¿Te imaginas a Giorgio Chiellini, central izquierdo de una línea de tres, doblar por banda y por sistema, continuamente, poner centros al área, uno detrás de otro?¿Y al francés Samuel Umtiti? Independientemente de poner nombres a lo que queremos contar, en el fútbol de élite se está en permanente evolución, reformulando conceptos o volviendo a los orígenes para de nuevo crear tendencias que sirvan de solución a los problemas que existen y que ocasionan los rivales, pero se entiende que hay determinadas ideas que no entran dentro ni de lo común ni de la ocurrencia. Que van más allá. Y lo que está sucediendo en la ciudad de Sheffield, desde hace ya un tiempo, incluso desde que pertenecían a la Segunda División inglesa, es otra nueva muestra de que no hay espacio para la incongruencia si lo que se prueba se muestra competitivo y se hace en tiempo y espacio correctos.
Pep Guardiola: «Siempre puedes aprender de tus compañeros. Lo que hace el Sheffield con sus centrales no lo he visto en mi vida».
Ya venimos comprobando como en la Premier League se están haciendo muchas cosas diferentes. Sean por iniciativa propia o como respuesta a quienes han traído ideas diferentes que hay que responder, corresponder y contrarrestar con nuevas soluciones, en la liga inglesa se está interpretando todo con matices más que interesantes. Aunque el ritmo sigue siendo altísimo, las ideas se dan forma de maneras diversas: hay más juego interior, las posiciones de partida y final de cada jugador son mucho más dinámicas, se meten más jugadores por delante de balón y entre líneas, etc. Y entre todas estas cosas está destacando sobremanera el qué y el cómo del trabajo de Chris Wilder, técnico del Sheffield United, octavo clasificado en Premier League después de conseguir el ascenso la primavera pasada, a un punto del puesto que da acceso a la UEFA Europa League.
Tener esta continuidad en el tiempo y alcanzar tal grado de competitividad es muy difícil de conseguir si no se tiene un sistema que balancea, se mueve y reacciona como una unidad en todas las fases y momentos del juego. Dibujando un 3-5-2, y con su enfrentamiento ante el Manchester City como ejemplo más reciente, el trabajo de Wilder está colmado de detalles. En fase defensiva, en la que su línea de cinco defensas juega muy alzada, con las dificultades de coordinación que conlleva sincronizar a cinco hombre en lugar de cuatro para achicar hacia delante y ajustar los desmarques del rival, su defensa del carril central es soberbia. Sin espacio entre líneas y dando espacio al pase que da el central rival al lateral abierto, es casi imposible entrar por dentro con éxito, incluso si el nivel técnico entre el que pasa y el que recibe es primoroso, como es el caso del City.
Si su trabajo defensivo en mitad de cancha es muy poderoso, lo que rompe todos los moldes es la manera de posicionarse con balón y la progresión de las jugadas. Conocido por todos sus rivales no impide que al verse continuamente esa situación, nazca un estímulo y un impacto inmediato partido tras partido cuando sus centrales, ubicados en línea de tres, doblan por fuera como si fueran laterales, dando con los iniciales carrileros en posición de extremo y viniendo hacia dentro para vestirse de centrocampistas y acumular gente dentro ya sea para recoger rechazos, presionar tras pérdida o apoyar en una posible pared con la que profundizar. Y no es que sean centrales livianos y rápidos, sino clásicos zagueros ingleses en su complexión, que se incorporan con su carrocería constantemente.
**Stevens y Baldock son carrileros, Basham y O’Connell, centrales que se incorporan continuamente cuando la pelota se juega por su costado.
Si imaginamos que las leyes del fútbol están recogidas en una hemeroteca, para quien lo estudia y lo dirige desde un banquillo siempre es bueno tener como referencia las bases del mismo. Si un sistema de juego no busca sino complementar virtudes y otorgar funciones por encima de posiciones específicas, siempre que se apliquen en tiempo y espacio idóneos para la interacción, y sin que se coarte en exceso las mejores características de cada futbolista, no debería importar la forma y los movimientos del mismo. El equilibrio obtenido, aunque parta de una heterodoxia que no comparte otro equipo en el fútbol, puede ser igualmente competitivo. La Premier tiene muchas cosas de las que presumir, entre ellas, Chris Wilder. Un central doblando la banda. Qué bendito deporte.
Santiago Estrade 23 enero, 2020
¿No es un poco lo que ya hacía Cruyff cuando jugó en 3-4-3 con Sergi-Koeman-Ferrer? Uno de los dos entre Sergi o Ferrer se proyectaba como carrilero y el otro cerraba en línea de 2 como central junto a Koeman. Una basculación muy larga, básicamente.