similar? ¿La habrá algún día? Uno ve los vídeos que están hipervinculados y ya el disfrute se multiplica, ¡qué selección!

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  • Abel Rojas 18 octubre, 2012

    De lo mejor que se ha publicado en Ecos. Espectacular Chema. Espectacular. Honor guardar esta joya en este espacio.

    Sobre el equipo, especial era, pero individualmente. Todo lo mágico de esta Brasil sale de sus individualidades. La apuesta diferente del técnico es juntar a los 5 10s, pero el final del artículo retrata perfectamente el tema: el padre no fue Brasil, por crear a esos 5 futbolistas.

    Gerson fue quizás el hombre de Brasil en aquélla cita. Rivelino, el que más enamora, dado que Pelé tenía muy poco que ver con el jugador del 58 o el 62, mucho más "Neymar". En el 70… Pelé no divierte mucho. Y Jairzinho tiene sus momentos, sí.

    Tácticamente la obra adquiere la sobriedad que le faltaba a la supuesta mezcla.

    El equipo "más Brasil" de la historia? Yo diría que, tras el del 58, sí. Para mí el mejor es el del 82, es mi equipo favorito de todos los tiempos y supongo que siempre lo será, pero lo más Brasil de aquéllos era Junior, seguido de Leandro. El resto no tenía el sello, y en el 70 el sello lo tenían todos.

    No tenían el sello del "Jogo Bonito" propiamente dicho, digo. El sello del espectáculo lo tenían a fuego en cada bota.

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  • Vilariño 18 octubre, 2012

    Vaya barbaridad de artículo, mis respetos, Chema.

    "Nadie parará a este país". Esa frase pronunciada por el General Médici, Copa Jules Rimet en mano, Pelé a su lado, ante un muchedumbre extasiada es una de las que más me ha impactado en el mundo del fútbol. El opio total del pueblo. Y retrata también a Pelé, y porque jamás el brasileño podrá competir con Maradona en el aspecto puramente personal.

    Por otra parte, el afán de intervencionismo del gobierno brasileño (por medio del ejército) para con la selección siempre ha estado ahí, mucho más fácil cuando de tu lado tienes a gente cuya foto aparece en el diccionario al lado de "servilismo", como es Havelange. Ahí es donde aparece la figura del Capitán de Artillería Claudio Coutinho, personaje tan central en el fútbol brasileño de los años 70, que pasará de dirigir la preparación de esta selección del 70 a directamente intentar llevar a la canarinha hacia el Fútbol Total a finales de la década. Aunque su concepto de Fútbol Total era, por así decirlo, muy "Briegeliano". Lo cierto es que, romanticismo y jogo bonito aparte, Brasil 70 llevaba la marca de Coutinho también: eran físicamente impresionantes.

    Por cierto que Coutinho es figura importante en la vida de varios grandes jugadores y entrenadores brasileños, los más destacados Jairzinho y Paulo César (compartieron etapa y días y días de Test de Cooper en Marsella xD) y de Zico, al que influenció mucho en el tema de su preparación física, agregando tratamientos vitamínicos y dietéticos que le permitieron desarrollar todo su potencial físico cuando se creía que Zico sería demasiado endeble para jugar un papel importante al más alto nivel. Ni que decir tiene que fue el hombre del que heredó Telé Santana la selección antes de España 82 ^^

    @DavidLeon

    Lo de los apellidos del periodista ese me ha dejado loquísimo. Parece de coña xD

    @Abel

    En el 70, Pelé simplemente es Pelé. El mito, el dios paseando entre hombres. Marca tantas diferencias eso como la velocidad de Jairzinho o el genio de Rivelino. Ese es el efecto de la ascendencia de los realmente grandes.

    @MiguelQuintana

    Salvando las distancias, Brasil 2006 llegó a tener el problema de encajar tanta dinamita arriba. Ronaldinho, Kaká, Ronaldo, Adriano y Robinho. Más los laterales. Más Pernambucano. Ahora lo vemos con perspectiva y nos da un poco la risa, pero a ojos de 2006 eso era implacable, a pesar de que varios habían pasado ya su mejor época, otro estaba a punto de comenzar la cuesta abajo, etc…

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  • David_Leon 18 octubre, 2012

    "¿Ha habido en los últimos diez años algún equipo con una nómina de jugadores similar?"

    Hombre, una tal España ^^ No hemos tenido nada remotamente cercano a Pelé, pero el resto de españoles no palidecen. Y Xavi, Iniesta, Silva, Cesc, Cazorla… se parece a algo semejante a "dieces".

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  • Abel Rojas 18 octubre, 2012

    De hecho yo creo que no es que no palidezcan, sino que los nuestros tienen un punto más. Creo que, eliminando a Pelé, Brasil 70 no tiene un Xavi, un Silva y menos un Iniesta. Eran más "Alonsos", por nivel. Que por supuesto no es poco. Es la repanocha, y por eso les dio para lo que les dio. La Selección más inolvidable de la historia… si la nuestra no la evita -que como decís, partimos con la desventaja de no tener a O Rei-.

    Cómo se pagaría un libro con los trajimanejes que te traería Pelé de manera interna. Tal y como se las gasta "ahora"… menudo pieza.

    Vil, Pelé era querido por sus compañeros como Maradona? Me extrañaría bastante.

    Respond
  • Vilariño 18 octubre, 2012

    @AbelRojas

    Lo cierto es que todos hablan cojonudamente de él. Qué se yo, igual sí era buen tipo en el vestuario, aunque me imagino que siempre "mantendría distancias". Ni idea.
    Anyway, como Diego seguro que no. Es que no hay comparación posible.

    Por cierto, yo no sé cómo lo verás tú, pero yo en el extranjero observo una tendencia bastante importante en la corriente de pensamiento hacia España, que pasa de la admiración por el magnífico juego hacia destacar más la "implacabilidad" del equipo. Haciendo más hincapié en su capacidad para competir bajo cualquier circunstancia (incluso matando de aburrimiento al personal), que en lo lírico o magnífico de su juego. Conste que me parece una versión bastante más realista que la que venden aquí de que cada partido de la selección es una oda al fútbol.

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  • Lolo Ortega 18 octubre, 2012

    Pelé es un triunfador que siempre ha estado de lado del poder y eso penaliza. Porque la historia la cuentan los vencedores pero la leyenda sigue siendo patrimonio de los que siempre mantuvieron la frente alta y la rodilla a una distancia prudencial del suelo. Incluso borrachos, incluso drogados, incluso vencidos. Creo que hasta el pueblo brasileño tiene más consideración por Garrincha que por Pelé.

    No sé porque el comentario anterior me lo ha firmado como undefined. Si alguien lo puede borrar

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  • David_Leon 18 octubre, 2012

    @Vilariño

    Discrepo. Sigo muchísimo la actualidad de Argentina, por ejemplo, y allí hablan del juego combinativo de la Selección como algo extraplanetario. Ya luego está la competitividad, pero en menor medida. En bastante, diría.

    @Abel

    "La Selección más inolvidable de la historia… si la nuestra no la evita -que como decís, partimos con la desventaja de no tener a O Rei-"

    Y que no somos Brasil ni Sudamérica, Abel ^^ Que los cuatro mejores de la historia son de allí, pero si no lo fueran (los mejores digo), el nacer en el continente del fútbol les haría subir en el escalafón. Ser sudamericano da prestigio. Y vamos, normal que así sea. Se lo han ganado ^^xD

    "Cómo se pagaría un libro con los trajimanejes que te traería Pelé de manera interna. Tal y como se las gasta "ahora"… menudo pieza"

    Es flipaaaaaaaaante ^^ De verdad, Pelé es un personaje absolutamente infravalorado. Yo hubo un tiempo que no le soportaba. Ahora lo amo casi a nivel Diego. Qué gigante.

    "Vil, Pelé era querido por sus compañeros como Maradona? Me extrañaría bastante"

    Querido nivel Diego seguro que no, pero admirado, seguro. Pelé resolvía individualmente con la misma frecuencia que Diego. Eso es "salvar el trasero" de sus compañeros en infinidad de ocasiones. Eso genera respeto.

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  • Chopi 18 octubre, 2012

    Por artículos así sois grandes.

    La relación entre las altas esferas del poder y el deporte es un asunto que en ocasiones pasa más desapercibido de lo que debería. Sobre todo a nivel de selecciones y quizás más épocas pasadas. En cualquier caso, no es casualidad que en Brasil, la 'canarinha' sea una auténtica cuestión de estado. Es tremendo.

    Así, por ejemplo, la memoria me facilita episodios que he podido vivir más de 'cerca' como lo sucedido con Ronaldo y la selección tras la final del Mundial de Francia'98.

    Brasil vive el fútbol más allá de cualquier otra cosa. Les define como tal. Un país que va al alza en lo social y económico… Veremos si le llega en lo futbolístico para su Mundial más especial. Un año y medio…qué ganas ^^

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  • @cordobeh 18 octubre, 2012

    Don Chema:

    Muchas gracias.

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  • kakaroto 18 octubre, 2012

    Precioso artículo.

    Tanto talento puro necesitaba tener un desahogo perfecto, Clodoaldo para mí es el jugador más infravalorado de aquella selección, y su importancia fue notable, defensivamente corrió por los cinco, tuvo un desgaste enorme, y además también poseía un gran talento, es cosa de ver el descuelgue que hizo ante Uruguay o cómo inició la jugada del gol de Carlos Alberto.

    Por cierto, me imagino a Pelé en estos días siendo jugador usando y abusando de los mails y los mensajes de texto XD

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  • MigQuintana 18 octubre, 2012

    Por si no habéis visto todos los hipervínculos, que os lo recomiendo porque hay vídeos interesantísimos, os pongo aquí uno bastante extenso y completo de lo que fue esta selección brasileña en México 70.

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  • David_Leon 18 octubre, 2012

    A raíz del debate twittero:
    http://www.youtube.com/watch?v=56XeVun_fPA

    Brasil-Inglaterra, 1969. Con Saldanha. sin Rivelino… Mola.

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  • @chemaerrebravo 18 octubre, 2012

    Una corrección quiero hacer. Me hice un lío de fechas y equipos en el texto. Es sobre el episodio con Yustrich. Yustrich entrenó a Flamengo sí, en 1970 y odiaba a Saldanha, claro. Pero el suceso del Colt 32 y tal, fue tras un amistoso en el 69, tras ganarle en un partido de entrenamiento no con el Flamengo, sino con el ATLÉTICO MG…. EL EQUIPO DE MEDICI y ¿sabéis quién marcó el gol de la vitoria (1-2)? Pues sí, DADA MARAVILHA.

    Respond
  • Vilariño 18 octubre, 2012

    @chemaerrebravo

    Información brasileña proveniente de los grandísimos @Albertigues y @RodrigoLacal raramente suele estar equivocada ^^

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  • J_L_Alonso 18 octubre, 2012

    @Vilariño

    «»Nadie parará a este país». Esa frase pronunciada por el General Médici, Copa Jules Rimet en mano, Pelé a su lado, ante un muchedumbre extasiada es una de las que más me ha impactado en el mundo del fútbol. El opio total del pueblo. Y retrata también a Pelé, y porque jamás el brasileño podrá competir con Maradona en el aspecto puramente personal.»

    No se a que te refieres con esto, podróas extenderte?

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  • Vilariño 18 octubre, 2012

    @J_L_Alonso

    Uno, por el uso propagandístico que se dio a la selección (y a Pelé aún más concretamente). Pero bueno, nada que no viésemos con otras dictaduras, generalemente muy propensas a subirse al carro de un vencedor, más que comprarle el carro (no sé si se me entiende).

    Y luego el hecho de que Pelé SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE se ha puesto del lado del poderoso. Da igual de qué pelaje. Y eso, no es que reste como comentaron más arriba, sino que símplemente no suma en términos de carisma.

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  • J_L_Alonso 18 octubre, 2012

    Vale, ya lo entiendo, mientras que Maradona siempre fué un rebelde (ya lo decía Rodrigo en su canción, que al poder se enfrentó), Pele se apunto siempre al caballo ganador? Igualmente, supongo que entraría también lo de ser épocas distintas, tras lo que he leido por aquí, no estoy seguro de que si Pele estuviese en contra del gobierno, llegase a tener tanta… propaganda mientras que estando a favor, fué lo más importante de todo el país practicamente durante muchos años.

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  • Vilariño 19 octubre, 2012

    @J_L_Alonso

    Hombre, cuando el gobierno militar apareció en el 64, Pelé ya era una superestrella consagradísima e intocable. Pero es igual, fuera de ese contexto, siempre se arrima al fuerte. Como Platini en la época de Maradona.

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  • Megatroll 19 octubre, 2012

    Me voy a robar la frase de Victor Hugo Morales:

    Gracias Dios, por el fútbol, por Ecos del Balón, por este artículo.

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  • Jorge Luis Jimenez 20 diciembre, 2016

    EL remate de Pele ante Checoslovaquia no fue en el inicio del partido, sino cuando ya se jugaba.

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  • alejandro 7 junio, 2018

    uffff!!!!!!
    que excelente narracion
    me transporto a esa epoca
    muy bueno para reelerla una y otra vez
    felicidades

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