Mito y muerte del 5 argentino: El mediocentro mitológico (II) | Ecos del Balón

Mito y muerte del 5 argentino: El mediocentro mitológico (II)


Robert Graves nos informa sobre un dato sorprendente en «Los mitos griegos» (1955). En la opinión de este estudioso de los mitos antiguos, el nombre de “Hércules” correspondería más bien a una denominación genérica que a un individuo en particular. Según esta teoría “Hércules” haría alusión a una serie indeterminada de aventureros con hazañas relacionadas, no relacionadas e incluso contradictorias entre sí, que fueron englobados bajo un apelativo común. Heródoto, padre de la historiografía occidental, atribuyó a Hércules un origen egipcio aunque también asumía la existencia de otro Hércules griego, hijo de Anfitrión y Alcmena. Cicerón discutió esta cuestión en “Sobre la naturaleza de los dioses» y elevó el número de Hércules hasta seis. Otros autores de la antigüedad variaron el número, pero todos coincidían en la existencia de una tradición que atribuía las hazañas de distintos personajes a un nombre común, una suerte de título honorífico propio de ese tipo de aventureros: Hércules.

Un procedimiento afín a este mecanismo puede ser examinado en los mitos futbolísticos del Río de la Plata, sobre todo en lo que atañe a la figura del centrojas. La literatura local transmite frecuentemente la concepción del 5 entendido como una pieza mecánica, con unas especificaciones técnicas muy precisas, en lugar de una infinita constelación de héroes y villanos dotados de su propia identidad. En «Táctica y Estrategia» (1959) Carlos Peucelle consideró que el 5 había sido un puesto clave, -escrito así, en pasado- y que gran parte del éxito de muchos equipos se había basado en las condiciones que reunían los jugadores que se ubicaban en ese puesto. A su vez consideró que dos grandes tipos de paradigma se habían destacado entre las filas del mediocentro presente en el campeonato argentino: los que sabían jugar parado y los que tenían una vitalidad excepcional. En el primer grupo destacaba elementos como Zumelzú, Fleitas Solich, Uslenghi, Corazzo o Lazzatti; mientras que en el segundo consideró que brillaron los Monti, Chalú, Perucca, Dañil o Rodolfi.

Aunque pudiera parecer lo contrario, siempre hubo varios tipos de mediocentro en Argentina.

Lo sorprendente es que incluso la ubicación topográfica del cinco en el campo es parte de la fábula. Si recurrimos a un literato como el periodista Osvaldo Soriano, veremos como este describía que la táctica de antaño consistía en dos zagueros haciendo zona en cada esquina del área, dos mediocampistas persiguiendo a los wines y un número cinco trotando por el círculo central, según la descripción que proporcionó en el artículo «Finales» (1994). En ese mismo texto considera que ese sistema clásico (2-3-5) había sido universal hasta la llegada de las innovaciones de Helenio Herrera a Buenos Aires. Se infiere que a partir de sus grandes triunfos en el Inter durante la década de los sesenta.

No obstante, si recuperamos a un periodista deportivo de la talla de Félix Daniel Frascara, encontramos una temprana referencia de la aplicación del módulo en WM (3-2-2-3) en San Lorenzo e incluso las características particulares de su empleo en función de los jugadores que integraban el equipo: «No fue siempre Oscar Basso el hombre que marcó al centre forward (9) ni tuvo Salvador Grecco, eje del equipo (5), una residencia fija. La colocación de Colombo, dependió, en todo caso, de la que adoptara Basso. Y si José Vanzini, casi invariablemente, cuidó al puntero izquierdo, fue como consecuencia de que a Zubieta se le permitió jugar de acuerdo con sus preferencia: algo adelantado, con mucho campo de acción y recostado sobre el centre half (5)».

La WM ya llevaba tiempo instalada en Argentina según apunta ScopelliAquel sistema en WM fue muy combatido en Argentina a nivel mediático, prácticamente desde el momento en que Oscar Tarrio lo importó desde Europa tras su estancia en Francia y Portugal. El entrenador y antiguo jugador «Conejo» Scopelli disertó ampliamente sobre aquella hostilidad en el libro «¡Hola Mister!», lo que resulta muy interesante por desmitificador, puesto que él había sido un gran futbolista «de los de antes». Según Scopelli el sistema de Chapman llevaba en 1957 más de 10 años asentado en la Argentina como módulo dominante, aunque nadie parecía querer reconocerlo. El técnico denunció que la prensa nacional era la principal responsable de este desconocimiento, al haber organizado una campaña de ocultación; e incluso apuntó que la causa de aquella hostilidad seguramente provenía de que el nuevo concepto de marcación les complicaba lo que hasta entonces había sido una «rutinaria apreciación sobre determinados encuentros». Esto es, que si los números no permanecían fijos y asociados a una posición, los periodistas carecían de un punto de referencia y saltaba a la vista su ignorancia a la hora de interpretar lo que sucedía en un partido.

El engaño tuvo dos partes bien marcadas. Por un lado, si bien no se podía negar que cada jugador cogía a su hombre, es decir que existía un marcaje, se aseguró que la ejecución era distinta a la practicada en Europa, argumentándose que el jugador europeo «marcaba» y el argentino en cambio se «recostaba». Algo que para Scopelli era pura semántica. No obstante la clave para sostener el ardid era que en Argentina el número 5 seguía ondeando en el medio campo y eso permitía sostener el discurso de que Argentina no se «europeizaba», sino que permanecía fiel a su juego de «picardía e improvisación».

La importancia de los números iba, incluso, más allá del significado simbólico.

La mitología sobre la importancia de la conservación del número 5 como mediocampista tuvo amplia repercusión. Es notable que incluso un periodista español, Alfredo Relaño, en un periodo cronológicamente posterior al que estamos comentando, se hizo eco de ello en un artículo para el diario El País titulado: «El medio centro, decisivo en el fútbol suramericano» (1987), en donde recalcaba lo significativo de que los argentinos conservasen el número. Al propio Alfredo Di Stefano, recién llegado al Real Madrid (1953), le habían preguntado si él prefería «defensa central o mediocentro, según la WM o el sistema argentino», como si fuesen dos cosas distintas. La Saeta Rubia confirmó lo expuesto por Scopelli en cuanto a que la distribución de jugadores en uno y otro sistema «era similar».

Los futbolistas eran parte clave del engañoA Scopelli este tipo de artimañas le parecían que o bien eran pura ignorancia o bien una increíble cobardía, pero que en cualquier caso suponían un severo menoscabo para el desarrollo del fútbol argentino, puesto que lo que pasaba en el campo y lo que decían que sucedía no coincidía. La intriga con vistas a engañar al hincha tenía para él tres protagonistas, por un lado la prensa, por el otro los directores técnicos, que según Scopelli callaban para no amenazar sus contratos, y por último los propios futbolistas, que saltaban al campo con la consigna de no separarse de su hombre y luego manifestaban sin atisbo de rubor que no practicaban el sistema de marcaje al hombre (WM). Un ejemplo particularmente ilustrativo se produjo durante la gira europea del Newell´s Old Boys (1949-50). Su defensa central aseguró en una entrevista que en Argentina no se empleaba el marcaje y que se jugaba igual que antes, con el mediocentro atacando. No obstante, Scopelli confirma que en el encuentro en que él les vio jugar, el defensor no se separó del delantero centro ni un instante y que le seguía como su sombra.

Quizás por eso, la numeración formó parte de varios engaños tácticos.

La táctica no tenía que ver con la numeraciónLa disertación de Scopelli pretendía denunciar un grueso error de concepto del público, el de confundir los números con las posiciones. Para explicarlo recurrió a un ejemplo sencillo, si durante un partido el defensa central y el medio volante se intercambian las camisetas y cada uno sigue en su puesto cumpliendo la misma función, ¿será distinta la táctica?. La respuesta parece evidente. Así que hemos de convenir que es indiferente si la linea defensiva está compuesta por los números 2-3-4 y la de medio con el 5-6; o si la conforman el 2-5-3, con el 4 y 6 por delante. Lo que cuenta en la ejecución de la táctica no será el número, sino la colocación del jugador en un lugar determinado.

Según Scopelli los aficionados y periodistas argentinos tenían la impresión de que el partido dependía excesivamente de la actuación del mediocentro. E incluso el propio número 5 argentino aun estaba convencido de ello. Algo que para Scopelli se ilustraba muy bien a través del caso de la Máquina de River y su volante central, el famoso Néstor «Pipo» Rossi. Las miradas se centraban en Rossi como centrojas, porque a esta posición se le adjudicaba el rol de caudillo del equipo, como ha dejado meridianamente claro Sasturain en sus escritos. Sin embargo nadie parecía reparar en la cantidad de goles decisivos que metía su compañero, el half izquierdo José Ramos. O en el liderazgo que ejercía en Racing el medio volante izquierdo Gutiérrez. Se podría también añadir al propio Ángel Zubieta, que era considerado el gran capitán de San Lorenzo por delante del teórico centrojás Salvador Grecco.

El “Tano” Grecco fue un Hércules menor que llegó a San Lorenzo procedente de Ferro Carril Oeste. Tuvo hasta su propia portada individual en la revista «El Gráfico», la del seis de noviembre de 1942; en una época en la que ser portada de este semanario suponía una suerte de distinción para un deportista argentino. Junto a su nombre del deportista se escribía una leyenda que sintetizaba sus cualidades escuetamente y en la del Tano Grecco se podía leer: «tesonero en la defensa y hábil en el juego de apoyo». Uno más, otro distinto de la saga de los centrojas argentinos.

 

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Mito y muerte del 5 argentino:
1. El mediocentro sociológico


27 comentarios

  • @_H___H_ 27 noviembre, 2015

    Gran artículo, como es habitual, me pareció muy interesante la división de Peucelle de dos tipos de mediocentro, algo muy similar a lo que ocurre hoy en día con el mediocentro de corte defensivo y el de corte organizador.

    Con respecto al uso de la WM me parece sorprendente cómo se pudo elaborar una campaña de desinformación tan grande sin algo más que un acuerdo silencioso tácito, es algo muy extraño, ¿Cómo poner de acuerdo a tanta gente sobre algo así? Supongo que habría que explorar más a fondo el tema para ver si hay un orígen exacto del comienzo de su aparente uso y también del aparente secreto del mismo.

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  • @migquintana 27 noviembre, 2015

    Lo curioso es que esa creencia de que "el mediocentro argentino" es un tipo en sí mismo llegó a España también de la mano de Fernando Redondo, ¿no? Si a la mayoría nos preguntan qué es el típico cinco argentino, aunque sea por acción-reacción, comentamos que Redondo, que además de ser un futbolista mayúsculo era completísimo.

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @_H___H_

    Lo que yo entiendo es que él habla de un tipo de 5 más estático versus uno más dinámico.

    Lo de la campaña de desinformación creo que era más sencillo antes cuando la prensa controlaba la información mucho más que ahora. Mucha gente no veía el partido, escuchaba el partido o leía el partido. Los fenómenos de invisibilización no son tan extraños. Ya hablé de uno de ellos en "El negro argentino". La invisibilización de los afrodescendientes bajo el mito de la Argentina europea.
    http://www.ecosdelbalon.com/2014/12/platinismo-fu

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @migquintana

    Recientemente leí que el último 5 argentino había sido Riquelme. Ojo, tiene miga esta apreciación.

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  • @9LutherBlissett 27 noviembre, 2015

    Cuando Peucelle separa entre un centrojas más estático y otro dinámico se refiere a sus atribuciones en el campo o a los atributos de determinados jugadores que son menos móviles?
    Lo del 5 para los mediocentros argentinos es casi de cábala yo recuerdo cuando Redondo edtuvo en el Madrid que fue noticia que jugase un año con el 6 porque Sanchis tenía preferencia y escogió el 5.
    Lo de la manipulación y encubrimiento de una táctica no debe extrañar ya que en aquellos tiempos la gente se acercaba mucho al fútbol por revistas y periódicos y además hoy que vivimos en la era digital somos totalmente manipulados por los medios de comunicación.

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  • @_H___H_ 27 noviembre, 2015

    @David Mata
    Sí, entiendo, sólo quería decir que me parece similar el fenómeno de la división de clasificación de los cinco a pesar de que la diferencia sea de otros parámetros, sería interesante saber qué tanto de ello influyó al nacimiento del doble cinco y la clasificación actual, aunque puede que no haya conexión me parece igual un tema interesante.

    Recuerdo el artículo de los afrodescendientes, sí tienes razón, aunque en ese artículo se veían más presented las fuerzas políticas, la forma y el origen exacto de esa invisibilización, lo que me pareció curioso en este caso fue pensar en un punto en que se pusieran de acuerdo los protagonistas y los cronistas en iniciar con esta campaña y en qué punto apareció por primera vez el sistema táctico y cómo se explicó tal novedad.

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @_H___H_

    La clave aquí entiendo que es que los profesionales callaban por no entrar en debate con la prensa. Lo que Scopelli denunció es que sin esas referencias numéricas tienes que tener la cultura suficiente para ver el partido y entender lo que sucede. Cosa que dificulta el trabajo periodístico. Existen pruebas sobre errores gruesos de interpretación que ejemplifican todo esto, pero las hemos dejado fuera por considerar que ahogaban el artículo. Puede que lo saquemos más adelante. De hecho esta serie del centrojás tendrá aun una tercera parte. Será un recorrido por lo sociológico, mitológico e histórico.

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  • @migquintana 27 noviembre, 2015

    Vamos a intentar hilar más fino para evitar polémicas actuales, chicos. 😉

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  • Abel Rojas 27 noviembre, 2015

    "Según Scopelli los aficionados y periodistas argentinos tenían la impresión de que el partido dependía excesivamente de la actuación del mediocentro. E incluso el propio número 5 argentino aun estaba convencido de ello."

    Yo creo que esto siguió igual hasta hace muy, muy poco, ¿no? Hasta el nacimiento de los especialistas defensivos sin talento para organizar, diría.

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  • @DavidLeonRon 27 noviembre, 2015

    "Yo creo que esto siguió igual hasta hace muy, muy poco, ¿no?"

    Por eso salieron figuras como Gago, obsesionados con pedir la pelota desde el segundo 0 de la jugada. Fernando habrá crecido escuchando las maravillas de la personalidad del 5 argentino y claro, él quería ser eso.

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @Abel Rojas

    De hecho ayer mismo releía a un gran periodista argentino diciendo que Riquelme es (el último) centrojas. Me parece una apreciación con mucha miga.

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  • @Lucianne_10 27 noviembre, 2015

    El artículo me genera añoranza, porque mi abuelo siempre sostenía que el 5 era el "hilo conductor" invisible. El medía -como la mayoría- la temperatura del partido por las primeras pelotas que tocaba, allá por la década del 50, cuando iba a La Bombonera. A la vuelta discutía con sus pares su labor: la crítica iba dirigida a su figura, su peso era determinante. "Mirá siempre al 5 si querés saber como está el equipo, nena", me repetía ya muy mayor.
    Decir que escribís de manera excelsa, es redundante, así que lo dejé para lo último.

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @Lucianne_10

    Aquí en España tenemos un periodista, Julio Maldonado, del que alguno ha dicho con retranca que su animal mitológico favorito debe de ser ese mediocentro creativo que él considera que le faltan a todos los equipos del mundo.
    https://twitter.com/CGallego_/status/329660208404

    A tu abuelo le debemos de tener la envidia insana de saber que vivió el intervalo Lazzatti, Mouriño y Rattin. Lo que pasa es que el 5 ya rara vez es el que manda. Un maestro de marionetas decía que la única manera de conservar la tradición era traicionándola, así que tuvimos que esconder al 5 para que siguiese mandando. Por ejemplo, Román.

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  • @Lucianne_10 27 noviembre, 2015

    Amaba a Eliseo. Su vida se medía en un antes y después de él, hasta Rattín, que modificó su paradigma. Y es cierto lo que decís, la imperceptibilidad permite la existencia; y fíjate que, todo lo relacionado a la capacidad de creación constela las sensaciones más hermosas que los seres humanos podemos concebir. Lo imprescindible, lo irrenunciable, más allá de las formas, porque en algún momento hasta el alma más aséptica apela a ella. Como en la vida, en el fútbol. Beso!

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  • andy-arg 27 noviembre, 2015

    Roman jugando de 5 en inferiores

    http://m.youtube.com/watch?v=NzFwIjcioTA

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @Lucianne_10

    Hakim Bey en Zona Temporalmente Autónoma hablaba de que la revolución es siempre provisional. Una utopía pirata cuya potencia primordial es la invisibilidad. Una vez ha sido nombrada -dice Bey- debe desvanecerse, dejando tras de sí una envoltura vacía, para brotar otra vez en otro sitio, otra vez invisible. Yo creo que algo así sucedió con el centrojas. No murió, mutó, se escondió para seguir haciendo la revolución.

    Respond
  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @andy-arg

    ¡Que maravilla!
    https://youtu.be/NzFwIjcioTA?t=1m46s

    La pisada y siempre un tiempo más

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  • andy-arg 27 noviembre, 2015

    David, ese Roman busquestiano es hermoso…

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @andy-arg

    Román es hermoso, hasta ahí compro, pero por impopular que sea lo que voy a decir yo no creo que Busquets sea centrojas al estilo del arquetipo sociológico. Es más, creo que la perdida de Luís Aragonés nos impidió ver a Xavi Hernandez reeditando ese centrojas desde una posición más clásica. Esto pura elucubración en base a alguna entrevista que escuché.

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  • gustavo 27 noviembre, 2015

    podés pasar el link al artículo sobre Riquelme como centrojás? :-)

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  • andy-arg 27 noviembre, 2015

    David, nunca te sorprendió que a lo largo de la historia el 5 creativo haya sido patrimonio mas de Boca que de River siendo que los estilos de juego de los dos equipos invitarían a pensar lo contrario ?

    Pienso en lo que yo vi

    En Boca dejaron su huella, Marangoni, Villarreal, Gago, Banega…

    En River, me cuesta encontrar un 5 de juego en los últimos 30 años

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @gustavo

    No es material que esté en red. Es de mi archivo personal. Lo siento.

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  • @David_Mata_Ecos 27 noviembre, 2015

    @andy-arg

    Buff, estas son preguntas duras que me obligan a hilar fino. Que yo recuerde River tiene un par de centrojas clásicos de gran valor. Obviamente Pipo Rossi y anteriormente José María Minella. Luego creo que se han distinguido más por los ochos, a los que Pagani llamaba "peones de brega de largo recorrido". Anoto ahí a Eliseo Prado, Héctor Adolfo Enrique o a Jota Jota López. Y también por los volantes de estilo tapón como Mascherano, Américo Gallego o Reinaldo Merlo. Ya comenté en los comentarios del artículo anterior que Kranevitter tampoco es lo que hoy entendemos por centrojas sociológico.
    http://www.ecosdelbalon.com/2015/11/la-sociologia

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  • @_H___H_ 28 noviembre, 2015

    @David Mata
    Lamento contestar tanto después pero no pude hacerlo antes, entiendo bien lo que explicas, parece que el periodismo deportivo en Argentina lleva más tiempo con un enorme poder de lo que yo pensaba, no tenía idea.

    Yo lo mencioné en los comentarios del artículo anterior y viendo esta mención de Riquelme… ¿No te cuadra al último Verón de Estudiantes como centrojás?

    @Andy arg
    Creo que el lobo Ledesma en river es un ejemplo de cinco creativo en River reciente.

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  • @David_Mata_Ecos 28 noviembre, 2015

    @_H___H_

    ¿Que opinión os merece el Cuchu Cambiasso de 2002?

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  • andy-arg 28 noviembre, 2015

    Uf, imperdonable olvido, el Lobo Ledesma clave en el último título local de River, típico 5 de juego.

    Si mal no recuerdo,el Lobo y el Cuchu jugaron juntos en el River Campeón 2002 compartiendo la mitad de la cancha como doble 5 en un 3-4-1-2

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  • @_H___H_ 28 noviembre, 2015

    @David Mata y andy arg

    El cuchu es otro ejemplo, no lo tenía presente en la memoria, además porque no vi muchos partidos de la época y era muy joven para analizarlo bien, pero ya en el Inter que es cuando más lo he visto, me parece un claro ejemplo de cinco de juego, un jugador inteligentísimo

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