La(s) temporada(s) de la Atalanta de Gian Piero Gasperini es la historia de un equipo atractivo, vibrante, que habiendo dado sobradas muestras para que cualquier persona recuerde quienes fueron dentro de 20 años, habrá que apuntar, para quien pueda leer aquello, que es esto, y que no vio, que hubo un momento en el que tocó separar la fuerza colectiva del grupo de la ascendencia de sus dos futbolistas más talentosos. Sin saber si la aventura de los bergamascos tiene todavía por delante un nuevo capítulo que debamos contar, y antes de que toque cubrirla, es momento para puntualizar que el Papu Gómez y Josip Ilicic se levantan un palmo por encima de lo que es Atalanta como colectivo. Y no significa esto que sean individualidades del máximo nivel, pues ya suman cada uno 32 años, sino porque sus rasgos, aunque potenciados por el sistema, no necesitan tantas cosas como la idea de su desarrollo.
El Valencia llegó táctica y mentalmente muy frágil a este cruce
En un encuentro de enfoque complejo, sin público, con el Valencia afrontando una hazaña sin mayor ánimo que el de sus jugadores, la suerte, la inspiración máxima y un día nublado de su rival, la Atalanta volvió a ser lo que se le presupone. Por un lado, una serie de catastróficas desdichas ha hecho del Valencia un equipo castigado, plano en su posterior supervivencia, menos aseado de lo que podría y muy dubitativo en las áreas después de contar tantas bajas, siendo éste un historial nada adecuado para salir vivo de un volcán. Tras lo sucedido en la ida, se pudo constatar en Mestalla que el Valencia no estaba preparado para elegir entre el control y el desenfreno, en primer lugar por sus urgencias de remontada y en segundo por su mal medido equilibrio táctico, pero también que la Atalanta engaña incluso al mejor cubero.
Ilicic no es tan dependiente de todo el colectivo; hace sus jugadas
Y es que la Atalanta ataca tanto, es tan sumamente productivo en la concepción de su ataque, que parece que la conversión de sus goles llega a base de oleadas, como si derramara un vaso. Y es cierto. Pero no hay que rascar demasiado para saber que la calidad y particularidad de sus principales figuras son de esas que, sin ser altísima alcurnia europea, podrían castigar y castigan errores forzados y no forzados sin necesitar que vuelen desmarques y muchos compañeros por delante de balón. Uno zurdo y otro diestro, uno en el apoyo y otro en la verticalidad, aunque, aquí sí, siempre auxiliados por movimientos sincronizados de atrás hacia delante para sujetar la altura del juego, Papu y sobre todo este año Ilicic, hacen jugadas suyas, propias, egoístas, que cabe distanciar del valor, otro diferente, del equipo. Y a Josip, el Valencia le dio todo el tiempo y el espacio del mundo.
Gonzalo 11 marzo, 2020
Muy buen articulo @Arroyo , sin duda es lo que dices, en mi opinion ayer vimos un repertorio de jugadas de un ilic a un nivel brutal, pero en mi opinion , gran parte del mérito es de Gasperini, que con menos recursos que otros muchos , ha armado un equipo ofensivamente fabuloso. Ganas de seguir viendo su camino Europeo.