Liverpool y Manchester City nos regalaron a 4 de agosto la primera gran exhibición futbolística de la temporada. El título de la Community Shield viajará a las vitrinas del Etihad Stadium de Mánchester, pero sería muy injusto para ambos equipos reducir todo lo que ocurrió en el césped de Wembley a algo tan protocolario. Londres fue el escenario principal de la enésima contienda entre Jürgen Klopp y Pep Guardiola. Y lo cierto es que, a menos de una semana de que arranque la Premier League 2019/20, los dos equipos midieron sus fuerzas en una demostración táctica-técnica-física sin precedentes a estas alturas para exponer por qué a día de hoy están tan por encima del resto de competidores en Inglaterra.
El juego de pies de Claudio Bravo fue clave para garantizarle ventajas al Manchester City
El primer nombre propio a destacar en el encuentro fue el de Claudio Bravo. Esencial en la posterior tanda de penaltis, el portero chileno fue una de las bases fundamentales del sistema de Pep Guardiola. Klopp, como de costumbre, salió a presionar la fase de salida del City con sus tres puntas a la vez -Salah, Firmino y Origi, de derecha a izquierda-, con la clara intención de recuperar la pelota lo más arriba posible. Sin embargo, el plan del alemán se topó con un protagonista ciertamente inesperado. El propio Claudio Bravo se situó varias veces fuera del área, en una posición intermedia entre los dos centrales del equipo -Stones y Otamendi- a fin de generar así una situación de ventaja numérica para los suyos. Con el portero a la misma altura que los dos defensores, el Manchester City consiguió igualarse de esta forma en un 3×3 ante Salah, Firmino y Origi, al tiempo que pretendía hacer muy largos los esfuerzos del Liverpool en su presión, abriendo mucho a Zinchenko y Walker -los laterales-, y concediéndole cierta libertad posicional a su pivote -Rodrigo- para que este se moviese entre Firmino y la vigilancia de Fabinho. Pero la poca incidencia de Rodrigo en esta fase, algo dubitativo y lento en sus decisiones, y la propia posición de los laterales, obligó a Claudio Bravo a una exquisita precisión en su envío largo. Y el chileno, que cumplió con muy buena nota, se convirtió en la mejor solución para el City.
La diagonal dentro-fuera de De Bruyne desde la derecha le hizo mucho daño al Liverpool
Si en algo destacó realmente Rodrigo durante el partido fue en su actitud voluntariosa para conectar siempre de manera directa con Bernardo Silva. El ex centrocampista del Atlético de Madrid sufrió en ciertas acciones por su colocación con respecto a la jugada. Será algo que habrá que seguir analizando durante su convivencia con Guardiola, pero, por lo pronto, de los pies de Rodrigo nacieron las mejores ocasiones del Manchester City en la primera parte. Encontrando a Bernardo en la banda derecha, esperando el esférico siempre muy abierto, como dictan todos los manuales del juego de posición, la conexión entre Rodrigo y Bernardo Silva activó la maquinaria ‘citizen’ en campo contrario. En cada contacto del portugués con la pelota, el City preparó a conciencia una jugada que repitió varias veces durante la primera parte. Aprovechando que Robertson, el lateral de ese costado, mordía siempre el anzuelo -pues tampoco tenía otra opción- y corría a encimar la recepción lateral del luso, este se mostró especialmente activo para meter el esférico en el pico del área para la entrada en carrera de Kevin De Bruyne. El belga, trazando una diagonal dentro-fuera desde el interior diestro, consiguió llegar en numerosas ocasiones hasta línea de fondo, atacando entre central (Van Dijk) y la espalda de Robertson para sembrar el caos en el área. Una acción que no es nueva, pero que le sigue funcionando a Guardiola; especialista en atacar zonas prácticamente «indefendibles» para cualquier rival y escenario.
Mohamed Salah rayó a un grandísimo nivel desde el sector derecho del Liverpool
La segunda mitad fue absolutamente del Liverpool. Y más concretamente de Mohamed Salah. El egipcio, que arrancó todo el tiempo desde el costado derecho de su equipo, se tomó muy en serio el título que había en juego, y de no ser por la actuación de Claudio Bravo estaríamos hablando claramente de la gran individualidad de los 90’. Participando mucho en el juego del Liverpool, recibiendo siempre por delante del balón para girarse, levantar la cabeza y comandar así todas las acciones ofensivas de los suyos, Salah hizo de todo más allá de su condición de extremo. Se movió entre líneas y por la frontal del área rival, como en aquel partido ante el Napoli de la pasada Champions, y en resumen fue, de largo, el mejor jugador de campo -con permiso del rol tan particular que adoptó Claudio Bravo durante la primera mitad- en una auténtica exposición de posibilidades, opciones y recursos a partir de su pie izquierdo. Por decirlo de algún modo, Salah cargó con el peso de todo el equipo sobre sus espaldas, y la verdad es que este papel, que ya vimos la temporada 2018/19 en la Liga de Campeones, le sienta bastante bien al egipcio. No le dio a su equipo para remontar, aun haciendo méritos para ello en el último tramo, si bien el Manchester City también gozó de ocasiones para resolver el encuentro en una contra, pero la actuación individual de Mohamed Salah fue la prueba inequívoca de que, como ocurrió con Bernardo Silva y Kevin de Bruyne, hoy por hoy, y más tras la marcha de Eden Hazard al Real Madrid, los mejores futbolistas de la Premier juegan en Liverpool y Manchester City. Y si a eso le sumas que Pep Guardiola y Jürgen Klopp también son en estos momentos los dos mejores en lo suyo, la ecuación no puede ser más apetitosa. La Premier ya está aquí.
_RaTiO_ 5 agosto, 2019
La verdad es que United, Chelsea y Arsenal están muy lejos de estos 2, tanto a nivel individual como colectivo. Y no parece que el verano haya servido para acortar mucho las distancias. El Chelsea ha perdido a su mejor jugador, el Manchester mejora la defensa pero sigue muy corto de calidad y el Arsenal se ha reforzado donde ya estaba fuerte pero seguirá encajando demasiados goles para ganar ningún título.
Sobre el City, parece que Guardiola prefiere lo colectivo que lo individual, cosa que ciertamente le sirve para ganar ligas. Pero me extraña que no haya intentado fichar un crack de los que te gana Champions. De Bruyne es muy bueno pero me parece que no llega a esto, me sigue faltando alguien diferente de verdad como Mbappe, Neymar, Cristiano, Messi e incluso Salah aunque este último me parece más sacrificado que los otros en el juego colectivo. Se me hace raro que no intentará fichar a Joao Felix por ejemplo.