La liga de los 99 puntos, paradójicamente, no fue la de un campeón equilibrado en lo colectivo. La dimisión de Henry para el fútbol de élite, la desaparición de un mermado Iniesta y el fracaso de Zlatan motivaron la comparecencia de un Barça muy pragmático; milagrosamente auxiliado por la diagonal y el remate de un invento de Guardiola. El equipo descansó en el respaldo más seguro del fútbol mundial y cuatro patas de extrema fiabilidad. Quizás, aquélla fue la más prodigiosa de las temporadas de un guardameta habilidosamente prosaico y de afinadísimo sentido de la economía gestual. Junto a Carles, Gerard y Eric, símbolo de la madurez de un equipo ultra competitivo. Víctor no es ajeno a que esta campaña ha sido distinta.
2012 se ha mostrado como un anuario balompédico en el que el esférico viajaba con excesiva frecuencia hacia sus límites, presa del ensayo y error en el que se convirtió el 3-4-3. En consecuencia, y por esta vez, a Valdés le abandonó el detalle, del mismo modo con el que él mismo se desentendió ad aeternum de la pifia que emergía cada cierto tiempo. Y es que en los últimos doce meses, el acierto puntual ante el delantero de turno deja demasiados ceros en el debe de una cuenta de resultados acostumbrada, en los últimos tiempos, al superávit. Incomprensiblemente olvidado en los premios, su talento queda por encima de un rendimiento cercano a lo anodino. Su privilegiado carácter ya está interpretando lo acontecido.
@migquintana 17 mayo, 2012
Fabulosa interpretación, Arroyo.
Para mí la temporada pasada fue la mejor tanto de Valdés como de Casillas. Quizás a ambos les faltó ''la imagen'' que en otras temporadas han tenido con una frecuencia inusual. Y en esta, han bajado. Notablemente, además. Lo de Víctor es bastante curioso porque un portero académico como él -aunque mucho menos de lo que se piensa- tiene menos propensión a dar un bajón de esta magnitud. De hecho, es que yo diría que no ha restado, sólo que ha dejado de sumar -gravemente- cómo hizo en aquel 2010. Sus primeras intervenciones siempre eran acertadas; el Barcelona en demasiadas ocasiones concedía muy rápido una jugada de gol bastante peligrosa y él, con una concentración totalmente privilegiada, siempre la detenía.
Cuando he hablado esto con David León, he ratificado la impresión que tenñia de que Valdés se ha ido haciendo chiquitito y cada vez tapaba menos portería. No es cuestión de físico, sino de una proyección cuasi abstracta. Y eso, además, por su carisma y demás, siempre ha sido uno de sus puntos fuertes. Siempre lo he dicho, su pose me encanta. ''Tira, tira, que yo mientras me acabo el chicle, no estoy preocupado…'' parecía decir a todos los delanteros cómo quien le dice a su hijo que dispare ese balón de plástico mientras aún se quita la corbata.
Estoy seguro de que es algo pasajero, que necesitaba desconectar un poquito… y lo ha hecho demasiado, la verdad. Es uno de los trabajos que deben hacer tanto Tito como el entrenador de porteros que se quede. Valdés parece una persona muy especial y, cuando lo han sabido llevar -Pep, claro-, ha tenido un desarrollo paranormal.
Es uno de esos ''detalles'' que han fallado al Barça esta temporada… y, al ser el portero, no es una cosa de nimia importancia. Lleva cinco Zamoras… pero, quizás, si hubiera estado como en años anteriores también se hubiera llevado una Liga y/o una Champions League. Quien sabe.