
Erling Haaland ha nacido por y para la Copa de Europa. Es realmente impresionante el olfato tan diferencial que tiene este chico, a sus 19 años, para adueñarse de todo lo que tiene forma esférica y bota dentro del área. El futbolista noruego es un ‘cazagoles’ de la vieja época en el rectángulo pequeño, gracias a un instinto súper afilado para alejarse del balón en la zona de remate y detectar, en pocas décimas de segundo, dónde y cómo se producirá el despeje del portero y/o el error del defensor rival. Porque anoche ante el PSG, en una segunda mitad en la que se bastó él solo para dar profundidad a su equipo cuando menos estaba pudiendo transitar al espacio, hizo exactamente eso. Y ambas cosas, además, en una misma acción. Primero se comió a Thiago Silva, chocando con él y ganando la posición con el cuerpo, y acto seguido previó antes que nadie el despeje de Keylor (incluso antes que el propio Keylor) para coronar una acción que él mismo había acelerado con su desmarque de apoyo en la frontal del área. Porque eso mismo es Erling Haaland. Un futbolista con un talento innato. Muy rápido en la conducción, con poderío aéreo, con calidad en la entrega y con una agudeza especial para acomodar la pelota en el fondo de las redes. Ha nacido una estrella. Y anoche el PSG fue testigo en primera persona.
Erling Haaland volvió a ser súper determinante en una noche de Champions. Otra vez, Haaland
Por lo general, el partido del Borussia Dortmund fue muy competitivo. Manteniendo su sistema de tres centrales, dos carrileros, un doble pivote y dos futbolistas por detrás de su delantero, situando el bloque a media altura, en un posicionamiento intermedio que le permitía ensuciar los primeros pases del PSG y transitar al espacio desde una altura manejable para la explosividad de Haaland, Sancho, Hazard, Achraf y compañía, Lucien Favre entendió este primer asalto de la eliminatoria como una oportunidad para crear un callo competitivo en su equipo desde la inferioridad previamente asumida. De esta forma, cediendo completamente la iniciativa a su rival, el Dortmund planteó una serie de trampas a un PSG que, como era de esperar, por otro lado, modificó su sistema para prescindir del delantero (Icardi), en este caso, y jugar con tres centrales en su defensa. Emparejando así a sus tres atacantes con los tres defensores cada vez que el PSG iniciaba su salida de balón, situando a Sancho, Haaland y Hazard, de derecha a izquierda, en una altura aproximada a la línea divisoria, el Dortmund detectó pronto la principal debilidad estructural de su rival: el posicionamiento en paralelo de sus mediocentros.
El Borussia Dortmund le supo sacar muchísimo partido a las flaquezas de su rival. Reyna fue clave
Gana Gueye y Marco Verratti, los dos centrocampistas del PSG (con el paso de Thiago Silva al perfil derecho de la defensa), jugaron permanentemente en paralelo. Con y sin balón. Y esto le facilitó mucho las cosas al doble pivote del Borussia Dortmund. Además de encimar con sus tres atacantes, muy involucrados en el esfuerzo y constantemente activados para saltar y perseguir en sus alrededores, Lucien Favre planteó una presión coral en la que, después de ellos, sus dos mediocentros, y a continuación sus centrales, achicaban siempre hacia delante. Sin escalonar ese segundo pase dentro del carril central, y sin más opciones de progreso que a través de ese envío, porque el Dortmund planteaba un constante 1×1 en bandas emparejando a sus carrileros (Achraf-Guerreiro) con los del PSG (Kurzawa-Meunier), el cuadro de Thomas Tuchel puso un caramelo en la puerta de un colegio con las continuas recepciones de espaldas y en la misma línea de sus dos mediocentros. Robando siempre por dentro, si no era a esta altura, unos pocos metros más atrás, donde Zagadou, Hummels y Piszczek no le dieron tiempo, ni espacio ni oportunidad al tridente conformado por Neymar -izquierda-, Mbappé -9- y Di María -derecha-, el Dortmund consiguió acelerar varias veces al espacio a través de Jadon Sancho.
Thomas Tuchel le dio muy pocas cosas a su equipo. Quiso tenerlo todo muy bien atado
Thomas Tuchel no quiso asumir ningún riesgo. Desde el planteamiento inicial, quitando a uno de los cuatro atacantes para igual de esta forma su sistema con el de Favre, el PSG apostó por un ritmo muy bajo en su circulación. Repitiendo algunos pases y cargando ciertas zonas, priorizando en todo momento el control, ya que el desorden posicional de sus tres atacantes estaba en realidad ordenado por la propia pizarra del alemán, para que el PSG atacase siempre con los tres carriles perfectamente ocupados, y a pesar del precio a pagar que debió pagar en algunas posiciones, como lo ya comentado del doble pivote o la poca ventaja que le pudo sacar Mbappé a su rol de ‘9’, el equipo entendió que si no podía acabar todas sus ocasiones, pues al final es un sistema extremadamente dependiente del talento individual de sus mejores hombres (que no es cualquier cosa), lo mejor sería no perder la pelota en una situación o parcela realmente comprometida. Aunque esto no fue del todo posible. Y el Dortmund, tras cada recuperación, también le sacó aquí partido al doble pivote de Gueye y Verratti: porque con un solo pase, vertical y profundo, algunas veces al espacio y otras al pie de Haaland, conseguía superar con facilidad la ‘última barrera’ antes de medirse con espacios a los tres defensores.
Di María, que actuó momentáneamente de ‘9’ para fijar a los centrales, amagar con el apoyo y conseguir así que estos se alejasen de la frontal, donde se estaban haciendo muy fuertes, y Mbappé, que pudo recibir de cara y algo más alejado de la portería rival, condiciones suficientes para acelerar un acción con su mejor pierna, se inventaron una jugada que el PSG no había conseguido reproducir durante toda la primera parte. Esto fue justo después del uno a cero, en una acción que Neymar finalizó en el área pequeña. Y poco antes del dos a uno definitivo. Pero en el fondo ejemplifica bastante bien los problemas que tuvo el PSG para darle a sus piezas las mejores condiciones, aunque estos, por lo general, necesiten poco para generar una jugada de verdadero valor gol. Sin embargo, Favre le ganó anoche el pulso a Tuchel. Le dio muchas más cosas a su BVB. Y Haaland se lo recompensó con un doblete que posiblemente siempre recordemos. Todo hace indicar que es el ‘inicio’ de algo muy grande.
AdrianBlanco_ 19 febrero, 2020
¿¡Pero de dónde diablos ha salido este chico!? ¿De qué galaxia ha venido? ¡Qué olfato, madre mía! 😀