La España de Robert Moreno empieza a tener muy claro cuál son los pasos dentro del libreto. Si bien es cierto que la idea aún está mucho más definida en la teoría que en la práctica, la victoria ante Islas Feroe dejó entrever que los roles están cada vez más y mejor determinados en la pizarra del de Hospitalet. Dándole continuidad al sistema 4-3-3, el mismo dibujo que ya empleó ante Rumanía, aunque con numerosos cambios en todas las líneas, España debió afrontar un escenario de máximo dominio posicional ante el 5-4-1 de Lars Olsen. Un guion en el que España, dominadora de cabo a rabo del balón y del espacio durante prácticamente la totalidad del encuentro, se topó con una serie importante de dificultades a la hora de girar, desbordar y superar, en resumen, el repliegue del rival.
Parejo y Alcácer fueron dos grandes noticias para España
Sin apenas sitio para el desmarque de ruptura, ni siquiera en pocos metros dentro del área, con mucho balón al pie y poco desequilibrio individual, el propio posicionamiento de la Selección en campo contrario le restó mucho espacio -y por ende, posibilidades- a la propia circulación. Con Rodrigo haciendo de pivote en solitario, Robert Moreno volvió a dibujar un sistema en el que su interior izquierdo, en este caso Parejo –y ante Rumanía, Saúl-, permanecía siempre mucho más cerca del mediocentro que el interior del sector opuesto -Thiago; en Bucarest, Fabián Ruiz-. De este modo, escalonando el medio campo en tres alturas bien diferenciadas, la intención de la Selección fue progresar y mover al rival desde dentro, para que el esférico, después, llegase con ventaja a los costados. Un escenario en el que Parejo, como interior izquierdo, exhibió sus dotes en la distribución. Pero en el que España, en cambio, se quedó muy corta de recursos para generar claro peligro.
Con amplitud en el último tercio gracias a las posiciones de Carvajal y Gayá, los laterales, y con Oyarzabal -por izquierda- en un rol algo más centrado que Suso -en derecha-, que arrancaba todas las acciones pinchado en banda, España, sin regateadores puros entre los convocados, echó en falta una serie de mecanismos que le permitiesen generar algún tipo de distracción en una posesión que, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, de abajo arriba y viceversa, acabó pecando en un vicio del pasado… la previsibilidad.
Sergio Ramos volvió a estar bastante ‘fallón’ en lo defensivo
En cuanto España pudo correr con cierta ventaja al espacio, toda vez que su oponente consiguió despegarse de su propia frontal con varios toques de por medio, Rodrigo se inventó la jugada del 2-0. Y Robert Moreno entendió que, prácticamente asegurada la ventaja, había llegado el momento de agitar la coctelera en el último tercio. Con Alcácer en izquierda, primero, manteniendo a Rodrigo como ‘9’ y a Suso en la derecha. Y con el propio valenciano después como referencia, con Sarabia en la izquierda y Rodrigo, como ante Rumanía, de nuevo en la derecha. Una serie de pruebas, en definitiva, a través de las cuales España consiguió sumarle un punto extra de dinamita a todos sus ataques. El que le proporcionó Paco Alcácer en el punto de penalti. El delantero del Borussia es un auténtico especialista del remate al primer toque. Y del remate al primer toque en el primer palo. Una característica muy suya que ya lo caracterizaba en su época en Valencia (2013-2016) y que, como todo poder especial, tiene parte congénita y otra parte es adquirida.
AdrianBlanco_ 9 septiembre, 2019
¿Qué os pareció el partido de España, chic@s? ¿Sensaciones? 😀