El Valencia se entrega a la emoción | Ecos del Balón

El Valencia se entrega a la emoción


La UEFA Champions League que está protagonizando el Valencia está sirviendo para establecer y determinar lo que ha ido ganando y perdiendo por el camino desde que Albert Celades cogió las riendas del equipo che. El técnico catalán está alternando, entre la irregularidad colectiva, planes más templados con auténticos vendavales ofensivos, especialmente llamativos en noches europeas disputadas en casa, donde el Valencia se ha dejado llevar por la emoción. Ayer, recibiendo al Lille y con la soga apretando, volvió a apostar por vivir el partido y sentir por pasión en lugar de por reflexión, remontando por vértigo un resultado que vio a la grada vibrando ante la segunda parte y la cercana clasificación.

Es evidente que el influjo de la competición está provocando en el equipo che una actitud cuanto menos más arriesgada. El equipo está tan lleno de ganas como de prisas y eso le concede más ritmo en ataque, restando tiempos y multiplicando ocasiones como líneas más separadas y muchos más esfuerzos sostenidos por la emoción y motivación de una competición absolutamente única. Como ya se pudo ver ante el Ajax, el Valencia europeo toca la trompeta, actúa casi antes que pensar y arremete con más hombres y más agresividad, apoyándose en un Ferrán Torres eléctrico y voraz, que desequilibra tanto como descontrola. Cuanto más rápido vas hacia un lado, más rápido vuelve el boomerang. Bien pudo el Lille aumentar la ventaja pero esta vez, el capitán, Parejo, se plantó ante el punto de penalty para, sobre las brasas… ser ‘Panenka’.

Ferrán tiene la característica de adueñarse del ritmo de su equipo

Cabe destacar por encima de todas las cosas que la segunda parte valencianista incide por completo en el ánimo e iniciativa intacta del futbolista y en el chute de confianza que refuerza su inminente futuro, y esto es gasolina para el vestuario y sonrisas para la grada. Sin embargo, entrando en el rasero liguero, Celades sigue teniendo mucho trabajo en líneas generales, sobre todo para interpretar y hacer suyo el ritmo de las diferentes fases y momentos. El Valencia parece necesitar la quinta marcha como la única existente para sentirse competitivo, habiendo perdido ese orden previo y esa calma madura de sus mejores jugadores sobre la que apoyarse para competir con continuidad. Sólo el tiempo determinará el crecimiento en esos otros aspectos pero en esa relación de pros y contras que vive su presente, ha de quedarse con la capacidad de desborde y generación de ocasiones que ha logrado Celades deshaciendo nudos, abriendo todas sus habitaciones y devorando las bandas con muchas alternativas e interesantes intercambios de posición.

En ese aumento del vértigo, es indudable que el equipo está dirigiéndose hacia un protagonismo más exterior que no espera sino que mira más hacia delante, en lugar de mirar de reojo y esperar a su medios para juntarse arriba. Kondogbia y Parejo tienen por costumbre menos tiempo y menos intervenciones para ordenarse cuando el Valencia adopta esta versión, entregando la definición del ritmo a Ferrán Torres o el extremo opuesto. ¿Es Maxi Gómez el más beneficiado? Sobre el papel debería ser así, aunque aún está por certificarse en cifras.


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